• Letras
    • Autores
    • Crítica
    • Ensayo
    • Libros
    • Lingüística
    • Pensamiento
    • Poesía
    • Premios
    • Prosa
  • Artes
    • Arquitectura
    • Arte Actual
    • Artistas
    • Diseño
    • Escénicas
    • Escultura
    • Fotografía
    • Gráficas
    • Museos
    • Patrimonio
    • Pintura
  • Historia
    • Arqueología
  • Antropología
    • Culturas
    • Educación
    • Empresa
    • Sociedad
  • Ciencias
    • Antropología Física
    • Astrofísica
    • Biología
    • Geociencias
    • Medio Ambiente
    • Neurociencias
    • Paleontología
    • Salud
    • Tecnología
      • Videojuegos
  • Cine
  • Música
  • Opinión
    • MEJORES CRIPTOMONEDAS PARA INVERTIR
    • Editorial
  • Babel
    • English
    • Euskera
    • Français
    • Galego
    • Italiano
    • Português
  • Especiales
    • XIII Simposio
    • BMM 2016
    • Art & Breakfast /2
    • Art & Breakfast /3
Follow us on Facebook Follow us on Twitter Follow us on Google Plus Follow us on Pinterest
Mito | Revista Cultural
Novedad 0

La arquitectura civil romana en Torreparedones (I)

Por Fernando Aranda López el 31 octubre, 2019 @aralopfer

Aproximación historiográfica y conceptual.

El actual Parque Arqueológico de Torreparedones, situado entre los municipios de Baena y Castro del Río, en la provincia de Córdoba (España), es resultado de las distintas campañas de investigación que durante los últimos 30 años han exhumado restos de un emplazamiento ocupado de forma estable desde época ibera (siglo VI a.C.) hasta época moderna (siglo XVI d.C.), si bien tuvo su mayor apogeo durante la época imperial (siglo I-II d.C.) (VENTURA, 2014:37), con evidencias de que también lo fue desde finales del Neolítico y el comienzo de la Edad del Cobre (IV milenio a.C.) (MARTÍNEZ, PÉREZ, PEÑA-CHOCARRO, 2014:19). Gran parte de la producción científica se la debemos a los investigadores José Antonio Morena López, Director del Parque Arqueológico, Ángel Ventura Villanueva, profesor titular en el departamento de Arqueología de la Universidad de Córdoba, y a Carlos Márquez Moreno, catedrático del departamento de Historia del Arte de la misma universidad.

El presente artículo, el primero de los tres que se dedicarán a la ocupación romana, pretende servir de introducción historiográfica, geográfica y conceptual al estudio del urbanismo y la arquitectura civil clásica de la colonia Itucci Virtus Iulia, una denominación, que no obstante, sigue siendo objeto de debate.

Localización de yacimiento de Torreparedones (ITVCI?) en época romana. (VENTURA, 2014: fig. 29)

La investigación arqueológica en Torreparedones: aproximación historiográfica.

Las primeras referencias arqueológicas al enclave de Castro el Viejo o Torreparedones lo encontramos en el Tratado de Numismas (1584) del anticuario cordobés Juan Fernández Franco, discípulo de Ambrosio de Morales (GONZALBES, 2007:228), quien cree que pudo ser la Castra Vinaria que cita Plinio (MORENA, 2014:13), y de cuyo lugar dice que “hay grandes fundamentos Romanos y Edificios que denotan haber sido Cibdad cercada, aunque pequeño sitio” (FERNÁNDEZ, 1584:160). También, en referencia a leyendas eclesiásticas, sitúa allí la iglesia dedicada a Nunillo y Allodia, dos hermanas santas mozárabes que fueron martirizadas en tiempos de Abderramán II.

En 1674, se realiza la primera descripción del Castillo de Castroviejo (CARRILLO DE CÓRDOBA, 1673:85-86), dándose detalles también sobre la Ermita de las Santas Vírgenes y señalando que hay en “la parte del Septentrion del Castillo […] ruynas de edificios muy antiguos, y grandes, […] con señales de Muros de cantería, y Casas por todo el cerro que llaman Huesca”.

