¿Qué de trágico oculta
Platón en su caverna?
¿Cuál tragedia
En su alegórico relato
Rebosante de belleza?
Atraviesa el dolor
Su narración poética
Y sin embargo,
Sólo vemos elegancia
Literaria en su sueño de poeta.
¿Qué es lo trágico?,
¿Qué lo doloroso?,
¿Cuál es el drama?,
¿Qué esconde la caverna?
Tal vez sea el lugar común
De esas sombras,
Tal vez sea el dolor
De las Cadenas…
No, en la penumbra
Y sus siluetas
Sólo ocurren esas sombras
Y los esclavos besan sus cadenas.
Esas sombras no son
Más que la evasión,
La paz tranquila y cómoda
Que proporcionan la apatía,
La ausencia de esfuerzo,
La ignorancia.
Allí no hay drama,
Inmersos en las sombras
Los esclavos tienen calma,
Ese fruto venenoso que cosecha
Quien el reto de la vida
Se rehúsa a afrontar,
Quien se niega al desafío
Que el mundo ofrece
A la condición humana.
El dolor llega al
Salir del sueño
Por voluntad ajena,
No es el prisionero quien decide
Romper con sus cadenas,
No es su voluntad quien lo libera;
Es algo ajeno quien lo obliga a levantarse
Y le impone una libertad
Que le da la sensación de una condena.
Aquí comienza el drama,
Aquí surge la angustia,
El brutal dolor de la
Pesada carga,
El esclavo no quiere salir de las tinieblas,
De la penumbra en calma
Que sólo ofrece sombras proyectadas.
Arrastrado hacia la luz
Todo es angustia,
Todo violencia.
Obligado a mirar hacia la luz,
Trata angustiado de
Buscar las suaves caricias
Que otrora le ofrecieran las tinieblas,
Pues la luz le causa la punzante sensación
De mil agujas que se clavan en sus ojos
Y laceran sus pupilas.
Comienza aquí el penoso ascenso
Marcado por la violencia.
Ahora la tragedia acecha.
Agazapada en un efímero
Segundo de felicidad,
La tragedia aguarda su momento.
Poco a poco y con esfuerzo,
El antiguo prisionero
Logra adaptar sus ojos a la luz,
Lentamente va reconociendo su entorno,
No hay un momento más dramático
En toda la narración,
Es el feliz momento en que
El antiguo prisionero siente
Su pecho henchido de gozo
Por la sublime visión
De un mundo diferente.
En el momento sublime del gozo,
Frente a la visión colmada de sabiduría
Que inunda su alma,
La tragedia se cierne sobre nuestro héroe
Y el antiguo prisionero logra acariciar…
¡La infelicidad!
La sutil carga del conocimiento
Trae consigo la imperiosa necesidad
De compartir su verdad,
Pues la luz del conocimiento
Sólo empobrece si no se comparte
Y es aquí que nuestro héroe
Recuerda a sus antiguos compañeros,
Despreciando el esfuerzo que ello implica,
Desciende de nuevo a la caverna,
Es ahí donde comienza la tragedia,
De regreso a la caverna
Sólo hay burlas,
Amenazas
Y hedor de muerte.
Más la tragedia no ha sido en vano,
El dolor del alma desgarrada,
El trágico descenso de regreso,
El rictus de la muerte dibujado
En la burlesca mueca de sus compañeros,
Son apenas el precio necesario de la vida misma,
Son sólo los dolores del parto
Que en nada le interesan al mundo,
Pues al mundo le interesa sólo el fruto de la vida
Y no el dolor que precede al nacimiento.
Los cautivos prisioneros vegetan
Inmóviles frente a las sombras
Sin saber que están a oscuras,
Pues no conocen la luz.
Si nuestro héroe ha sido feliz
Un solo instante,
Ha sido gracias a que se sintió infeliz;
Ahora sabe de tinieblas
Porque conoce la luz;
Ha probado el agridulce néctar
Del amor a la verdad
Y por ello desea compartirlo,
Pues ahora sabe que está vivo
Y la vida es movimiento,
Acción, ascenso, sacrificio y esfuerzo
Que conocen de alegrías
Porque han visto la tristeza;
Y nuestro héroe puede ahora celebrar
Con gusto el dolor que ha conocido,
Pues gracias a él ha llegado a saberse
Y a sentirse vivo, feliz, seguro, libre y pleno.
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «La trágica alegoría de Platón». Publicado el 14 de mayo de 2016 en Mito | Revista Cultural, nº.33 – URL: |
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