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Mito | Revista Cultural
Medio Ambiente

Wangari Maathai y el cinturón verde del desarrollo sostenible

Por Omar R. Regalado Fernández el 3 abril, 2014 @mathchaos

Era finales del siglo XX, la era moderna, y por primera vez en la historia de la humanidad, una mujer de África oriental o central conseguía un doctorado; el vestíbulo del siglo XXI veía a la primera mujer en África ganar el Premio Nobel de la Paz.

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Desde 1920, la región que comienza en las costas del Océano Índico en África, cruza las planicies que siguen hacia el interior del continente y las montañas que se elevan en el centro forman parte de lo que se conocerá de ahora en adelante como la Colonia y Protectorado de Kenia, una parte del Imperio Británico bajo el control del monarca Jorge V. El establecimiento de esta colonia impulsó las hostilidades raciales, principalmente contra los Kikuyu, un pueblo africano extendido por toda la colonia que ha sido poco a poco desposeído de sus propiedades, haciendo que muchas de sus tierras se convirtieran en reservas. En las montañas centrales solamente a los europeos se les permite tener granjas. La Asociación de África Oriental (o la Asociación Juvenil Kikuyu), creada un año después del protectorado británico, se estableció con la finalidad de dar a los africanos un trato igualitario al de los europeos y redimir las tierras expropiadas a los Kikuyu.

Los Kikuyu logran organizarse dentro de la colonia, pero en 1925 el gobierno colonial suprime el movimiento; el movimiento se reagrupa y crean uno con más presencia conocido como la Asociación Central Kikuyu, con Jomo Kenyatta como su secretario general. Kenyatta comienza movimientos pacíficos con la intención de garantizar que los africanos tengan derecho a poseer tierras, a educarse y a ser respetados por sus tradiciones; sin embargo, Kenyatta apunta que si el progreso no llega pronto, una peligrosa explosión haría estallar el polvorín de la colonia. Los cambios observados son pocos y en octubre de 1952 un grupo de terroristas Kukuyu llamados Mau Mau, organizados por Kenyatta según el gobierno colonial de la posguerra, inició un periodo de guerrilla y violencia que acabaría con la pérdida de 100 vidas europeas, cerca de 12,000 Kikuyu, y la independencia de Kenia en 1963.

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En un pueblo de las montañas centrales

Wangari Muta nació el 1 de abril de 1940 en una ciudad llamada Ihithe, en el Distrito Nyeri del Protectorado y Colonia de Kenia, localizado en el centro de la colonia. Su familia era de etnia Kikuyu y su padre era teniente de una granja, en posesión de su familia desde generaciones atrás, y con la que mantuvo a su familia hasta 1943. En ese año fueron reubicados a una granja propiedad de europeos cerca de la ciudad de Nakuru, al norte del país. La granja donde su padre trabajaba carecía de escuela, por lo que Wangari, su madre y sus hermanos regresaron a Ihithe en 1947, mientras su padre permaneció en Nakuru. En esta época era muy inusual mandar a niñas a estudiar, pero en 1948 Wangari ingresó junto a sus hermanos a la Escuela Primaria Ihithe. A los once años, 1951, Wangari pasó a la Escuela Primaria Intermedia de Santa Cecilia, una escuela fundada por la Misión Católica Mathari en Nyeri.

Wangari estudió en Santa Cecilia durante cuatro años, convirtiéndose al catolicismo y dominando el inglés. Durante su estancia en esta primaria tuvo que ser refugiada alrededor de 1952 al comenzar el levantamiento Mau Mau, que había forzado a su madre a abandonar su granja e ir a un albergue en Ihithe. En 1956, Wagari se graduó como la mejor de su clase y fue admitida para estudiar en la única preparatoria católica para señoritas en Kenia, la Preparatoria Loreto en Limuru.

Estudiando ahí, Muta fue una de los 300 kenianos que fueron seleccionados para estudiar en los Estados Unidos en 1960, gracias al programa de la Fundación Joseph P. Kennedy Jr., conocido como Puente Aéreo Kennedy (o Kennedy Airlift). La beca le fue otorgada para que estudiara en el Colegio Monte Santa Escolástica en Atchinson, Kansas. En 1964 consiguió su título de bióloga, con especialidades en química y alemán. Ese mismo año, Wangari entró a la Universidad de Pittsburgh, donde obtuvo su grado en 1966 de maestra en biología. Durante su estancia en la universidad, un grupo de ambientalistas inició una campaña para deshacerse de la contaminación del aire. Los movimientos sociales en pro de los derechos civiles y anti-guerra en Vietnam la inspiraron a comprometerse socialmente.

