José Sarzi Amade y Leonor Taiano Campoverde entrevistan al poeta costarricense Carlos Díaz Chavarría, quien narra sobre su vocación por la literatura, los motivos de sus poesías y la importancia de la mujer en la sociedad. Además, el protagonista de nuestra entrevista explica los antecedentes de su último poemario La otra mitad de mi diferencia.
Carlos Díaz Chavarría nació el 29 de mayo de 1972 en Heredia, Costa Rica, donde reside actualmente. Es bachiller en Filología Española, realizó estudios en Derecho y obtuvo la Maestría en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Costa Rica. Actualmente cursa la Maestría en Currículum y Docencia Universitaria donde se le premió en la categoría de Excelencia Académica como mejor promedio.
Se ha desempeñado, desde 1989, como articulista de diferentes medios de comunicación escrita como El Semanario Universidad, La Nación o La Prensa Libre y, desde 1998, es comentarista del programa matutino Panorama de la Cámara Nacional de Radio de Costa Rica (CANARA). También tiene a cargo la sección Cuestiones del idioma del programa Guiness Récord Teleclub de Canal 13. Cuenta con catorce años de experiencia como docente universitario (Universidad de Costa Rica y Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología). Es director cultural de Prensamérica Costa Rica.
Ha publicado cuatro libros de poesía y uno de ensayos: Mi propio tiempo (poesía – 1997), Aguas en celo (poesía – 2000), De panorama en panorama (ensayos – 2003), Soles de barro (poesía – 2007) y La otra mitad de mi diferencia (poesía – 2012) que fue seleccionado para un espectáculo de poesía-dramatizada en México y será tema para una tesis doctoral en España. Ha ganado los premios: Turpial de Oro, Espiga de Plata y el Premio Aporte Artístico Cultural de Género por parte del Movimiento Feminista Humanista Storni.
Revista Mito: Usted es profesor universitario, poeta, filólogo, corrector de estilo, articulista de diferentes medios de comunicación, comentarista de radio y posee una sección en defensa del idioma en televisión. ¿Con cuál de estas profesiones se siente mayormente identificado? ¿Por qué?
Carlos Díaz Chavarría: Sería imposible, desde mi vocación y formación, y por un gran respeto y amor a lo que hago, seleccionar alguno de estos oficios. Todos me han dejado grandes enseñanzas y satisfacciones, en determinadas épocas unos más que otras, pero todos poseen la columna vertebral de la comunicación, de la enseñanza y de la palabra oral o escrita, y la palabra para mí es vida, es una misión, es una oportunidad de transcender, de sentirme útil, de realizarme y perfeccionarme como humano. Si la vida me dio ese don y me ha brindado tantas oportunidades para potenciarlo, debe aprovecharlo al máximo; definitivamente estoy muy agradecido con cada uno de estos espacios que han alimentado tan hermosamente mi existencia.
Revista Mito: ¿Definiría usted su libro Mi propio tiempo como un poemario existencial?
Carlos Díaz Chavarría: Sí, la idea al momento de escribir Mi propio tiempo fue la de plasmar poemas existencialistas a manera de autorregulación: ¿quién soy?, ¿por qué soy?, ¿qué representa la escritura para mí?…, es un cuestionamiento de la interioridad del hablante, una interrogante sobre la identidad, una búsqueda que va más allá de los límites de lo individual para convertirse en una pregunta metafísica: ¿qué es el ser?…
Revista Mito: ¿Cuál es la función de la naturaleza, los dilemas de la existencia y la sensualidad en este libro?
Carlos Díaz Chavarría: Mi propio tiempo es una especie de crónica de viaje por la autoconciencia donde la naturaleza, lo erótico, la comunicación, lo sensual cobran vigor como un poético testimonio que reclama una temporalidad personal para hacer que la subjetividad trascienda hacia lo metafísico. Por ello se convierte en una poesía ansiosa de ir más allá de los enigmáticos y seductores dilemas de la existencia cabalgando en un lenguaje cargado de preguntas, y no necesariamente de respuestas…; un asedio de la memoria, una historicidad que otorgue sentido al ser mediante palabras llenas de gestos y resonancias las cuales les ofrezcan al lector una y otra vez imágenes de viento, luz, espacios abiertos, con el fin de que experimente la sensación constante de apertura al infinito, de una elevación más allá de los aspectos concretos.
Revista Mito: ¿Considera usted que este libro refleja su espíritu juvenil?
Carlos Díaz Chavarría: Mi propio tiempo ciertamente ofrece un universo poético muy particular de búsqueda, de interrogantes, de esperanza, de gozo por el arte poético, de la plenitud de la voz lírica que evoca el hallazgo en su búsqueda del ser: la poesía y un interlocutor con quien disfrutar mi esencia de universo, lo cual responde a la virtualidad de mi momento histórico de espíritu juvenil y que, de alguna manera, ahora, en mi madurez, me hace recordar las palabras de Heidegger que “es poéticamente como el hombre hace habitable la tierra”.
Revista Mito: ¿Cuál es el papel del erotismo en su poemario Aguas en celo?
Carlos Díaz Chavarría: El erotismo es la fuente primaria del libro Aguas en celo, es la esencia de cada uno los versos que le dan cuerpo. Precisamente es un erotismo de fiesta, de disfrute, de plena libertad, del gozo del cuerpo, de la degustación de las emociones. El erotismo se presenta como una eclosión de versos, del celo de la voz lírica, pero abordado con una poética muy cuidada para evitar caer en lo burdo. Además en esa época, en el 2000, fui el primer hombre en escribir un poemario erótico donde no se definía claramente cuál era el objeto de deseo (hombre, mujer, ambos…) pues, como señalé, es completamente libre para que el lector asumiera también con toda libertad su propia lectura. En Aguas en celo el erotismo promueve un enamoramiento del lenguaje que brota como piel para entregárselo a los otros, los lectores.
