Para adentrarse en el estudio del «Destape» en España es necesario que el lector tenga un ligero conocimiento del contexto en el que se producen y se filman las películas. El presente artículo no pretende ser un tratado sociológico, ni aportar nuevo conocimiento a los estudios existentes, sino sólo un acercamiento a una época y a un país sometido a una dictadura.
«La Cinematografía, como un componente básico de la actividad cultural, debe estar acorde con el pluralismo democrático en el que está inmersa nuestra sociedad. Es requisito indispensable para esta actualización adaptar el vigente régimen jurídico de la libertad de expresión cinematográfica a la nueva ética resultante de la evolución de la sociedad española.»[1]
La España que llegó a la Transición lastraba complejos, estigmas históricos y un atraso económico, social y cultural muy importante. La sociedad de la década de 1970, la de unos 36 millones de habitantes[2], contaba con una población cuya tasa de analfabetismo era del 8,9% (el 12,3% en el caso de las mujeres)[3]; cifras quizás cortas, pues los estudios sociales se hacían a la medida de los intereses del Gobierno y bajo los prejuicios y las obsesiones de los propios investigadores.
Nivel de estudios, coeficiente intelectual y clase social (1974)
Entendemos hoy que era una España casi ignota para los españoles de la época, cuya realidad estaba en sintonía con la oficialidad y cuyas libertades no eran mayores que las consentidas y reguladas desde el Estado. No obstante, a pesar del esfuerzo del Estado por uniformizar a toda la población, sumisión no es sinónimo de asunción: gran parte de ésta vivió esperando el fin de un Régimen que se perpetuó cuarenta años, debiéndose adaptar a las circunstancias para sobrevivir y no sacrificar el presente y el futuro de sus hijos, asumiendo que la derrota en la Guerra Civil había acabado con sus sueños y utopías, y debiendo, además, guardar silencio y obediencia.
Si bien la opacidad y la falta de transparencia no eran un tema en la calle, por miedo a las represalias o porque habían asimilado que no cabía posibilidad de dudar de la honradez y de la honorabilidad de los funcionarios públicos, leales a los intereses de los españoles (y a los suyos propios, claro), el hecho era que pocas veces se aireaban los casos de corrupción ni tenían apenas repercusión mediática, como tampoco se hacían los fracasos ni los errores del Gobierno. No obstante, destacan delitos como la evasión de capitales al extranjero (Suiza), como en 1967 con Ramón Rato Rodríguez y su hijo Ramón Rato Figaredo, ambos condenados a pagar una multa millonaria y a tres y dos años prisión respectivamente. También el desvío de fondos públicos, la apropiación ilícita de bienes o la generalizada corrupción urbanística, con el llamado chabolismo vertical. No obstante, la imagen general sobre el control para evitar el delito y castigar a los culpables era impecable.
El NO-DO[5], que se proyectaba de forma obligatoria hasta 1976 antes que las películas en los cines, sirvió para engrandecer, homogenizar y dar esplendor a esta imagen de pulcritud y orden, siempre en contraposición a la débil democracia anterior que, con más sombras que luces, había sido un plan de reformas fallido para llevar a España a converger con la Europa de los años 30 del siglo XX[6], aunque, eso sí, se había mostrado impotente para llevarlas a cabo y para aplacar el estallido social. También se controlaba la prensa escrita, cuya regulación con la Ley de Prensa de 1938, de 23 de abril, primero, obra del cuñado de Francisco Franco, el germanófilo y filonazi Ramón Serrano Núñez, y después con la más suavizada, matizada y permisiva Ley 14/1966, de 18 de marzo, obra de Manuel Fraga Iribarne, fueron escritas a medida esas necesidades de control; esta última, en su artículo segundo, derogado por R.D.-ley 24/1977 de 1 abril, sobre la Libertad de Expresión, establecía que:
«La libertad de expresión y el derecho a la difusión de información, reconocidas en el artículo primero, no tendrán más limitaciones que las impuestas por las leyes. Son limitaciones: el respeto a la verdad y a la moral; el acatamiento a la Ley de Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales. […]»
Un texto aparentemente neutro que, sin embargo, queda subordinado la Ley promulgada el 17 de mayo de 1958 y que sanciona el propio generalísimo[7] en los siguientes términos:
«Yo, Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortes del Reino, promulgo como Principios del Movimiento Nacional, entendido como comunión de los españoles en los ideales que dieron vida a la Cruzada, los siguientes:»[8]
Y sí, los ‘70s son una década cuya semilla germinó en el Golpe de Estado de 1936 (llamado Glorioso Alzamiento Nacional por los golpistas y durante todo el franquismo) y cuyas primeras raíces se extienden en la posguerra en los años ’40s, con un Estado que proponía una Damnatio memoriae[9] furibunda contra la izquierda política y medidas de emergencia contra el hambre y la pobreza, la oposición clandestina y el aislamiento internacional. En gran medida, la sociedad protagonista en la transición había vivido en su niñez, en su adolescencia o en la adultez la Guerra Civil o en los años inmediatos a finalizar ésta; pensar, por contra, que los hijos nacidos a partir de los ’60 estaban al margen de todo no parece nada sensato. Quizás valgan algunos hechos para que el lector no docto[10] comprenda el contexto al que se hace referencia.
