La investigación, fruto de un libro que el autor escribe sobre Cervantes, identifica los lugares en los que están enterrados varios familiares directos del genio.[1]
En los monasterios de San Pablo y de Jesús Crucificado
No hace mucho cayó en mis manos La sombra de Cervantes en Córdoba, un ameno y bonito libro de Francisco Paños y Juan Pérez Cubillo, recientemente reeditado por Utopía Libros –no quisiera olvidarme de Córdoba en tiempos de Cervantes, obra de Francisco Álvarez e Ignacio García, coordinado por Pedro Ruiz-. El primero lo adquirí por sugerencia de un librero que vendía al peso, después de que hubiésemos conversado sobre el genio y su inevitable vínculo con Córdoba. Ambos conocíamos el tema –yo lo había tratado muy sucintamente en Viaje a Tartessos donde cité las monumentales obras de Astrana y Sliwa, por entonces no había leído a Canavaggio, y donde me hube remontado hasta Pedro Díaz de Cervantes, tatarabuelo del escritor-.
Su hijo Ruy Díaz, trapero que en 1463 compraba un pedazo de viña con todos sus árboles a las afueras de la ciudad, vivió holgadamente en el barrio de San Basilio dándole a su hijo Juan, el abuelo del autor del Quijote, la carrera de abogado en Salamanca. Ruy tuvo otras dos hijas: Catalina y María que fue monja del convento de Jesús Crucificado y a la que volveremos más adelante. Para Astrana, la ascendencia cordobesa del escritor es incontestable, aduciendo que “Cervantes fue cordobés por sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelo paterno”.
Los registros y documentos que se hallan en el Archivo Provincial de Córdoba confirman lo dicho y rastreando en ellos hay dos, publicados en 1925 por J. de la Torre y del Cerro, que podrían arrojar algo de luz sobre el singular devenir de Cervantes, me refería a las recientes investigaciones en las Trinitarias. El primero, el testamento de Leonor Fernández de Torreblanca, abuela del escritor y quien en 1557 ordenaba que su cuerpo fuera “sepultado en el monasterio de Jesús Crucificado desta dicha ciudad, donde está sepultado el dicho licenciado Juan de Cervantes, mi señor”; y el segundo, de 1498, en el que Juan Díaz de Torreblanca, bisabuelo del escritor, pedía exhumarse en el monasterio de San Pablo.
La vía cordobesa o el cromosoma Y
La falta de elementos de cotejo con los que identificar los huesos hallados en Madrid, hace que la vía cordobesa pudiera cobrar interés –Luisa de Cervantes, hermana del escritor, cuyos restos reposan en un convento de Alcalá de Henares, podría ser la clave pero también están mezclados y se desconoce su grado de conservación-. Tanto los marcadores de ADN mitocondrial, es decir maternos, como los de cromosoma Y, los heredados del padre, son fiables para estudios de parentesco. ADN de cromosoma Y extraído de huesos o dientes se ha llevado a cabo, por citar algunos ejemplos, en estudios de parentesco entre individuos del siglo VII en Croacia; de identificación de restos óseos de personas fallecidas en la Segunda Guerra Mundial o en el caso de la familia Romanov -agradezco esta información a la antropóloga e investigadora Mª J. Casas-.
En cuanto a Cervantes, tal propuesta podría ser válida si contamos con restos claramente identificados de uno o varios de sus parientes y si su estado de conservación es bueno. Si nos atenemos a los documentos cordobeses, y en caso de interés, hemos de situar los restos de Juan de Cervantes, Leonor Fernández de Torreblanca y María y Catalina de Cervantes, abuelos y tías del escritor respectivamente, en el monasterio de Jesús Crucificado, hoy Hogar de San Rafael, en c/ Buen Pastor, 1, y los de su bisabuelo Juan Díaz de Torreblanca, en el también monasterio de San Pablo.
Testamento de Leonor Fernández de Torreblanca: Archivo Histórico Municipal de Córdoba 11276P-0193r.
Según documentos históricos, en la iglesia del antiguo monasterio de Jesús Crucificado –Hogar de San Rafael-, se hallan los abuelos paternos de Cervantes y dos tías religiosas.
[1] Mi más sincero agradecimiento a todo personal del Archivo Histórico Provincial de Córdoba.
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «Córdoba: cuna de los Cervantes». Publicado el 11 de mayo de 2015 en Mito | Revista Cultural, nº.21 – URL: |
1 Comentario
Querido amigo, aguardo la conclusion de esa nueva obra impacientemente