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Una historia sobre refugiados e inmigrantes que intentan cruzar fronteras (líneas imaginarias) en el mayor movimiento de masas humanas de la historia.
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Las ilustraciones han sido realizadas con la técnica tradicional de la xilografía en blanco y negro, o combinadas con el collage.
La idea de Al otro lado (Editorial Trifolium), surgió, según el autor, de la realidad de refugiados: túneles, cayucos, pateras o vallas; también de un texto de la novela de Manuel Rivas, El lápiz del carpintero, cuando uno de sus personajes afirma: «Lo único bueno que tienen las fronteras son los pasos clandestinos. Es tremendo lo que puede hacer una línea imaginaria trazada un día en su lecho por un rey chocho o dibujada en la mesa por los poderosos como quien juega un póker».
El proyecto se inició en 2006 y terminó en 2015. Una parte fue seleccionada para la 28 bienal de Arte Gráfico de Ljubljana dentro de la exposición The Matrix: una realidad inestable, y ha sido mostrada en algunas ferias de arte como Estampa, ArteLisboa, MúnsterlandFestival Part 3 (Alemania) o Alburquerque (EEUU). En 2011, usando alguna de las imágenes, Moisés Yagües inventó una historia sobre las fronteras y las migraciones. El libro fue finalista en el IV Premio Internacional de Álbum Ilustrado de Compostela.
A la deriva © Moisés Yagües
Al otro lado según Dra. Marisa Vadillo*
Entrar, salir, agarrarse, esconderse…. son juegos ineludibles que hoy en día todos –en mayor o menor medida- practicamos con pericia en nuestra experiencia habitual diaria. Nadie escapa: los triunfadores, los perdedores, los de aquí, los de allí. Todos estamos sometidos a ese azar cotidiano que, en algunos casos, se presenta como una pura tragedia que transforma al individuo en una escueta mercancía en tránsito. Muchos parecemos obligados a alcanzar alguno de esos paraísos terrenales de los que nos separa apenas una valla física o social como único elemento distorsionador. En el enorme espejismo global instalado a este lado triunfa una ilusión común que elogia popularmente a sus modernos protagonistas, que celebra en exceso el mito de Peter Pan, que sólo acepta como víctima aquella que lo es de fenómenos como la moda. Aquí reina un nirvana delirante en el que jóvenes tecnófilos impacientes sueñan con licántropos digitales o vampiros adolescentes.
Desagüe © Moisés Yagües
Tenemos así en la actualidad un desquiciado contexto social y cultural, aparentemente híper visual pero vacío ante el que el artista contemporáneo no suele pasar de largo. De este modo recordamos las palabras de Susan Sontag en su ensayo Ante el dolor de los demás cuando afirma que “se supone que una fotografía no evoca sino muestra”. En este sentido, esta obra gráfica de Yagües elige ambas posibilidades, vivir en ese lado, el de “los otros” con el fin de sacar a la luz la parte más oscura y dolorosa de nuestro complejo sistema social. Su obra bucea entre esos nómadas modernos e involuntarios a los que les ha tocado vivir el arduo papel de víctimas y héroes simultáneos, que los convierte en protagonistas de esta gran tragedia moderna en la que unos individuos son tratados por otros como mercancía en tránsito en un proceso en el que la huída y el retorno se confunden. Llenas de sensibilidad y explorando una estética muy simbólica cercana a la poesía, las piezas de Yagües nos muestran al ser humano representado sin trucos ni artificios académicos, unos individuos que están al margen de la banalidad y del espectáculo que invade la experiencia habitual de los que ya estamos en este lado. Sus protagonistas nos recuerdan que nosotros, los de aquí, podemos ser cegados de tanta luz que nos dirigen las falsas estrellas y que nos convierte en ocasiones en simples individuos-marca para quienes el éxito y la felicidad es un mero producto de marketing. Ellos viajan en rutas ocultas, a modo de laberínticas tuberías escondidas, rebosantes de corrientes humanas cuya salida o llegada está controlada por metafóricos grifos, como nos recrea en Traffic-men. Precisamente por ello, los protagonistas de los grabados de Yagües, con sus rostros a modo de máscaras, son el testimonio de una época que quiere dar apariencia de normalidad al peligro; son la mirada que justamente manifiesta que lo homogéneo y la diversidad están en continuo conflicto. Ellos son nuestro reflejo más real.
En esta serie gráfica denominada Al otro lado los títulos –tan odiosos generalmente de establecer para los artistas- están llenos de llamadas directas y retadoras al espectador; son anuncios que están avisando: Entra si puedes, Agárrate fuerte, etcétera. Estas advertencias que el autor hace no son gratuitas. Sus grabados están invadidos visualmente de fronteras gráficas, simples pero rotundas e infranqueables como el definitivo entorno que muestra en Sal si puedes o Entra si puedes, donde el artista plantea un reto casi imposible de llevar a cabo. A ello se une que en el imaginario al que recurre esta exposición existen espacios ocultos que son elementos definitivos en este juego de invisibilidades: dramáticos agujeros, túneles, sótanos e incluso ratoneras que plantean unos refugios –no libres de sospecha- y que en este caso parecen esconder una trampa o al menos una salida dudosa, como parece insinuar Yagües en su obra El escondite.
