Breves reflexiones acerca del pasado y futuro de la Antropología
Reflexión acerca del origen de la Etnología, en qué momento apareció y quienes fueron sus principales protagonistas, así como cual es el futuro que le espera.
“Lo importante es no dejar de hacerse preguntas”. Albert Einstein.
Eva ¿pero en que lio nos metiste?
Existen infinidad de obras que tratan del nacimiento de la Antropología como ciencia ante las dudas e incertidumbres que provocaba, y sigue provocando, el concepto de Cultura ¿Qué será eso? Es por ello que este artículo trata de dilucidar en qué momento se cruzaron la ciencia y el deseo de conocer la cultura.
Hay historias que han sido tantas veces repetidas que forman parte del folklore universal de forma innata, es por ello además que pierden, casi sin quererlo, su propio sentido y moraleja. Es en estos momentos cuando conviene recuperar una de ellas para darle sentido a esto de lo que se hablará en este artículo.
Por lo visto se encontraban Adán y Eva en el jardín del Edén, todo un paraíso, eran libres, felices, tenían todo lo que necesitaban al alcance de la mano. Sin embargo en toda esta idílica existencia tan solo tenían una prohibición dictada por el mismísimo Dios en persona; podrían comer de todos los árboles del lugar pero jamás deberían hacerlo del árbol de la ciencia del bien y del mal. Es bien sabido el efecto que produce una prohibición en cualquier persona, y como no era para menos Eva acabó probando aquella manzana y dando de ella a Adán, con la consiguiente expulsión del paraíso.

Manzana © Francisco J. Bonilla de la Rosa
Desde aquel momento el ser humano no solo no ha dejado de hacerse preguntas, algunos más que otros, e interesarse por lo desconocido (a veces, como le sucedió a Eva, íntimamente ligado a lo prohibido). Sin embargo sería un error asumir que la ciencia nace, valiéndonos de la fábula, en el preciso momento en que Eva hinca el diente al fruto prohibido. Esto situaría a la ciencia al lado de lo descubierto. Pese a que esto último parece ser lo único que sirve para que el nombre de alguien ligado a este tipo de trabajo aparezca en los libros, esta nace en el instante en el que surge la duda, la curiosidad por lo desconocido y el deseo de conocer aquello que aún es desconocido. Por lo tanto, la ciencia es la búsqueda.
Buscando porqués a formas de vida diferentes
Cabe señalar que cuando se trata del origen de algo siempre puede encontrarse el precedente de algo y esto nos llevaría a caer en el error de situar el origen de todo unos días antes del incidente que ha sido antes relatado, en el origen.
Herodoto fue el primero en mostrar curiosidad por las formas de vida tan distintas a las que se daban en el imperio romano en aquellos territorios que estaban siendo conquistados y que hasta entonces eran desconocidos. Si la forma de relacionarse fuese universal no habría nacido nunca la Antropología, sin embargo pese a que Herodoto comenzó a dar cuenta de estos fenómenos todavía no puede considerarse ciencia al no tratarse de un compendio de conocimientos sistematizados. Sin embargo la llama de la curiosidad por la cultura diferente acababa de prender.
A pesar de ello aún falta mucho para que nazca la Antropología como invención científica, porque las formas de vida diferentes siempre estuvieron ahí, esperando a que llegase alguien e hiciera de esas diferencias un sistema de conocimiento reglado y científico.
Volvió a subirse un escalón con Herder, interesantísimo personaje prerromanticista. A pesar de que su curiosidad se acerca mucho más a la ciencia que la de Herodoto, sus descripciones del folklore quedaban mas enmarcadas en la filosofía e historiografía que en la ciencia que aún estaba por nacer.
En la tradición americana siempre se ha tratado de situar a Boas como el nacimiento de la Antropología, sin embargo esto tal vez se trate mas de resaltar una escuela situándola directamente como sucesora del origen, algo similar a que asumieran los descendientes directos de Adán y Eva, en el que caso de que los hubiera habido, que son mas “humanos” que el resto de los mortales. Sin embargo la antropología había nacido un año antes que el propio Boas.
Si Herodoto había pulsado el interruptor de la curiosidad cuya estela había seguido Herder, aún se necesitaba un paradigma teórico sobre el que asentar ese interés por el diferente. Esto quedó resuelto con “El origen de las especies” de Darwin y el posteriormente evolucionismo que nacería en sus seguidores.

