«Las realidades periféricas a la gubernamentalidad neoliberal son la condición de posibilidad para revertir las políticas capitalistas y reconducirlas a la lógica de lo social»
Hoy hablamos de neoliberalismo en la medida en que los Estados han introducido y universalizado las exigencias económicas del Mercado en la sociedad, así como la competencia y el modelo de la empresa en los sujetos. En la denominada crisis actual que Europa padece, los Estados europeos realizan políticas intervencionistas cuyo objetivo es modificar las relaciones sociales para asegurar las demandas y pago de deudas de los mercados. Un ejemplo de ello lo encontramos en la modificación del artículo 135 de la Constitución Española, donde se establece el concepto de “estabilidad presupuestaria” cuyo objetivo es dar rango constitucional a la prioridad absoluta para el pago de los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones sobre cualquier otra necesidad de gasto, supeditando el interés público al interés de los mercados.
El recorrido capitalista y neoliberal construye el Mercado y lo vuelve competitivo, donde la competencia deviene la norma que garantiza la existencia del Mercado y, por lo tanto, la salud del Estado. Ésta sólo puede asegurarse desde una incidencia en las micro-relaciones que asegure sujetos inmersos en la racionalidad neoliberal, siendo ésta la condición de posibilidad de la existencia del propio Estado sometido a los intereses del Mercado y, en consecuencia, la existencia del Mercado competitivo. Así, para mantener vivo el sueño antropológico capitalista, la gubernamentalidad neoliberal tiene como objetivo perpetuar la razón solipsista y mantener al sujeto dentro de los límites de la razón gubernamental, fundamentando su discurso en el metarrelato del Mercado como garantía del Estado.
Decían los antiguos que el Todo es la suma de las Partes, por lo que modificar las Partes es modificar el Todo. Dentro de esta lógica, la gubernamentalidad neoliberal intenta configurar un todo cuyo objetivo primordial es subjetivar a los sujetos de tal manera que hagan posible el sistema capitalista. Dicha subjetivación se encarna en los sujetos a través de lo que filosóficamente conocemos como homo economicus, el cual es la utopía realizada de la racionalidad neoliberal. No obstante, esta misma utopía realizada es el topos desde el cual producir contra-conductas, es decir, el lugar desde el cual combatir la racionalidad neoliberal y la misma sistemacidad capitalista. Si anteriormente nos preguntábamos si la Nuit Debout es el jaque al neoliberalismo, al tiempo que vemos necesario realizar una ontología del presente que nos permita deconstruir nuestra actualidad para posibilitar otros mundos posibles, vamos a ver como las realidades periféricas[i] a la gubernamentalidad neoliberal son la condición de posibilidad para revertir las políticas capitalistas y reconducirlas a la lógica de lo social.
Michel Foucault, painted portrait | Thierry Ehrmann
Michel Foucault determinó un espacio donde se hacen posibles otros discursos que se oponen al discurso hegemónico. En sus investigaciones se dio cuenta que los hospitales, las fábricas, las escuelas y manicomios son lugares en los cuales se intenta subjetivar a los individuos a través de unas disciplinas para poder obtener unos resultados deseados dentro de la lógica en la que están inscritos. Sin embargo, esos lugares no sólo subjetivan, sino que dejan a la luz las otras formas de vida posibles e incontrolables. Foucault denominó a dichos espacios heterotopías, a saber, lugares, espacios y cuerpos que posibilitan otros discursos que se oponen al discurso hegemónico de la racionalidad imperante, hoy en día la racionalidad neoliberal. Estos espacios periféricos y en crisis abren lugares ficticios posibilitando nuevas utopías que hacen emerger a la luz razones que parecían inexistentes pero que permanecen ocultos. Esos lugares hoy son los de la precariedad, los del empobrecimiento social, los lugares del saqueo de los derechos de la vida, el saqueo a la ciudadanía a través de instituciones estatales sometidas a los intereses mercantilistas: se hace evidente que los recursos y la soberanía de los Estados no pertenecen a la voluntad general, como sostenía Rousseau, sino que pertenecen a la voluntad de los Mercados que juegan en bolsa y deciden el precio de la vida.
A pesar de ello, hoy toda política irrefutable ha caído porque el discurso hegemónico no es capaz de disipar la realidad de los ciudadanos. Por esta razón, en política ya no sólo todo es posible, sino que todo es necesario, pues hoy legislar significa hacer vivir y hacer morir determinados modos de vida: la razón de una verdad única ha muerto. De ahí que gobernar signifique decidir qué, cómo y quién va a ocuparse de dicha gubernamentalidad, haciendo de las resistencias a dicha gubernamentalidad nuevas formas de subjetivación: cuando el poder reacciona, las resistencias inventan, y es en estas resistencias donde se configuran otras subjetivaciones posibles que ponen en jaque a la racionalidad hegemónica del neoliberalismo. Por ello, sostenemos que la cuestión ontológica de la actualidad es cómo articular estas otras subjetivaciones, o dicho de otro modo, como las contra-conductas van a ser la condición de posibilidad de nuevas subjetivaciones, de nuevas racionalidades alternativas a las tecnologías neoliberales y, por lo tanto, de nuevas realidades.