La España franquista fue un régimen totalitario (que no autoritario[11]) donde incluso el CSIC[12], en palabras de su primer presidente, José Ibáñez Martín, pretendía «renovar nuestra tradición cultural y restaurar la clásica y cristiana unidad de las ciencias», afirmando en uno de sus primeros discursos que «nuestra ciencia actual, en conexión con la que en los siglos pasados nos definió como nación y como imperio, quiere ser ante todo católica».[13] Bajo el control del Opus Dei, su función fue la de servir al movimiento y dar una salida digna a los expedientes brillantes, ya que su producción científica fue irrelevante o sin apenas valor añadido. El hecho es que tras la extinción de la Junta para Ampliación de Estudios (1907-1939) en beneficio del nuevo CSIC, también se liquidó la considerada Edad de Plata de la ciencia española[14], con ilustres como Santiago Ramón y Cajal, Blas Cabrera, Severo Ochoa, Gonzalo Rodríguez Lafora, Pío del Río Hortega o Ignacio Bolívar Urrutia.
Y es que en la mente de los que salvaron España[15] no sólo estaba el control de todas las instituciones del Estado, sino que su mayor obsesión era la de convertir a toda costa a los herejes y a los comunistas en buenos españoles. Sería el comandante Antonio Vallejo-Nájera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares, el encargado de demostrar su libro «La locura en la guerra. Psicopatología de la guerra española» (Valladolid, 1939) «las íntimas relaciones entre marxismo e inferioridad mental», afirmando además que «la comprobación de nuestras hipótesis tiene enorme trascendencia político social, pues si militan en el marxismo de preferencia psicópatas antisociales, como es nuestra idea, la segregación de estos sujetos desde la infancia podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible.» Además, consideraciones como que «a la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella.»[16] Teniendo en cuenta la ideología que motivaba los resultados de sus trabajos (era afecto al nazismo) entendemos mejor los porqués de la primera imagen y de la siguiente:
Tasa de actividad femenina (1971)
Un plan estatal para la purificación de la raza[17] en el que destaca, por atroz e inhumana, la reeducación de los niños rojos en la España de posguerra[18]: los hijos menores de edad de los reclusos, de los represaliados y de los desaparecidos del bando republicano fueron objeto de un plan educativo adoctrinador y alienante tanto en las cárceles, donde estaban presas sus madres, como en los Hogares de Auxilio Social[19], donde niños y niñas fueron hacinados y sometidos a abusos por parte monjas, clérigos y seglares adeptos al régimen, quienes también colaboraban en insacular la doctrina oficial y el odio a todo lo que había representado la Segunda República[20]; incluso se les hizo odiar a sus propios padres, a quienes muchos llegarían a considerar unos traidores de la Patria y cuya muerte, sin duda, merecían.
