El cortometraje ‘Jeremías’ aborda el problema de los desahucios
Durante el año 2000, en plena burbuja immobiliaria, cientos de ancianos perdieron sus casas del Raval de Barcelona: fueron desahuciados y tras abandonar sus hogares se vieron forzados a seguir adelante con precarias pensiones sin que nadie los ayudara. En esta situación se basa Jeremías, cortometraje que supone el debut como director de Nicos Beatty, productor (Vicky Cristina Barcelona, Salvador (Puig Antich), Biutiful), acompañado de los actores José María Blanco (La otra cena, El secreto de Puente Viejo, Hospital Central) como protagonista y Younes Bachir (No habrá paz para los malvados, La caja 507, Aída). Hablamos con los dos primeros.
Revista Mito. Comentáis que Jeremías es una obra universal, una historia que afecta a todo el mundo. ¿Qué crees que la convierte en tal?
Nicos Beatty: El desahucio sucede en muchos lugares del mundo y ha sucedido durante toda la historia de la humanidad. Mira países como China, India, Brasil… Aun así, no conozco sistemas de desahucios tan implantados como el español y eso es parte de lo que denuncio en esta historia.
José María Blanco: La situación del personaje es universal porque es el fracaso individual de alguien ante la vida. En el caso de Jeremías el fracaso es doble. Individualmente nos enfrentamos a una doble confrontación: la material y la sentimental. A Jeremías el fracaso material le aboca al sentimental. Podemos entender que él ha sido alguien bien situado en el mundo publicitario y que ella, la del póster, pretendía algún tipo de triunfo personal, posiblemente ser una famosa, y una seguridad material que diluye con el advenimiento de la crisis económica. El éxito de él se apaga y ella le abandona por, posiblemente, alguien que le da lo que no llegó a alcanzar con Jeremías. En definitiva, ella sólo tenía el ansia del triunfo material: éxito y bienestar, porque el espiritual no le importaba. Para ella la vida es venderse disimuladamente. Él no puede resistir el abandono de ella y se hunde completamente. Por otra parte, y más allá de esta historia, la vida exige el triunfo material a todos y cada uno. No hay nada más importante. El triunfo espiritual queda supeditado al material. No importa la calidad humana ni siquiera la calidad profesional. Tienes obligación de llegar a un nivel mínimo; si no molestas en la sociedad y debes ser desterrado por perdedor.
El veterano actor José María Blanco interpreta al protagonista, un hombre desamparado.
R.M.: A la vez, en cambio, tanto el personaje como el contexto tienen un fuerte componente local. ¿Opináis que es importante hablar de lo cercano?
N.B.: Es importante hablar de lo nuestro, porque es desde aquí desde donde desarrollamos nuestra cultura, la evolución de nuestro pensamiento y nuestros valores como sociedad. Por eso la cultura se desarrolla a través de diferentes mensajes en cada rincón del planeta, porque dan luz e imagen a nuestra evolución, que depende de los condicionantes geográficos, por un lado, y de cómo nosotros resolvemos las necesidades, problemas y crisis que tenemos como humanos, por el otro. Forma parte de nuestro camino, nuestro legado.
J.M.B.: Creo que el componente local, el de una gran urbe en este caso, hace más indefenso a Jeremías. Alguien en medio de centenares de miles o millones es inexistente. Su problema queda diluido en algo sin ninguna importancia. La ciudad próspera no puede aceptar a fracasados. Son un obstáculo para su desarrollo y deben ser apartados. Lo que le pueda suceder humanamente no tiene la menor relevancia. A Jeremías le toca comer de la caridad y dormir en la calle o los cajeros. Su salud se quebrantará y su vida, por razones de salud, será corta. Asunto arreglado. En un pueblo seguramente podría defenderse más y sería más atendido por verle sus habitantes, más cercano a ellos.
R.M.: Parece que la recesión económica y la crisis social que la acompaña se alargan en el tiempo. ¿Qué papel debería tener la cultura en este contexto? ¿Y el cine, en particular?
