¿Cuáles son los mecanismos fisiológicos que permiten que un tatuaje sea vitalicio?
La modificación corporal ha sido utilizada de diversas formas y en diferentes grados por todas las culturas alrededor del mundo. El motivo y finalidad puede variar en una gama amplia de significancia, tanto para el portador así como para los observadores cotidianos y/o fortuitos.
Económica, territorial, política, jerárquica, social, simbólica, religiosa, cultural, etaria, de género, ritual, estética, son solo algunas de las motivaciones por las cuales se expresan estas prácticas. Generando un sinfín de entrecruzamientos posible entre las mismas, donde a veces es difícil marcar el límite entre uno, varios y a veces tantos disparadores.

Yakuza Taoo © Eneas de Troya
La extracción de vello, la tinción del cabello, la perforación de lóbulos pueden ser de las prácticas menos violentas, casi indoloras y más comunes realizadas por las sociedades occidentales. La trepanación, expansión, escaración son menos usuales y aceptadas, aunque la mayoría no llegan a ser tan invasivas y agresivas como puede serlo un implante de mamas o una rinoplastia, siempre considerando estas últimas bajo un contexto estético.
Una de las prácticas en auge en los últimos años es la del tatuaje, sin distinción de edades o genero. Perdiendo tal vez el misticismo que lo rodeo por décadas, cuando aun nos remontaba a la alta mar, a los cuentos de piratas, o a culturas lejanas. Su alma salvaje, rebelde e inadmisible se convirtió en un reflejo de una sociedad banal, mediocre y consumista.
Quien pudiera trasportarse a los tiempos de Otzi el Hombre de Hauslabjoch para saber el origen de sus tatuajes y conocer la razón de ese flechazo en la espalda que 5300 años atrás le quitaba la vida en los Alpes italianos. O la de la princesa siberiana Ukok que durmió en el permafrost durante 2500 años. Ambos, los dos seres humanos momificados con evidencia de tatuajes de mayor antigüedad en la historia.
Algo que tal vez puede fascinar de todo esto, no es solo el hallazgo de dos momias, en alto grado de conservación sino que sus tatuajes no se hayan desintegrado, no solo en vida, sino inclusive, luego de la muerte. Los tatuajes siempre nos remiten más allá de su belleza, de su arte, a una idea de inalterabilidad, de permanencia… de perpetuabilidad. Esto se consigue a través de intrincados mecanismos fisiológicos de nuestro cuerpo. Para ser más exactos, de nuestro órgano más extenso. La piel.

Tatto © Kryboy2o
La piel esta constituida por dos capas, la dermis y la epidermis. La epidermis es un conjunto de capas de células apiladas unas sobre otras, planas, que a medida que se acercan a la superficie, disminuyen su espesor y aumentan su contenido de queratina, creando el estrato corneo de nuestra piel. En los humanos esta capa es muy delgada si lo comparamos con otros animales. Su función es la de prevenir el daño mecánico y químico sobre nuestra superficie, además de funcionar de barrera contra microorganismos. Es la primera línea de defensa del cuerpo. La dermis es el tejido subyacente por el cual la epidermis se nutre, es rica en fibras elásticas, células de diversos tipos y abundante matriz extracelular. En esta ingresan vasos sanguíneos y se encuentran los folículos pilosos, las glándulas sebáceas y musculatura involuntaria (la que actúa cuando se eriza el vello del brazo). Esta es nuestra segunda línea de defensa contra cualquier tipo de traumatismo menor.
¿Alguna vez se han preguntado que ocurre en nuestro cuerpo cuando nos hacemos un pequeño corte, rasguño o lesión? Algo tan cotidiano como una pequeña herida desencadena una enorme respuesta de todo nuestro sistema para paliar el potencial daño al organismo.