En 1736, Pedro Leonardo de Villacelos identificó el lugar con Castrum Priscum, un lugar totalmente inventado (MORENA, 2014:14), dado que se equivocó al leer una inscripción encontrada cerca de Baena y dedicada a Licina Rufina, saderdos perpetua en Ucubi, Ipsca e Iliberris (GUERRA, 1987:252-273), cuando en realidad hacía referencia a Contributa Ipsca.

En Palestra Sagrada (1972), Bartolomé Sánchez de Feria y Morales, propondría, al contrario que Carrillo, que las Santas Vírgenes fueron asesinadas en la ciudad de Osca y en el cerro de Huesca, situados ambos en Ipsca, un municipio romano cercano y a orillas del río Guadajoz (MORENA, 2014:15).

El primer hallazgo importante tuvo lugar ya a finales del siglo XIX, el 16 de agosto de 1833, cuando unos labradores encontraron una sala hipogea mientras realizaban tareas agrícolas. De ese sepulcro subterráneo, perteneciente a la familia Pompeya, dio testimonio el aún adolescente, contaba tan sólo 17 años, y posterior anticuario de la Real Academia de la Historia, Aureliano Fernández-Guerra, cuyo trabajo fue plagiado y publicado por Manuel de la Corte en el Semanario Pintoresco Español en 1839. Además de la tumba y de las urnas, se recuperaron una escultura femenina acéfala y un pedestal de Quinto Nummio Galo asociado a la tumba conocida como La Mazmorra. Ya en 1903, Francisco Valverde y Perales, en su Historia de la Villa de Baena, incluye noticias publicadas respecto al hallazgo, así como alguna de las primeras fotografías y algunos grabados (MORENA, 2014:16).

La primera de las publicaciones recientes y monográficas dedicadas al yacimiento es la de José Antonio Morena López, actual director del parque arqueológico: El santuario ibérico de Torreparedones (1986).

Un año más tarde, en 1987, los profesores Barry W. Cunliffe y María Cruz Fernández impulsan The Guadajoz Project, con la participación conjunta del Instituto de Arqueología de Oxford y las universidades Complutense de Madrid y la de Córdoba. Además de numerosas prospecciones, acometen varias campañas de excavación en la muralla (1987), en el santuario (1988), en la puerta oriental (1990) y en un sector intramuros (1992).

Desde que el Ayuntamiento de Baena se hace con los terrenos y el yacimiento es declarado Bien de Interés Cultural (Decreto 266/2007, de 16 de octubre; BOJA núm. 224) hasta la actualidad, se ha sucedido múltiples campañas de excavación sobre espacios concretos: el resultado de éstos estudios han sido publicados y publicitados en múltiples revistas especializadas y congresos. Además, la Universidad de Córdoba ha incluido  el parque como una parte importante en los distintos másteres y grados relacionados con la materia.

Localización geográfica y características físicas del terreno.

El centro del área foral, como epicentro, tiene unas coordenadas de 37º45’16.75” N y 4º22’38.88” O, pudiéndose acceder a él en vehículo a través del antiguo Camino de Castro del Río a Porcuna, que cruza A-3125 que une Baena y Cañete de las Torres en el km. 17. Son 5 km. con un desnivel que va desde los 301 m. hasta los 554 metros sobre el nivel del mar. Efectivamente, es un lugar en alto desde el que se divisan más de 10 pueblos del valle del Guadalquivir, así como Sierra Morena y las sierras subbéticas del sur de Córdoba y de Jaén; además, algunos asentamientos importantes de época romana y medieval, como Ategua (Cortijo de Teba), Ucubi (Espejo) o Ulia (Montemayor).

El yacimiento se sitúa en la periferia de la comarca de la Campiña-Guadajoz Este, con suelos de materiales del mioceno o triásicos, sacados a la luz por la erosión. La zona presenta unas características geográficas muy específicas, hasta el punto de poder hablar de una subcomarca de la periferia meridional con suelos a base de margocalizas terciarias tabulares del Tortoniense (LÓPEZ, 1973:37), bastante fértiles e idóneas para la producción agrícola.

