Internet y redes sociales
Las redes sociales y los nuevos modos de comunicarnos han trastocado la forma en que se consume la Literatura.
Con la llegada de la globalización la concepción de sociedad, tal como la conocíamos, ha cambiado mucho, debido principalmente a los avances tecnológicos que han determinado el esquema social y por ende la interrelación de los seres humanos con el mundo que les rodea.
Hay que tener en cuenta que las interrelaciones sociales, hoy en día con la aparición de la Internet y por ende de las redes sociales, se expande vertiginosamente y ha establecido una nueva forma de comunicarnos: “una red social es un conjunto formado por actores personas, organizaciones u otras entidades conectados entre sí por uno o varios tipos de relaciones, tales como la amistad, el parentesco, lo intereses comunes, los intercambios comerciales o las relaciones sexuales” (Redondo, 2010: p.13).
La literatura no es ajena a estos cambios producidas por la Internet, hoy por hoy podemos ver libros que tiene como punto departida un blog, como fueran las novelas del peruano Renato Cisneros: Nunca confíes en mí y Raro, o los posts que solía publicar en una bitácora que tenía en el diario El Comercio, titulado: Busco novia; pero hay más casos fuera del contexto peruano, como por ejemplo, el “Diario de una mujer Gorda”, del escritor, bloguero y cronista Hernan Cassiari, que son muestras claras de la interrelación casi biunívoca que existe hoy por hoy entre la Internet y la literatura.
La Revista Rolling Stone en su versión online se cuestiona lo siguiente: “¿En qué medida los soportes de la literatura son la literatura? Un montón de palabras organizadas como para componer una historia y su relato ¿No son siempre eso mismo (quiero decir: un montón de palabras organizadas como para componer una historia y su relato)? Entonces, que la materia que los soporta, sea la tinta, el papel o un sistema (…) ¿tiene de verdad alguna importancia?” (2006). Ello se puede interpretar como que el formato en donde se publique un libro es lo de menos mientras lo que escribas diga algo que realmente importe, sin embargo, esto solamente puede ser la punta del icberg, nadie niega que la literatura haya tenido que adaptarse a los tiempos que corren, contar o escribir en la red de redes forma parte de una forma de expresión, el tema gira quizás que en la medida que el consumo de información, que es apabullante, termine solo allí y por tanto no generemos conocimiento.
En Latinoamérica, por mencionar un espacio, debido a los últimos avances tecnológicos y de comunicación, las ciudades han visto transformar su modo de operar:
“El contacto físico ha dominado la mayor parte de la historia de la humanidad a fines del siglo XX y a inicios del siglo XXI predomina también la dimensión comunicativa. No es que desaparezcan las relaciones físicas, sino que pierden peso, y adquieren densidad el universo mediático- relacional, el universo de los lenguajes, el tiempo de la comunicación,” menciona (Quiroz, “Estudios Culturales: discursos, poderes, pulsiones”, 436).
Lo que sugiere la autora de esta cita es que los modelos culturales que consumimos tienen que ver con la forma en que se nos presentan, es decir lo que percibimos como real, esta vez trastocado por los avances tecnológicos de la comunicación y la información, es allí donde empiezan a establecerse las nuevas formas de comunicación.
El problema de la literatura en estos últimos tiempos, radica básicamente en qué estamos consumiendo, a veces sin pasar por una especie de procesador: “la Red redibuja nuestro camino vital y disminuye nuestra capacidad para la contemplación,(por tanto) está alterando la profundidad de nuestras emociones y nuestros pensamientos” (Carr, Superficiales, 266) Damos click a todo dejando de lado la profundización que a veces requieren ciertas lecturas como es el caso de la literatura.
