-
Hoy en día -museo y patrimonio -son una dupla inseparable. El museo funciona como institución receptora de bienes patrimoniales y como agente de conservación, investigación, interpretación, comunicación, entre otras, del patrimonio. A su vez, el patrimonio requiere ser investigado, conservado, etc., encontrando en el museo el lugar más adecuado para ello. Por lo tanto, actualmente, ninguna de las dos partes goza de plena autonomía.
-
En las últimas décadas esta dupla ha sido víctima de un fenómeno particular. La aparición de nuevas categorías patrimoniales y el auge de los museos locales son causa y consecuencias mutuas y relacionadas.
El proceso de patrimonialización asigna valor a ciertos elementos culturales, y a su vez, el reconocimiento social de ese valor determina que esos elementos culturales sean conservados y resguardados. Pero también, la patrimonialización implica la existencia de espacios diferenciados para los objetos y elementos patrimonilizados, en donde reciban un tratamiento especial y gocen de un entorno adecuado para su conservación y contemplación (Frigolé, 2014). Así, fue como las instituciones museísticas se convirtieron en ese entorno propicio.
A grandes rasgos podemos decir que museo y patrimonio aparecen y se gestan casi a la par y mantienen una estrecha relación. En la mayoría de los casos las colecciones museográficas que se estudian y exponen en un museo son consideradas de alto valor y son reconocidas como bienes patrimoniales en una sociedad. El museo cumple con el rol de investigar y resguardar el patrimonio en óptimas condiciones, así como hacer accesible, amena y contextualizada la exposición de estos bienes.
En las últimas décadas el concepto de patrimonio cultural sufre una casi yuxtaposición de significado con el concepto de cultura, lo cual derivó en una expansión de sus contenidos dando como resultado nuevas definiciones y categorías de clasificación al patrimonio cultural. Una de las nuevas categorías de clasificación que se gesta es la de patrimonio etnológico.
Si tenemos que hacer una primera aproximación al concepto de patrimonio etnológico lo debemos relacionar directamente con la cultura tradicional y popular. Las primeras menciones y definiciones sobre cultura tradicional y popular aparecen en la Carta sobre la conservación de la Cultura Tradicional y Popular firmada en México en el año 1989 (García Cuetos, 2012). Ese mismo año, en París, se publica un documento en donde se expresan algunas recomendaciones sobre la salvaguardia de la misma. En estos documentos se resalta que este tipo de patrimonio debe gozar de las mismas consideraciones y resguardos análogos que otras producciones intelectuales y culturales, ya que, no dejan de representar manifestaciones de la creatividad intelectual o colectiva de una sociedad.
Zocas expuestas en el Museo Etnográfico Liste, Galicia | HombreDHojalata
En ese mismo documento queda definida la cultura tradicional y popular “(…) como el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundada en la tradición, expresada por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas comprenden entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, la costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes.” (UNESCO, 15 de noviembre de 1989)[1].
También, en estas declaraciones, se reconoce la importancia de la cultura popular y tradicional. Esta tiene un gran valor a nivel social, económico, cultural y político, en la historia de los pueblos y por el lugar que ocupa en la cultura contemporánea. Por lo tanto, la cultura popular y tradicional también forma parte del patrimonio cultural y de la identidad cultural de una sociedad, constituyéndose como otro elemento identitario (García Cuetos, 2012).
Por lo tanto, con el reconocimiento del valor de la cultura popular y tradicional y su urgente salvaguardia se desarrolla el concepto de patrimonio etnológico para nuclear todos aquellos “(…) bienes muebles e inmuebles y los conocimientos y actividades que son o han sido expresión relevante de la cultura tradicional (…) en sus aspectos materiales, sociales o espirituales…” (Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español, Título VI, Art.46). Entonces podemos decir que el patrimonio etnológico es “…el conjunto de las manifestaciones y formas de vida tradicionales, materiales o inmateriales, que definen las características propias de los distintos grupos que conforman una colectividad.” (Santamarina, et al, 2008: 211). El patrimonio etnológico reúne todas aquellas construcciones, artesanías y objetos de uso tradicional, los conocimientos y técnicas por las cuales se materializan, así como las expresiones orales, festividades, usos sociales, etc.
Debemos entender que, los bienes etnológicos, al igual que cualquier bien cultural, representan y materializan información, ideas y creencias sobre la cultura de un pueblo. Pero la naturaleza de los bienes etnológicos viene determinada por la tradición, el conocimiento, las técnicas y usos ancestrales que son generalmente trasmitidos generacionalmente, careciendo, en la mayoría de los casos, de un soporte físico o recopilatorio. El reconocimiento y conservación de aquellos usos y costumbres procedentes de los modos de vida preindustriales supone rescatar del pasado más inmediato elementos y conocimientos culturales, que si no fuera así, estarían condenados al olvido.
En los últimos años, comunidades y pequeñas localidades han experimentado un creciente interés por recuperar este tipo de patrimonio, gestándose así un movimiento que reconoce, valora y trata de evitar la pérdida de estos bienes. Recuperar el pasado tradicional más inmediato de una comunidad implica rememorar melancólicamente la vida de sus antepasados, reconociendo la importancia de su paso e impronta en el transcurso histórico de una localidad. Esa sensación de pérdida, de aceptación de su importancia histórica y representativa de una comunidad, suelen ser los propulsores para que una localidad se disponga a restaurar, rehabilitar y poner en valor su patrimonio etnológico. Así, en las últimas décadas se han destinado grandes esfuerzos al estudio y al reconocimiento de los bienes patrimoniales más recientes y menos valorados.
