Cuando decidimos entrevistar a Victoria Maldonado (Málaga, 1989), artista participante del proyecto «CONFLICTO» (H201) de Casa Sostoa en Art & Breakfast /2, junto a José Luis Valverde (Málaga, 1987) y José Luis Puche (Málaga, 1976), sabíamos que su obra tenía algo especial. Es más, al cierre de estas líneas, ha sido premiado como mejor proyecto expositivo de la feria. Comisariado por Pedro Alarcón Ramírez y gestionado por Álex Martín Rodríguez, se ha trasladado la filosofía de Casa Sostoa a este espacio, cuyo nexo es la negación, la crisis de la imagen con una tensión resuelta con el juego de lo que se ve y lo que no se ve.
Revista Mito: ¿Cómo surgió tu colaboración en el proyecto de Casa Sostoa?
Victoria Maldonado: El proyecto de Casa Sostoa sobrevino porque Pedro Alarcón el año pasado hizo una convocatoria para realizar proyectos en el dormitorio de invitados. Mi propuesta fue la de «Labra perfida» y fui seleccionada para exponer junto a José Luis Valverde y José Luis Puche. Más adelante, se presentó para la cesión de espacio, decidiendo contar conmigo también porque veía que era interesante utilizar el espacio de la cama como un elemento más, como obra, a modo de instalación.
Detalle. Dormitorio de Invitados. Casa Sostoa. Victoria Maldonado. Fuente. Victoria Maldonado
R.M.: Háblanos de las obras que traes a Art&Breakfast/2.
V.M.: Traigo una instalación de 96 piezas de porcelana de dimensiones variables, que se llama «Labra perfida» que significa «Labios pérfidos», donde trabajo en la apariencia del objeto. Es el hecho de que se genere ese tipo de ficción y esa temporalidad de un objeto, que parece sacado directamente de un museo arqueológico, pero que es realmente arte contemporáneo. Lo que hago es un estudio de la ciencia de la entomología, apropiándome de todo el sistema de proceder científico para evidenciar mi proceder artístico: es la lógica de un proceso que al mismo tiempo se convierte en la lógica de lo absurdo. También es el sentido que tiene la ciencia de explicarlo todo.
Labra Perfida. Victoria Maldonado. Instalación. 2015-2016. Fuente. Victoria Maldonado
R.M.: ¿Cómo encajan con el resto de piezas de ese «CONFLICTO» de Casa Sostoa?
V.M.: (Ríe) La verdad es que creo que los tres tenemos un nexo en la negación de la imagen. En mi caso, no soy bidimensional, sino que trabajo con la escultura. Pero, también como te he dicho antes, juego un poco con esa negación de que lo que estás viendo no se corresponde realmente con lo que ves. Todo el mundo que viene piensa que las piezas son de un museo marino o que parecen fósiles, cuando realmente no lo son. La obra de José Luis Valverde también tiene un punto de negación de la imagen, hasta el punto de casi anularla, porque realmente prima más la pintura, la carga matérica, más que lo representado. Me gustaba también el juego de que su cuadro y mi instalación estén en perpendicular porque parece todo una naturaleza muerta: él con el florero, como temática supercasposa de la pintura, pero de la manera que lo trata, radicaliza mucho esa temática para hacerla totalmente contemporánea; junto con la coincidencia de que yo trabajo la porcelana, siendo un límite entre fetichismo casi de joyería y lo está rozando con el arte contemporáneo. Tiene esa especie de objetualización decorativa que está rozando los límites.
H201. Conflicto. Casa Sostoa. Fuente. Casa Sostoa
R.M.: Háblanos de tus inicios. ¿Cómo surge tu amor por la escultura?
V.M.: La verdad es que yo empecé la carrera un poco perdida. Vengo de Ilustración y Gráfica Publicitaria en San Telmo y, además, yo iba a inauguraciones pero tampoco tenía una idea de arte contemporáneo muy fija. Los que entramos así, siempre tenemos más idea de pintura, pero la instalación, el vídeo y la escultura viene después, con el aprendizaje. Yo comencé empecinada en querer pintar pero, cuando fui evolucionando en la carrera, tuve otro tipo de referencias, empezando a enamorarme de otros artistas. Lo que hacía es que me escapaba cuando me ponía a pintar. Cuando eran las entregas, me daba cuenta de que casi no estaba delante del lienzo. Me resultaba muy frustrante y me iba a hacer cualquier otra cosa. No es tanto frustrarte, porque frustrarte puede pasar en cualquier proceso, pero al evitarlo de forma radical, fue cuando empecé a fijarme en la asignatura del espacio.
R.M.: ¿En qué te inspiras?
V.M.: No sé, la verdad. Creo que uno siempre está continuamente absorbiendo de cualquier elemento: de una película, escuchando música, estás constantemente pensando en tu trabajo. No hay algo que me inspire en concreto, sino que es un cúmulo de todo, incluso de gente que admires.
R.M.: Descríbenos tu proceso creativo.