La literatura, si bien es ficción, explica, comenta, relaciona un contexto con alguna experiencia ficcional o personal (dependiendo de la novela o cuento que estemos leyendo); podemos mencionar por ejemplo, la novela de Mario Vargas Llosa, ‘Conversación en la Catedral’, que si bien desarrolla el conflicto existencial de un tal Zavalita en torno a sus deseos y posibilidades confrontados con la realidad, la historia de este personaje tiene como telón de fondo la dictadura de Manuel A. Odría. Otra novela a aludir sería El Otoño del Patriarca, libro del fenecido García Márquez que cuenta la historia de un dictador que vivió muchos años, cuyo poder es omnímodo, este personaje no representa otra cosa, que el relato o la historia de una Latinoamérica plagada de dictadores convertidos en especie de tiranos cuya única fortaleza era provocar miedo del poder que emanaba del mismo y que perduraban por mucho tiempo gobernando.
Algo más actual (todavía en Latinoamérica) podría ser la novela de Alberto Fuguet: Por favor, rebobinar, en la que se hace una clara alusión a los cambios en la que una ciudad como Santiago de Chile, que muy bien puede ser Lima o Bogotá va trastocando la interrelación entre los personajes y el lugar en donde viven, además de sus propias conductas. En tal sentido, bajo ese criterio podemos afirmar que las ciudades se modernizan, sufren cambios y muchas veces son los catalizadores de ciertas tendencias y paranoias que forman parte de lo que hoy se conoce como modernidad; también cómo no mencionar la novela del boliviano Edmundo Paz Soldán: Los vivos y los muertos, que si bien cuenta la historia de un grupo de adolescentes que van muriendo de a pocos en una ciudad de Estados Unidos, esta podría ser la representación de una sociedad enajenada, cuya percepción de la misma pudo saberse a través de las noticias de las matanzas ocurridas en el Institutue Columbine en la que dos adolescentes, Eric Harris, de 18 años de edad, y Dylan Klebold de 17, entraron a la escuela, de la que eran alumnos y empezaron a disparar mansalva a todos los que se encontraban en dicho lugar, o la masacre ocurrida en la universidad estatal de Virginia, en la que un estudiante surcoreano de literatura inglesa llamado Seung-Hui Cho disparara a los presentes, provocando alrededor de 33 muertes, para que luego se suicidara, estas fueron noticias que dieron mucho que hablar y que Edmundo Paz Soldán trata de desentrañar no como parte de las historias de las masacres sino como parte de un mal que la sociedad estadounidense puede estar padeciendo.
Quizás estemos hablamos de un contexto cuyos valores provocados por el narcisismo induce a reacciones indolentes como las acontecidas en dichas matanzas, para JuanCarlos Ubilluz:
“El capitalismo propicia el declive de esta función al promover mediante sus órganos culturales los ideales del éxito individual, ya sea en la esfera laboral o en la de los placeres. Es por ello que, en EEUU, donde el capitalismo se encuentra en un estadio avanzado, las relaciones inter-subjetivas están marcadas por la rivalidad: pues sin el freno paterno al orden narcisista, el yo percibe a su semejante como un potencial usurpador de su lugar, del lugar de objeto que el Otro desea” (La bella carnicera virtual, s/p).
Continuando con el tema de la literatura y su representación en la realidad, en novelas de lengua extranjera como la Philph Roth, La conjura contra América que es sobre todo una magistral ucronía de una posible historia de los Estados Unidos que cuentacomo un conocido antisemita y héroe de la aviación Charles A. Lindbergh, se erige como presidente de los Estados Unidos durante la segunda guerra mundial, es también una forma de abordar un tema muy sensible, los miedos y fantasías de los judíos estacionados en el país del norte durante esa época, por tanto está representando o contando algo sobre un contexto determinado. Otra novela importante a referirse es la del francés Michel Houllebeqc: Las partículas elementales, que cuyo libro trata de simbolizar la imagen de una sociedad decadente, vista a través de los complejos, frustraciones y excentricidades de dos medios hermanos; que procuran establecer contacto con una realidad cada vez más deshumanizada, cuyos principales puntos de fuga son el sexo y la tecnología a través de la ciencia.
Estos son solo algunos ejemplos que nos demuestra que la literatura no está exenta de la realidad, del momento exacto, que convive con ella en los límites de la ficción.