Niñas desfilando y haciendo el saludo franquista en el patio de un colegio
Auxilio Social. Aula de formación. 1945
En esa España pobre, llena de miseria y de hambre, destruida por la guerra y donde malvivían los perdedores, las élites y los vencedores deseaban acabar con cualquier tipo oposición. Sin embargo, algunos intelectuales burlaron la censura durante la posguerra, como el poeta gallego Luis Pimentel con su poema Y era entonces[21], aunque la mayor parte de la oposición intelectual y política se encontraba por entonces en el exilio. Pese a cerrar España[22] a la contaminación exterior, el Partido Comunista fue capaz de traspasar las fronteras y enviar sus mensajes desde 1941 a través de Radio España Independiente[23], ideada por la vizcaína Dolores Ibárruri Gómez La Pasionaria, una emisora clandestina que aún conocida como La Pirenaica emitía desde Moscú. La resistencia dentro de las fronteras apenas contaba con algunos boletines, panfletos y publicaciones muy limitadas y perseguidas como Mundo Obrero, Treball o Realidad.
Colección de cupones de racionamiento de 1952
Entrega de pan con cartillas de racionamiento
En esa España autárquica y pobre, con una gran parte de la población atemorizada y una minoría regocijándose en la victoria, se consentía el enriquecimiento de unos pocos comerciantes sin escrúpulos con el estraperlo[24] de bienes de primera necesidad en connivencia con altos y medios cargos de la administración, que por unas dádivas o por un porcentaje de los beneficios alteraban los inventarios oficiales; todo se hacía pese al falso alarde público de perseguir esta práctica con dureza. Según el mismo Franco, medraron de esta forma incluso ministros como el de Comercio en 1951, Manuel Arburua, que en palabras del Caudillo «empezó de botones y ahora es archimillonario». La corrupción, a pesar de lo que se pregonaba era algo común en todos los ámbitos, sectores y escalas. El clientelismo y el soborno eran práctica habitual y se asumían como rasgos autóctonos y aceptables dentro de las relaciones interpersonales.
A todo esto se añadió a la incautación de bienes a los vencidos, ya fueran personas físicas o jurídicas, así como la posterior inmatriculación de éstos bajo la titularidad de los cabeza de familia con los que «el Golpe» se sentía en deuda (también se recompensaba con puestos de trabajo en la administración, viviendas, lotes de terreno o licencias para determinados negocios y/o monopolios, acceso a la función pública o incluso el pago de estudios). Según Manuel Álvaro, más de 125.000 expedientes se incoaron hasta 1941[25], por lo que se estima que más de 200.000 familias fueron víctimas esa represión económica; por otro lado, el hispanista inglés Paul Preston estima que cerca de 200.000 hombres y mujeres fueron asesinados lejos del frente, ya fuera extrajudicialmente o bajo juicios militares sin garantías[26]. Cabe esperar, por tanto, que la mayor parte de la población que se mantuvo leal a la República quedara hundida, traumatizada y perdida para siempre tras lo vivido en las décadas de 1940 y de 1950; también sus descendientes directos y familiares acogidos en el seno familiar, condenados al ostracismo o a vivir con una mácula heredada que inhabilitaba para casi todo. El resto de la población española fue testigo mudo de esta barbarie, a veces cómplice y a veces impotente.
Niños jugando a fusilar en la Guerra Civil Española
España era un país realmente encerrado en sí mismo tras la caída del nazismo en 1945, que sobrevivió a su época al declararse abiertamente anticomunista y antisoviético, aunque los intereses de las grandes compañías estadounidenses y británicas también tuvieron un papel tan importante como su situación geoestratégica en las comunicaciones Mediterráneo-Atlántico durante la Guerra Fría. Tras años de tortura autárquica, el Gobierno puso en marcha un plan de reformas que a partir de 1959 incentivó la inversión extranjera, la llegada de turistas y divisas, multitud de obras públicas, así como la modernización agrícola, minera e industrial; para ello, se sustituyeron las facciones más duras y agresivas, ligadas en su mayoría al ejército, por un cuerpo de tecnócratas también acérrimos al movimiento pero con formación y capacitación mucho mayores.
Si la situación socio-económica era de emergencia, la cultural era dramática. Con mayor intensidad que respecto a otros civiles, la mayoría de los intelectuales consideraron el exilio (sobre todo a América Latina y a Europa)[27], si bien otros fueron fusilados, como en el caso de Federico García Lorca[28], o detenidos y encarcelados[29], como lo fueron Miguel Hernández[30] o Antonio Buero Vallejo.
