Las letras de las canciones son productos lingüísticos y culturales que bien se pueden prestar a análisis. Esto es lo que intentamos hacer en el artículo, al seleccionar una frase de Melendi y reflexionar sobre su forma morfosintáctica desde una perspectiva histórica.
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En este número dedicado a las identidades, no podíamos evitar hacer alusión a una de las regiones más atractivas ecológica, cultural y gastronómicamente de España, como es Asturias, aprovechando que la festividad de su patrona, la Virgen de Covadonga (conocida popularmente como la Santina) es precisamente el día 8 de septiembre.
Y la mejor manera de hacerlo es, a nuestro juicio, analizando lingüísticamente una canción de hace ya unos años, pero con una fuerza semántica tremenda para estos tiempos que corren, como es la titulada Asturias, disponible en el disco Sin noticias de Holanda (2003) del cantante asturiano Melendi.
En concreto, hay una frase en esa letra que resulta inquietante sintácticamente hablando, y que puede interpretarse auditivamente así: Si pruebas de su manzana, te enganchará su veneno.
Vista sin más, no guarda grandes secretos: es una oración compuesta por un verbo principal (enganchará), que tiene un complemento directo (te) y un sujeto explícito (su veneno); y por una proposición subordinada adverbial condicional, introducida por el nexo si, dentro de la cual, a su vez, hay un núcleo verbal (pruebas), que concuerda con un sujeto omitido (tú), y un sintagma preposicional muy interesante (de su manzana) que, con función de complemento directo, seguramente haga referencia, metonímicamente, a Asturias.
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[[(SiNx (tú)SN-Sj (pruebasN-SV (de su manzana)SP-CD)SV-PV)sub.adv. condicional, teSN-CD engancharáN-SV]SV-PV (su veneno)SN-Sj]O
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Y resulta que este sintagma preposicional es interesante por varios motivos, entre otros, porque cabe preguntarse cómo puede la preposición de encabezar un complemento directo, si tradicionalmente se nos ha enseñado, una y otra vez, que esto sólo puede hacerlo –si acaso– la preposición a. Por ello, no deja de ser sorprendente lo que está planteando la frase que nos ocupa, porque se sale de lo esperable, si la comparamos, por ejemplo, con casos como Juan vio a María, que equivale a Juan la vio y a María fue vista por Juan, que demuestran claramente que María es el complemento directo de vio y Juan es el sujeto de la oración, por concordar con el verbo ver.
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Oración activa transitiva [JuanSN-Sj (vioN-SV (a María)SP-CD)SV-PV]O
Oración activa transitiva (con pronombre) [JuanSN-Sj (laSN-CD vioN-SV)SV-PV]O
Oración pasiva [MaríaSN-Sj.pac. [(fue vista)N-SV (por Juan)SP-C.Ag.]SV-PV]O
Pues, en primer lugar, resulta que esta preposición de se muestra como sustituta del caso genitivo del latín. Así, lo que parece que ocurrió en español (y en otras lenguas romances) fue que en la mayoría de las ocasiones en que había un caso genitivo latino (Villa Marci), este se fue sustituyendo paulatinamente por un complemento del nombre (La casa de Marco), como seguramente el lector ya sabrá gracias a sus clases de latín del instituto.
Pero, además, en segundo lugar, resulta que el genitivo partitivo latino, un uso especial del genitivo que se refería a la parte de un todo (pauci militum ‘pocos de los soldados’), se comenzó a utilizar en diferentes contextos morfosintácticos, como podría ser, precisamente, el complemento directo (“Atanto dixieron de palabras piadosas”, Poema de Yuçuf [siglo XIV]).
Y de ahí, finalmente, se propagó este genitivo partitivo a la que se ha llamado construcción partitiva indefinida, en la que no había ni un nombre o pronombre que indicase la parte (admiscere mellis ‘añadir [de la] miel’), ni un verbo que implicase acción (id est de pomis ‘esto es [d]el árbol frutal’). En nuestra lengua, estas estructuras fueron muy frecuentes hasta el siglo XVII, especialmente cuando el objeto del que se toma la parte funcionaba como complemento directo: “Buscaua de todas yeruas para hazer ensalada” (Cervantes, Quijote [siglo XVII]. ¿No le resulta familiar al lector este ejemplo?
