Más de seis millones y medio de personas hablan alguna lengua indígena en México. El gobierno reconoce oficialmente 89 lenguas y 365 variantes. A pesar de ello, 14 se encuentran en estado moribundo y 5 más en alto peligro de desaparecer. ¿Por qué? La respuesta la encontramos al analizar más de cerca el paisaje lingüístico de esta nación latinoamericana.
México es el país con mayor población hispanohablante del mundo pues de sus 108 millones de habitantes un 80% tiene al español como lengua materna. Sin embargo, legalmente no existe evidencia de una proclamación oficial por parte de instancias gubernamentales que haga del español la lengua oficial del país, aunque de hecho ocupa ese papel. Por otro lado, al analizar los documentos oficiales encontramos que en 1992 el artículo 2º de la Constitución Mexicana definió a México como una nación «pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas y reconoce los derechos de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación, autonomía, formas internas de convivencia y organización social , económica, política y cultural”. ¿Es esa la realidad?
En México existen 6.695.228de personas que tienen una lengua indígena como lengua materna. Las más habladas son el náhuatl, maya, zapoteco y mixteco. Actualmente el gobierno mexicano reconoce 89 lenguas indígenas (de las cuales existen 365 variantes en total), que de acuerdo con la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas publicada en 2003 las pone a la par del español, al declararlas lenguas nacionales por su valor histórico. Esto quiere decir que tanto las lenguas indígenas como el español “tienen la misma validez en todo el territorio nacional.”
Sin embargo, a pesar del reconocimiento de las lenguas indígenas como parte esencial de la identidad nacional la situación dista mucho de ser ideal para dichas lenguas. Con el paso del tiempo, los hablantes nativos de lenguas indígenas están cediendo terreno al español como lengua dominante debido a circunstancias que van desde lo social o económico hasta cuestiones de prestigio y aculturación. El paisaje lingüístico mexicano sin duda merece la pena ser observado pero deseamos que dicha observación conduzca a cambios positivos a favor de la preservación de la riqueza lingüística y cultural del país.
Nezahualcoyotl. Francisco Jesús Hernández Maciel
Lo anterior se desprende del hecho de que cada una de las lenguas que existen refleja una perspectiva particular del mundo y una cultura compleja que muestra la forma en la que una comunidad ha enfrentado sus problemas en la relación con el entorno, y en la que ha fabricado su ideología, su sistema filosófico y la comprensión del mundo que le rodea. Es por ello que, cuando una lengua muere y desaparece, se pierde para siempre una parte irreemplazable de nuestro conocimiento y visión del mundo. El paisaje lingüístico actual refleja la valiosa pluralidad de nuestro patrimonio humano tangible, que incluye escritos y libros; así como también nuestro patrimonio inmaterial y vulnerable, que se encuentra conformado por otras formas de expresión como son las lenguas. Es por ello que se necesita un replantearse el valor que asignamos a dichos bienes. México pervive en su historia y tradición gracias a la gran contribución hecha por los pueblos indígenas que desde hace siglos han otorgado al país buena parte de su acervo cultural, artístico e ideológico.
Debemos recordar que en América, y especialmente en México, la invasión y conquista española tuvieron un efecto devastador sobre las lenguas indígenas. A lo largo del tiempo se han contabilizado alrededor de 110 lenguas indígenas mexicanas extinguidas; incluso dos de ellas, el chiapaneco y el cuilateco, se extinguieron durante la segunda mitad del siglo XX lo cual resulta alarmante. Respecto a la situación actual, se indica que al menos 14 de ellas están en alto riesgo de desaparecer y cinco más que ahora cuentan con un número sustancial de hablantes también corren peligro de extinguirse.
Con relación a lo anterior podemos mencionar que la UNESCO considera que una lengua está en peligro cuando un 30 por ciento de sus niños no la aprende, y cita, entre las razones para que esto ocurra, “el desplazamiento forzado de la comunidad, el contacto con una cultura más agresiva o acciones destructivas de los miembros de una cultura dominante”. También comenta que el riesgo de pervivencia de una lengua no sólo se basa en la cantidad de hablantes que tiene, sino también de la cantidad de hablantes de otras lenguas del entorno que pudieran llegar a considerarse «culturalmente agresivas” como ocurre en México con el español y las lenguas indígenas donde se observa una enorme y clara desventaja considerando la cantidad de población hablante de cada una de esas lenguas en contraposición con la lengua oficial dominante. Por otro lado, la UNESCO también explica que existen diferentes grados de riesgo para las lenguas en peligro: desde las “potencialmente amenazadas” cuando el número de niños que las aprenden va en disminución, las “moribundas o extintas” cuando ya han desaparecido casi o completamente, pasando por las lenguas “en peligro”, en las que los hablantes más jóvenes son adultos, y finalmente, las “seriamente en peligro”, en las que sus únicos hablantes son ancianos.