Presos políticos republicanos en el penal de Ocaña, Toledo. 1952
Aquellos que se quedaron lo hicieron temiendo las represalias por haber apoyado a la República o sus políticas, bajo el escrutinio de la censura a sus obras, y de la Policía o de la Guardia Civil a su vida y a sus movimientos. Muchos otros, sobre todo los autores pro-franquistas encontraron un erial donde medrar y difundir sus planteamientos sin oposición intelectual.
Hasta los años 50, cuando tome protagonismo la denominada Generación de Los niños de la guerra, el Estado acabará quirúrgicamente con los autores y las obras contrarias –o presuntamente opuestas- al Régimen, destruyendo o quemando decenas de miles de libros de bibliotecas públicas, pero también de las privadas. Esa limpieza teórica y moral también sería diseñada en el plano de la Enseñanza pública en los despachos de las distintas diócesis, que aborrecían la laicidad propuesta por la Institución Libre de Enseñanza y las reformas republicanas en esa línea[31]. Con ello, la Iglesia Católica controlaría la moral y la ética ciudadana desde los púlpitos y el saber el pueblo desde las mesas de los maestros.
El dictador Francisco Franco comulgando de rodillas
Y es que la relación entre la cúpula eclesiástica, los mandos militares y los altos cargos de la política y de la administración era estrecha: remaban juntos, tanto en los asuntos económicos, como en los estratégicos, lo que no evitaba ocasionales reyertas internas por el poder[32]. Una relación que se remontaba siglos atrás y que daría lugar al nacionalcatolicismo, seña de identidad fundamental del franquismo y que inspiraba toda acción de Gobierno. Con ese espíritu se diseñó un país capitalista, clasista y a distintas velocidades, con inversiones para la expansión de las ciudades, la construcción de infraestructuras estratégicas, y un mundo rural subordinado a los intereses de la burguesía terrateniente, controlado rigurosamente (por llamarlo de alguna manera) por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Unos cambios que, unidos al fomento de la natalidad y el consecuente baby boom, provocaron en la década de los ‘60s un éxodo hacia las ciudades, ya que la modernización agrícola acabó además con un volumen importante de jornales; también desde las provincias agrícolas del interior a las turísticas (hacia el Mediterráneo) y hacia las industriales (hacia el norte) en busca de las nuevas oportunidades de las que hacía propaganda el Régimen, y que en cierta medida, era real.
En el ámbito familiar se imponía un patriarcado fuerte en la gobernanza del núcleo familiar -consentido y aumentado desde lo público-. La mujer tenía reservado el hogar como lugar natural y su sumisión al varón era incuestionable: era tratada en la práctica como un menor de edad y su opinión debía subordinarse a la de su esposo, hermanos o hijos, pues para ellas no existía libertad sexual ni social[33]. Además de la segregación sexual en la esfera pública -también en lo privado-, había una obsesión por adoctrinar a la madre, a la abuela o a la hija para que fuera fuente de urbanidad y cristianismo ante los varones de la familia. No obstante, el machismo y el desprecio a las capacidades de la mujer eran palpables en todos los ámbitos, tanto más en aquellos para los que se consideraban más idóneos al varón:
Esa estructura tradicional y católica no tuvo oposición política ni social: ni existía posibilidad de divorcio, ni de aborto, ni de métodos anticonceptivos, ni educación sexual, ni políticas para la emancipación de la mujer, ni políticas de igualdad, ni de maternidad (que sí familiares), etc., pues las organizaciones feministas estaban prohibidas. Eran consideradas compañeras y su misión era cuidar de los hijos y del hogar, como objetos y como criadas al servicio del esposo y de los hijos/a, contribuyendo con su trabajo en los pequeños negocios familiares sin compensación ni recompensa, pues al no cotizar regularmente sus años como trabajadora, llegada la vejez no recibiría más pensión que, en su caso, la de viudedad; eso suponía una subordinación total al varón.