Hay un contexto, hay una historia, hay algo que se quiere decir, reclamar, de una manera u otra ¿Pero qué sucede ahora con la literatura en tiempos del Facebook, Twiter y otras redes sociales?
Contar lo íntimo hacia afuera
No es novedad, cuando decimos que las redes sociales se han convertido en una herramienta que nos comunica a tiempo record con personas que conocemos personalmente e incluso con personas que vamos conociendo a través de la misma red. El problema radica cuando estas redes explotan la intimidad de unos y otros como si siempre hubiese existido la necesidad de decir algo hacia afuera, que exponer nuestras vidas (penurias, miserias e incluso alegrías) podrían ser del interés de todos los que nos conocen y no nos conocen ya sea de manera palmaria como virtual, estas pequeñas historias o sentires que se exponen en los muros y que son comentados por amigos y no tan amigos forman parte del común denominador de las redes, por ejemplo, la fotografía de la o el ex con el nuevo novio o novia, el dolor del afectado puede convertirse en una frase misericordiosa o en la que pretende victimizarse ante un público ávido de comentar si es que de repente se siente identificado. La fotografías de los hijos de unos y otros, las frases literarias sacadas de algún portal web o del libro que estás leyendo y que tienen que ver muchas veces con el estado de ánimo de quien las publicó. El bullyng cibernético (que es uno de los nuevos males del siglo XXI) incluso amenazas de asesinatos u suicidios en vivo. Todos somos espectadores y protagonistas de las propias historias de sus vidas y de las ajenas, como si fueran parte de un reality show, que dicho sea de paso son hoy por hoy el caballito de batalla de muchas televisoras en la que la vida privada de personas comunes son expuestas a la teleaudiencia a nivel nacional e internacional sin ningún tipo de pudor.
Social Media Cloud by Techndu. Mark Kens
¿Qué tan importante es para los demás que te hayas comprado la ropa de la marca tal? ¿O que estés comiendo en La Rosa Naútica o bebiendo cervezas en el Superba?, somos mal que bien espectadores y protagonistas de una misma historia, como en el filme Truman Show, que cuenta la historia de un individuo que cree vivir una vida común y corriente y no sabe que esta ha sido inventada desde que llegó al mundo, su vida es un programa de televisión, con miles de extras que pasan por sus días al lado de Truman, sin que este sepa nada ¿No es acaso el espectador que consume este tipo de programas parte de la farsa y de esa obscena necesidad de saber los pormenores de la vida de alguien?
El tiempo real, el tiempo que nos decimos las cosas, el tiempo que trascurre, el tiempo que escribimos y comentamos, el tiempo de ahora no es el mismo de hace unos diez años, ahora mismo mientras escribo esto, me doy un paseo por el Facebook y miro con cierta curiosidad y desazón al mismo tiempo algunas fotos de unas personas en plena juerga y haciendo muecas, están colgadas para que todo el que tenga contacto con ellos puedan comentarlos o darles el famoso like, los rostros de estos amigos van de los más serios hasta las desordenadas gesticulaciones provocadas, seguramente por el alcohol, los comentarios son de todo tipo, de los que tal juerga, hasta uno que otra frase de doble sentido, yo conozco solo a una de las personas, el resto son desconocidos, pero ya los estoy viendo y sigo viendo algunas que otras fotografías, los voy conociendo indirectamente y de alguna manera voy formando parte de este espectáculo como casi un voluntario espectador. Es justo de esto que se abastecen tanto Daniel Link en su novela: La ansiedad. Novela Trash y Alejandro López en su libro Kerés coger? = Guan tu fak.
