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Ha sido apodada como la ‘Capilla Sixtina valenciana’ por los magníficos frescos de su bóveda, visibles tras años de oscuridad y olvido.
Del 29 de septiembre al 3 de octubre se celebró en la Comunidad Valenciana la Semana de la Arquitectura 2016, organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana. Semana cultural en la que se organizaron diversos eventos culturales y talleres infantiles, relacionados con la arquitectura y abiertos a todo el público interesado, en las ciudades de Valencia, Puerto de Sagunto, Guadassuar, Gandía, Castellón, Benicàssim, Alicante, Teulada, Dénia, Elche y La Nucía.
Uno de los eventos que más me interesó, y al que acudí, fue la visita guiada por tres edificios de la ciudad que, bajo el nombre de “Gótico descubierto”, nos mostró la Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, la Iglesia de los Santos Juanes y la Catedral de Santa María de Valencia. La intención de la visita era la de descubrir “el Gótico en Valencia y su transformación a lo largo del tiempo” (1) además de profundizar “en el proceso constructivo, en las técnicas, en los oficios, en las herramientas, en el aprendizaje y en los legados, a través de tres hitos de esta arquitectura” (1).
Cuando acabó la larga visita guiada, de cinco horas y media nada más y nada menos, pensé: “Esto tengo que contarlo”. Pero, ¿en qué centrarme? La Catedral de Valencia es de sobra conocida y apenas podría aportar cosas nuevas. La Iglesia de los Santos Juanes, o de Sant Joan del Mercat, me trae infaustos recuerdos de primero de arquitectura, ya que fue objeto de un trabajo de la asignatura de dibujo técnico y, aunque reconozco que en esta última visita la miré con más cariño, creo que aún tengo que madurar un poco mi aprecio por ella. Solo quedaba, pues, la Iglesia de San Nicolás que, por otro lado, es, a mi parecer, el edificio más impactante de los tres y, hasta hace muy poco tiempo, también el más desconocido.
La iglesia de San Nicolás es muy popular en Valencia, tanto en la propia capital como en los municipios del área metropolitana. No por su arquitectura, sus pinturas o su especial ubicación, sino porque una de sus capillas, en concreto la tercera por la derecha si entramos al recinto desde los pies, está dedicada a San Judas Tadeo, el “abogado de los imposibles”. Dice la tradición que has de ir tres lunes seguidos a San Judas Tadeo, hacer tus peticiones y repetir la oración que está escrita en un panel en la parte izquierda de la capilla. Si se cumplen o no, es difícil de decir. No es objeto de este artículo las cuestiones de fe. Sin embargo, las largas colas que lunes tras lunes hay en la iglesia deben ser significativas de que algo funciona.
La entrada a la iglesia es lo primero que sorprende. Existe una portada principal, la de los pies, ubicada al oeste, que conserva todavía tras la restauración en la parte superior del cancel (2) el retrato del papa Calixto III, de nombre Alfonso de Borja, perteneciente a la familia Borja o Borgia tan denostada por la literatura y el cine, y que fue el párroco de la iglesia hacia el año 1419. Fue él quien inició la reconstrucción gótica del templo, originariamente una mezquita consagrada al culto cristiano y católico. Esta entrada principal está, precisamente, en la plaza de San Nicolás pero es una plazuela tan pequeña y está tan escondida que pasa desapercibida en la compleja trama urbana de la parte antigua de la ciudad. Es curioso que la dirección postal de la iglesia sea la calle Caballeros, número 35, porque lo que nos encontramos allí es una puerta que podría ser de cualquier portal, que apenas llama la atención y con un escueto horario de misas y visitas en la puerta.
Fue ese número de la calle Caballeros el punto de encuentro de los asistentes para iniciar la visita guiada, a una hora temprana, anterior al horario de apertura del templo, y bajo la experta explicación de Carlos Campos(3), arquitecto restaurador del edificio. La pequeña puerta da acceso a un pasillo descubierto tan estrecho como ella y a la puerta lateral izquierda de la iglesia, situada al norte. Es en el momento de entrar, con la luz irrumpiendo por las altas ventanas neogóticas, cuando uno mira hacia arriba y se le abren los ojos y la boca con una bobalicona expresión de asombro. Sí que es la “Capilla Sixtina” Valenciana. Incluso aunque el techo pintado por Miguel Ángel solo se haya visto en fotografías o en documentales, todo el mundo tiene la imagen en la cabeza de un techo completamente pintado en estilo renacentista, ese que volvía la pintura, la escultura y la arquitectura hacia los órdenes y cánones clásicos de Grecia y Roma.