En lo que se refiere al clima, el yacimiento no presenta rasgos específicos diferenciados del resto de la campiña, manteniéndose la constante mediterránea de veranos bastante calurosos, inviernos templados-fríos y una pluviosidad media entre 400-550 milímetros; todo ello en el marco de una cierta continentalización por su alejada situación respecto al mar.

Vista cenital del yacimiento de Torreparedones. Google Earth Pro, 2019.

Evolución histórica del solar: desde la prehistoria hasta época medieval.

El trabajo realizado por la Universidad de Cordoba y el CSIC en 2012 profundiza en los resultados hallados por Barry Cunliffe y María Cruz Fernández entre 1987 y 1992, que determinan una ocupación del espacio se remonta hasta el Calcolítico, con una cronología entre el 3300-2900 a.C. (MARTÍNEZ, PÉREZ, PEÑA-CHOCARRO, 2014:135-152). En los sondeos realizados aparecieron estructuras prehistóricas junto a cerámicas, industria lítica laminar en sílex y restos óseos caprinos (ovejas y cabras), amén de otro de difícil identificación.

Entre 2900-1100 a.C. hay un despoblamiento y la presencia humana es bastante discreta o puntual, volviéndose a una refundación en el tránsito entre el II y el I milenio a.C. Entonces aparecen cazuelas de carena alta y base plana, tipos A I a y A I b según los modelos de Ruiz Mata (MARTÍNEZ et alii, 2014:142) junto a vasos de tendencia bicónica (tipo A I f), así como cuencos con paredes finas y de escaso diámetro; más tarde, cerámica bruñida oscura típica del bronce final tartésico junto a artefactos metálicos muy deteriorados (punzones, tachuelas decoradas, varillas de cobre) y vasos abiertos de gran capacidad (Tipo E I), alguno de ellos con origen en Cerdeña. En el sondeo se encontró un suelo a base de cal apisonada y clastos, con pequeñas piezas de piedra y cerámica colapsada in situ, así como semillas carbonizadas de trigo, leguminosas y haba. En cuanto a la fauna, se documentan bovino y cánidos domésticos, carpinos y suidos, así como otra indeterminada.

A partir del siglo VII a.C. se constata una mayor relación con comerciantes orientales; Torreparedones está en zona mentesana, en contacto con poblaciones turdetanas, bastetanas, oretanas y libio-fenicias, lo que propició un asentamiento estable (oppida) y la construcción de una muralla defensiva en torno al 600 a.C. (CUNLIFFE Y FERNÁNDEZ, 1999:71), con 7 m. de anchura en la base, 2,5 m. de altura conservada y un perímetro de 1,5 km. que circunda una meseta de 10,5 Ha. (MORENA Y MORENO, 2010:434). La cerámica, eminentemente ibera, se complementa con vasos áticos de figuras rojas; hay unas élites locales que demandan productos de lujo, lo que se aprecia sobre todo en la decoración de sus tumbas, con esculturas zoomorfas talladas en piedra. No cabe duda de la influencia oriental por los motivos que aparecen tanto en el capitel ibérico (LEÓN, 1979; MORENA, 2014:25) que se conserva en el Museo Histórico de Baena, como en la ménsula ibérica hallada a finales del siglo XIX y que se conserva en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba. No podemos olvidar la presencia de un santuario extramuros con apogeo entre los siglos II-I a.C. con dos templos (A y B) con diferentes cronologías en el que la figura religiosa (un betilo decorado con estuco) serviría de línea del tiempo astronómico entre los solsticios de invierno y de verano (MORENA, ABRIL, 2013:305-308). La presencia de exvotos votivos (en su mayoría, antropomórficos y anatómicos) nos permite determinar una religiosidad propia de la cultura ibera.