Wangari Maathai

 

Regreso a casa

En 1966, Wagari regresó a Kenia donde le fue ofrecido un trabajo como investigadora adjunta de un profesor de zoología en el University College de Nairobi. Sin embargo, en lo que ella consideró una decisión influenciada por su sexo y etnia, la solicitud de trabajo le fue retirada. Durante dos meses buscó trabajo en su recién independiente nación (Kenia se independizó tres años antes), hasta que le fue ofrecida una plaza en el relucientemente nuevo Departamento de Anatomía Veterinaria en la Escuela de Medicina Veterinaria del University College de Nairobi. Aquí, en ese mismo año, conoció al que sería su futuro esposo: Mwangi Mathai, otro estudiante keniano que había hecho su carrera en Estados Unidos.

En 1967, el profesor para el que trabajaba en la universidad, el alemán Reinhold Hofmann, la alentó a estudiar en la Universidad de Giessen, de donde él venía. Estudió tanto en Giessen como en Munich. En 1969 regresó a Nairobi, para continuar sus estudios en la Universidad. Se casó con Mwangi y se embarazó. Mwagi Mathai era político y pretendía tomar parte en el Parlamento de la Asamblea Nacional de Kenia. Ese mismo año, el que había buscado el patrocinio de la Fundación Kennedy, Tom Mboya, fue asesinado; esto generó que Jomo Kenyatta, el presidente de Kenia, suspendiera la democracia multipartidista keniana, afectando la carrera política de Mwangi.

En 1971, con un hijo, Waweru (1970), y embarazada de su siguiente hija, Wanjira, Wangari se convirtió en la primera mujer de África Oriental en conseguir un doctorado. Su tercera hija, Muta, nació en 1974.

 

El Cinturón Verde

La carrera académica de Wagari Mathai continuó en ascenso. Pasó de ser una Profesora Senior en 1974, a ser profesora asociada en 1977. Fue la primera mujer en Nairobi que conseguía todas estas posiciones; no es de extrañar que, durante su carrera, ella fuera partidaria y activista por derechos igualitarios para las mujeres universitarias, al grado de que llegó a solicitar que existiera un sindicato para las mujeres empleadas de la universidad para negociar beneficios. Si bien, su demanda no procedió legalmente, la universidad accedió poco a poco a sus demandas.

Además logró ocupar otros cargos en ese periodo de tiempo: en 1973 fue directora de la Sociedad Cruz Roja Keniana, se volvió miembro del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia (NCWK, por sus siglas en inglés), y para 1974 era también la directora del panel del Centro Ambiental Liaison, institución que promovía la participación de organizaciones no gubernamentales en el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP, por sus siglas en inglés). Fue en esta trayectoria que encontró que muchos de los problemas kenianos radicaban en la degradación ambiental.

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La carrera política de su esposo también comenzó a levantarse, cuando volvió a contender por una curul en el Parlamento y ganó. Una de las promesas de Mwagi fue la disminución del desempleo en Kenia; Wangari encontró una posible solución: comenzó a financiar Envirocare Ltd., una empresa dedicada a plantar árboles para conservar el ambiente involucrando gente de las comunidades para tal fin. Fue así que en el Bosque Karura, Wangari creó la primera guardería de árboles. Sin embargo, el problema del financiamiento seguía latente. Wangari logró tras una gran labor de convencimiento que el UNEP la enviara a la Conferencia sobre Asentamientos Humanos de la ONU en 1976.

Un año después, mostró al Consejo Nacional de Mujeres la necesidad de plantar más árboles, lo que fue apoyado. El 5 de junio de 1977, con motivos del Día Mundial del Ambiente, la NCWK marchó del Centro Internacional de Conferencias Kenyatta al Parque Kamukunji, a las afueras de la ciudad, para plantar siete árboles en honor de sus líderes históricos. Se inauguró así el «Cinturón Verde», conocido primero como «Salven la Tierra Harambee», pero que después daría el nombre al movimiento: «Movimiento Cinturón Verde». A partir de ese momento, Wangari impulsaría que las mujeres crearan guarderías de árboles nativos de la zona, al ir al bosque y colectar semillas, a cambio de un estipendio. El objetivo final era plantar esos árboles en el bosque.