Pues un techo similar está en una pequeña y, hasta hace apenas ocho meses, desconocida iglesia valenciana que ha pasado del anonimato a ser punto de visita obligatorio para turistas españoles, extranjeros e incluso valencianos, que desconocían esta maravilla arquitectónica y pictórica.
Es imposible no dejar de mirar, y admirar, las maravillosas pinturas que Dionís Vidal, un pintor valenciano, realizó hacia el año 1700, ejecutando estrictamente las indicaciones y los bocetos de Antonio Palomino(4), pintor de la Corte que, por otro lado, sí que decoró personalmente la bóveda de la iglesia de los Santos Juanes. Pero aquí, en San Nicolás, fue la mano ejecutora de uno de sus discípulos la que convirtió una bóveda gótica en un reflejo de la nueva moda, venida de Italia.
No sólo se adornó con pinturas que relataban la vida de los dos santos patronos de la iglesia, San Nicolás Obispo de Bari y San Pedro Mártir, sino que se “disimuló” el estilo gótico que había quedado desfasado. Cuesta reconocer bajo esas maravillosas y coloristas imágenes, restauradas bajo la mano especializada de los miembros del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universitat Politècnica de València, los arcos formeros apuntados, las bóvedas de crucería o la misma clave de la bóveda. Los nervios apenas se pueden vislumbrar, ya que han sido rebajados, mostrando así que, efectivamente, no eran parte estructural de la cubierta, sino tan solo el apoyo necesario para la plementería(5).
Y es que se da la circunstancia, especialmente llamativa, que la plementería, es decir la propia cubierta de la bóveda de crucería de la iglesia, no es de ladrillo cerámico, sino de sillares(6); algo no muy habitual en la arquitectura gótica valenciana. Como también lo es el que la iglesia empezara a construirse desde los pies, no desde el altar, que era lo primero que se erigía y consagraba al culto. La razón fue, probablemente, que era en los pies donde se situaba el cementerio.
A pesar de estas particularidades, la iglesia tiene la tradicional orientación este – oeste, siguiendo la tradición cristiana: al este el altar, al oeste la entrada principal. Su planta tiene una sola nave de seis tramos, más el tramo correspondiente al altar mayor y que precede al presbiterio (7), que tiene forma poligonal. Entre los contrafuertes se instalan cinco capillas a cada lado y dos puertas laterales, la de la calle Caballeros (norte) y la de la plaza de San Nicolás (sur). Las dimensiones de la iglesia son 41 metros de largo, 13 metros de ancho y algo más de 8 metros y medio de altura hasta la cornisa. En el siguiente enlace tenéis un plano de la planta de la iglesia de San Nicolás:
La fachada principal presenta una típica portada gótica, formada por arcos apuntados sobrepuestos, un arco conopial como remate y un rosetón en el que aparece una estrella de seis puntas o estrella de David, a imitación de la que también se encuentra en la catedral de Valencia. No hay ornamentación añadida, salvo una escena sobre el dintel de la puerta, que representa uno de los milagros de San Nicolás.
Puerta principal de la iglesia de San Nicolás, a los pies del templo
La remodelación al estilo renacentista afectó no solo en el aspecto estético, añadiendo las escenas pictóricas en la bóveda de crucería, sino también en los huecos de las ventanas. La arquitectura gótica es una arquitectura de la luz, en la que predominan altas y esbeltas ventanas adornadas con vidrieras de colores, que representan escenas de la vida de los santos y vírgenes a los que se consagran los templos. Sin embargo, por contraste, la arquitectura renacentista, con esa vuelta a la tradición clásica griega y romana, transforma los huecos en ventanas de menor altura, dando más importancia a la composición simétrica y a la superposición de los órdenes que a la luz.
Es en esta etapa renacentista, hacia 1700, cuando se reforma el templo. Su bóveda de crucería se “disimula” rebajando todos los nervios que la componen; se añaden cornisas a lo largo del perímetro interior; se forran pilastras simulando columnatas romanas; se añaden sobre las cornisas angelotes y hojas de acanto; las capillas laterales se adornan al estilo de la época. Así, aparece la espectacular bóveda, con sus magníficos 1900 metros cuadrados de superficie pintada, superando los 800 metros cuadrados de la Capilla Sixtina.