El oppidum quedará bajo dominio romano, por apropiación por derecho de conquista, tras la segunda guerra púnica y la inmediata creación de la provincia de Hispania Ulterior, llamada Baetica a partir de Augusto, en el 197 a.C., pasando a formar parte del Ager Publicus Romanus. El hallazgo epigráfico fechado en época augustea (VENTURA, 2014:31) menciona la Legión XXXIII, reclutada entre 49-48 a.C., que nunca pisaría tierras hispanas; ello nos hace pensar que el veterano militar fue licenciado y premiado con propiedades y tierras durante el proceso de reorganización y colonización que fue promovido en décadas posteriores.

La colonia estaría compuesta por una población mixta de ciudadanos romanos y población indígena sin derechos, bajo la condición de incolae (residentes). La epigrafía hallada revela la existencia de varias tribus importantes: los Pompeyos, los Galeria, los Junios, los Mummios, etc., que ocupaban los puestos administrativos importantes.

En siglo III d.C. la urbe entra en decadencia, como ocurre en otras ciudades de la Baetica; sin embargo, aunque hasta el siglo V d.C. se constata el uso de la zona de la basílica para una actividad de tipo industrial, lo cierto es que a día de hoy hay pocos datos. Sabemos que en el siglo VII d.C. el espacio foral se convierte en una necrópolis visigoda (MORENA, 2014:63-78), y que por el número de inhumaciones todo parece indicar que el asentamiento contaría con una escasa población. Tal es así, que según las intervenciones arqueológicas de Cunliffe y Fernández de Castro, el lugar debió estar abandonado hasta la llegada de los almorávides: hallaron cerámicas entre los siglos XII y XIV a unos 180 m. al sur del castillo. Los últimos descubrimientos retrasan esa reocupación hasta el siglo X-XI (VARELA, 2014:127); es probable que en época islámica Torreparedones fuera Qastruh, (FORNÉ, 2013:45), una islamización del término latino Castro, aunque ni en la cora de Cabra ni en la de Córdoba se cita el lugar a pesar de su importancia estratégica y fronteriza.

Vista del castillo medieval de Torreoparedones (Baena). Edmundo Sáez, 2016.

En cualquier caso, a partir de 1240 los cristianos emprenden sus primeras campañas militares en la zona, debiendo considerarse la conquista de Castro el Viejo entre 1240 y 1245. En 1269, Alfonso X dona a Fernán Alfonso “la torre e castillo de Castro Viejo, con todos sus heredamientos[1]”. Su hijo, Gonzalo Alfonso de Lastres, en el contexto de su apresamiento por los nazaríes de Granada, vendió el castillo al alcalde de Córdoba y señor de Espejo, Pay Arias, quedando bajo jurisdicción de aquella. En torno a estas fechas, debió construirse la Ermita en Honor a las Santas Nulilo y Alodia, cuyo martirio se suponía según el Memoriale Sactorum de San Eulogio.

Efectivamente, entre los siglos XIII-XV hay un apogeo urbano, que debe considerarse como un enclave funcional en el contexto bélico de la guerra contra Granada, por lo que al acabar ésta, a mediados del siglo XVI, el lugar es definitivamente abandonado (DÍAZ, 2013:211).

Aunque el oppidum ibero, de alguna forma, marcó los límites de la colonia romana, la configuración interna de la ciudad sufrió una radical transformación para adaptarla funcionalmente al modo de vida romano. Además, con la introducción de elementos constructivos nuevos se impuso una edilicia romana, también nueva, que dotaría a los poderes políticos, religiosos y económicos de los espacios necesarios en el foro.

La arquitectura civil en época romana.

La ciudad romana, resultado de una ideología política al servicio de Roma, centraría las relaciones humanas en los espacios públicos habilitados para ello, así como también en las viviendas de uso privado, naturalmente. La dotación de los servicios más esenciales, así como de esos espacios para el público, serían el resultado del compromiso de los patricios y las clases dominantes con el resto de los ciudadanos de la ciudad, pero sin un necesario sentido de obligación, sino como un medio para el prestigio y la confianza en el ámbito de la política.

