Noche sin luna los ojos
de mujer que no musa que misterio traen.
Música en jaula tu aliento hondo;
armonía de mi mal.
No sirven las sonrisas descuartizadas
al pactar con sangre ajena la luz de las sombras.
Tus gatos cuidan el nido de tu amor desfasado;
lo desentierras con una tabla cuando no tienes que beber.
Ríe el niño quemado
de tus ojos cuando mi fuego ven.
¿Qué cementerio guardas en tu silencio?
¿En qué sueño despiertas cuando duermes en el mío?
Tu cicatriz devora mis intestinos.
Nube cubierta de lodo,
amor que no goce que te quiero coger;
el tercer boleto viaja al fondo.
Al orgasmo volver
contando escalones secos de bajada,
con errores caducados que contigo pagué.
Todo se expande al dormir juntos y soñar desechos,
en trocitos por repelentes mundos que comerá un mismo sol.
La noche en ti crece
como las tumbas en las esquinas.
Tu magia labial; la ciencia más exacta.
A las tres tus maullidos comprueban mi amor perro;
nacen en la madrugada seres negros
Pecho marchito el tesoro,
arte que no parte que no cede vender.
Roja melancolía de nuestro azul,
nadas antes de llover.
Tu cosecha solar brota de la nada;
tu voz encobijada abanico de estrellas,
avalancha de coqueteos que viene y va en un hotel.
Abasteces mi tornado de olas con tu ansiedad de pasado
morir, luego nacer.
Tus fantasmas escriben mi aura;
no culpo a reliquias por quererte tener,
ni a ti por navegar el amor a contramarcha.
Siempre el mar quiere llevar la misma lancha.
Cueva de secretos rotos,
vacío que te cubre que me quiere morder.
Loba derritiéndose en mi lomo;
come el hombre, mujer.
No eres la única con visitas nocturnas,
a veces yo también salgo a jugar con mis muertos.
Devela Fabiola, para pasar, las púas de tus risos;
cada que sales corriendo, absurdo abismo nuestro suelo es.
Misterio tu placer.
Recorro con antorcha tus labios,
de vientre a boca enredados con luzbel.
No te apagues cuando pongas los ojos en negro,
luna, de tu vicio faba yo me alegro.
Bola de sueños tu rostro;
plata que no bronce que no quieres arder.
Bala en mi sien dedicada a otro,
día que no ha de volver.
No esperes el amor en una farola;
el arte comienza cuando la historia destruyes.
Inventemos la clave del dolor para ser felices
en esta mi infértil tierra donde el haba también puede nacer.
Mi fruto ha de caer;
el otoño guarda su báscula
para quebrar las hojas que impedían crecer.
Llegan tus vientos frios y yo te regalo un sueño
que arderá por tu calor; mi vida un leño.
Oasis de alcohol el pozo;
trote que rebote que no sabe correr.
Mi Sahara en tu Azov es corto,
contigo sé beber.
Con lo mío y vuestro ente es nuestro el mundo,
ni con nubes deja de emanar un sol en ti.
Compito con mi odio para con vos mi ave compartir;
no reciclemos basura para aprender otra forma de hacer,
en cielos nuevos creer.
La gente transborda de otros tiempos;
no es justo que su presente sea la vejez.
La soledad es melancolía de amantes necios
que guardan la dicha de hoy en el silencio.
Sismo torrente el meteoro;
alba que me clama que me va amanecer.
Dulces mares de sangre las venas
fiesta infantil la piel.
Regocijo de uvas tus verdes besos;
abrazo que prende y abre la flor para viajar.
Abandonar las montañas por la blanda ciudad,
avanzar de topo a cuervo dejando las fosas por recorrer.
Dichoso quien te lee
de textos a tu posar y huesos.
Me quedo después de tu mente conocer;
abatir demonios que la vida ponga en duelo,
y como las brujas propagar el vuelo.
Portada: De luz y sombra | Raul Padrón
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «La noche de las habas». Publicado el 23 de noviembre de 2016 en Mito | Revista Cultural, nº.39 – URL: |
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