La entrada © Moisés Yagües
El conjunto de esta muestra supone un material artístico en el que el lenguaje monocromo en blanco y negro domina el discurso conceptual. Un planteamiento que tan sólo rompe el autor
de un modo tenue en algunas piezas que interviene manualmente con una escala cromática muy sutil y frágil aplicada a algunos personajes o elementos mínimos. Esto es un acierto absoluto, tanto en función de la temática como por la técnica que recrea la serie. El grabado, desde sus inicios, ha sentido debilidad por la simplicidad cromática, lo que es natural debido a su cercanía práctica con el dibujo más ortodoxo. Aunque actualmente todo vale -y más en el arte- imaginemos los grabados de Los Desastres de la Guerra realizados por Goya invadidos de colores pop, divertidos, inocentes y comerciales: sería una imagen no menos que curiosa, una imagen que sólo podría producirse en estos días en los que aceptamos lo festivo y banal como elemento de juicio en cualquier asunto, por muy trascendente que sea. Pero, en general se entiende que el drama no tiene color, que no suele dar lugar a la sensualidad cromática. En nuestra tradición judeo-cristiana el sentimiento de luto se corresponde con el color negro: sería absurdo que el Guernica de Picasso fuese una tragedia rosa. Yagües lo sabe y se sirve del monocromo más rotundo para recrear el entorno y la naturaleza de esos seres que parecen gritar en silencio, alejados de esa llamada de atención que Edvard Munch plasmó en su cromático y famoso grito. En esta muestra, hay grandes masas compositivas en las que una bella pero rotunda mancha negra abruma con su superficie a las enormes texturas humanas formadas por esos seres apilados que miran mientras son tratados y hacinados como pescado, como corrientes humanas. Aquí, el negro es silencio, vacío, definitivo. Apenas hay lugar para la luz más esperanzadora.
Con la serie Al otro lado -a través de técnicas clásicas del grabado como la aterciopelada línea de la puntaseca o la rotunda xilografía- Yagües nos sitúa frente a un espejo de papel que nos muestra y devuelve realidades que no siempre estamos dispuestos a mirar. Con honestidad, con el drama justo, el artista nos cuenta qué ocurre en aquellos lugares a los que nadie quiere ir ni volver. En definitiva, estamos ante una obra que invita a agarrarse fuerte, tanto a los de este lado como a los del otro.
Cruzando (Part2) © Moisés Yagües
Sobre Moisés Yagües
Moisés Yagües (Molina de Segura, 1972) entiende el arte como un arma cargada de crítica e ironía, como un juego que hay que tomarse muy en serio. Ha mostrado su obra en ferias de arte contemporáneo como ArtMadrid, JustMad, Estampa, Chaco (Chile), Artelisboa (Portugal) o AAF Hamburgo/London/Bruselas, y en galerías de España, Alemania, EEUU, Japón. Su obra ha recibido diversos premios como el Primer Premio Jóvenes Creadores de la Calcografía Nacional, Premio Corzón en XVI Premios Nacionales de Obra Gráfica de Marbella o el Segundo Premio Internacional Carmen Arozena. Becado por la Fundación Joan Miró (Mallorca), por la Fundación CIEC (Betanzos, A Coruña) y la Casa Falconieri (Cerdeña, Italia), su trabajo ha sido seleccionado para bienales como la XXVIII Bienal de Arte Gráfico de Ljublljana (Eslovenia), IEEB5 de Bucarest (Rumanía), o Münsterlandfestival pArt.3 Lüdinghausen (Alemania). Su obra forma parte del Centro Internacional del Arte Gráfico de Ljubljana (Eslovenia), el Museo Kloster Bentlage (Alemania), el Museo Burg Vischering (Lüdinghausen, Alemania), el Guanlan Print (Shenzhen, China), Calcografía Nacional (Madrid), la Fundació Pilar i Joan Miró (Mallorca), el Museo de grabado de Acqui (Terme, Italia), la Museo del Grabado Español Contemporáneo (Marbella), la Fundación CIEC (Betanzos, A Coruña) o la Fundación Casa de la Moneda (Madrid).
Como ilustrador ha realizado otros trabajos con la escritora Marisa López Soria, El verano que nos comimos la luna (Ed. Edebé) y La finalista (Ed. Mil y Un Cuento/M1C).
* Artista plástica y Profesora del Departamento de Dibujo de Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
Portada: La valla © Moisés Yagües
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