Revista Mito: Su última obra La otra mitad de mi diferencia tiene la particularidad de ser un poemario feminista escrito por un hombre ¿Qué lo llevo a escribir este libro?
Carlos Díaz Chavarría: Me inspiró el deseo, y hasta el compromiso, de completar un ciclo de dignificación de la mujer, de crítica al sistema patriarcal, de potenciar una nueva masculinidad. Esto se gestó primero de manera informal por la gran influencia de mis abuelas Nelly y Violeta, maestras, profesoras en el colegio y, por supuesto, la gran influencia de mi madre quien ha sido mi gran inspiración, mi soporte, mi poesía… Y segundo, de una manera más formal, cuando ingresé a la universidad y me fui empapando de cursos, seminarios, conferencias o lecturas sobre el feminismo como Simone de Beauvoir, Gioconda Belli, Helene Cixous, Laura Esquivel o Isabel Allende, o de las costarricenses Emilia Macaya Ana Istarú y Yadira Calvo.
Además el libro me sirvió de un exquisita excusa para rendirle un homenaje a tantas mujeres quienes han marcado tan positivamente mi vida como la primera presidenta de la Asamblea Legislativa de Costa Rica Rosemarie Karpinsky, la exministra de Cultura Marina Volio, las escritoras Emilia Macaya y Yadira Calvo, la inolvidable Teresa de Calcuta, la folclorista Carmencita Granados, la maravillosa Mercedes Sosa y, por supuesto, mi madre Liliana Chavarría, a quien le dedico el poemario. Y qué mejor para expresar mi profunda sensibilidad masculina en torno al género femenino que mediante la poesía la cual me ha servido siempre de catarsis, de aprendizaje; me garantiza un desplazamiento constante, la posibilidad de trasfiguración y el movimiento eterno de los sentidos, de las emociones, de la mente, del universo…
Revista Mito: ¿A qué se debe el título del libro?
Carlos Díaz Chavarría: La otra mitad de mi diferencia es un juego de palabras. A nosotros socialmente nos miden por la diferencia, por los opuestos, como en mitades, y en asuntos de género nos distinguen a partir de las grandes categorías de mujer versus hombre…, entonces ante esta dicotomía mi diferencia sería mi parte femenina, pero en lugar de verla como un opuesto (como lo contrario), lo abordo como un construirse a partir del otro…, en este sentido le doy una visión positiva y constructiva al opuesto, al contrario, de lo que no soy pero forma parte de mí. Y lo hago mediante la habilidad de la empatía, comprendiendo al otro, respetando al que es diferente, conociendo, precisamente, la “otra mitad de nuestras diferencias”.
Revista Mito: ¿Cuáles son los temas que este poemario denuncia? ¿Cómo los denuncia?
Carlos Díaz Chavarría: A través del texto se percibe un cuestionamiento de la discriminación vivida por el sector femenino a partir de esquemas patriarcales pero también existe un reclamo a las mujeres quienes han sido cómplices de perpetuar el machismo. Además en el libro se presenta un claro cuestionamiento de los roles impuestos socialmente para hombres y mujeres, por eso el poemario busca cuestionar los roles tradicionales impuestos por la sociedad al hombre y a la mujer: ¿por qué el hombre no puede llorar en público?, ¿por qué no puede abrazar a otro hombre?, ¿por qué la mujer se tiene que dedicar a labores domésticas?, empezando porque no son labores de la mujer, sino eso mismo: domésticas, y tanto el hombre como la mujer las pueden llevar a cabo… Esta propuesta se da a través de versos denunciantes, que incomodan, duelen, que son directos, esperanzadores y liberadores. La otra mitad de mi diferencia, más allá de la parte estética, es un poemario que motiva a la reflexión, a la acción, al pensamiento crítico, indudablemente es un intenso ejercicio poético-cognitivo acerca del tema de género, por ello recurro de manera muy insistente a versos cargados de interrogantes y exclamaciones.
Revista Mito: ¿Cree usted que su libro es un mensaje de solidaridad entre hombres y mujeres?
Carlos Díaz Chavarría: Por supuesto. La otra mitad de mi diferenciaconcluye con versos donde se incentiva un diálogo, una sana convivencia, una concertación entre mujeres y hombres, más allá de un desencuentro de géneros. La idea del poemario en gran medida es enfatizar que el enfrentamiento entre hombres y mujeres es una batalla sin sentido, por el contrario es en el diálogo y la negociación entre ambos donde se encuentra la realización de una sociedad más equitativa, más integral y colaborativa, solidariamente humanizados. Con mi libro busco que a la mujer se le dignifique y que al hombre se le ayude a comprender más a la mujer, por ello me siento muy orgulloso, y con mucha responsabilidad, de ser el primer hombre en abordar este tema. En este caso utilizo mi poemario para hacer este tipo de cuestionamiento, pero generalmente lo llevo a cabo en las clases universitarias que imparto o por medio de mis aportes en el periódico y la radio.
Revista Mito: ¿Cuál es la función del erotismo femenino en La otra mitad de mi diferencia?