Los edificios civiles eran, preferentemente, de piedra y, cuando era posible, de mármol, aunque, dependiendo del uso y funcionalidad se recurría a la madera o a otros materiales compuestos, tales como el hormigón (opus caementicium), el mortero impermeable (opus signinum) o el ladrillo (opus lateritium).

En cuanto a los elementos constructivos, sobresale el uso de los arcos, las bóvedas, las columnas, los pilares, los muros y las cubiertas artesonadas de madera y cubierta de tégulas (tejas). El revestimiento de paredes (muros) podía estar enlucido o estucado, generalmente pintado o en relieve, aunque también legaba a alicatarse con mármol o mediante mosaico (opus musivum). Los pavimentos eran enlosados en piedra, ladrillo (opus spicatum) o madera, como también mediante mosaicos, ya fueran a base de plaquetas de mármol (opus sectile) o con pequeños cubos de piedra (opus tesellatum, opus vermiculatum); en Hispania aparecen mosaicos mixtos a base de cerámica y piedra (opus figlinum) y con mortero, mármol y piedra (opus scutulatum).

Las técnicas de construcción estaban muy depuradas, con un gran desarrollo de la topografía y el cálculo matemático, con unas cimentaciones firmes que dotaban de la necesaria estabilidad a los edificios, constatándose el uso de andamios y maquinaria para el transporte y elevación de materiales.

Debemos, sin duda, diferenciar obras públicas para la dotación de servicios y los edificios funcionales. Entre las primeras, encontramos las calzadas (vías) romanas y las calles, los puentes, los acueductos, los depósitos y cisternas, las canalizaciones de agua, las fuentes, las cloacas (alcantarillado) y las murallas, puertas defensivas y fosos; en el caso de los segundos, los edificios para espectáculos y ocio, como teatros, odeones, circos, anfiteatros, estadios o termas; los monumentos, como los arcos honoríficos, las columnas conmemorativas o los trofeos; los edificios para las funciones administrativas y políticas, como el comicio, la curia o la basílica, y los dedicados a las actividades comerciales, como el macellum (mercado) y los horrea (los depósitos). En el plano religioso, encontramos altares, edículos, templos y santuarios.

Capiteles, fustes y otros fragmentos del templo romano de Córdoba. Américo Toledano, 2018.

Las áreas forales en el mundo romano.

El centro de la urbe romana es el foro, y no sólo por ubicarse en la confluencia de las calles principales que atraviesan la ciudad de norte a sur y de este a oeste, el cardo y el decumano maximo, respectivamente, sino porque alrededor de la plaza están los edificios administrativos, políticos y religiosos, y en ocasiones, también los comerciales y los de ocio.

El estudio de Romero Vera de 30 ciudades hispanorromanas del siglo II d.C., revela cómo las ciudades indígenas se reconfiguran con la romanización y cómo se llevaron a cabo las nuevas fundaciones. Con la expansión del modelo romano de ciudad se pretendió exportar la organización y la estructura de la propia Roma, como réplicas a imagen y semejanza de ésta, aunque atendiendo a la orografía y a las características físicas del terreno; supuso, al mismo tiempo, el arrasamiento de muchas estructuras indígenas que dificultaban o impedían llevarla a cabo. (ROMERO, 2016:398-407)

Se constata, de igual forma, un proceso evolutivo de los foros que está en relación directa con la vitalidad del asentamiento, de tal forma, que progresivamente se van añadiendo edificios y servicios para satisfacer necesidades, sobre todo cuando se produce un cambio en el estatus jurídico o a medida que la romanización va aparejada de un incremento notable de la población.

La ordenación de los espacios en la ciudad romana.

Teniendo como referencia el modelo de Roma, y toda vez que se consolida en las ciudades hispanas indígenas (las colonias de nueva fundación lo calcan desde el inicio), hay que partir, teniendo en cuenta los registros arqueológicos, de un análisis que diferencie los ámbitos privados de los públicos, los espacios intramuros de los extramuros y, por último, analizar las características que definen a cada uno de ellos.

Las ciudades romanas contaban con una muralla perimetral de piedra que protegía de los ataques enemigos, con potentes puertas defensivas y fosos. Se han constatado remodelaciones y ampliaciones de los perímetros defensivos por el crecimiento urbano.