 

Una mujer difícil y loca

En 1979 Wangari y Mwagi se divorciaron tras haberse separado desde 1977. Mwagi consideraba que Wangari era una mujer con una mente muy fuerte y difícil de controlar, además de acusarla de haberlo engañado con otro Miembro del Parlamento. El juez del divorcio falló en favor de Mgawi debido a la descripción de Wangari, a lo que ella respondería simplemente diciendo que el juez había sido ya inepto, ya corrupto. Wangari fue sentenciada a seis meses en prisión, de los cuales cumplió solamente con tres días pues su abogado logró emitir una declaración que la Corte encontró suficiente para su liberación. Mgawi también demandó a Wangari para que dejara de usar su apellido, por lo que Wangari cambió su nombre al inventado de Maathai.

Con el problema de los abogados y el divorcio, Wangari encontró problemas para mantener a sus hijos, mientras su ascendente carrera le consiguió un puesto en la Comisión Económica de África, del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, con sede en Lusaka, Zambia. Wangari se vio forzada a dejar a sus hijos al cuidado de su padre, con quien vivieron hasta 1985. Wangari los visitaba con regularidad.

Wangari comenzó a tener carrera política en su país, contendiendo varias veces por la presidencia del NCWK, perdiendo en ellas hasta que al fin lo logró en 1980, siendo presidente Daniel arap Moi. En 1982 decidió contender por una curul en el Parlamento para su región natal de Nyeri, por lo que debió renunciar a su cargo en la Universidad. Sin embargo, debido a problemas legales no pudo ser elegible para la curul y tuvo que desistir; la Universidad no la aceptó de vuelta y fue desalojada de las residencias pues no era miembro del personal. Nuevamente debió buscar empleo y se mudó a una casa que había comprado algunos años atrás. A partir de ese momento se enfocó en su quehacer en el NCWK y en el Movimiento del Cinturón Verde. Wilhelm Elsrud, director ejecutivo de la Sociedad Forestal Noruega, ofreció asociarse con el movimiento con Wangari como coordinadora. El movimiento recibía ahora dinero de la Sociedad Forestal Noruega y del Fondo Voluntario para Mujeres de las Naciones Unidas, por lo que pudo crecer y expandirse, contratando más gente y permitiendo dar estipendios a las mujeres sembradoras y a sus esposos e hijos que fueran letrados y capaces de llevar un registro de los árboles plantados.

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El Movimiento del Cinturón Verde creció tras la tercera conferencia global de la mujer que las Naciones Unidas organizaron en Nairobi; ahí, Wangari logró que los funcionarios invitados observaran las guarderías de árboles que se habían creado y comenzó un nuevo auge para el programa. Para 1986, con financiamiento de la UNEP, la iniciativa se convirtió en la Red Panafricana del Cinturón Verde con cuarenta y cinco representantes de quince países africanos viajando a Kenia para aprender a desarrollar programas similares en sus países. Si bien, sus ideas fueron bien recibidas en África y el mundo, nadie es profeta en su propia tierra y el gobierno keniano consideró que la NCWK debería dedicarse solamente a asuntos de la mujer y no ambientales, por lo que separó ambas organizaciones y Wangari dejó el NCWK en 1987.

La democracia unipartidista keniana sacó del baúl de los recuerdos coloniales una ley que prohibía que grupos de más de nueve personas se reunieran sin tener licencia del gobierno. En 1988 el Movimiento del Cinturón Verde realizaba muchas actividades en pro de la democracia pues, de acuerdo con Wangari, el gobierno había cometido fraude electoral para permanecer en el poder, por lo que el movimiento registraba votantes y buscaba reformas constitucionales para la libertad de expresión.

El gobierno keniano añadiría ese mismo año que Wangari era una «mujer loca» al oponerse a la construcción del Parque Uhuru, un complejo arquitectónico que buscaba emular al Hyde Park londinense o al Central Park neoyorquino. Wangari escribió cartas de protesta a muchas organizaciones con sede en Europa y Kenia, incluido el gobierno keniano. El 8 de noviembre de 1989 el Parlamento expresó su enojo hacia la actitud de Wangari alegando que era un escándalo que expresara sus opiniones sobre asuntos internos a organizaciones extranjeras, tachó su movimiento de fraudulento y le sugirió a Wangari mudarse a Europa si tanto le complacía compartir con ellos sus inquietudes.