Además, la situación social entre las medianas y grandes ciudades y el campo era muy diferente; también entre las zonas ricas e industrializadas o receptoras de turistas y las agrícolas del interior. Si en las zonas prósperas se comenzaba a simular la forma de vida y el estilo de vida consumista de los países más desarrollados, bien por el influjo de los extranjeros, de las películas de Hollywood o las series de televisión, en la mayoría de los pueblos se continuaba en una situación de posguerra, ya que las relaciones interpersonales eran más directas y cercanas, como también el odio, las rencillas personales y las disputas entre bandos; añadamos que las oportunidades para los excluidos y los pobres eran casi nulas ya que debían contribuir desde la infancia al sostenimiento de la familia, aceptándose y regulándose por ello el trabajo para los mayores de 12 años primero y para los de 14 años[34] después, aunque, fuese un tema en el que los Sindicatos Verticales mostraron su preocupación, y sobre el que las organizaciones internacionales OIT y UNICEF presionaban a España para que ratificara los acuerdos internacionales al respecto.
Si las causas del exilio fueron principalmente políticas y judiciales, la emigración durante los 60 y los 70 de un millón de españoles al extranjero fue por motivos económicos. El alto crecimiento de las economías europeas, con una tasa superior al 4% interanual (del 7,6% en el caso de la República Federal Alemana), y el desarrollo y expansión de las industrias automovilística, electrónica o química, demandó una gran cantidad de mano de obra[35]; los emigrantes (en su mayoría varones) veían una oportunidad de cobrar un salario alto, con unas garantías y derechos laborales que en España eran impensables. Algunos apenas estuvieron algún tiempo fuera, pues al hecho de ser mano de obra no cualificada se sumaba la dificultad con el idioma y con una forma de vivir muy diferente. Otros consideraban el viaje algo temporal, pues casado, mantenían la familia en territorio nacional.
En España, la clase media y alta eran casi las únicas que habían podido acceder a la Educación Superior y que mantenían un sentido burgués del vivir. Éstas caricaturizaron al migrante que, proveniente del medio rural, se instalaba en los nuevos barrios obreros de las grandes ciudades, asignándosele el apelativo de cateto. Sin apenas estudios –si acaso con los primarios-, con unas costumbres más rudas e ignorante de los avances técnicos, científicos y tecnológicos, estaba acostumbrado a vivir con humildad y con muchas carencias; su código ético se mantenía firme dentro de las convicciones del patriarcado y, absorto por lo nuevo, pecaba en ocasiones de imbécil, en otras de infantil y en casi todas de inocente. Este modelo estereotipado de gañán (también llamado así) fue objeto de mofa y burla para el entretenimiento de aquellos privilegiados que veían ya el cine por televisión en el salón de su casa. En otros países hubiera sido algo cruel y sin buen gusto, pero en España el sentido del humor tenía (y tiene) mucho que ver con reírse de uno mismo y de los defectos o carencias de los demás.
Cartel de la película La ciudad no es para mí (1966)
Hasta el 5 de noviembre de 1966 la televisión sólo contaba con un canal (que empezó a emitir en octubre de 1956). Ese día vio la luz el segundo de TVE, llamado TVE2. Ambos, al servicio del Gobierno, además de difundir la ideología y el sentir del Régimen, servían de medio para la propaganda y para la información. En palabas de la presentadora, Maruja Callaved:
«Desde el cierre de la última edición de Telediario de ayer han llegado a nuestra redacción muchas noticias, de entre las cuales, nosotros hemos seleccionado para ustedes las que hemos considerado de mayor interés.»
En un plano superior al estrictamente económico encontramos el Turismo. España era un país atractivo por varias razones: el bajo coste, las condiciones climáticas favorables, el exotismo de su cultura y su vasto patrimonio histórico. A pesar de revolucionar y vertebrar el litoral mediterráneo español, algunos pequeños pueblos pesqueros se transformaron en grandes núcleos urbanos; esto permitió dar una salida al excedente de mano de obra del interior, a costa eso sí de degradar el medio ambiente y las formas de vida tradicionales. Zonas como Cataluña, Baleares, Valencia, Murcia y Andalucía vivieron un boom que no se circunscribió sólo a lo económico. Los turistas demandaban espacios con los mismos derechos, garantías y libertades de su país de origen[36], entrando en conflicto habitual con los lugareños, a los que hubo de convencer de aceptar al turista desde el respeto y la buena educación.
