Muebles Aldeguer es el día a día de Manolo, propietario de una pequeña tienda de muebles ubicada en Murcia. La cotidiano, el tedio producido por las horas muertas y la incomunicación se mezclan para componer un corto documental que navega entre la ficción y lo contemplativo. Tras su presentación en el Festival de Málaga el pasado mes de abril, Mito | Revista Cultural entrevistó a Irene M. Borrego, directora, productora y guionista de Muebles Aldeguer, así como directora, también, de la productora 59 en Conserva.
Revista Mito: En primer lugar, enhorabuena por esa presentación en el Festival de Málaga el pasado 17 de abril. ¿Nos puedes contar qué tal la experiencia? ¿Cómo fue la acogida en Málaga?
Irene M. Borrego: La experiencia fue muy buena y, en general, creo que Muebles Aldeguer tuvo muy buena aceptación. Eso siempre resulta muy reconfortante, sobre todo cuando se trabaja en propuestas cinematográficas no tan convencionales. No hay búsqueda que no implique un riesgo.
R.M.: ¿Cómo surge una idea como la de Muebles Aldeguer? ¿Por qué una tienda de muebles y no otro lugar para mostrar esa cotidianidad?
I.B.: Descubrí la tienda por casualidad, volviendo a mi hotel, cuando pasaba unos días en Murcia. Cada vez estoy más convencida de que los proyectos, más que buscarlos tú, te encuentran ellos a ti. A veces incluso surgen de una manera espontánea, casi lúdica, y eso ocurrió en este caso. Cuando tuve la sensación de que ahí podría haber una película, prácticamente me instalé en la tienda de Manolo, me imagino que como un escultor que mira una piedra en bruto, observando esos espacios y sus personas, viendo qué podría conformar el universo de la película. Al mismo tiempo trataba de averiguar qué se escondía por debajo de una realidad aparentemente insignificante, nimia y común, de todos los días. El tema es algo que voy descubriendo poco a poco, partiendo más de lo concreto, de lo que está a flor de piel.
R.M.: Aunque Muebles Aldeguer es un documental, detalles como el duelo de miradas de los protagonistas, propio de un western, nos muestran que también coquetea con la ficción. ¿Cómo se mantiene el pulso entre ambos géneros?
I.B.: Creo que introducir el cine de género en el documental es otra forma de hacer las cosas, y una vía que también estoy explorando. En mi opinión, el cine de ficción más convencional o el documental que aborda la realidad de manera literal y directa tienen algo de anacrónicos. Desde los años 60 hemos aprendido a desconfiar de las imágenes y ese recelo está muy presente en todo el pensamiento contemporáneo. El cine documental se enriquece, en mi opinión, cuando se replantea cuál es su lugar en un mundo como el actual, donde el registro de la realidad se ha hecho tan común con la proliferación de cámaras y móviles. Creo que un documental como documento audiovisual es muy válido, pero ya no es suficiente en un contexto como el contemporáneo y más si entendemos el cine como arte.
R.M.: En alguna ocasión has mencionado que te interesan los personajes que viven voluntariamente (o no) apartados, algo que, junto con la pasividad y un cierto vacío existencial, refleja muy bien Muebles Aldeguer. ¿Es además un reflejo de la situación que vivimos actualmente?
I.B.: Vivimos en un mundo y un tiempo nihilistas, y andamos como locos tratando de buscarle un sentido a la vida y escapar de nuestra insignificancia. A menudo depositamos demasiadas esperanzas en el trabajo, como si éste nos fuera a dotar de una identidad como individuos o nos fuera a resolver nuestra inquietud existencial. Y en ese intento por significarnos, por diferenciarnos del otro –la publicidad, por ejemplo, con frecuencia juega con esto– se corre el riesgo de crear un entorno hostil porque todos parecemos estar desesperados por significar algo, por ser alguien. A mí particularmente es un tema que me preocupa mucho y me afecta el salvajismo moral al que hemos llegado. El tardocapitalismo parece ir absorbiéndolo todo y ha calado también en las relaciones personales. Siento que cada vez queda menos espacio para la verdadera comunicación humana, para la verdadera amistad o el compañerismo genuino, el que no juega al intercambio de favores.
R.M.: Muebles Aldeguer tiene aires del cine de Kiarostami. ¿Qué otros referentes manejas en tu cine?
I.B.: Me gusta mucho también el trabajo de otros cineastas: Buñuel, Fassbinder, Antonioni, Rosellini, Dreyer, Depardon, Lynch, Akerman, Leone, van Sant… Siempre es complicado responder a esta pregunta porque luego te acuerdas de otros muchos nombres y te lamentas por no haberlos mencionado. Pero en general a la hora de preparar un proyecto procuro olvidar mis gustos personales. El resultado formal del trabajo de los grandes maestros es la conclusión de sus propias búsquedas y la manera que encontraron ellos de abordar cuestiones de fondo. Por eso me parece más constructivo cuando los cineastas jóvenes procuramos no imitar un estilo a priori, sino ir a las preguntas de base, que muchas veces se encuentran en la filosofía y en la teoría del arte, pero también en la vida del día a día, de la que a veces pasamos de largo. Creo que cada cineasta debe enzarzarse en su propia búsqueda temática y artística, ir creando su propio camino.
