Llamamos obras maestras a aquellas que han pasado a la posteridad por su espectacularidad, significado, complejidad técnica… Sin embargo, existen otras obras que son mucho más modestas y desconocidas, que forman parte de la arquitectura popular y que tienen mucho que enseñarnos. Este artículo trata sobre algunas de ellas.
Cuando pensamos en las obras maestras de la Arquitectura, rememoramos “El Panteón de Roma”, “Las pirámides de Egipto”, “El Vaticano”, “La Alhambra de Granada”, “El Museo Guggenheim de Bilbao o de Nueva York”, “El centro Pompidou” y un largo etcétera. Mucho se ha hablado ya de todos ellos, por lo que apenas podríamos aportar nuestra más profunda admiración hacia sus creadores.
Museo Guggenheim de Bilbao (España), aherrero
Hay otros muchos ejemplos de arquitectura: edificios humildes, fabricados con materiales pobres y construidos por personas que nunca han estudiado en una facultad de arquitectura. A pesar de ello, son ejemplos de la labor que desarrolla el arquitecto en la sociedad, mejorando las condiciones de vida de los ciudadanos con soluciones simples, eficientes y hermosas.
El primero de ellos es el Togu Na, un edificio representativo de la etnia de los Dogon, que habita en la región central de Mali, en el oeste africano. Tras una serie de conflictos internos muy sangrientos, decidieron construir este edificio, cuyo objetivo es albergar reuniones entre los diferentes jefes de las tribus con el fin de resolver las diferencias y evitar la guerra.
Togu-Na de los Dogon, Dario Menasce
A simple vista, puede parecer una cabaña más, pero su diseño es mucho más que eso. El espacio que queda entre el basamento de piedra y la cubierta de paja mide 1,2 metros de alto. Una vez dentro los dirigentes de las tribus no pueden ponerse de pie en ningún momento, estando obligados a permanecer sentados, lo que evita la lucha cuerpo a cuerpo; deben, por tanto, resolver sus diferencias hablando y utilizando argumentos. Hoy día sigue siendo usado debido a que ha evitado muchas guerras en el pasado.
Otro ejemplo es la ciudad de Shibam, fundada en el siglo II antes de Cristo en Yemen; hoy cuenta con unos 7000 habitantes. Como se observa en la fotografía, la ciudad ha crecido verticalmente, aumentando el número de plantas de los edificios, en vez de hacerlo horizontalemente; tanto, que se la conoce como la Manhattan del desierto. Las edificaciones llegan a alcanzar los 45 metros de altura, unos 15 pisos, pero ¿porqué?
Ciudad de Shibam (Yemen), Goldzahn
En Manhattan se construyen rascacielos, entre otras razones, por los elevados precios del suelo. Aumentando el número de plantas se rentabilizan mejor los metros cuadrados disponibles, con mayor número de pisos y oficinas que, por cierto, se venden a precio de oro.
En la ciudad de Shibam, sin embargo, la altura es un recurso para aclimatar las viviendas en mitad del tórrido desierto. El mecanismo es sencillo: los edificios tienen huecos en la partes baja y alta, lo que permite la circulación del aire y la refrigeración de éste mediante la corriente que se crea por la elevación y evacuación del aire caliente por la azotea. Es un sistema eficiente que sigue siendo empleado hoy día por arquitectos en todo el mundo.
La eficiencia enegética y la sostenibilidad es un reto presente en los diseños del siglo XXI. Entre otras, una de las soluciones planteadas son los jardines verticales, cada vez más frecuentes en nuestras ciudades. Se tratan de estructuras que sostienen recipientes de tierra y que se colocan pegados a la fachada del edificio; el riego por goteo permite el ahorro de agua y la densidad de la vegetación que crece en ellos protege el edificio de las altas temeraturas del verano y del frío invernal.
Jardín vertical junto al CaixaForum, Madrid (España), Óscar Carnicero
En esta línea, también están las cubiertas ajardinadas. Fue Le Cobusier en 1926 quien en uno de sus famosos cinco puntos de la arquitectura propuso construir jardines en las cubiertas. La idea es cubrir el edificio con terreno vegetal para reducir la huella ecológica: este tipo de cubierta proporciona aislamiento térmico.
La Unión Europea ha marcado el año 2020 como fecha para que todos los edificios que se construyan o remodelen tengan un consumo cero. Un objetivo difícil de alcanzar, pero que mediante el uso de paneles solares, ventanas aislantes, sistemas eficientes de ventilación, aerogeneradores, etc. es cada vez más posible. Estamos en la antesala de redescubrir muchas otras obras maestras en este siglo.
Portada: Shibam (Yemen), Aysegul Tastaban