Codex Florentino 519 (en náhuatl)
Así, las lenguas indígenas de México coexisten con el español desde hace siglos. El paso del tiempo y los cambios internos en el país han provocado que el paisaje lingüístico cambie, aunque no a favor de las lenguas que los mexicanos hablaban antes de la llegada del español. Esta situación está presente en México desde que ocurrió lo que conocemos como “castellanización”, el proceso de adquisición de la lengua española por parte de los pueblos indígenas. Con la conquista, el español se enfrentó de pronto a muchas lenguas indígenas dispersadas por todo el territorio nacional. La disyuntiva surgida entre la lengua del vencedor y del vencido promovió la castellanización porque desde finales del siglo XV, la corona española seguía ejerciendo la política lingüística practicada por los Reyes Católicos. Esta política se encuentra registrada en la Legislación de Indias compilada en las Leyes de Burgos, que fueron promulgadas por el rey Fernando «El Católico» en 1512, y en las cuales se manifiesta la política oficial que se tenía en vigor con respecto a la conversión religiosa de los habitantes locales y con ello, a los problemas que planteaba también la diversidad lingüística de las tierras conquistadas. La corona española pensó que tanto la evangelización como la castellanización eran las vías más importantes y eficientes para llegar a dominar totalmente sus nuevas tierras, puesto que con ellas se desarrollaría, según creían, un “cambio de los hábitos sociales, religiosos y lingüísticos” de los pobladores. Esta situación marcó históricamente la lucha que los pueblos indígenas han tenido desde entonces no solo en términos lingüísticos, sino también en lo que respecta a lo social, político, económico e ideológico.
Podemos decir por tanto que, la castellanización tenía como objetivo terminar con las diferencias étnicas de los indígenas con respecto al resto de la población para finalmente integrarlos en igualdad de circunstancias al país. Aquí conviene recordar lo que en México se utiliza como uno de los principales criterios históricos para la definición de lo indígena: la lengua. Por ello, las estrategias para alentar la desaparición de las lenguas indígenas estaban dirigidas principalmente a la negación de su uso en el ámbito educativo principalmente. Existía por ejemplo, la prohibición expresa del desempeño de la enseñanza para los indígenas, e incluso si algún indígena llegaba a ser docente por alguna excepción, las autoridades lo reubicaban en algún otro lugar donde no se hablara su lengua.
Libro de lecturas en náhuatl (Región Huasteca). Basilio Briseño
Todo ello nos muestra la lucha constante que las lenguas indígenas mexicanas han tenido a lo largo del tiempo en su afán por sobrevivir. Durante mucho tiempo, dichas lenguas tuvieron que vivir ocultas u apartadas para poder seguir existiendo. Sin embargo, aunque el México actual es una nación en constante cambio, en años recientes ha avanzado en términos de inclusión de su parte indígena. Un punto a favor es el hecho de que cada vez más mexicanos despiertan en ellos el deseo de preservar sus antecedentes históricos y culturales en la forma de protección y promoción de los pueblos y lenguas indígenas. Actualmente existe la escolarización básica en las principales lenguas indígenas del país. También, las lenguas indígenas han llegado hasta el nivel educativo superior gracias a la creación de la Universidad Autónoma Indígena de México y las 11 universidades Interculturales repartidas por todo el país las cuales abren sus puertas tanto a estudiantes de extracto indígena como a cualquier otro que desee acceder a ellas, con la diferencia de que muchos de sus cursos son enseñados en las lenguas mayoritarias de la región donde se encuentre el campus. Por otro lado, en materia gubernamental el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas fueron creados con la finalidad de dar atención a las necesidades de estos grupos poblacionales de México. Sus actividades engloban desde la creación de materiales didácticos para la enseñanza en las escuelas hasta la formación de interpretes, pasando por la traducción de documentos y legislaciones gubernamentales, y la dirección medios de comunicación en lenguas indígenas (radio, televisión).
Es cierto que a pesar de todos estos esfuerzos el trabajo restante aún es enorme. La situación ideal sería llegar a tener una nación oficialmente multilingüe en la que las lenguas indígenas se escucharan en cualquier ámbito de la vida cotidiana y en la que las generaciones jóvenes pudieran ser bilingües por ser las lenguas indígenas los idiomas de enseñanza como actualmente lo es el inglés en muchas instituciones educativas. ¿Una utopía? Para el momento actual quizá. Pero no seamos pesimistas, dejemos que México decida el futuro de su hermoso paisaje lingüístico, esperando que sea para bien.
Portada: Dreams, Kumsval
Para saber más:
- Brice Heath, S. (1972) «El náhuatl, idioma universal de los indios”. En La política del lenguaje en México; de la colonia a la nación. México, SEP/INI
- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanas. Art. II, Sec. 3. México, 2003.
- Día Internacional de la lengua materna. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, consultado el 10 de agosto de 2013: http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=category&id=39&Itemid=56
- Honorable Congreso de la Unión (2003). “Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas”. Diario Oficial de la Federación (México: Secretaría de Gobernación).
- Lenguas indígenas de México. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, consultado el 10 de agosto de 2013: http://www.cdi.gob.mx/index.php?id_seccion=90