Carlos Díaz Chavarría: El erotismo se construye en La otra mitad de mi diferencia como un imaginario que potencia la libertad del sentir femenino, por lo tanto me sirve de una inminente materia prima para enfrentar, en muchas de nuestras sociedades machistas y de doble moral, el mito de que la mujer no puede hablar sobre su sexualidad, del deseo, y menos sentirlo o disfrutarlo. Aquí el erotismo se presenta como un conocimiento pleno de la mujer de su ser sexual, muy en comunicación con su esencia mental y espiritual, mediante el encuentro de cada palabra, o bien se puede decir, mediante el encuentro de cada cuerpo, de cada voz, pálpito o huella femenina. Además esta erotización del lenguaje sirve como una forma de transfiguración: de la palabra en poder, en libertad, en realización, frente a un sistema que censura lo sexual en las mujeres (a no ser que sea con fines económicos) pero que lo magnifica en los hombres. La otra mitad de mi diferencia le canta al deseo del cuerpo femenino que se reconoce, se ama, se disfruta, se independiza, se encanta y encanta mediante las palabras… Es una manera sublime de reivindicar la palabra y el cuerpo femeninos. Sobre este tema qué mejor que trascribir las palabras de la reconocida escritora costarricense y Premio Magón 2012 Yadira Calvo Fajardo, las cuales aparecen en la contraportada de mi libro: “Se encuentra en el poemario una valiosa vena de reivindicación del erotismo femenino, muy provocadora, muy en rebeldía contra los viejos esquemas y estereotipos sexuales. Al mismo tiempo se siente una sensibilidad muy fina y delicada hacia lo que significa ser mujer en esta sociedad machista, y una reivindicación de la feminidad que muy pocas veces encontramos en autores masculinos. Eso es, precisamente, lo que le da su intensidad a esta voz poética”.
Revista Mito: ¿En qué se diferencia este poemario de los anteriores?
Carlos Díaz Chavarría: El proceso de escritura es un fluir vital, a veces no es tan perceptible esa evolución, muchas veces esos cambios son más fáciles que los detecten los lectores. Ahora bien, a lo mejor desde mis primeras creaciones a la fecha, La otra mitad de mi diferencia se diferencia en mi manera de expresión que es un poco más clara en la idea por trnasmitir, sin dejar de utilizar palabras formales pues considero que es una manera de propiciar en los lectores un léxico más abundante; también en este libro he ganado en el manejo de los recursos literarios con las lecturas y el ejercicio del oficio en comparación a hace 20 años que comencé a escribir formalmente. Además el tema de La otra mitad de mi diferencia es diferente a los anteriores, como ya lo expresé, con el primer poemario Mi propio tiempo (1997) plasmaba una poesía más existencial y en el segundo poemario Aguas en celo (2000) abordo la temática erótica desde un juego pleno de los sentidos Sin embargo, pese a que son temas diversos, hay un tejido en todos ellos que se ha ido anudando cimentado en un lenguaje que emociona y piensa al mismo tiempo, además de que todos los libros están construidos desde el verso libre, cargados de erotismo y muy enfocados en el cuidado del ritmo del poema, las imágenes y las figuras literarias.
Revista Mito: Usted dedica este libro a su madre e incluye en los agradecimientos a las “mujeres de su vida”, sus abuelas, su mejor amiga, sus inspiradoras y sus mentoras. ¿Cree usted que la personalidad de cada una de ellas ha influenciado la voz poética de La otra mitad de mi diferencia?
Carlos Díaz Chavarría: Definitivamente puedo señalar, al estilo de la escritora Isabel Allende, que mi vida ha estado permeada de un lazo ancestral con lo femenino, una firme cadena de extraordinarias mujeres que me formaron, y me siguen alimentando con las fuerzas nutritivas de la inspiración. Por eso gran parte del palpitar de La otra mitad de mi diferencia constituye un homenaje a mis inspiradoras mujeres, quienes desde diferentes trincheras, en determinados tiempos y con determinados rasgos de su personalidad, verso a verso, han hecho brotar cánticos y escribir amaneceres en la piel de cada uno de mis peregrinajes en las páginas del libro de mi existencia.
Pienso, en este sentido, en mis amadas abuelitas, Nelly Brenes y Violeta Brenes, quienes iluminaron mi niñez y adolescencia de sueños y cariño, y hoy, desde el infinito, continúan posando sus miradas en cada una de mis estancias. Pienso, también, en mi eterna mejor amiga, Jonesí Guzmán, con quien por casi veinte años hemos conquistado danzas entre carcajadas, confidencias y sueños compartidos para sabernos, hoy, hermanos de la vida. También en mis constantes inspiradoras, mis compañeras de ilusiones, mis queridas amigas, la exdiputada Rose Marie Karpinsky Dodero y la exministra de Cultura Marina Volio Brenes, abrazadores rocíos de humanidades e intelecto; savias de mujer quienes con persistencia, por 23 años, han danzado de cara a mis evoluciones en los diferentes trazos de mi historia.