Bóveda de la iglesia de San Nicolás, pintada por Dionís Vidal, discípulo de Antonio Palomino.
Todo ello sobrepuesto al gótico original, tal y como se puede apreciar en la capilla de San Rafael Arcángel, realizada en esta etapa. Se trata de la tercera capilla por la izquierda, entrando desde los pies. En ella se decidió, durante la restauración, mostrar la superposición de estilos. Esta pared, la mostrada en la parte inferior de la fotografía, se encontraba enlucida y los responsables de la restauración tomaron la decisión didáctica de mostrar el gótico escondido entre la decoración; de esta forma se puede comprender y conocer cómo evoluciona la arquitectura a lo largo del tiempo.
Capilla de San Miguel Arcángel, donde se aprecia el arco primitivo gótico y la superposición del arco decorado renacentista.
Es de destacar, además, que esta capilla tiene una pequeña cúpula que se construyó de una sola pieza, a partir de un bloque de piedra, quizá por tener un status superior, al estar consagrada a San Miguel Arcángel.
De 1760 es también la capilla de la comunión, ubicada al oeste del templo, junto a la entrada principal. En la fachada se puede apreciar perfectamente la superposición de estilos y la diferencia de composición. Se ha podido recuperar el color original durante la restauración, y se ha constatado que debía haber elementos adosados a la fachada que han desaparecido. Estos ornamentos faltantes se han señalado en la fachada dejando unos espacios en blanco.
Capilla de la Comunión de la iglesia de San Nicolás, 1760.
Sorprende al visitante la fachada sur, con una portada que recuerda al estilo gótico primitivo y que es fruto de una restauración posterior del templo, realizada por Timoteo Calvo Ibarra (8) en el año 1864. En ella se intentó revertir el estilo renacentista al gótico inicial, siendo los huecos de ventana los primeros en ser modificados. En el interior del templo, en los laterales de los muros, se aprecia cómo las nuevas ventanas neogóticas no respetan las pinturas murales y rompen las figuras, dejándolas sin brazos o pies.
Portada neogótica de la iglesia de San Nicolás, 1864.
El campanario también ha sufrido variaciones al pasar el tiempo, cosa que se ve perfectamente en su estructura. Una primera parte, la original, realizada con sillería y de la misma altura que el resto de la iglesia; una segunda realizada en ladrillo caravista hacia 1658, patrocinada según aparece inscrito por un comerciante de nombre Jerónimo Ferrer y su esposa; una tercera acabada hacia 1755 y el remate final de 1757.
Campanario de la iglesia de San Nicolás, 1864.
Esta iglesia no se vio afectada por las acciones destructivas que se sucedieron durante la guerra civil española, ya que, al parecer, uno de los restauradores era afín a los gobernantes en ese momento y tuvo alguna influencia para poder salvarla del expolio y la quema.
Sin embargo, fue la gente, los devotos, quienes hicieron que se desdibujara su magnífico interior, con el inocente encendido de una vela como ayuda en la concesión de lo pedido a los santos patronos de la iglesia y, por supuesto, al predilecto San Judas Tadeo. Años de incesante humo negro fueron oscureciendo sus paredes hasta que en el año 2012 se decidió emprender su restauración. Esta fue posible por el patrocinio del Arzobispado de Valencia, la Fundación Hortensia Herrero y el trabajo de la Universitat Politècnica de València, a través del Instituto de Restauración del Patrimonio. La dirección de los trabajos corrió a cargo de Pilar Roig, catedrática e investigadora de la UPV, con el asesoramiento de Gianluigi Colalucci, restaurador de los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Si bien solo es visible la restauración pictórica, no debemos olvidar la base de esas pinturas: los muros y bóvedas de la iglesia, sin los cuales no habría soporte alguno. En la restauración arquitectónica se ha intervenido en condiciones básicas de seguridad estructural del edificio, solucionando los problemas existentes y eliminando las grietas y fisuras que aparecían en la bóveda y en los muros laterales; en condiciones básicas de estanqueidad del edificio, arreglando las cubiertas para impedir la entrada de agua, las goteras y las manchas de humedad; y en condiciones de control higrotérmico, instalando ventanas con un sistema de apertura de accionamiento a distancia, para evitar la acumulación de humedad, sobre todo los lunes, día de máxima afluencia al recinto. Este sistema de ventilación natural permite el control de la humedad del interior y la conservación de los frescos.