A la siguiente semana comenzaron las obras para el Parque Uhuru; Wangari trató de detener su construcción mediante las vías legales, pero sus peticiones eran desechadas. El 12 de diciembre, el presidente Moi dio un discurso donde celebraba la independencia de Kenia y anotaba que Wangari debía respetar las tradiciones africanas y respetar a los hombres en silencio. Posteriormente, el gobierno decidió que el movimiento fuera dirigido desde la casa de Wangari y comenzó a auditar el movimiento para poderlo cerrar. Sin embargo, el escándalo en los medios obligaría a los inversores extranjeros a abandonar el proyecto del complejo en enero de 1990. Dos años después, el gobierno orquestó una redada contra miembros del grupo pro-democracia conocido como Foro para la Restauración de la Democracia (FORD) y arrestó a Wangari y otros varios acusados de sedición, traición y esparcimiento de rumores maliciosos. Su encarcelamiento generó una presión sobre el gobierno keniano para que sostuviera y demostrara los cargos o perdiera el apoyo de las relaciones que tenían con Estados Unidos. Tras un día y medio en prisión fueron liberados bajo fianza y para noviembre de 1992 había retirado los cargos.

En febrero de 1992, liberados bajo fianza, Wangari y otros activistas iniciaron una huelga de hambre en una esquina del Parque Uhuru que denominaron Esquina de la Libertad, para pedir la liberación de los presos políticos. La policía los retiró con uso de fuerza cuatro días después y, noqueados, terminaron en el hospital. Moi la llamaría no solamente una mujer desquiciada, sino una amenaza para el orden y la seguridad del país. La atención internacional y el tenso ambiente nacional generaron protestas hasta 1993, cuando el gobierno accedió liberar a los presos políticos.

 

Lucha por la democracia y el medio ambiente

La primera elección multipartidista en Kenia se celebró en 1992, sin embargo, la oposición estaba fragmentada y en opinión de Wangari eso llevaría al partido gobernante a retener el poder, por lo que buscó conciliar y unir la oposición. El intento falló y el partido gobernante, conocido como KANU (Unión Nacional Africana de Kenia), ganó las elecciones tras usar la intimidación. En 1993, choques étnicos entre Kikuyus y Kalenjins desataron la violencia en varias regiones de Kenia; para Wangari era una acción orquestada por el gobierno para mostrar los efectos negativos de las democracias multipartidistas en naciones pluriculturales, mientras que para el gobierno había sido Wangari la instigadora de los conflictos. A pesar de sus acciones pacifistas, Wangari se vio obligada a vivir escondida y con perfil bajo tras el secuestro de su amigo el Dr. Makanga. Durante su etapa de escondite, la Cruz Verde Internacional, una organización ambiental que había sido creada por el ex líder soviético Mikhail Gorbachev, la invitó a una reunión en Tokio. Cuando Wangari explicó que el gobierno de Kenia no la dejaría abandonar el país, Gorbachev presionó al gobierno keniano para que la dejaran salir del país. Si bien se perdió la reunión en Japón, fue reconocida y premiada en Escocia, Estados Unidos y Austria por su labores a lo largo de 1993.

En 1997 regresaba el período de elecciones y Wangari trató de unir nuevamente a la oposición. Sin embargo, sus intentos vanos la llevaron a postularse como candidata de su propio partido, el Partido Liberal, y presentarse en las elecciones. Un día antes de las elecciones, los medios publicaron que Wangari había declinado y cedido su candidatura: perdió la elección. En 1998, el gobierno de siempre había planeado privatizar grandes áreas del bosque Karura, lo que generó protestas del Movimiento del Cinturón Verde, miembros del parlamento, reporteros y ambientalistas, que fueron a las afueras de Nairobi donde estaba el bosque para plantar árboles en son de protesta. La policía disolvió agresivamente las protestas y fue grabada la agresión que generó varios heridos, entre ellos Wangari, cuatro miembros del parlamento y ambientalistas alemanes; la videograbación fue emitida y retransmitida generando un escándalo internacional que alentó las protestas estudiantiles a lo largo de Nairobi, generando nuevos encontronazos con la policía. El 16 de agosto de 1999 el presidente anunció la prohibición del reparto de tierras públicas, cesando así las protestas.

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El nuevo milenio, sin embargo, trajo consigo nuevos intentos de privatización de bosques, generando dos arrestos y liberaciones sin cargos contra Wangari (el 7 de marzo y el 7 de julio de 2001). En enero de 2002, Wangari fue a la Universidad de Yale para impartir un curso sobre desarrollo sostenible centrado en el Movimiento del Cinturón Verde, hasta junio de 2002, cuando regresó a Kenia. Nuevamente en Kenia, volvió a contender para el Parlamento como candidata de la Coalición Nacional Arcoíris, una asociación producto de la unión de los partidos de oposición. Con un 98% de los votos, la oposición derrocó al fin al KANU y Wangari era nombrada en enero del 2003 como Ministra Asistente en el Ministerio para el Ambiente y los Recursos Naturales, puesto que ocupó por tres años. Ese mismo año fundó el Partido Verde Mazingira de Kenia que postulaba candidatos con una plataforma política acorde al Movimiento del Cinturón Verde.