Pienso en mi gran mentora, mi siempre presente amiga, la escritora Yadira Calvo Fajardo, quien me potenció en el hermoso palpitar del feminismo. Cómplice de conspiraciones literarias, de tardes universitarias de tertulia y rebeldías; quien me dio con su ejemplo las lecciones más grandes de género para hacer, de mi escritura, una lumbre profunda, vibrante, extasiada y hermanada con todas esas otras sangres femeninas que transitan…
Pienso en el privilegio de haber sido fecundado por la bonanza del espíritu preñado de agallas de la exdiputada Joyce Zürcher. O por el transitar desgarradamente visible de su alma desnuda de la escritora Teresita Aguilar. Por el nacer de cada letra en cánticos más allá de los silencios de la escritora Emilia Macaya. Por los desenfrenados y peregrinos paraísos poéticos de la psicóloga María Esther Flores. Por esas libertades en vuelo y espíritu de sinfonías de la gran humorista Carmencita Granados: Por esa danzante escritura cargada de lunas llenas de la escritora costarricense Carmen Naranjo Coto. Por esas indomables voces como herramientas de batalla de la periodista Nono Antillón Guerrero. Por esas pláticas de pinceladas poéticas y travesías intelectuales de la primera vicepresidenta de Costa Rica Victoria Garrón de Doryam. Por ese altivo sazonar que me enseñó a darle voz al pan de cada día de la experta gastronómica Flora Sobrado de Echandi. Por el embriagador profesionalismo y capacidad de lucha de la Guiness Récord Inés Sánchez de Revuelta o por esas danzantes historias fornicando en la garganta de la gran cantante Chavela Vargas Lizano…
Pienso, también, en mi admirada Amanda Miguel, quien por tantos años ha llenado de música, energía e inspiración cada pálpito de esta y otras existencias. En mi estimulante Mercedes Sosa, la Negra Sosa, la irrepetible, la amiga en el camino… En mi venerada Teresa de Calcuta, porque su hermoso testimonio de vida ha sido una diaria inspiración para transitar por caminos de un mayor humanismo. Y claro, pienso en esa mujer quien me ha hecho transitar por infinitos paraísos. Quien ha sido verso de mi sangre, quien constituye cada palabra y cada gesto que susurran en las quimeras de mi historia: mi madre Liliana Chavarría Brenes, mi hiperbólicamente amada Lili. Sí, pienso en cada una de esas mujeres a quienes me sería imposible mencionar en su totalidad, a las de ayer, las de hoy, las de siempre, quienes con sus alas han fecundado mis miradas, quienes con sus sangres palpitantes han emancipado mi piel, quienes han esculpido mi esencia como escritor, como profesional, como ciudadano, como hombre…
Revista Mito: ¿Cuál es la importancia de la sangre en este poemario?
Carlos Díaz Chavarría: La sangre es un elemento esencial de los versos de mi poemario pues de alguna manera refleja esas otras sangres (las femeninas) que corren en mi propia sangre. Es un eterno fluir de un elemento que simboliza vida, calor, energía, movimiento, fuerza vital tanto espiritual como corporal; además la sangre refleja ese derroche de pasiones que recorre cada palpitación de La otra mitad de mi diferencia. Se sabe que los humanos somos incapaces de sostener la vida sin la sangre, de alguna manera esto se implica en mi poemario al considerar las esencias femeninas como parte intrínseca de mi existencia, con esto establezco un pacto poético donde especialmente le dedico mi creación literaria a la sangre de mi madre Lili que corre sublevadamente por mis venas.
Revista Mito: ¿Cree usted que existe una conexión entre la identidad femenina y la libertad?
Carlos Díaz Chavarría: Tengo claro que socialmente a la mujer la forman dentro de un esquema, no nace con determinada condición, la hacen o muchas veces ella misma se hace. Se puede ver como desde pequeños se da esa formación en los hogares, por ejemplo a las niñas se les enseña que por ser mujer le toca servirle a su hermano, lavar platos, limpiar, mientras su hermano está sentado viendo la televisión ya que el ser varón le da ese derecho. En los mismos bebés, pequeños seres que no comprenden, pero desde que nacen se les imponen determinados estereotipos…, al niño se le pinta el cuarto de celeste y a la niña de rosado; la niña juega con muñecas y que ni se le ocurra tocar un carro porque son solo para niños. Todo eso se hace por la misma presión social y de esta forma podemos ver que muy sutilmente el machismo sigue predominando en estos tiempos. Por eso en el tanto la mujer construya una identidad más consciente de su ser, de sus dicotomías, de sus fortalezas y debilidades, de su sexualidad y capacidad cognitiva; una mujer pionera en procurar cambios en la visión de sí misma, atreviéndose a pensar diferente, a no permitir la dependencia esclavizante, a participar más abiertamente, reclamando derechos “vedados” por su condición de fémina, es que se puede pensar y hablar, también, de una libertad que procure una forma de vida más equitativa e inclusiva. Mediante este libro busco que se dé una liberación por parte de la mujer, liberación en el sentido de que se dé a respetar, que no se ponga limitaciones en su vida por el hecho de ser mujer, que explore campos que ninguna otra mujer se atrevió a explorar, que sienta; liberación para sentir, pensar y actuar…
Revista Mito: ¿Qué significa para la voz poética de La otra mitad de mi diferencia la acción de “desgarrar el silencio”? ¿Cree usted que las mujeres deberían “escapar” de las cadenas de la tradición?
Carlos Díaz Chavarría: La otra mitad de mi diferencia no solamente aborda poéticamente una línea feminista, existe también un propósito de denuncia, crítica, reflexión y acción a favor del rompimiento de esquemas patriarcales, de las “cadenas de la tradición” en la sociedad. Desgarrar el silencio significa ponerle un alto a las constantes humillaciones, burlas, violaciones, opresiones, discriminaciones, los golpes, chistes, maltratos, insultos o asesinatos de los que son objeto, constantemente, las mujeres. Implica tener presente que la tradición machista que silencia a las mujeres también se ve reflejada cuando una mujer gana menos que un hombre en el mismo puesto de trabajo; cuando un hombre minimiza o ridiculiza a su pareja; cuando un grupo de amigos le grita a una mujer sólo para demostrar su “hombría”; cuando un hombre cree que “su mujer” es “su objeto”; o cuando un marido o hijo esperan que su esposa o madre, como condición natural femenina, les prepare la comida, la sirva, recoja los platos y los lave. Definitivamente las mujeres deben escapar de las cadenas de la tradición, pero a la vez como sociedad también debemos hacerlo, por eso ya es hora de que cada uno de nosotros, a manera personal, nos dirijamos a sensibilizarnos respecto del problema del sexismo contra la mujer en la medida de que, todas y todos, asumamos un responsable y humanista compromiso para resguardar la libertad, autonomía, integridad, las oportunidades y los derechos del sector femenino. Pues la violencia contra la mujer no disminuirá sino hasta el día en que, entre todas y todos, construyamos una sociedad con diversidad de iguales, es decir, de respeto y tolerancia entre todos los géneros. Cuando todos, mujeres y hombres, nos proclamemos a favor del derecho humano del sector femenino a demandar y abrigar, realmente, una existencia con dignidad, respeto y libertad…, es decir, una vida sin silencios, sin cadenas, sin discriminación; cuando cada uno de nosotros no vea en este tipo de acciones solo una buena intención, sino como una manera propicia para generar cambios reales.
