Lavanda quieta en el escupitajo
Lavanda, violeta espiga
vives quieta en el escupitajo.
Nada haces, solo aroma
y se acerca un dedo
que primero toca y luego arranca.
Pero no lloras.
Tus hermanas, tan iguales
e inclinadas en agudos
no dicen ni media palabra.
Eres el amante subnormal de los sentidos.
El amante perfecto, sin babear ni chistar.
Y el turista pasa, te toca, se acuesta contigo
te comenta con el turista de al lado
revolcón con mi nariz de santo
buenísimo estuvo el polvo
y aunque estás en el filo
no invades la calzada.
De un soplido de mar podrido
de descomposición ovípara me salvaste.
Te arranqué yo también, quise probarte
te exprimí y mis dedos se lavan el daño
que la nariz vuelve a intuir.
Hada de olores, violeta espiga
para mí tus migas son pechos perfectos,
deshechos en halagos mientras te maquillas.
Haces el amor enredada a la pituitaria,
pasas por el aire como una bocanada pura,
pero no haces ruido,
sino que como los niños,
caminas de puntillas.
Luego, te acabas.
Verde, muévete, inquebrantable
Verde pólipo de caricias
anémona pintada de verde
rana verde croando
sobre un nenúfar también verde
verte te quiero para mí
con el verde podrido del pan
con el vientre verde de la acuarela
y la pastilla verde clonazepán.
Verde como un rayo de agua
acordes verdes de guitarra
verde se pintó el sol en retama
y verde boca del elixir bucal.
Verde la marioneta y el susto
la cara verde de las verdades
después del ocre, el verde
verde petróleo y eternidades.
Verde congelado y derretido
paráfrasis verde de los grandes
verdes nuda me arde.
Verde, muévete, inquebrantable.
Ser madre de un golpe de calor. Selección de poemas – Brasil, Eslovenia, Asturias – 2009-2012
Portada: Candlestick and lavander | Paulo Valdivieso
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «Lavanda quieta en el escupitajo». Publicado el 13 de enero de 2016 en Mito | Revista Cultural, nº.29 – URL: |
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