 

El legado de una vida de lucha

En 2004, el nombre de Wangari Maarhai fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz. La primera mujer africana y la primera ambientalista de la historia en recibir el premio. En su discurso de premiación declaró que esperaba que su propio éxito fuera ejemplo para que más mujeres desempeñaran roles activos en sus comunidades. En marzo de 2005 se convirtió en la primera presidenta del Consejo Económico, Social y Cultural de la Unión Africana y fue nombrada embajadora de la buena voluntad por su iniciativa de promover la protección del Ecosistema Forestal de la Cuenca del Congo. En el 2006 fue galardonada con un doctorado honorario por parte del Connecticut College y encabezó la Campaña del Mil Millón de Árboles de las Naciones Unidas.

Wangari Maathai Nobel

Junto con Jody Williams, Shirin Ebadi, Rigoberta Menchu Tum, Betty Williams y Mairead Corrigan Maguire, creó la Iniciativa de Mujeres Nobel con el objetivo de reforzar el trabajo hecho en apoyo a las mujeres en su lucha por sus derechos alrededor del mundo.

Durante 2007 Wangari buscó ganar elecciones en el Parlamento, perdiendo nuevamente y solicitando un recuento de votos ante las posibles señales de fraude. Sin embargo, continuó desempeñando cargos políticos como Consejera Eminente del Panel de la Asociación de Parlamentarios Europeos con África (AWEPA).

En una sala del hospital de Nairobi, Wangari Maathai es tratada por el cáncer de ovario que sufre a sus 71 años. Rodeada de sus seres queridos, el 25 de septiembre de 2011 murió Wangari Maathai, trayendo luto y tristeza a todo el mundo aquel día. La presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, dijo tras recibir la noticia que «África, particularmente las mujeres africanas, ha perdido una campeona, una líder, una activista. La extrañaremos. Extrañaremos el trabajo que ella ha estado haciendo todos estos años en el ambiente, trabajando por los derechos de las mujeres y la participación de las mujeres». A su muerte, el Movimiento del Cinturón Verde había plantado entre 20 y 30 millones de árboles en África.

«La partida de la profesora Maathai es inoportuna y una gran pérdida para todos aquellos que la conocieron (como madre, pariente, colaboradora, colega, modelo de rol y heroína), o para quienes admiraron su determinación para hacer el mundo más pacífico, saludable y un mejor lugar» declaró la organización del Movimiento del Cinturón Verde ese mismo día al anunciar la muerte de Wangari.

Sin duda, Wangari Maathai dejó este mundo en mejor forma que como ella lo encontró, siendo no solamente inspiración para las mujeres africanas, sino para todas las mujeres del mundo en su búsqueda de un trato igualitario. Los adjetivos de difícil y loca dados por hombres a Wangari son el reflejo de lo mucho que rompió con los esquemas y paradigmas de una sociedad.

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Fuentes

  • Alan Dater, Lisa Merton (directores), Mary Lampson. Tom Haneke y Jim Klein (editores) (2008) Taking Root: The vision of Wangari Maathai [Documental] Marlboro Production.
  • Kenya’s Nobel laureate Wangari Maathai dies aged 71. 26 de septiembre de 2011. BBC News Africa. [Consultado el 1 de marzo de 2014 en http://www.bbc.com/news/world-africa-15056502]
  • Wangari Maathai, 2006, Unbowed: A Memoir. Alfred A. Knopf.
  • Wangari Maathai, 2008, Movimiento Cinturón Verde. Compartiendo propuestas y experiencias. Serie de Ensayos UNESCO Etxea.
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Omar R. Regalado Fernández

Biólogo egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente estudia su doctorado en Ciencias de la Tierra en University College London (UCL), Londres (Reino Unido), donde realiza investigaciones sobre dinosaurios. Tiene una pasión muy fuerte por la divulgación de la ciencia, tanto para informar a la población en general, como para motivar a más jóvenes a perseguir una carrera en ciencias.

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© 2019 MITO | REVISTA CULTURAL. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido protegido por derechos de autor. ISSN 2340-7050. NOVIEMBRE 2019.

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