Revista Mito: ¿Definiría usted “Entre el telar y la rueca” un poema de la reivindicación femenina?
Carlos Díaz Chavarría: Definitivamente. Entre el telar y la rueca es un cuestionamiento a la mujer que espera, que obedece, que se esclaviza, que se muestra sumisa…, una mujer no recordada, no valorada, no respetada, resignada…, que solo “llora” y “calla” entre tantos “Odiseos” y “Telémacos”… Es una manera de cuestionar el arquetipo de la mujer que espera, la fiel, encarnado clásicamente en la Penélope de la epopeya homérica, aunque si se presta atención al relato la espera de Penélope es una espera activa, ella decide entramar un tejido para demorar la elección de un nuevo esposo; ella espera, pero entretanto teje su vida y su esperanza. En ese sentido versos como “decime, ¿a dónde yace tu voz?”, “¡confesá, mujer!, ¿si comprendés este destino?”, ¿qué más esperás?, son una manera irónica de llamar la atención sobre la situación de sumisión de la mujer y un reclamo desgarrador, una protesta, de la voz lírica para que las mujeres, las muchas Penélopes, rompan definitivamente las milenarias amarras el silencio…, entretejan sus propias historias, tengan poder de decisión y griten, que irrumpan con voluntad propia en la Historia, en la propia historia de cada una de ellas. Con la libertad como protesta, donde se hallen a sí mismas y enarbolen su reivindicación, poderosa.
Revista Mito: ¿Cree usted que el mito masculino de la creación ha marcado el destino de la mujer en la sociedad?
Carlos Díaz Chavarría: Ha sido uno de los tantos elementos que la cultura patriarcal ha enarbolado para hacer que las mujeres tengan, de manera directa e indirecta, una posición de menor rango en la sociedad. Por eso en La otra mitad de mi diferencia se cuestiona ese paradigma muchas veces invisible, que pesa en nuestros hombros, al que se suman estereotipos y prejuicios, los cuales han anclado al género femenino, pero, al mismo tiempo, han condicionado posibilidades de vivir sin tapujos su humanidad y sensibilidad a los hombres. Pero el destino se puede cambiar, por ello con versos precisos y directos presento una serie de denuncias y reconocimientos a la mujer, a partir de mi visión y vivencia como varón solidario, sensible, para romper las huellas de una sociedad marcada por imposiciones y regulaciones de índole machista. Ya la historia lo ha testificado, cuando la inacción se convierte en el funcionar de las sociedades, las convierte, fácilmente, en sociedades responsables y cómplices de discriminación. Esto, absolutamente, constituye una vergüenza, pues cada vez que se ejerce una agresión social, psicológica, intelectual, económica o física contra las mujeres no sólo se violenta un cuerpo y una subjetividad, sino que se atenta contra los derechos humanos. Desgraciadamente los estereotipos no se van a eliminar, pero sí los podemos reducir mediante el desarrollo de la habilidad de la empatía, comprendiendo al otro, respetando al que es diferente, conociendo la “otra mitad de nuestra diferencia”, pues tanto mujeres como hombres podemos evitar estereotipar cuando seamos capaces de reconocer que en la diferencia muchas veces está la riqueza social, la pluralidad de sentidos y que las jerarquías mal entendidas a lo que llevan es a la discriminación.
Revista Mito: ¿Cuál es la función de la “otredad sexual” en su poema “Sangre desterrada”?
Carlos Díaz Chavarría: El poema es una crítica a ese sistema fálico que ha ocultado, invisibilizado, cercenado la otredad sexual femenina, y que es aceptado por las mismas mujeres como un aspecto normal muchas veces, a manera de resignación otras, a manera de un juego entre mujer víctima y mujer cómplice; por eso expreso: “Sexos de arco iris fruncido, porque su otredad ha sido lanzada en cada calle por puños de despecho sobre los inválidos preámbulos de ese imperio seminal de la presencia”. Esa otredad es la que insto a que sea recuperada por las mujeres para que se clamen libres, que permuten su condición de sumisión, que se levanten en huelga contra un sistema opresor. Es una otredad no construida como amenaza o agresión para el hombre, sino la construcción de la propia identidad femenina desde la indispensable marca de la diferencia en un continuo movimiento pues se requiere el proceso del descubrimiento del “otro” desde el yo y la yuxtaposición con el “otro”, es decir, la condición de ser el otro con el fin de definir el ser. Es un perder el miedo a la relación “sujeto-otro”. Pero ese paso de reconocer la dignidad del otro y construirse como “el otro” lo deben dar primeramente las mujeres con plena conciencia y un absoluto amor y respeto propios, por eso les digo: ¿qué otra voz romperá su himen?, si estos sexos marinos se resisten a galopar entre sus alas, y siguen crucificados, embriagados, consumiendo el astuto semen del poder”. La otra mitad de mi diferencia de alguna manera se convierte en un llamado de atención, pero la última palabra en esa afirmación de la otredad sexual libertaria debe nacer de las mismas mujeres para ser reconocidas, con plena identidad, por “el otro”.