Fuera de la ciudad quedan las necrópolis y las tumbas individuales y colectivas, así como algunos edificios para el ocio, como los anfiteatros y los circos, que por su tamaño casi siempre tenían problemas con el espacio; intramuros, a resguardo, quedaba todo lo demás, incluyendo las actividades económicas y las relaciones sociales y políticas.

El modelo ideal de ciudad se configuraba en torno a los ejes norte-sur y este-oeste, disponiendo calles secundarias perpendiculares que formaban un callejero regular en el que se disponían las viviendas, ya fueran las lujosas domus (casas unifamiliares) o las residencias plurifamiliares con varios pisos de alquiler (cenacula) o de pisos independientes (insulae). El registro arqueológico muestra como, en muchas ocasiones, con la evolución de las ciudades, se construyen edificios civiles donde antes había viviendas, y cómo los foros mudan de un lugar a otro (Córdoba, Mérida).

Sin embargo, el espacio foral, en la mayoría de las ciudades de Hispania, no cambia de lugar, aunque sí se acometen sobre él, en ocasiones, mejoras y remodelaciones (ROMERO, 2016:398-407).

Configuración del espacio público-administrativo romano.

El foro romano se compone de una plaza central, generalmente porticada y monumentalizada, rodeada de los edificios civiles más importantes: el comicio, la curia, el templo, las tabernae (dependencias comerciales) y la basílica; en ocasiones, incluso la cárcel, el archivo (tabularium) o el tesoro público (aerarium) (GUIRAL, ZARZALEJOS, 2005:306). No obstante, la presencia de unos edificios u otros alrededor de la plaza varía de una ciudad a otra, como así lo revela en el registro arqueológico (ROMERO, 2016:398-407), con el que se constata que hay foros que fueron proyectados unitariamente en conjunto (cerrados) y otros que son el resultado de añadiduras progresivas de edificios (abierto y discontinuo).

Foros imperiales de Roma. 3coma14.

Tipologías edificatorias de los edificios públicos forales.

En Roma, el cómo es un edificio depende de que uso y qué función pública tiene. Aunque dos edificios puedan compartir los mismos elementos constructivos, el cómo se disponen y proyectan dependerá siempre de qué espacio se quiere conseguir: es inimaginable que unas termas y un circo se parezcan por mucho que en el segundo se celebren naumaquias.

De tal forma, sabemos que para el culto religioso utilizaban altares, edículos y templos, primero con formas más etruscas y luego, en el siglo II a.C. con una mayor helenización por el contacto directo con el mundo griego. Apenas hay presencia del orden toscano (una evolución del dórico) o del jónico, aunque sí del corintio y, sobre todo, del compuesto, de invención augustea y que une a las volutas jónicas, las hojas de acanto. La decoración de los espacios religiosos con escenas mitológicas se fue reduciendo poco a poco, aunque los templos adoptaron las formas más diversas, aunque siempre separando el espacio privado de la divinidad (cella) del resto de espacios mediante muros. Al lugar religioso podían añadirse otros edificios y transformarse en un espacio mucho más complejo: en un santuario.

Para la función política y administrativa, el comicio (comitium), es el espacio, incluso con gradas, donde los ciudadanos se reunían para tratar los asuntos políticos y para celebrar elecciones; la Curia era “el lugar del Senado” (GUIRAL, ZARZALEJOS, 2005:307), donde se reunían los magistrados locales, los decuriones, con forma cuadrangular y sin columnas; la basílica (basílica forensis) estaba destinada a la administración de justicia y los negocios, con un gran espacio rectangular y cubierta plana apoyada en columnas; los pórticos son los edificios adyacentes al foro con planta rectangular, abiertos, formados por columnas y sin una función concreta.

El macellum es el edificio dedicado a las actividades comerciales, a modo de mercado. Alrededor del patio central, por lo general porticado, se situaban las tiendas, como pequeñas estancias, que contaban con una subdivisión en dos partes: una exterior para la atención al público y otra interior, como pequeño almacén o zona de trabajo.