Aún la censura intentaba evitar la contaminación de los nacionalcatólicos, cortando, editando y montando escenas y carteles de Cine, prohibiendo la provocación sexual y la sensualidad excesiva, persiguiendo con dureza la pornografía, el erotismo y la prostitución, no podía ni sabía cómo impedir que las turistas usaran biquini o hicieran top-less, ni que las jóvenes españolas imitaran la forma de vestir extranjeras; tampoco podía evitar que los jóvenes cruzaran la frontera de Francia para ver porno en las salas X, o que existiera un tráfico ilegal de material erótico y pornográfico. La prostitución, silenciada, desregulada y en la clandestinidad siguió existiendo a pesar de la persecución a la que se sometía a las mujeres, excluidas socialmente, en condiciones de pobreza y, en muchas ocasiones, de semiesclavitud.[37]
La censura más pudorosa también llegó el cartel de cine: retoque sobre el de Muere una mujer (1964)
Todos las obsesiones y prejuicios del patriarcado respecto a la sexualidad se intensificaban en el mundo rural porque la modernidad o no había llegado o llegaba muy matizada. La Iglesia Católica, que promulgaba la castidad, el celibato antes del matrimonio y la práctica sexual sólo con fines reproductivos, clamaba alarmada contra la situación sobrevenida, pues consideraba que todas estas perversiones eran dañinas parael ser y el vivir del buen católico; además suponían un libertinaje y unos modelos que atentaban contra la buena juventud. Esta represión sexual fue matizándose con los años, quizás también por la contribución que desde el Cine y la Cultura se emprendió de forma indirecta primero, para convertirse después en un vehículo para las ideas que dominaban Europa.
La ridiculización de los modelos establecidos y de los temas recurrentes y mitificados por el Régimen, así como una pedagogía funcionalista que en ocasiones excede los márgenes éticos y morales incluso de hoy en día, se vertía en todas las expresiones humanas, artísticas y sociales, encontrando acomodo en el libertinaje propio de las sociedades liberadas y que emprenden un empoderamiento cívico, como era el caso de la española.
El estudio histórico y social a través del Cine, y más concretamente de la Comedia, resulta una herramienta muy útil: es a través del humor, de la sátira y del chiste se atacan y se critican las posiciones más aferradas, atacando sin ofensa ni agravio posiciones que a finales de los ‘70s sufrían de cierta bipolaridad. Si sumamos a ello una contextualización procedente y una investigación de la crónica social de la época podemos, por vía comparada con el cine de otros países y otras situaciones socio-políticas, entender mejor la personalidad y las marcas distintivas de una etapa que se prolongó hasta la década de los ‘90s.
En los dos siguientes artículos se afrontará el reto de contextualizar el erotismo y la pornografía a lo largo de la Historia del Cine, para continuar, despúes, con la apertura en las películas producidas durante la última etapa del franquismo.
Continúe con la 2ª parte: Erotismo y pornografía desde los inicios del cine hasta la década de 1960.
Imagen de portada: Francisco Franco en Barcelona (1970)
[1] Preámbulo del Real Decreto 3071/1977, de 11 de noviembre, por el que se regulan determinadas actividades cinematográficas. Publicado en el «BOE» núm. 287, de 1 de diciembre de 1977, páginas 26420 a 26423 (4 págs.).
[2] Según los datos del INE, la sociedad española creció desde los 34.041.452 en 1971 a los 37.417.539 habitantes en 1980.
[3] Según los datos recogidos en Estudios sociológicos sobre la situación social de España, 1976. Cáritas española.
[4] NUÑEZ, FRANCISCO. La familia Rato: un clan familiar con intereses en el extranjero. El Mundo, 16 de abril de 2015.
[5] Acrónimo de Noticiarios y Documentales, un noticiero propagandístico con carácter oficial y estatal que hasta la generalización de la televisión sirvió para hacer llegar la actualidad a la población.
[6] GIL PERRACHOMÁN, JULIO. Historia de la Segunda República (1931-1936). Biblioteca nueva, 2002.