Revista Mito: ¿Cuál es el papel de la desnudez, la sensualidad y el orgasmo en su último poemario?
Carlos Díaz Chavarría: Estas son palabras que, en muchas ocasiones por la injerencia de una cultura patriarcal, se han satanizado cuando se relacionan con lo femenino. Por eso en La otra mitad de mi diferencia se presentan como elementos semióticos que evocan el redescubrimiento del cuerpo femenino, una emancipación de la sexualidad femenina, que buscan romper con el tabú de lo sexual como prohibido o con la trivialización y “cosificación” del cuerpo de la mujer como objeto para ser consumido, dentro de un patrón ideal de belleza o de comportamiento sexual socialmente determinado por una cultura falocéntrica. La otra mitad de mi diferencia podría ser, por lo menos para mí lo fue, una experiencia orgásmica de placentera liberación acumulada en cada una de las sensaciones emanadas en los versos. Se trata de hablar sin tapujos, sin etiquetas; la desnudez, la sensualidad y el orgasmo hacen referencia directa al erotismo, el cual ha sido un tema recurrente en mi poesía pues implica un rompimiento con esquemas ortodoxos, una escritura audaz, alejada de todo convencionalismo, que huela a libertad, a desafío, a un disfrute del erotismo como intrínseco a la sensibilidad humana, más allá de si se es hombre o mujer.
Revista Mito: ¿Qué tipo de arquetipo femenino representa para usted María Magdalena? ¿Cuál es su conexión con la mujer de su poema “Vos, la olvidada…”?
Carlos Díaz Chavarría: La mujer de Vos, la olvidada es precisamente una alusión a María Magdalena quien, dentro de la polaridad femenina, representa el arquetipo de la mujer amante y la mujer madre, la sabiduría, una representación que se ha mantenido en la sombra, que la han querido silenciar, distorsionar y relegar. Me encanta su personalidad porque refleja esa presencia que desafía, junto a Jesús, junto al hombre, como igual, no detrás como muchas veces ha ubicado la cultura patriarcal a las mujeres y pese al estigma de «prostituta» que históricamente se le ha impuesto. María Magdalena se nos presenta como la mujer demonio y la mujer ángel, un universo de ambivalencias, de contrastes, que amenaza la idea impuesta por un cristianismo conservador y sociedades que le rinden tributo al falo. También es una figura con un gran liderazgo y de extrema presencia pues, por ejemplo, en los evangelios canónicos se presenta como primera testigo de la resurrección, y ni qué decir de los aportes de los evangelios apócrifos como el de Felipe o el de Tomás donde se reconstruye la figura de María Magdalena y se presenta como un personaje donde se expresa con gran osadía dentro de un mundo patriarcal y con un liderazgo en igualdad de condiciones con los discípulos, sin duda es un excelente ícono para la emancipación de las mujeres.
Revista Mito: ¿Cuál es la función de la “metamorfosis” femenina en La otra mitad de mi diferencia?
Carlos Díaz Chavarría: El de la transformación de la mujer como un ser independiente, libre, solidario, sensual, sexual, activo… La otra mitad de mi diferencia es un poemario donde se evidencia esa transformación de una mujer sumisa, por imposición o aceptación propia, frente a un mundo que la relega, pero una voz lírica que le reclama, pero se solidariza con ella, hasta llegar un estado de liberación, de conocimiento y disfrute de su ser, para llegar, finalmente, a un estado donde lo masculino y femenino, unidos, pero en la diversidad de las diferencias, buscando caminos de conciliación a partir de la independencia e identidad de cada uno de los sexos.
Revista Mito: ¿Piensa usted que existe una batalla sexual entre hombres y mujeres? ¿Cómo lo representa en La otra mitad de mi diferencia?
Carlos Díaz Chavarría: Definitivamente, por más avances en la temática de género, por más leyes que se hayan promulgado o por más presidentas que se tengan, sigue existiendo una batalla entre los sexos, a veces más sutil, otras muy evidente, una batalla de poder, control, superioridad que aunque sin sentido sigue latiendo, lo cual ha desencadenado en muchísimas manifestaciones de opresión y desigualdad en ámbitos como el laboral, intelectual o familiar. Y mucho de este fenómeno se ha desencadenado también debido al concepto mal entendido de feminismo ya que algunas mujeres lo ven como una filosofía en miras de pisotear a los hombres, esta posición extremista se vuelve tan o más peligrosa que el mismo machismo. Presento esta situación precisamente exponiendo una crítica a la opresión de la mujer, al poner en evidencia determinados roles asignados a hombres y mujeres -ello queda muy bien demostrado, por ejemplo, en mi poema Lecturas patriarcales-, haciéndole un reclamo a las mujeres, proponiendo un nuevo rol de masculinidad e incentivando la concertación de géneros, más allá de rivalidades milenarias impuestas porque la igualdad real entre las mujeres y los hombres implica compartir el poder de decisión, el tiempo, el trabajo y, opcionalmente, la vida. Sin limitaciones, sin dependencias, sin violencia, sin batallas, solo apelando a socializaciones más sanas y equitativas.
Revista Mito: ¿Considera usted que las mujeres son heroínas?