Efectivamente, esta construcción cervantina se asemeja mucho a la que nos encontramos en la canción de Melendi. Si pruebas de su manzana equivale a decir ‘si pruebas {algo/una parte} de su manzana’. En realidad, se trata de una estructura muy arraigada en la lengua, puesto que aparecen ejemplos ya desde la Edad Media (“Con un sombrero que tiene Félez Muñoz / […] cogió del agua”, Poema de mio Cid [siglo XIII]). De hecho, según algunos autores como Rafael Lapesa, este uso del partitivo se hizo tan común en nuestro idioma, que bien podría haber llegado a formar el artículo como ocurrió en francés (Je veux de la viande ‘Quiero [de la] carne’)… pero, por motivos varios, a partir de dicho siglo XVII se dejó de utilizar. Los restos que nos han llegado (ahí tenemos el refrán De esta agua no beberé), como vemos, no hacen más que atestiguar lo que un día fue lengua viva.
Y ahora no queda más remedio, para ir acabando, que enfrentarnos a la que bien se puede denominar la pregunta del millón: ¿Esta característica puede considerarse más propia del castellano o más propia del asturiano?
Naturalmente, hemos visto que en castellano está registrada esta estructura desde la Edad Media, por lo que puede interpretarse, como ya se ha dicho, como un resto de ese caso genitivo que se usaba con valor partitivo ya en época ciceroniana.
No obstante, no podemos dejar de mencionar una curiosidad lingüística, como es la existencia, en lengua asturiana, de un determinante indefinido con forma dél, della, que se emplea con sustantivos no contables (dél carbón ‘algún carbón’, della xente ‘alguna gente’), a diferencia de lo que ocurre con sus respectivos plurales (dellos, delles), que tienden a aparecer con nombres contables (dellos regatos ‘algunos arroyos’, delles cases ‘algunas casas’). Manzana es, sin duda alguna, un sustantivo contable, pero al estar acompañado por la preposición de, se puede reinterpretar perfectamente como si de una cantidad indefinida (parte de un todo) se tratara, es decir, como si se estuviese concibiendo la fruta en tanto fruta (incontable), y no en tanto pieza de fruta (contable), algo bastante alejado de la concepción esencialmente castellana, en la que nuestra estructura es posible con nombres incontables (recuérdese el De esta agua no beberé, que, por cierto, no es lo mismo que De este agua no beberé, pero –admitámoslo–,con nombres contables (prueba de esta manzana), aunque posible, puede sonar algo extraño.
De este modo, la lectura asturiana de la frase de la canción de Melendi se encontraría muy cercana a otros casos, más (comieron pocos de figos ‘comieron [unos] pocos higos’) o menos (¿quies más d’arroz? ‘¿quieres más arroz?’) parejos al funcionamiento del castellano. Y, por supuesto, seguiría también la línea de lo que ocurre actualmente en francés (Je bois de l’eau ‘Bebo [del] agua’), todo intrínsecamente relacionado, como hemos visto, con el español clásico (“¡Qué dezía él de cosas!”, Lope de Vega, La Dorotea [siglo XVII]) y otras lenguas en las que no hemos podido profundizar aquí.
Sea castellano o sea asturiano, donde no cabe ninguna duda de que el artista está empleando la llingua para expresarse, es en La mi mozuca, otra de sus emotivas, esta vez del disco Curiosa la cara de tu padre (2008). Igual que la analizada, esta está dedicada a Asturies, la patria querida a la que osamos rendir homenaje en este mes de septiembre.
Chapó por Melendi. Pero no sólo por atreverse a componer canciones en una lengua minoritaria… También por regalarnos una frase, volviendo nuevamente a la Asturias de 2003, plagada de identidad:
…mientras nos queden piedras, lo que nos sobra es valor.
Espera con ella, más de un decenio después de publicarla, animar a toda una generación a no rendirse jamás mientras haya una mínima esperanza. Y, entre tanto, a ver si la Santina nos ayuda a todos un poco y el nuevo curso escolar nos trae de sorpresas agradables.
Portada: Hórreo en Cangas de Onís © Patricia Fernández Martín
Para saber más…
- Academia de la Llingua Asturiana (2001): Gramática de la Llingua Asturiana, Oviedo: ALLA. Disponible en la web de la Academia.
- Lapesa, R. (2000): Estudios de morfosintaxis histórica del español, 2 vols., Madrid: Gredos.
- Real Academia Española (2009): Nueva gramática de la lengua española, Madrid: Espasa, vol. I, capítulo 20, apartados 20.1 y 20.2v.