V.M.: En el caso de «Labra perfida» tengo una constante búsqueda en el estudio, trabajando con material. El boceto de esta instalación empieza con vendas de escayola. Formalmente lo que hago es estar constantemente probando. Es un poco el «azar buscado», pues el azar surge realmente cuando estás sumergido en un proyecto, no es algo que venga sólo, sino que hay que estar concentrado en el proceso. Formalmente, la fisonomía que me va surgiendo de la escultura es la que me va llevando a adentrarme en un lenguaje o en otro. Por ejemplo, en este veía que parecían insectos: tanto la repetición de la forma como la dimensión tan reducida. Lo que hago es adentrarme en el lenguaje de la entomología, apropiándome de ella para mostrar mi trabajo. Es una manera de diseccionar tu proceso creativo.
Scissura Unida. Victoria Maldonado. 2016. Fuente. Casa Sostoa
R.M.: ¿Te ha cambiado tu visión tu estancia en la Academia de España en Roma? Si es así, ¿en qué sentido?
V.M.: Sí. Roma, hoy por hoy, fue de las mejores experiencias de mi vida. Me ha cambiado tanto por haber tenido una convivencia de arquitectos, con estudiantes de arquitectura, historiadores…Existe una retroalimentación con los amigos que surgieron de allí, empezando a empatizar con otros sectores. Creo que es fundamental que los jóvenes historiadores del arte y los artistas estén en constante comunicación, porque sino al final se crean pequeños dogmas entre cada uno que distancian entre sí. Sobre todo, me sirvió por ser la ciudad como es. Yo salí con un Síndrome de Stendhal en todas partes, aún habiendo sido una persona que se había fijado siempre en el contemporáneo, te influencian otras corrientes, por lo que fue una experiencia brutal. Además, en ese momento yo estaba haciendo un proyecto que se llamaba «Sigmum» donde hacía una especie de taxonomía ósea a partir de mis gestos en el barro, por lo que me alimentaba de la arqueología de los museos romanos como fuente de conocimiento insaciable. Allí cogí muchas estructuras para instalaciones. Por tanto, para mí fue clave. Creo que me ha cambiado mucho.
R.M.: Entre nosotros, ¿cuál es la habitación que más te ha gustado?
V.M.: Sobre todo las que han dado su lugar a las piezas, dando valor a la obra y llevando menos artistas, pues ésto hay que tomárselo como un proyecto más. No una simple carga de obra, sino que se trata de un montaje específico y, también, que al fin y al cabo estamos en una habitación. Creo que espacios como Columna JM o GACMA Arte Contemporánea, son los que más han tenido en cuenta el espacio, no un cubo blanco, sino que han sabido ver más allá.
R.M.: ¿Cuáles son tus proyectos a corto y largo plazo? ¿Qué es lo que esperas en un futuro?
V.M.: Ahora tengo mi primera exposición individual en la Facultad de Bellas Artes, que es muy diferente a lo que vemos aquí. Se trata de mi diario a través de mi recorrido, de la idea de no poder dejar una huella física en el trascurrir del día a día. Por mucho que lo repitas, nunca va a dejar una huella, lo único que dejas es una representación de ella. Eso fue a partir de un escrito que leí de Chombart de Lauwe, que me llamó mucho la atención. Él era un sociólogo francés que sigue durante un año los recorridos de una joven parisina y se da cuenta que su trayecto de un año forman un triángulo exacto. Cada uno de sus vértices eran su universidad, su hogar y la casa de su profesor de piano. Cuando leo ese texto siento una reacción afectiva con esa chica, así que de una manera casi obsesiva, hago un poco de sociólogo conmigo misma: anoto todos los recorridos que hago diariamente, de mi casa a la facultad, trasladándolos a una plancha de barro. Así, lo que ve en la exposición es una muestra de los itinerarios de 105 días. En mi modo de trabajar, soy muy acumulativa, muy repetitiva. Con lo que me sobraba de esas planchas, lo iba aplastando, acumulándolo, dándome cuenta de que esos restos estaban formados con los lugares que no transito en Málaga, representando en el mapa aquellos lugares que desconocía. Disponiéndolos de esa forma que hemos mencionado, me recordaba a un paisaje rocoso, gustándome la idea del recorrido racional, cotidiano y diario, que en un tiempo simultáneo iba creando una vista casi utópica. Es totalmente diferente a lo que estaba trabajando, a lo que se puede ver aquí, que es mucho más científico. Estoy siguiendo el proceso de la pieza anterior.
Semana del 29 de Febrero al 26 de Marzo. Exposición Vestigio e Impotencia. Victoria Maldonado. 2016. Fuente. Victoria Maldonado
R.M.: Y para terminar, ¿cómo ves el panorama artístico malagueño actual?
V.M.: Está saliendo de Málaga una cantera artística muy fuerte. Somos gente con muchas ganas de trabajar. No es fácil hacerse un hueco, eso es una realidad, pero esto es una carrera de fondo, de insistencia y de trabajo, sobre todo del quehacer en el estudio. Pasar muchas horas en él, el que yo llamo «zulo» en la facultad, y tener muchas ganas.
R.M.: Gracias Victoria.
V.M.: Gracias a vosotros.
Portada: Autorretrato. Victoria Maldonado. Tinta sobre cristal. 2016
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