Carlos Díaz Chavarría: Al igual que muchos hombres heroicos, hay mujeres heroínas, no todas por supuesto, pero en el caso de La otra mitad de mi diferencia le rindo un homenaje a esas mujeres heroínas, conocidas o anónimas, quienes han tenido, pese a al peso de una cultura falocéntrica, una extraordinaria capacidad de liderazgo, actitud de concertación y, ante todo, ese espíritu tenaz, humanista y crítico que las ha capacitado, y las capacita, con sobrados méritos, a plasmar huellas con rostro de mujer. Mujeres, quienes inmersas en un contexto donde el sector masculino, por tradición, han ostentado el poder, han levantado, poco a poco, su entereza para testificar que ellas, también, pueden ser parte activa y productiva de la sociedad. Mujeres quienes han desgarrado sus pieles para que aflore su poesía pese a ser tan prohibida y repudiada, quienes han hecho de la libertad su protesta y no han permitido llevar a cuestas una muerte en vida; quienes no se han vestido de silencios ni recatos para hacer, de sus voces, los placenteros escándalos de sus identidades. En este sentido, La otra mitad de mi diferencia es, en gran medida, un aporte de reflexión sobre los progresos alcanzados por las féminas, un llamado al cambio y una celebración de los actos de valor y determinación tomados por mujeres que han tenido un papel extraordinario en la historia de sus países y sus comunidades. Es un reconocimiento a esas mujeres quienes han escrito en sus historias, en mi historia, sus resurrecciones con sus pezones de furia; quienes han hecho de la diferencia fértiles rituales de renacimientos. Quienes no se han resignado a la impotencia, a los lamentos, a perpetuar siglos de opresión fálica, no han mutilado sus pensamientos y han hecho escuchar sus cantos más allá del silencio. Mujeres sin manzanas para tentar, sin colores rosas para vestir, sin protocolos que cumplir, sin obligados silencios, sin la lapidación de las censuras, sin poses para encajar, conquistadoras de sus pensamientos, esposas o madres por elección, gozosas de sus sexos, quienes han sido parte tanto del devenir de sus historias…, de mi propia historia…
Revista Mito: Uno de los poemas que más nos ha gustado es Sangres de piel mestiza ¿Cuál es el valor de identidad sexual y la combinación étnica en este poema?
Carlos Díaz Chavarría: Deseo rescatar en este poema esa sangre indígena que forma a los pueblos latinoamericanos, a manera de dignificar también una cultura discriminada ante un histórico etnocentrismo en perjuicio de los pueblos indígenas. Aquí represento a la tierra indígena, en femenino, abundante en aspectos de la naturaleza como aire, lluvia, pájaros, ríos, chiles… y cargada de las virtudes de las mujeres indígenas latinoamericanas: líderes, guerreras, administradoras…, recuérdese que muchas de las civilizaciones precolombinas estaban formadas, precisamente, por matriarcados, aspecto que se modificó abruptamente con la conquista española y, por desgracia, sigue teniendo vigencia pues es notoria la marca de discriminación relacionada con la etnia y el género. Sangres de piel mestiza es un reconocimiento a la identidad indígena femenina, una especie de ritual poético, donde la voz lírica encuentra puntos de encuentro como parte de un reconocimiento a su poderosa presencia, al igual que deberíamos hacer nosotros, más allá del aspecto lírico, como sociedades conscientes de los aportes de las culturas indígenas, y en este caso específico, de sus mujeres “con el olor a sus ingles libertarias”.
Revista Mito: ¿Es La otra mitad de mi diferencia un libro de encuentros y desencuentros?
Carlos Díaz Chavarría: Ambos. En La otra mitad de mi diferencia fluyen ideas, acciones, emociones…, basadas en las diferencias, en la otredades, pero a la vez en similitudes. Es un encontrar la identidad femenina, y por qué no una nueva masculinidad, a partir de la diferencia, del desencuentro. Es una mística donde la sangres de las mujeres se construyen y se de-construyen, donde nada es absoluto; es una construcción y decosntrucción de lo femenino desde la igualdad y desde la diferencia. Se da un encuentro y un desencuentro con la cultura patriarcal, con voces que han sometido a las mujeres, con vestigios falocéntricos, con el fin de propiciar un camino hacia la libertad pero que parta, precisamente, de la diferencia sexual, tal y como lo señalaba la feminista francesa Luce Irigaray. Una de las grandes interrogantes que se pueden desprender de La otra mitad de mi diferencia es ¿cómo ser sujeto desde “lo otro” o “el otro”?, en este sentido el poemario no habla de verdad ni verdades, solo de caminos, de búsquedas, de aciertos y desaciertos, de búsquedas y desencuentros, donde mujeres y hombres nos constituyamos como sujetos diferenciales pero cuestionando el paradigma de un orden patriarcal donde a las diferencias las han convertido en desigualdades.
Revista Mito: ¿Se considera usted un defensor de la lucha femenina?