Tatoo © SayLuiiiis
Ante una lesión en la piel por un factor mecánico (rozadura, penetración de agente extraño, etc.) la destrucción de las células de recubrimiento desencadenan dos respuestas específicas simultáneamente: la vascular y la celular. Todos los capilares y pequeñas vénulas y arterias cercanas a la zona afectada van a contraerse para luego dilatarse. Este cambio repentino del flujo y la permeabilidad aumentada en la zona da como resultado los signos vasculares típicos de una inflamación: la tumefacción caracterizada por el aumento de liquido intersticial, comúnmente conocido como edema, el dolor activado por las prostaglandinas, el rubor y calor favorecido por la vasodilatación y el consumo excesivo de oxigeno y en muchos casos, una disminución de la función de la zona afectada.
Mientras tanto, las células sanguíneas asociadas a las respuestas inmunitarias e inflamatorias empiezan a migrar desde los capilares a la zona del impacto. Los primeros en llegar son los mastocitos y los macrófagos, las células centinelas de nuestro organismo. Los mastocitos son los encargados de producir las prostaglandinas e histamina (permeabilidad y vasodilatación). Los macrófagos por otro lado, se diferencian inicialmente de otro tipo celular que ronda en la sangre, los monocitos. Luego de adquirir su identidad como célula fagocitaria se dirige directamente al área afectada. Allí ingieren las partículas extrañas, sean estos agentes patógenos como bacterias, otros microorganismos u otro tipo de sustancias que se han filtrado en la herida. Al mismo tiempo liberan sustancias que atraen a los linfocitos, y estos se encargaran de generar anticuerpos para la respuesta inmunitaria del sistema ante los potenciales peligros que genera una herida. Otros tantos tipos celulares y sustancias químicas accionan en este proceso, pero se ha preferido delimitar y resumir una instancia tan compleja como la respuesta inflamatoria a estos pocos actores.

La línea de la vida © Padawan
Los productos de desecho de esa digestión, el plasma, los glóbulos rojos, células muertas, etc generan dolor y presión en la herida. Estos exudados poco a poco son reabsorbidos por el cuerpo cuando comienza la reparación del tejido dañado.
El tatuaje permanente no es otra cosa que una lesión intencionada en ciertas zonas del cuerpo ingresando pequeñas gotas de tinta por medio de un objeto lacerante. Las técnicas de tatuajes han variado a lo largo del tiempo, algunas utilizando simplemente una pequeña varilla de madera afilada, diversos objetos de percusión o la más conocida en nuestra sociedad: la máquina de tatuar. La calidad y permanencia del tatuaje se encuentra estrechamente asociada al origen de las tintas. Las tintas vegetales y minerales fueron las primeras utilizadas, en este momento se usan compuestos sintéticos que son menos alergenicos y esterilizables. El uso de tintas vegetales o mixtas no se aconseja ya que devendrían en la degradación paulatina del tatuaje. ¿Por qué ocurre esto? Recordamos a nuestros grandes fagocitos, los macrófagos. Cuando se inocula la tinta en la dermis estas células ávidas de desaparecer el material extraño, se llenan de tinta, tomando el color de la misma. Si la sustancia es orgánica será digerida por los macrófagos, en cambio si es sintética o de origen mineral, será encapsulada en los mismos. Algunos macrófagos pueden migrar, pero la mayoría quedaran en el sitio manteniendo la sustancia extraña en el lugar para no dispersarla por el organismo. A diferencia de los monocitos, sus predecesores que tienen una vida útil muy corta (un día), los macrófagos pueden estar por meses o años en el mismo lugar.

Tatto © Kryboy2o
No debemos olvidar que el organismo es un sistema abierto que intercambia materia y energía, que crece, se deteriora y que cambia continuamente. Mas allá de la excelente calidad que tenga el tatuaje, con el tiempo este se deformara un poco y perderá color. Sea por la muerte de los macrófagos, por su movilidad o por el detrimento propio de la piel. La técnica también toma un papel crucial en esto. Por estas razones no se recomienda hacer tatuajes muy pequeños o detallistas, ya que indefectiblemente sufrirán estos cambios. El sol u otros factores, tales como el tabaquismo, pueden acelerar este proceso.