[7] El término «generalísimo» hace referencia a un rango militar que otorga autoridad y legitimidad política a quien lo ostenta, a la vez como Jefe supremo de las fuerzas armadas y como Jefe del Estado.
[8] Puede leer toda la ley en el siguiente enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
[9] “Condena de la memoria”. Práctica en la Antigua Roma para condenar al olvido al enemigo del Estado tras su muerte.
[10] Atendiendo al sagaz comentario de la autora Carmen Lacasa Esteban al de un lector en el artículo de esta misma revista, El Cid: destronando al héroe: “Yo misma lo he comprobado en grupos de historia de España. Había gente que desconocía totalmente la historia. Y no gente mayor, sino incluso joven, fuera ya de ciertos ideales.”
[11] En el Diccionario Biográfico Español, editado por la Real Academia de la Historia en 2011, el académico y medievalista Luis Suárez Fernández planteó que el franquismo fue «un régimen autoritario, pero no totalitario». Se duda de su imparcialidad por su vinculación con la Fundación Francisco Franco y con la Hermandad del Valle de los Caídos, dos símbolos para la extrema derecha en España. De hecho, recientemente se ha cambiado el término por totalitario: La Real Academia de la Historia modificará la definición de Franco. El País, 15 de abril de 2015.
[12] El Centro Superior de Investigaciones Científicas, hoy el tercero por importancia en Europa, fue creado en 1939 en sustitución de Junta de Ampliación de Estudios (JAE), vigente desde 1907.
[13] VIANA, ISRAEL. El CSIC quería una «ciencia católica», publicado el 21 de noviembre de 2013 en ABC.
[14] OTERO CARVAJAL, LUIS ENRIQUE. La Edad de Plata de la ciencia española. La Junta para Ampliación de Estudios, 1907-1939. Grupo de investigación Complutense. Historia de Madrid en la edad contemporánea. Disponible aquí.
[15] Para el bando nacional la victoria en Guerra Civil supuso una victoria de la fe, de la tradición nacional y del orden frente al comunismo, al ateísmo y el caos.
[16] VALLEJO NÁJERA, ANTONIO. Psicología de los sexos, 1944.
[17] Las Primeras Jornadas Eugenésicas Españolas (1928) tuvieron un gran impacto en los sectores económicos y políticos.
[18] Mástanto el programa emitido en Documentos de RNE el 24 de septiembre de 2009 con el título La reeducación de ‘los niños rojos’ en la España de posguerra y en el documental de TV3 Los niños perdidos del franquismo.
[19] Organización de socorro humanitario englobada dentro de la Sección Femenina de la Falange Española.
[20] SÁNCHEZ BLANCO, LAURA. Auxilio social y la educación de los pobres: del franquismo a la Democracia. Foro de Educación, Nº. 10, 2008.
[21] ALONSO MONTERO, XESÚS y VILLAR, MIRO. Guerra Civil (1936-1939) e literatura galega(1999). Lea el poema aquí.
[22] En referencia al grito que tras la victoria de los reinos cristianos en la batalla de Las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212 dedicaban a los musulmanes:«¡Santiago y cierra, España!».
[23] Esta radio clandestina y prohibida fue creada a instancias de Dolores Ibárruri, La Pasionaria.
[24] Negocio comercial al margen del control del Estado: un mercado negro de mercancías y bienes.
[25] ÁLVARO, MANUEL. La gran represión: los años de plomo del franquismo. Flor del Viento, 2009.
[26] PRESTON, PAUL. El holocausto español. Debate, 2011.
[27] BALCELLS, JOSÉ MARÍA Y PÉREZ BOWIE, JOSÉ ANTONIO (Eds.). El exilio cultural de la Guerra Civil (1936-1939). Universidad de Salamanca, 2001.
[28] GIBSON, IAN. La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca. París, 1971.