Carlos Díaz Chavarría: Así es, y digo con mucho gusto que soy feminista. Desde muy joven he iniciado esta lucha por dignificar al sector femenino, posiblemente como ya lo he mencionado, por esas grandes presencias femeninas que he tenido desde muy pequeño. Especialmente el legado de una madre que rompió convencionalismos, etiquetas destinadas a la mujer, a quien destaco en mi poemario y de quien aprendí a vivir y apreciar la existencia masculina de una manera distinta, con sensibilidad, además del legado de un padre que tampoco estaba atrapado en un machismo radical: saberlo todo, tener el poder y el control. Me he comprometido con causas a favor del género, recuerdo que siendo muy joven apoyé activamente la candidatura de doña Margarita Penón Góngora, quien fuera la primera candidata en aspirar a la presidencia de la República de Costa Rica. También muchos de mis trabajos universitarios versaron sobre temática de género, por ello pensé que en algún momento quería dejar un registro más patente de mi compromiso a favor de las luchas femeninas, así nació La otra mitad de mi diferencia, como un cántico a todas esas mujeres quienes con sus ansias de luna fiera y sus tierras danzantes me han mostrado a ser un poco más humano. Un hombre con la piel henchida de ternura: no dueño, no amo, patriarca ni tirano; con una piel despojada de tanta vetusta dictadura masculina… Sin los encadenamientos de los golpes; sin temor a los rosados o los besos; sin tapujos ni etiquetas… Sencillamente un hombre, un poeta, atento al permanente agitar femenino de los renacimientos de esas otras mitades de mi diferencia…
Algunas personas se sorprenden de cómo es posible que me adentro tanto en el universo femenino en mi libro siendo hombre, pero considero finalmente las personas al leerlo sienten lo que se desea transmitir: es una voz lírica, sensible, humana, más allá del género, la cual proclama que solamente juntos, mujeres y hombres, podemos cultivar y cosechar una sociedad más humanista. Mas este poemario representa tan sólo un peldaño y un aliciente en esa urgente lucha a favor del sector femenino, pues a pesar de que durante la última década se han dado algunos avances al respecto, en especial con la aprobación de algunas leyes pertinentes que benefician al sector femenino, la magnitud de este problema sigue en su mayor parte sin reconocerse a conciencia por la falta de sensibilización y de accionar nacionales, por lo menos en lo que respecta a Costa Rica. Definitivamente se debe ejercer un proceso de autorregulación de mayor calidad en torno a los valiosos aportes del sector femenino en nuestras sociedades mediante el conocimiento, aceptación y valoración de los logros alcanzados por ellas. Porque, en definitiva, lo que se requiere es que existan mujeres y hombres quienes, con mayor tolerancia, empatía y participación, colaboren, conjuntamente, en la formación de una sociedad más reflexiva, justa, racional y madura. Mujeres y hombres quienes, unidos, coloquen las piezas vitales del rompecabezas del accionar crítico y humanista de las sociedades actuales, y las del mañana…
Revista Mito: ¿Qué significó para usted ganar los premios Turpial de Oro, Espiga de Plata y Aporte Artístico Cultural de Género?
Carlos Díaz Chavarría: No soy de estar participando en concursos ni de estar buscando premios; por el contrario, más bien he participado en concursos como jurado. Definitivamente el mayor premio que ha logrado La otra mitad de mi diferencia es la exagerada promoción que ha tenido (más de 230 espacios tanto nacionales como internacionales lo han publicitado); la gran cantidad de comentarios positivos por parte de los lectores y de críticos; las casi 300 personas que me acompañaron en la presentación del libro; el apoyo internacional en países como México, Venezuela, Honduras, Chile, Guatemala, Canadá, España y Argentina; la edición especial que se hizo en México y, especialmente, es el haber tenido la oportunidad de escribir un libro donde le rindo un reconocimiento a esas mujeres que han sido parte fundamental de mi vida, pero no niego que el reconocimiento otorgado por el Movimiento Humanista Feminista Storni, el Trupial de Oro o la Espiga de Plata me brindan muchísimo gozo y significan un gran compromiso por tratar de seguir haciendo trabajos de calidad. Realmente estoy muy agradecido con la vida por brindarme este don y el que me regale estos detalles donde se reconoce mi labor literaria.
Revista Mito: ¿Cuál es su próximo proyecto?
Carlos Díaz Chavarría: En la parte literaria, mi próximo libro será una serie de ensayos sobre temas que ya he abordado u otros que no lo he hecho tanto como el religioso o económico, pero de una manera más desarrollada, más extensa, pues el periódico y la Radio tienen, por asuntos de espacio y tiempo respectivamente, ciertos límites. Se va a llamar Días de diálogo, a lo mejor dentro de un año y medio, o dos, ya esté publicado, lo he postergado debido al gran éxito y constancia del reciente libro La otra mita de mi diferencia pues no me gusta solo publicar por publicar, sino tratar de explotar -en el buen sentido de la palabra- el libro, es decir, darle la mayor promoción que se pueda.
También estoy pensando en hacer un reedición del poemario Aguas en celo, máxime que con el uso de la tecnología y e impacto de las redes sociales podría tener una difusión similar a la que ha tenido La otra mitad de mi diferencia.
Además, en marzo del 2014, La otra mitad de mi diferencia se presentará en la Casa de la Cultura de la provincia de Heredia, donde también se hará una exposición de algunos de los poemas del libro y fotografías de esas grandes mujeres quienes han dejado una significativa huella en mí. La actividad está auspiciada por el Festival Internacional Grito de Mujer 2014.
En lo que respecta a mi profesión como filólogo, estoy muy concentrado en las secciones de televisión y radio que tengo a cargo donde, precisamente, comparto algunos consejos de cómo hacer uso correcto del español.
Y el gran reto, en general, es continuar y permanecer en la escritura, en mi vocación, en mi existencia…, creciendo y mejorando diariamente…
Revista Mito: Lamentablemente esta entrevista ha llegado a su fin. Ha sido verdaderamente un placer hablar con usted.
Carlos Díaz Chavarría: Muchísimas gracias Leonor y José por esta hermosa y significativa entrevista. Ojalá haya sembrado inquietudes de reflexión, de amor al arte y de sensibilidad, defintivamente responder fue una muy gozosa experiencia catártica. Gracias por esta oportunidad que me dieron de dar a conocer mi poemario, y parte de mi esencia como escritor en general, en este importante espacio cultural-literario que ustedes tienen a cargo. Sin duda ha sido un privilegio el haber sido entrevistado por ustedes. Muchos éxitos en sus respectivos proyectos. Un cordial saludo desde Costa Rica.
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Se puede contactar al escritor escribiendo al correo [email protected], visitando el blog www.laotramitaddemidiferenciablogspot.com o mediante Facebook, como Carlos Díaz Chavarría.