Uno de los casos más recurrentes, en este proceso de patrimonialización a nivel local, es la recuperación de construcciones y edificaciones vinculadas a la arquitectura popular. Como bien se promulga en la LPHE[2], se reconoce como bienes inmuebles de carácter etnográficos a “(…) aquellas edificaciones e instalaciones cuyo modelo constitutivo sea expresión de conocimientos adquiridos, arraigados y transmitidos consuetudinariamente y cuya factura se acomode, en su conjunto o parcialmente a una clase, tipo o forma arquitectónicos utilizados tradicionalmente por las comunidades o grupos humanos.” (Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español, Título VI, artículo.47).
Museo Valenciano de Etnología. Sala Secà i Muntanya. Carro de televisions | Joanbanjo
La categoría bienes inmuebles etnográficos hace referencia a la arquitectura popular de una comunidad. En esta categoría se enmarcan viviendas, edificaciones para oficios tradicionales, construcciones para un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, etc. El valor de la arquitectura popular radica en que a través de esta se puede rastrear diversas técnicas constructivas adaptadas al entono y a las necesidades más inmediatas de una comunidad[3] (Crespí y Planells, 2003). Dándose algunos casos en donde estos mismos inmuebles se restauran y se presentan a la comunidad como una forma de exposición del patrimonio in situ, y hasta llegan a convertirse en instituciones museísticas.
En paralelo, existe también un creciente aumento en la aparición de colecciones y museos etnográficos locales, los cuales aparecen en la escena mundial a partir de la década de los 70. Este tipo de museos trabaja sobre aspectos concretos de un área acotada. Se caracterizan por ubicarse en zonas periféricas, con un carácter bastante descentralizado, adquieren diversos formatos y poseen variadas colecciones. Como afirma Alonso (1999) son el resultado del afán de autoafirmación y autoexpresión de una comunidad y su cometido principal es recopilan todo tipo de elementos culturales tradicionales, interpretarlos y exponerlos, con el fin de dar a conocer los aspectos tradicionales más relevantes y representativos de una comunidad. Este hecho hace que muchas veces la naturaleza de sus colecciones adquiera un carácter etnográfico, convirtiéndolos a su vez en museos etnográficos. Si cogemos los criterios tipológicos elegidos por el ICOM (Alonso, 1999), en los museos etnográficos se expone todo lo relacionado a tradiciones, costumbres populares o a elementos culturales preindustriales pertenecientes a un pasado reciente, poniendo un gran énfasis en su interés cultural; encontrando un paralelismo con las características generales de los museos locales.
Ariño señala que estos fenómenos, la proliferación de los patrimonios etnológicos y de los museos locales, están ligados a cuestiones relativas a la identidad. Tal vez esta particular manera que tienen las comunidades de incentivar la patrimonialización de sus bienes este buscando integrar varios aspectos referentes a lo comunitario, su identidad y la continuidad histórica de los mismos (Ariño, 2012).
Observamos que, las dos características más relevantes en las cuales se apoya y se fundamenta el patrimonio etnológico son: la tradición y su capacidad de encapsular rasgos identitarios en una sociedad (Santamarina, et al, 2008). “En este sentido, los museos etnográficos tienen mucho que decir, porque, de alguna manera, ellos son lo que acogen y conservan las diferentes identidades de los pueblos” (Hernández, 2006:244).
Prensa de olivas española del s. XIX en el Museo del Olivo de Imperia, Italia
En consecuencia, la aparición del concepto de patrimonio etnológico no viene más que a reforzar el resguardo de las tradiciones y prácticas de una sociedad frente a los mecanismos homogeneizadores de la posmodernidad; tradiciones y prácticas que anteriormente no eran consideradas de importancia pero que ahora se ven amenazadas o condenadas a la desaparición. Esta categoría no es más que otra de las consecuencias procedidas del tratamiento de cuestiones relativas a la identidad dentro del contexto de la globalización. Y, al estar vinculada a procesos identitarios y al reconocimiento de las tradiciones más inmediatas de una sociedad, está, también, estrechamente relacionada a la proliferación de patrimonios locales, la aparición de agentes activadores locales en donde el museo local juega el papel de institución intermediaria y representativa de este proceso de restitución de las identidades y de las memorias locales. La importancia del vínculo museo y patrimonio se puede resumir en que, el museo funciona como la principal institución gestora y divulgadora del patrimonio (Tugores y Planas, 2006) y que no solo custodia el patrimonio, sino que, consecuentemente, los valores, ideas e identidades que este expresa (Prats, 1998).
Portada: Entrada Museo Etnográfico de Grandas de Salime, Asturias.
[1] Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y popular de 15 de Noviembre de 1989, París, Francia.
[2] Abreviación de Ley de Patrimonio Histórico Español.
[3] Debido a su adaptación al medio, las variaciones tipológicas y de materiales serán mínimas a lo largo del tiempo y cambiaran según las características geográficas y climáticas del territorio. (Crespí y Planells, 2003). Pero, a pesar de sus mínimas variaciones, estos inmuebles poseen una serie de rasgos comunes que los distinguen de otro tipo de construcciones. Su construcción se concibe con un sentido meramente utilitario y funcional en esa búsqueda por adaptarse al medio, los materiales que se utilizan para su construcción resultan ser los más próximos, las técnicas constructivas empleadas son sencillas, económicas y prácticas, y por último, el constructor siempre prevalece en el anonimato (Tugores y Planas, 2006).
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? https://revistamito.com/patrimonio-etnologico-los-museos-locales/ : «El patrimonio etnológico y los museos locales». Publicado el 8 de abril de 2017 en Mito | Revista Cultural, nº.42 – URL: |
Sin comentarios