Quedan elementos por restaurar, entre ellos la capilla de la Comunión, que presenta el mismo aspecto que debía tener la nave central antes de la intervención. Pero la parte más importante ya está realizada y se puede contemplar cualquier día, excepto los lunes. Se puede visitar la iglesia todos los días, con o sin visita guiada, pero los lunes están dedicados tan solo a los fieles que ahora no pueden encender velas tradicionales de cera, sino eléctricas. Una pequeña concesión para mantener el esplendor arquitectónico y pictórico del templo.
Una pequeña exposición se encuentra en el interior del templo, explicativa del antes y el después, de los estudios preliminares y los resultados; del trabajo realizado por expertos en estas materias. Pero ante todo, la experiencia en San Nicolás es visual. Hay que entrar por la calle Caballeros, caminar por el pasadizo descubierto, atravesar la puerta norte y levantar la vista hacia el cielo. Y a partir de ahí, dejarse llevar.
Fotografías © Carmen Lacasa Esteban
Para saber más:
- Arquitectura gótica.
- Estilo gótico, con imagen esquemática de sistema estructural de iglesias góticas.
- Iglesia de San Nicolás, por J. Diez Arnal.
- Restauración de San Nicolás, comienzo, noticia de la UPV.
- Restauración de San Nicolás, finalización, noticia de la UPV.
- Restauración de San Nicolás por Carlos Campos, arquitecto.
- Página web de la Iglesia de San Nicolás.
(1) Texto extraído del díptico de la visita.
(2) Cancel: Contrapuerta, generalmente de tres hojas, una de frente y dos laterales, ajustadas estas a las jambas de una puerta de entrada y cerrado todo por un techo para evitar las corrientes de aire y amortiguar los ruidos exteriores. Fuente: Real Academia de la Lengua Española
(3) Carlos Campos González: arquitecto, profesor asociado del departamento de proyectos del departamento de proyecto de la Escuela de arquitectura de la UPV.
(4) Antonio Palomino (Córdoba, 1655-Madrid, 1726): Pintor y tratadista español. Formado inicialmente en Córdoba bajo la dirección de Juan de Valdés Leal al mismo tiempo que estudiaba humanidades. Con la protección de Juan de Alfaro, discípulo de Velázquez, que se encontraba trabajando en la corte madrileña, en 1678 viajó a Madrid. Allí fue introducido en el círculo de Juan Carreño de Miranda y Claudio Coello, quienes le facilitaron el contacto con las colecciones reales y le dieron la oportunidad de colaborar en algunas obras, como la decoración del cuarto de la reina María Luisa de Orleans, primera esposa de Carlos II, y la galería del cierzo, ambas del Real Alcázar. Estos trabajos le permitieron obtener el título de pintor del rey en 1688. Fuente, Museo del Prado.
(5) Plementería: Obra de fábrica o material que completa las superficies intermedias entre los nervios de una bóveda de crucería o nervada. Cada uno de los paños se denomina plemento.
(6) Sillares: Se conoce como sillar a la Piedra labrada que se usa en construcción, normalmente de sección rectangular y forma paralelepípeda (similar a una caja de zapatos).
(7) Presbiterio: En una iglesia es el espacio que está rodeando el altar mayor, al que se accede desde la nave central por medio de gradas. A veces está separado por un cancel. Es un lugar reservado al clero. En un principio se hallaba aquí ubicado el coro.
(8) Timoteo Calvo Ibarra (Valencia 1799-1879): arquitecto titulado por la Academia de San Carlos; arquitecto mayor del ayuntamiento, fue uno de los artífices del ensanche de Valencia aprobado en 1884.
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? https://revistamito.com/iglesia-san-nicolas-la-rehabilitacion-destapo-tesoro/ : «Iglesia de San Nicolás: la rehabilitación que destapó un tesoro». Publicado el 12 de octubre de 2016 en Mito | Revista Cultural, nº.38 – URL: |
4 Comentarios
Sí, me supuse que era un error de texto. Tu artículo por lo demás, excelente. Saludos desde Chiapas, México.
Nota de la autora:
Detectada errata en el texto:
Donde dice «estrella de cinco puntas o estrella de David» debería decir «estrella de seis puntas o estrella de David».
En la descripción de la fachada principal describes un rosetón con una estrella de cinco puntas. En realidad son seis puntas claramente visibles.
Tienes razón, ya me lo han comentado, gracias; es un error de texto.