Máscara © Francisco J. Bonilla de la Rosa
Teniendo ya padre y madre la Antropología como ciencia veía la luz en 1857 de la mano de Herbert Spencer y su ensayo Progress: It´s law and cause. Spencer trató de construir una ciencia de la sociedad y la cultura y con este ensayo ponía en movimiento la rueda de la “ciencia de la cultura”. No tardaron mucho tiempo en salirle al paso Tylor y Morgan, mucho más “antropológicos” que su predecesor cuyo campo está más cercano a la sociología, para seguir perfeccionando el estudio de la diferencia cultural, basada sobre todo en los estadios evolutivos en esta primera fase de la Antropología. Cada uno comenzó a desarrollar esta nueva rama de los conocimientos a cada lado del Atlántico. El primero sería el predecesor del funcionalismo inglés mientras que el segundo sería injustamente olvidado por los futuros boasianos no solo por su evolutivisimo, cuyas doctrinas criticaban ferozmente estos desde su relativismo, si no por sus tendencias marxistas, algo nimio pero más que suficiente para no ser considerado un buen americano.
Sabemos de dónde viene pero… ¿hacia dónde va?
Se ha cuestionado mucho hacia dónde va esta ciencia que muchos dan por muerta debido a que nos encontramos ante un mundo cada vez más globalizado y en el que parece ser que la totalidad planetaria se ha impuesto por el rodillo de los mercados a costa de las localizaciones y las formas de vida que, aún siendo diferentes, no tienen más remedio que comenzar a adaptarse, o morir, al devenir de los tiempos.
Sin embargo la Antropología tiene todavía un trípode en el que apoyarse de cara al futuro;
- Si bien es cierto que cada vez menos, aún quedan en el mundo formas de vida peculiares, modos de llevar a cabo esa vida social de un modo diferente al común y, lo mejor de todo, es que para hallarlas no es necesario irse al fin del mundo y que nuestra embarcación etnológica corra el riesgo de caer en los abismos de los confines del océano, para encontrarlas tan solo es necesario abrir bien los ojos a nuestro alrededor.
- Por otra parte, están naciendo formas culturales nuevas basadas en la tecnología y en, como ya se ha citado antes, un mundo cada vez más “mundializado” en torno a modos de hacer estas nuevas formas de vida social que están apareciendo en los últimos tiempos.
- De todas las opciones que conforman nuestro tripode esta tal vez sea la más peligrosa, pese a que también resulte la más interesante de cara al mundo que se nos viene encima.

Amanecer © Francisco J. Bonilla de la Rosa
Es bien conocido como el funcionalismo inglés se puso al servicio del colonialismo cuando se estaba explotando el territorio africano, y a su vez a los africanos. Pese a que en muchas ocasiones, con el fin de “sanear” el pasado antropológico, se ha tratado de argumentar que esta relación no está completamente clara sus conexiones siempre aparecen unidas en esta época, bien porque el colonialismo se abasteciera del conocimiento antropológico para llevar a cabo sus progresos o bien porque el conocimiento antropológico se abasteciera del colonialismo para un mayor acceso a esos conocimientos. Es por ello que puede suceder lo mismo entre antropólogos y empresas en la era del capitalismo habiendo aprendido ya de los errores del pasado y desde un modo de hacer ético y sano para con las formas de vida diferentes.
Dicho esto, se puede afirmar, parafraseando al poeta Gabriel Celaya, que la antropología es un arma cargada de futuro.