R.M.: Durante el rodaje, ¿cómo lograsteis esa mezcla entre la naturalidad y la actuación de los protagonistas Manolo y Santiago?
I.B.: Las tácticas utilizadas varían en según qué plano. En líneas generales, lo que sí te puedo decir es que resultó muy útil pasar muchas jornadas con Manolo en su tienda antes de iniciar el rodaje. Ayudó a generar un clima de confianza, y además ese trabajo de observación permitió que la producción pudiera realizarse posteriormente en menos días. Durante el rodaje nos pasábamos todo el día allí y ocultábamos las señales que pudieran anunciar que estábamos rodando. Muchos de los planos son, por tanto, en parte robados: Manolo y Santiago sabían que estábamos por allí filmándolos, pero la mayoría de las veces no sabían exactamente cuándo.
R.M.: Hace un par de números dedicamos un especial en nuestra revista al papel de la mujer en la actualidad. Para ti que has tenido una carrera intensa y has desempeñado diferentes labores en el mundo audiovisual, ¿cómo ves la situación de la mujer en la profesión? ¿Crees que sigue siendo una profesión de hombres?
I.B.: En mi caso particular, con los hombres con los que actualmente trabajo no me he sentido nunca discriminada por el hecho de ser mujer. Pero efectivamente, en conjunto, las mujeres cineastas somos una minoría. El otro día leía una entrevista con María Zamora en la que comentaba cuántos proyectos interesantes de mujeres habían aflorado a raíz del programa de mentoring auspiciado por Cima. Creo que hay muchas más mujeres cineastas de lo que parece, lo que ocurre es que tenemos poca visibilidad y nos cuesta mucho más esfuerzo producir nuestros proyectos. Los hombres suelen ser más audaces, se inhiben menos y exhiben sus logros. Las mujeres solemos autocensurarnos, somos excesivamente autocríticas. Nos fijamos más en todo lo que todavía nos falta por aprender que en nuestros logros y en el camino ya recorrido. Comparándonos con los hombres, a veces nos falta autoconfianza y osadía; y en un sector como el cine en un país latino como España donde la modestia no es precisamente siempre una virtud, esto juega, en mi opinión, con frecuencia en nuestra contra.
R.M.: Entre toda esa experiencia en el mundo audiovisual encontramos la creación de la productora 59 en Conserva, con una filosofía tan fresca y clara como arriesgada en los tiempos que corren. ¿Es difícil sobrevivir en el panorama actual con una filosofía como la de 59 en Conserva?
I.B.: Realizar cualquier proyecto, en el ámbito que sea, que no vaya con la corriente exige una fuerte concentración de trabajo, esfuerzo y resistencia. Poner en marcha nuestra productora, 59 en Conserva, ha sido muy duro en muchos momentos y ha costado mucho lograr que se mantuviera en pie. Pero afortunadamente desde el comienzo hemos contado con el apoyo de personas muy generosas sin cuya ayuda la productora no hubiera salido adelante. 59 en Conserva no existiría, por ejemplo, sin la ayuda de Alicia Tellería o Abel Raymond, entre otros.
R.M.: Y para terminar, ¿nos podrías adelantar algo sobre los próximos proyectos de 59 en Conserva? ¿Hay más festivales a la vista?
I.B.: El Festival Cine Ceará de Brasil, que este año celebra su 25ª edición, ha decidido incluir una selección de cine español de autor, O Novo Cinema Espanhol. Entre los trabajos seleccionados se encuentra Muebles Aldeguer, el único, además, dirigido por una mujer. En términos de producción, en 59 en Conserva estamos muy contentos porque estamos coproduciendo el trabajo de otra cineasta, así como colaborando en la producción ejecutiva de dos películas de clientes muy distintos. Con respecto a mi trabajo como realizadora, recientemente he recibido una invitación para comenzar a desarrollar un proyecto en un país extranjero. Aún no se ha tomado una decisión, pero si sale adelante tal vez resulte una nueva coproducción con 59 en Conserva. También estoy desarrollando un proyecto muy personal. Pero en general no me gusta hablar mucho de las cosas que están todavía en ciernes: siento que cuanto más verbalizo los proyectos menos necesidad y urgencia me queda después para hacerlos.
Imagen de portada: Manolo, protagonista de Muebles Aldeguer
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «El cortometraje “Muebles Aldeguer” en palabras de su directora: entrevista a Irene M. Borrego». Publicado el 12 de junio de 2015 en Mito | Revista Cultural, nº.22 – URL: |
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