En el siguiente artículo abordaremos el urbanismo romano del asentamiento de Torreparedones, su configuración y adaptación al espacio ibero, así como los espacios públicos extra forales. En el tercero, y último, la configuración del Foro Romano, sus edificios y sus funciones.

Portada: Vista del Foro Romano de Torreparedones (Baena). Edmundo Sáez, 2016.


Para saber más:

  • AVILÉS RUIZ, José Antonio, BELTRÁN FORTES, José, BORREGO DE LA PAZ, Juan de Dios, CÓRDOBA DE LA LLAVE, Ricardo, DÍAZ HIDALGO, Rafael Javier, FELIPE COLODRERO, Ana, LÓPEZ FLORES, Inmaculada, MÁRQUEZ MORENO, Carlos, MARTINEZ SÁNCHEZ, Rafael María, MORENA LÓPEZ, José Antonio, MORENO ROSA, Antonio, TRISTELL MUÑOZ, Fernando Javier, VARELA ROMERO, Juan, VENTURA VILLANUEVA, Ángel. Torreparedones. Baena, Córdoba. Investigaciones arqueológicas (2006-2012). UCO y Excmo. Ayto. de Baena. 2014.
  • CARRILLO DE CÓRDOBA, Francisco. Certamen Histórico por la patria del esclarecido protomártil español San Laurencio. Córdoba, 1673.
  • DÍAZ HIDALGO, Rafael Javier. Castro el Viejo y su entorno en la baja Edad Media (siglos XIII-XV. Trabajo final de máster. Universidad de Córdoba, 2013.
  • FERNÁNDEZ FRANCO, J. Tratado de Numismas (1584) (copia del siglo XVIII).
  • FERNÁNDEZ URIEL, Pilar. Historia de Roma. Volumen II. UNED. 2001.
  • GONZÁLBES CRAVIOTO, Enrique. Antigüedades romanas en los manuscritos del eurito Juan Fernández Franco (Siglo XVI). Revista Antiqvitas. Núm. 18-19. 2007.
  • GUIRAL PELEGRÍN, Carmen, ZARZALEJOS PRIETO, Mar. Arqueología II (Arqueología de Roma). UNED. 2005.
  • GUERRA GÓMEZ, MANUEL. El sacerdocio femenino en las religiones greco-romanas y en el cristianismo de los primeros siglos (pp.232). Aldecoa, 1987. ISBN. 84-7009-262-6.
  • LÓPEZ-SÁEZ, J.A. et alii. Dinámica paleoambiental en la campiña de Córdoba (Andalucía) entre el IV y el I milenios cal. BC. Análisis palinológico del yacimiento arqueológico de Torreparedones. Revista de la Sociedad Española de Geomorfología (SEG) y Asociación Española para el Estudio del Cuaternario (AEQUA). Vol. 29. Diciembre, 2015.
  • MARTÍNEZ SÁNCHEZ, Rafael María, PÉREZ JORDÁ, Guillem, PEÑA-CHOCARRO, Leonor. La campiña de Córdoba entre el IV y el I milenio ANE. Apuntes sobre la ocupación prehistórica del yacimiento de Torreparedone (Baena-Castro del Río, Córdoba). El sondeo 3, al norte del foro. ANTIQVITAS. Núm. 26. 2014.
  • MÁRQUEZ MORENO, Carlos. Apuntes para el conocimiento de la urbanística romana en Córdoba. El yacimiento ibero-romano de Torreparedones. Anuario de Hespérides. Volumen XVII-XVIII (2009-2010). Málaga, 2009.
  • MORENA LÓPEZ, José Antonio et alii. El foro de la ciudad romana de Torreparedones (Baena Córdoba): primeros resultados de la investigación arqueológica (campaña 2009-2010). Revista Itálica. Núm. 1. Año 2011.
  • MORENA LÓPEZ, José Antonio. El santuario ibérico de Torreparedones. Castro del Río-Baena, Córdoba. Excma. Diputación de córdoba. 1989.
  • MORENA LÓPEZ, José Antonio, ABRIL HERNÁNDEZ, José Mª. Estudio arqueo-astronómico del santuario ibero-romano de Torreparedones (Baena, Córdoba). Cuadernos de Prehistoria y Arqueología. Núm. 23. Universidad de Granada. 2013.
  • MORENA LÓPEZ, José Antonio. Ipsca (Baena, Córdoba): un núcleo urbano milenario a orillas del Guadajoz. Revista ITVCI. Núm. 4. 2014.
  • PERICET MAYA, Clara. Historiografía y génesis del Yacimiento. Torreparedones (Baena, Córdoba). SALSVM 4-5. 2013-2014.
  • ROMERO VERA, Diego. La ciudad hispanorromana en el siglo II d.C. Tesis doctoral. Universidad de Córdoba. 2016.
  • RUIZ MATA, Diego. «Las cerámicas del Bronce Final. Un soporte tipológico para definir el tiempo y el espacio tartésico». Actas del Congreso «Tartessos, 25 años después». (Jerez, 1993).
  • SÁNCHEZ DE FERIA, Bartolomé. Palestra Sagrada o memorial de los Santos de Córdoba. Cordoba, 1772.
  • VÁZQUEZ HOYS, Ana María. Historia de Roma. Volumen I. UNED. 2001.
  • VENTURA VILLANUEVA. Ángel. Nuevo descubrimiento epigráfico en Torreparedones. Revista ITVCI, Núm. 2. Mayo, 2012.
  • VENTURA VILLANUEVA. Ángel. Torreparedones (colonia Virtus Iulia Ituci) entre Severo y Constantino: ¿oppidum labens uel damnatum et adtribuitum? Oppida Labentia. Transformaciones, cambios y alteraciones en las ciudades hispanas entre el siglo II y la tardoantigüedad. UNED. 2017.