El 15M es el acontecimiento que ha permitido que el afuera que nos constituye se haga visible, poniendo de manifiesto que hemos despertado del sueño dogmático neoliberal: las denominadas necesarias medidas de austeridad adoptadas por la política europea hunden sus raíces en la fe hegeliana de la historia de la humanidad, pero la genealogía, verdugo del historicismo, nos muestra que la realidad que se halla sujeta a condiciones singulares y modificables. Nosotros sostenemos que el 15M es un acontecimiento porque es el estallido de la reunión de una red de discursos, poderes, estrategias y prácticas, una relación entre “acontecimientos discursivos” (discursos contra-hegemónicos) y “acontecimientos económicos, sociales, políticos, etc.” (manifestaciones, mareas, movimientos sociales, etc.) que vive todavía a través de la Nuit Debout francesa por la fuerte emocionalidad desencadenada, la composición transversal ciudadana que no apela a los discursos tradicionales, por la innovación en un imaginario de un nuevo espacio ciudadano común que recompone a una ciudadanía activa dispersa y a malestares fragmentados, así como por la capacidad de prolongar su herencia discursiva hacia otros movimientos, teniendo como ejemplos de empoderamiento locales (Gamonal, Can Vies, etc.) y momentos de alta expresividad (mareas, 22M, etc.) o, como ocurre actualmente en Francia con las huelgas generales en contra de la ley de trabajo, comúnmente denominada “Loi Khomri”.
Nuit Debout à Sète | Anthony
Tanto el 15M como la Nuit Debout son una crítica a la razón gubernamental neoliberal realizada desde su exterioridad, abriendo la posibilidad a nuevos espacios de pensamiento político y otras éticas. Ambos acontecimientos son posibilitadores de una alternativa a la gubernamentalidad neoliberal, como la posibilidad de la creación de un lugar y tiempo de un mundo otro, de la posibilidad de nuevas relaciones de poder, pero sobre todo son posibilitadores de nuevas tomas de conciencia individual y colectiva que generan subjetividades que giran en torno a la alteridad. Hoy nos corresponde abrir caminos nuevos a diferentes posibilidades para hacer de la vida el terreno de la propia resistencia, resistencia que es lucha a las subjetividades heredadas no pensadas, a las instituciones y leyes que las propician, a las opiniones que nos configuran: la resistencia a la subjetivación neoliberal es nuestra ontología del presente, configurada desde una alteridad que se halla más allá de los límites de la razón hegemónica. Los acontecimientos del 15M y la Nuit Debout son el despertar de la larga noche neoliberal europea, pues con ellos la alteridad ha tomado las plazas haciendo visible una oposición a la política neoliberal.
La crisis de la gobernanza de las instituciones sociales y la crisis económica que acentúa los problemas de legitimidad institucional actual[ii] han sido la mano desgarradora del velo que no dejaba ver la cercanía de la tiranía a la que estábamos sometidos. De ahí que durante los últimos años la sociedad civil, tradicionalmente vigilante y fiscalizadora del poder público, aunque en exceso desmovilizada y dispersa, demanda ahora una transformación sustancial de su estatus de mero votante o consumidor al de ciudadano activo y sujeto político de cambios. La denuncia del 15M contra el neoliberalismo se debe a que éste es el nuevo fascismo del siglo XXI, pues persigue los mismos objetivos y métodos: dominio violento del gran capital y disminución de los derechos y el nivel de vida de los trabajadores a favor de la mercatocracia; prohibición de la lucha de clases y, con ello, censura de los derechos de expresión, manifestación y huelga en nombre de la seguridad y estabilidad de los Estados. Esto nos hace repensar la actualidad y poner bajo sospecha los discursos hegemónicos que defienden los sistemas políticos europeos actuales basados en el Tratado de Maastricht y el Tratado de Lisboa[iii], pero también y sobre todo, las condiciones de posibilidad que han hecho posible la actualidad y, por lo tanto, nuestra propia tradición filosófica y social: no hemos vivido bajo la lógica de lo social y la alteridad, sino bajo la lógica del capital y el mono-teísmo, excluyendo con ello toda alteridad, todo poli-teísmo. Los acontecimientos del 15M y la Nuit Debout se muestran, entonces, como la epifanía de lo social que hace tomar conciencia a los individuos del régimen neoliberal en el que nos hallamos, abriendo un debate ontológico de nuestro presente en el que nos preguntamos quienes somos y hacia dónde vamos como sociedades, pero también como individuos. Tras este acontecimiento el logos queda abierto y reuniente en medio de lo común, como el crepúsculo de un paradigma y el nacimiento de otro.