[29] La situación en las cárceles era deplorable: muchos de los presos eran poco más que ganado que mantener vivo hasta que se firmara su sentencia de muerte. Valgan estos versos del poeta Miguel Hernández sobre éstas: «Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo, / van por la tenebrosa vía de los juzgados: / buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen, / lo absorben, se lo tragan. / No se ve, que se escucha la pena de metal, / el sollozo del hierro que atropellan y escupen: / el llanto de la espada puesta sobre los jueces / de cemento fangoso. / Allí, bajo la cárcel, la fábrica del llanto, / el telar de la lágrima que no ha de ser estéril, / el casco de los odios y de las esperanzas, / fabrican, tejen, hunden. […]» Este extracto de Las cárceles fue publicado en su poemario El hombre acecha en 1939, una tirada que fue destruida por las tropas franquistas en la ocupación de la Valencia republicana. Se salvaron dos capillas o ejemplares de imprenta, gracias a las cuales lo conocemos.
[30] Al respecto de este autor, el documental editado por el Museo Miguel Hernández titulado Las tres heridas de Miguel Hernández, disponible online.
[31] JIMÉNEZ-LANDI, ANTONIO, Breve historia de la Institución Libre de Enseñanza (1896-1939). Tébar, 2010.
[32] BOTTI, Alfonso, Cielo y dinero. El nacionalcatolicismo en España (1881–1975), Madrid, 1992.
[33] GARRIDO GONZÁLEZ, Ensa. Historia de las Mujeres en España. Ed. Síntesis. Madrid, 1997.
[34] AMICH ELÍAS, Cristina. El trabajo de los menores de edad en la dictadura franquista. Revista de Historia Contemporánea, nº36,disponible online.
[35] La emigración a Europa entre 1959 y 1973. MEC. Disponible online.
[36] D. PACK, SASHA. La invasión pacífica y la España de Franco. Turner, 2009.
[37] NÚNEZ DÍAZ-BALART, MIRTA. Prostitución en la España franquista (Memoria). Oberon, 2003.
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «El cine del destape (I): breve aproximación a la sociedad española durante el franquismo». Publicado el 22 de mayo de 2015 en Mito | Revista Cultural, nº.21 – URL: |
3 Comentarios
Estimada Carmen, es cierto lo que apunta, se coló por error, como otras tantas imágenes «fake» que dominan el espacio virtual. Le pedimos disculpas. Por eso la hemos borrado de la publicación. En su lugar, como reflejo de esa realidad que fue el Servicio Social de la Sección Femenina de la Falange, hemos colocado otro cartel.
Además, le recomendamos este interesante artículo, aunque seguro que lo conoce: https://www.elindependientedegranada.es/ciudadania/48077-granadinas-que-hicieron-mili-seccion-femenina
Un saludo.
Fernando Aranda
Gracias por la investigación y los materiales fascinantes que has recopilado. Me sorprende la inclusión de la Guía de la buena esposa, que yo he encontrado en el libro de texto de mis estudiantes (A Level). En la España del 53 decirle a una mujer que no usara la secadora o la aspiradora cuando el marido estaba de vuelta del trabajo sería como aconsejar que no le diera langosta y caviar para cenar todos los días. Es un bulo bien documentado y me sorprende su inclusión aquí, compartiendo espacio con datos mucho más fidedignos.
http://asihablociceron.blogspot.com/2014/11/el-bulo-de-la-guia-de-la-buena-esposa.html
IMPRESIONANTE. Por valiente, por conquistar el significado de las palabras que robaron ( de fascistas a nacionales, de golpe de Estado a Glorioso Alzamiento, a un holocausto … ). Estoy intentando abarcar cómo las raices fascistas nunca abandonaron España, durante la TRANSACCIÓN, y cómo PSOE y demás eran partidos neoliberales para seguir el camino Reagan-Tatcher, nada mas. El éxito de VOX y Ciudadanos, y el hecho de ser el mayor ( y casi único ) país de Europa con mas fosas comunes, debería obsesionar al mas calmado. Intento darle forma de documental poco habitual, con saltos en el tiempo del pasado al presente, a la «transición». Sin duda sería interesante hablar contigo, incluso sólo por pasar libros, películas, documentales, etc … A considerar. Yo he conseguido uno inencontrable de un anarquista de Aragón, ferroviario, y cómo vivieron el terror, la huida, luchar, luego ser dominados por los comunistas, sentirse traicionados por la República … Un lenguaje sencillo, un hombre sencillo, una obra que te destruye. Deben haber tantos testigos así, que han muerto en el silencio …