[1] Archivo General de Simacas. Documento de 1269.

ArqueologíaArquitectura civilBaenaCastroviejoCórdobaForo RomanoHistoriografíaItucci Virtus IuliaParque ArqueológicoRomaTorreparedones
Redes Tweet
Compartir

Fernando Aranda López

Director Editorial de «Mito | Revista Cultural», un medio digital iberoamericano especializado en la difusión del saber en español y en la promoción del talento de estudiantes, graduados y doctorandos. Ha participado en numerosos proyectos de investigación.

Y ademas…

  • Novedad

    Las lenguas del Antiguo Egipto

  • Novedad

    Dibujo de un sueño

  • Novedad

    Écfradith

Sin comentarios

Deje su comentario Cancelar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  • Antonio Costa publica ‘La casa que se tragó el otoño’

    7 noviembre, 2019
  • Una nota sobre ‘Les Compagnons. L’Université Nouvelle’

    7 noviembre, 2019
  • Las lenguas del Antiguo Egipto

    4 noviembre, 2019
  • Dibujo de un sueño

    2 noviembre, 2019

  Consulte los números publicados

2019
201920172016201520142013
▼
>
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Follow @revistamito
Mito Revista Cultural

           Suscríbase al Newsletter




Mito | Revista Cultural solicita su ayuda para seguir funcionando como hasta ahora. Puede donar una pequeña cantidad de forma segura.
   
   
Visite Mito | Revista Cultural en Flipboard.

Etiquetas

Agenda Arte Cine Exposición Fotografía Libros Madrid Mujer México música Pintura Poesía Teatro Valencia
  • Colaboraciones
  • Condiciones de publicación
  • Contacto
  • Normas de uso
  • Privacidad
  • ¿Quiénes somos?
Follow us on Facebook Follow us on Twitter Follow us on Google Plus Follow us on Pinterest

© 2019 MITO | REVISTA CULTURAL. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido protegido por derechos de autor. ISSN 2340-7050. NOVIEMBRE 2019.

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación y ofrecer contenidos de interés. Al continuar con la navegación entendemos que acepta nuestra política de cookies. Aceptar
Privacidad

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necesarias
Siempre activado

Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.

No necesarias

Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.