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La producción extremeña protagonizada por Belén López, Roberto Enríquez y Valentín Paredes llega a las salas tras ganar el premio del público del Festival Internacional de Cine Policíaco de Lieja
La crisis económica tiene rostros, muchos rostros. Y Rodrigo Rivas ha querido mostrárnoslos en su primer largometraje, ‘Garantía personal’, una película sobre la corrupción y el desplome económico que se centra en las personas que padecen el derrumbe financiero y luchan por salvarse.
Es esta, pues, una película que nos toca de muchas maneras, ya que se levanta en el centro mismo de nuestra realidad cotidiana. Para ello, para que sea más nuestra, más de todos, Rivas la sitúa en una ciudad de provincias que podría ser cualquiera, porque el bienestar se desangra no solo en las grandes urbes. “Cuando escribíamos el guion, nosotros vivíamos cerca de una ciudad de provincias”, relata el realizador. “Parece que todo pasa en las grandes ciudades, pero la vida de la mayoría de la gente gira en torno a municipios de 40.000 o 50.000 habitantes”.
“Es allí donde te encuentras, como en la película, al pequeño empresario o a la mujer que tiene una pequeña tienda de complementos; los nuestros son personajes que podrían ser cualquiera, en los que podemos vernos reflejados, pero que al final toman decisiones extremas. No es una película realista, porque la gente no va al cine a ver a gente normal”, continúa.
Y es que ‘Garantía personal’, que desde el título pone la bala en las prácticas bancarias y sus terribles consecuencias para las personas de a pie (magnífico en su desesperación Valentín Paredes, con esa frase de “toda la vida pagando religiosamente y…”), no es una cinta de cotidianidades, sino de extremos: ¿hasta dónde puede llegar una persona para salvaguardar su estilo de vida? Ésta es la pregunta planteada, que se responde con un desarrollo y un final impactantes, difíciles de olvidar.
Para ello, el director y su coguionista, Julio Rivas, ponen en el tablero seis piezas perfectamente esculpidas, sobre todo el trío protagonista, magistralmente interpretado por Belén López, Roberto Enríquez y el ya mencionado Valentín Paredes. Son personajes cotidianos, sí, grises en apariencia, pero capaces de todo; tan aferrados a su propio interés, que cuesta empatizar con ellos aunque, en el fondo, entendamos sus motivos. Porque las circunstancias se revuelven tan deprisa que apenas si tienen tiempo de reaccionar, la nueva realidad se impone y salen a flote los instintos más primarios.
“Habría que ver cómo actuaría cada uno de nosotros si se viera en las circunstancias que se plantean en la película, donde al final todos defienden sus propios egoísmos”, indica Rivas. “Por eso es una historia moral, todos toman sus decisiones y son personajes grises, duros, con muchas aristas. No hay personajes blancos, salvo el de Raquel Infante, con cuyo sufrimiento te identificas fácilmente”.
Pese a que hace ya varios años que sufrimos la crisis económica, que en el filme actúa “como telón de fondo, como sonido ambiente, y que al final es una excusa para hablar de las vidas de los personajes”, apenas hay en la cinematografía española más reciente ejemplos que traten este fenómeno, ya convertido en rutina. Solo por eso, el debut de Rivas merecería ser visto y tenido en consideración. Pero hay mucho más en esta película, que se inicia con una imagen potente, desmesurada en su dolor y sin embargo tranquila, que atrapa al espectador y le conmina a saber más, a conocer las causas y, si las hubiera (tiene que haberlas), las consecuencias.
Unas consecuencias que, pasados los créditos iniciales, tremendamente plásticos y que harán las delicias de los más sibaritas, permiten que el filme recorra con naturalidad los kilómetros ficticios que separan el drama intimista del drama social y, a partir del segundo tercio de metraje, del más puro cine negro.
Dicha evolución se ve también en el envoltorio gracias al fantástico trabajo de fotografía de César Pérez, que potencia las pulsiones que subyacen en el filme. “Al principio es una película más luminosa, de exteriores”, confirma Rivas. “Después, se va tornando más negra y centrándose más en los personajes a la vez que la cámara se va acercando a ellos hasta llegar a la oscuridad y acabar en la noche”.
Entonces, ¿cómo se podría definir ‘Garantía personal’? “Es difícil poner etiquetas a la película. Se ha dicho que es un drama con trasfondo social o un ‘thriller rural’, pero yo prefiero no llegar a ese extremo porque se asocia mucho con cierta leyenda negra que muchos vinculan con Extremadura, y no me gusta. Si hay que definirla, sería una cinta ‘neo-noir’. Es cine negro, donde la fatalidad está muy presente, y se toman malas decisiones que llevan a finales trágicos”. Pero la etiqueta que con más ímpetu defiende Rivas es la de “cine español”: “Yo llevo el cine español por bandera”.
Garantía Personal es una producción extremeña de Derivas Films y Estudios Auriga, participada por RTVE y CANAL EXTREMADURA, apoyada con fondos para la producción del GOBIERNO DE EXTREMADURA, y que cuenta además con la colaboración de la DIPUTACIÓN DE CÁCERES y los ayuntamientos de PLASENCIA y HERVÁS.
Está distribuida por Auriga Films. Fue estrenada el pasado 21 de abril de 2017.
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? : «Rodrigo Rivas debuta en la dirección con ‘Garantía personal’, un thriller que escarba en los límites del ser humano». Publicado el 24 de abril de 2017 en Mito | Revista Cultural, nº.42 – URL: |
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