N.B.: La cultura es indispensable como espacio de evolución de nuestro pensamiento, como sociedad primero, y de forma individual finalmente. El cine es la forma moderna del arte y parte de la cultura. Tenemos una creatividad cinematográfica excelentísimamente valorada fuera de nuestras fronteras. Es uno de nuestros puntos fuertes y esto nos da valor como sociedad. Hablo siempre desde España hacia el mundo. En España tenemos el problema de la Inquisición que gobernó durante siglos contra los árabes, inició la colonización en América y finalmente se reconvirtió en fascismo. La única cosa que consiguió abolir la Inquisición fue la Ilustración francesa. ¿Por qué? Porque permitía evolucionar en el pensamiento a la sociedad, sin miedo. Gracias a esa re-evolución y a su puesta en práctica tuvimos joyas como las generaciones del 98 y del 27. Machado, Lorca, Alberti, Juan Ramón Jiménez y tantos más… Por eso es nuestra obligación estar, seguir estando, ganar toda la presencia. Porque ayudamos a la gente…
J.M.B.: Deberíamos debatir el concepto cultura. Si la cultura es saber mucho de muchas cosas, la cultura ni puede hacer ni haría nada en absoluto. Si la cultura contempla la sensibilización humana, debería supeditar el progreso material al progreso humanístico. Pero no es este el curso de nuestra inCivilización. El progreso es mayor adelanto tecnológico, mayor comodidad, mayor posesión de todo, en definitiva, el triunfo. Incentivar el desarrollo del humanismo no interesa a los Estados. Sólo los grandes desastres humanizan al ser humano. El ser humano es tan terriblemente corto que aún no ha caído en la cuenta de que convierte al niño en un profesional del estudio sin enseñarle cómo hay que estudiar y le introduce en la humanidad sin enseñarle a ser humano. En razón de todo lo anterior, a la cinematografía sólo le es dado dar constancia de ello para que no se olvide. Ser testimonio. Por otra parte, la actual crisis aflora, al hacerlo más extenso y evidente, el desdén de la sociedad hacia el ser humano individualmente. Pero también acusa más esta crisis a quienes tienen el poder porque la solución la buscan en arreglar sus problemas de poder y a costa de cargar sobre las espaldas del individuo. España, dice el Gobierno, empieza a salir de la crisis. La realidad es que el poder empieza a salir de la crisis pisoteando el humanismo. El pueblo está hundido.
Fotograma del cortometraje dirigido por Nicos Beatty
R.M.: Nicos, tú tienes experiencia en el campo de la producción. ¿Crees que intereses sociales y económicos son compatibles en el campo creativo?
N.B.: Totalmente sí y no únicamente. La creatividad juega y baila con todo en el mundo, es su propia naturaleza. Yo personalmente me fijo muy mucho en lo social, por una cuestión de mecanismo creativo mío personal y por eso Jeremías es lo que es. Evidentemente en mi caso es un ejercicio que requiere muchísima responsabilidad y debo ser fiel a la realidad, no puedo inventarme nada, más que plasmar lo que siento de veras con total honestidad y franqueza. Por respeto a lo que veo y también por la audiencia. Ya que no puedo contar el cuento de la Blancanieves si estoy hablando de los desahucios que grandísima parte de la población está sufriendo de forma vil. Es justamente al revés. Se trata de generar conciencia, reflexión, de mejorarnos como seres humanos, como compatriotas y vecinos, como gente de la misma comunidad, como seres humanos iguales que somos en definitiva.
R.M.: ¿De dónde parte tu decisión de pasarte a la realización? Suponemos que el hecho de haber trabajado previamente como productor te habrá abierto alguna puerta. ¿Qué consejo darías a los directores noveles que a menudo no encuentran quien les confíe proyectos?
N.B.: Sinceramente, a mí nadie me ha regalado nada. Jeremías no parte con el beneplácito de ninguna puerta abierta. Todo lo contrario, nació con todas las puertas cerradas. ¡Y lo que nos ha costado! Es un cortometraje que rodamos con poquísimos medios en diciembre de 2009, cuando todo el mundo se reía de la palabra crisis y aún estaba todo por venir. Jeremías fue una historia que vi con mis propios ojos en el Raval de Barcelona en el año 2000. Echaron a montones de personas mayores que no tenían donde caerse muertos para hacerse con sus habitáculos y supra especular (pisos que valían 6.000 euros pasaron a valer 180.000 euros en 3 años) con esos pisos. Una mentira muy grande que consiguieron colar y que hoy estamos todos pagando con nuestro propio trabajo. En cuanto a qué le diría a los directores noveles, lo único que deben hacer es dirigir, dirigir y dirigir. Nada más. Si tienen la historia que quieren contar entre sus manos, ¡a por ello! Hasta el final. Hay que estar dispuesto a morir por nuestra historia, literalmente. Si no es así es que uno no es director realmente. Si no encuentras productor que te produzca, autoprodúcete. Quién mejor que tú. Búscate un buen equipo, guionista, director de foto, director de arte, actores excelentes y a rodar. No hay más receta que esa.
