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Mingol es uno de los pintores más relevantes del panorama artístico castellonense de la segunda mitad del siglo XX
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La exposición reconoce tanto su figura como pintor como su papel como promotor de la actividad cultural en Castellón
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La muestra repasa sus diferentes etapas pictóricas y temáticas donde predomina el paisaje
El Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana presenta la exposición ‘José Mingol’ en el Museo de Bellas Artes de Castellón, donde se podrá ver hasta el 24 de abril.
Cuando se cumplen ocho años de su fallecimiento, el Consorcio de Museos en colaboración con CulturArts Castellón, el Ayuntamiento de Almassora (su ciudad natal) y Caixa Almassora, quiere rendir homenaje a este artista, considerado como uno de los pintores más relevantes del panorama artístico castellonense de la segunda mitad del siglo XX.
Según el director del Consorcio de Museos, Felipe Garín “Mingol fue un artista comprometido con su tierra. Promotor de la actividad cultural en Castellón, la exposición pretende reconocer tanto su figura como pintor como su papel dentro de la vida cultural castellonense, en contacto con el mundo académico y artístico”.
De sólida formación académica, Mingol dedicó más de cuarenta años a la actividad artística, siendo profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Castellón, así como experto técnico restaurador de la Diputación Provincial de Castellón.
Según el comisario de la muestra, Pepe Mingol Navarro, hijo del artista, “trabajador constante y voluntarioso, Mingol vivió intensamente para la pintura, donde el dominio del dibujo y su brillante exquisitez por el color dan personalidad a su pintura durante toda su trayectoria, un mundo de cambios técnicos y cromáticos dentro de un estilo propio muy personal”.
La exposición realiza un recorrido por su vida artística mostrando cada una de sus facetas pictóricas, desde sus primeras obras donde imperaba el realismo impresionista y la influencia de su maestro Gimeno Barón, hasta su etapa de madurez en la que el dibujo y el color se funden.
Así la exposición muestra sus paisajes de Cullera, Oropesa, Lucena, Morella y, sobretodo de Albarracín, con sus calles, tejados y atardeceres de tintes severos. Escenarios rurales de amplias perspectivas, que reflejan lugares y situaciones localizables, pero que carecen de acción.
Se muestran sus bodegones escuetos, sintéticos, sin alardes, en absoluto escenográficos ni retóricos, que impresionan por su sobriedad temática y por la riqueza de dicción, trabajada lenta y minuciosamente sin perder frescura.
También de gran éxito son sus dibujos, dentro de una línea poco frecuentada por otros pintores. El propio artista explicó en numerosas ocasiones que sus dibujos “son el resultado de muchas horas de trabajo y observación del natural. La atracción que siento por el dibujo, así como el disfrute que me proporciona, me animan constantemente a trabajar con el carbón”.
Dibujos de Lucena, Albarracín o Morella, que tienen cierta expresividad de línea, tratados únicamente con lápiz, carbón y goma de borrar, con buena relación de valores tonales, matizaciones y equilibrio en los espacios.
Explica el comisario que “hacia 1982 los tonos oscuros, ocres y tierras, empiezan a desaparecer de su paleta, siendo sustituidos por otros rítmicos, cálidos, también de tonalidad violenta y en completa libertad, pero de mayor irradiación luminosa”. Así hasta llegar a su última etapa donde el dibujo se somete a las directrices del color, utilizado en toda su potencia.
Mingol, prolífico artista quien pintó hasta sus últimos días, dedicó más de cuarenta años a la actividad artística, con profundo respeto al oficio de ver y de pintar y para quien la pintura era “la expresión más sincera del natural plasmada al lienzo por un temperamento”.
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