Así pues, estos acontecimientos suponen la toma de conciencia a partir de la toma de la plaza pública para el encuentro de los discursos y de las interpretaciones de la actualidad, responsables de abrir el topos hermenéutico que ha hecho posible repensar la actualidad al escenificar la muerte del discurso hegemónico y absoluto de una política tecnócrata que actúa a favor de la lógica del capital. Vivimos en la revolución estética que hace patente la muerte de lo absoluto por amor a los hombres, por amor a la diferencia y a la alteridad, como el acontecer que dice basta al nihilismo capitalista neoliberal, siendo tal acontecimiento la condición de posibilidad de repensar la actualidad, así como de ser el rayo fundacional de otros Occidentes posibles, de otras Europas posibles que empiezan, antes que nada, por autocuestionarse su actualidad. Entramos en la praxis de la filosofía de la sospecha, de la pugna y resistencia entre discursos, en la relaboración de una ontología del presente donde estamos ante un problema político, social, económico y filosófico. Estamos ante lo que podemos denominar la crisis de Occidente que, al desarrollar políticas filantrópicas que toman cargo de la vida y aspectos de la vida para la producción y desarrollos capitalistas, han desarrollado sujetos condicionados y preparados para dichas políticas dentro de unos límites, pero a su vez han dejado fuera de sus propios límites a aquellos individuos ingobernables que, por su exclusión, son esa alteridad cuya potencialidad es poder cambiar el mismo sistema.
Señalando pisos | Horrapics
Los procesos son lentos, pero los horizontes se muestran en una lejanía que se acerca: el hombre de subjetivación única ha muerto y nuestras calles son el mejor laboratorio empírico para contrastar nuestra realidad ontológica. Se ha manifestado estéticamente que hemos despertado del sueño capitalista que nos abocaba al absurdo individual y hemos tomado consciencia de una experiencia colectiva que nos pertenece a todos, una experiencia que tiene como objetivo la ingobernabilidad absoluta de los individuos libres, por lo que tenemos que promover nuevas formas de subjetivación que se enfrenten al tipo de individualidad que nos ha sido impuesta durante muchos siglos, nuevas subjetividades que realicen y elaboren otros mundos posibles. Estamos ante una nueva definición del ser que, en sentido heideggeriano, constituye seres, una ontología que tiene su fundamento en la resistencia a las tecnologías políticas y económicas de un neoliberalismo voraz que, en vez de producir personas y ciudadanos, pretende producir engranajes posibilitadores de un sistema productor de riqueza para pocos y pobreza para muchos. Estamos, en definitiva, en unas nuevas subjetividades que se construyen desde las resistencias políticas a la hegemonía del sistema económico capitalista, nuevas subjetividades posibilitadoras de otros mundos posibles.
Portada: Un grupo de jóvenes del 15M permanecen sentados en el suelo de la plaza Cataluña de Barcelona, mientras los policías antidisturbios intentan desalojarles | AnonymousTX
[i] Realidades periféricas actuales podríamos señalar varias, desde los desempleados de larga duración, a los desahuciados por motivos económicos, hasta los refugiados que se apliegan en las fronteras a todo tipo de realidad que no puede o no le dejan competir en un mundo estructuralmente capitalista debido a las políticas neoliberales.
[ii] La crisis de gobernanza afecta a instituciones vertebrales de estructuración social. Crisis de la institución educativa como instrumento socializador instrumental y de normas sociales, que observa cómo crece el fracaso y el abandono escolar prematuro. Paralelamente, los alumnos bien formados encuentran dificultades para la inserción laboral. Transformaciones en la célula social de la familia, con el auge de las familias monoparentales y la crisis de legitimidad del papel tradicional del varón que obliga a reconstituir la familia sobre nuevos valores. Crisis de los medios de comunicación tradicionales desbordados por las nuevas formas de comunicación operados a través de internet y el fenómeno wiki leads. Crisis del pacto social basado en que las personas que se esfuerzan y trabajan tendrán la recompensa de una posición social respetable. La crisis de la institución del trabajo, que afecta especialmente a los jóvenes, con una precariedad y temporalidad persistente y un desempleo estructural alejado del objetivo del pleno empleo. Crisis del pacto intergeneracional de un reparto equitativo de los recursos públicos. Crisis de las instituciones financieras, cuya operativa teórica basada en el cálculo y la racionalidad termina siendo irracional y tiene que ser salvada por los Estados mientras las deudas e hipotecas de los ciudadanos corrientes no los salva nadie. Instituciones y que no hace poco clamaban contra la intervención del Estado en la vida económica y ahora demandan el apoyo de lo público. La crisis de los políticos, con los casos de corrupción, despilfarro y ostentación, así como el fin del partidismo de las elites políticas que no son capaces de grandes acuerdos políticos que beneficien a la sociedad en su conjunto.
[iii] Por no hablar de cuantos tratados se encuentran presentes en las mesas de los gobiernos europeos, ya sea el tratado de libre comercio CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement), o más cercano todavía y propuesta que se vislumbra como posible en el horizonte, el TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership).
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