La ansiedad. Novela Trash, es un libro muy acorde con los nuevos tiempos, por decirlo de alguna manera, ya que está conformada por correos electrónicos, conversaciones de chat, entrevistas y otros géneros periodísticos y narrativos, el escritor menciona lo siguiente (precisamente en el libro mismo): “Aislar la escritura ficcional de otras formas cotidianas de escritura no tiene demasiado sentido hoy por hoy” (Link, “Ansiedad. Novela Trash”, 9). Lo que nos llevaría a pensar si la suma de estas confesiones, frases, fotografías, vídeos colgados en las redes sociales, no sería otra cosa que una forma intrínseca de poner en relieve lo que sucede en la actualidad, apelando a sus propias subjetividades. Lo de calidad y contenido sería tema para otro análisis.
En un artículo que investiga estas novelas dice que:
“Kerés coger? y La ansiedad, invocando a la computadora como un modo de producción textual, reflejan también la construcción de una lengua novedosa, que es literaria pero también social, basada en una oralidad secundaria, pasada por el filtro de la tecnología (Ledesma, “Imaginario tecnológico en la narrativa argentina del siglo XXI”, s/p)”.
La lengua novedosa no es otra cosa que los nuevos códigos que de ella devienen y que sirven para comunicarse. Es por ello que Daniel Link menciona que no podemos dejar de lado las nuevas formas de comunicarnos, más allá que a veces puedan romper estructuras de sintaxis, y no es que debamos prescindir de esta, sino que para la literatura es válido adaptarse y por tanto representar algo que está sucediendo, de eso se trata entonces la idea de escribir, sobre todo en los tiempos del Facebook, Instrgram o Twiter, de comunicar y representar que el mundo ha cambiado, podemos denunciar lo que no nos parece, podemos ser sarcásticos, como fuera, pero el mundo real, tal como lo conocemos ahora es este.
Experimentar el mundo con la velocidad y las interacciones que nos posibilita, no es algo de ahora, años antes que Link y Alejandro López publicaran sus novelas, existían, por ejemplo, el proyecto Nocilla, libros publicados por el escritor español Agustín Fenández Mallo, en donde el orden de los textos y la utilización de otros recursos como la fotografía, forman parte de todo el constructo de las novelas que constituyen de una trilogía publicada por Fernández Mallo, en estos libros puedes pasar de un capítulo a otro como si estuvieras haciendo una búsqueda en Internet sobre algo determinado, a manera de hacer un click por aquí, otro click por allá, esta trilogía o proyecto está conformada por los siguientes títulos: Proyecto Nocilla, Nocilla experience, y Nocilla Lab.
Como se ve la idea es tratar de captar el mundo, la vida misma con la que nos ha tocado vivir, entender la literatura a través de estas nuevas experiencias es el reto, criticar las formas como se utilizan las redes, también forman parte de lo que podemos literalizar (si cabe el término). El mundo ya no es el de hace 20, 10 o hasta hace solo cinco años, los contextos cambian y tal vez parte del proyecto literario en el que ahora estamos sumergidos es entenderlo, quizás metaforizarlo y escribirlo.
Portada: Kindle Fire on Books. Zhao!
Para saber más…
- Carr, Nicholas. Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? México D.F: Taurus, 2011
- Ledesma, Germán. Imaginario tecnológico en la narrativa argentina del siglo XXI (Alejandro López, Daniel link). Revista Pilquen. 16 (2), 2013. 23 de setiembre de 2014.
- Link, Daniel. Ansiedad.Novela trash. Buenos Aires. El cuenco de plata, 2004.
- Quiroz, Mría Teresa. “Información, conocimiento, entretenimiento: reflexión en torno a tres prácticas. En Estudios Culturales: Discursos, poderes y pulsiones. Santiago López Maguima, et. al, eds. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú, 2001. 433 – 448
- Redondo, José Antonio. Socialnets. La insospechada fuerza de unas aplicaciones que están cambiando nuestras vidas y nuestros trabajos. Barcelona: Península, 2010.
- Ubilluz, Juan Carlos. ¿Es Estados Unidos una sociedad productora de locos? – reflexiones a partir de la masacre de Virginia Tech.. «La bella carnicera virtual. jun (2008). Nueva Escuela Lacaniana. 25 de setiembre de 2014.