Los primeros planos cobran especial relevancia en Jeremías
R.M.: Existe en muchos la idea de que el cortometraje es una prueba de cara al largo, no mucho más que un ejercicio. Más allá de cuestiones prácticas obvias, ¿creéis en el corto como género por sí mismo?
N.B.: Creo en el corto como un espacio para contar historias. El cortometraje está sumamente infravalorado dado que sirve de aprendizaje, como todo en la vida. Y porque también se ha dado la imagen, desde los entes de la industria cinematográfica, de que sólo se hacen piezas de calidad si son largometrajes. Cuando realmente existen películas horrendas y cortometrajes brillantes, así como cortometrajes hechos por directores no noveles básicamente porque la historia pide ser un corto. El cortometraje es una herramienta superpoderosa dada la fragmentación del tiempo en el que vivimos. No tenemos un solo minuto para poder ver historias interesantes. Y siendo el cortometraje un formato de corta duración permite entrar más fácilmente en el día a día del espectador, más si la calidad es buena, la historia engancha y el mensaje es claro. Debido a la necesidad de experimentar con el cortometraje que se vivió en las últimas décadas el público se ha distanciado y ha perdido la cultura de ver este tipo de piezas. Creo que tenemos el deber de recuperar ese espacio perdido, así como de hacerlo evolucionar generando otras iniciativas. El transmedia puede ayudar mucho en ello. Cada vez es más usual ver vídeos directamente en el móvil, con lo que imagínate el alcance que podríamos tener. Pero hace falta trabajarlo bien y en conjunto. No se trata de generar tuits audiovisuales, si no transmitir las mismas sensaciones que podemos experimentar viéndolo desde el sofá de casa.
J.M.B.: El formato de corta duración permite, contradictoriamente, incidir más extensa y puntualmente sobre una situación concreta que difícilmente permite un formato largo. En el caso de Jeremías las idas y venidas del personaje y su mísera situación deberían ser compartidas, entremezcladas, con otras situaciones más externas, extensas y aclaratorias. Eso restaría acusación, dramatismo. El breve tiempo permite y demanda mayor intensidad, ir directo al asunto sin rodeos.
R.M.: Durante la producción, ¿entrasteis en algún momento en contacto con víctimas reales de desahucios? ¿Cómo fue el proceso de documentación?
N.B.: No hice proceso de documentación. Ya sabía lo que pasaba, he crecido en el Raval, que es un lugar que ha sufrido una de las acciones especulativas más fuertes de toda Europa, casi un referente. He visto lo bueno y lo malo. Lo bueno lo sabe todo el mundo y lo malo es nuestro deber mostrarlo para generar conciencia de solución. Para que no vuelva a pasar.
J.M.B.: El actor nunca interviene en la búsqueda de documentación. Si acaso puede exponer alguna experiencia o criterio personal y el director y/o guionista considerará si cree conveniente incluirlo. Durante el rodaje tuvimos la experiencia de un vecino mayor de un edificio humilde que se escogió como entrada de calle. Se sintió ofendido, supongo, y se plantó largo rato ante ella para no permitirnos rodar ante su puerta. Él consideraba que íbamos a manipular algo en el relato de manera vergonzosa. No paraba de darnos voces metiéndose con nosotros. Naturalmente estaba completamente equivocado porque se trataba de todo lo contrario. No entramos en tratar de darle explicaciones porque su actitud fue muy obtusa. Lo que hicimos fue marchar de ese lugar y regresar al cabo de una hora y rodar sin problemas. Personalmente me sentí entre apenado e incómodo porque intuí que ese hombre era en cierto modo un Jeremías. Se mostró muy amargado.
Para ver el corto Jeremías, haga click aquí.
- País de producción: España
- Reparto: Jose María Blanco, Tony Corvillo, Younes Bachir, Togo
- Guión: Nicos Beatty
- Director de fotografía: Pol Aregall
- Música: Lucas y Tomás Peire
- Sinopsis: Jeremías es un viejo intelectual retirado de la revolución del 68 que contempla cómo la ignorancia y la ceguera que puebla a su alrededor lleva a la sociedad a hacerle víctima de las garras de un capitalismo cotidiano y feroz. Vivirá el penúltimo capítulo de su vida con la incógnita de morir en su depresión o salir airoso del desahucio al cual le quieren condenar bajo el silencio generalizado. Deberá encontrar su energía y despedirse de aquellos que tanto amó para conseguir su cometido.
- Productora: Soul Pictures – Central Art Process
- Distribución: Agencia Freak
- Fecha de estreno: 01/10/2013
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