Muchas veces se presenta a la ciencia como un ente disociado del arte; sin embargo, la creación de obras científicas, principalmente dentro de la historia natural, ha constituido la producción de verdaderas obras de arte.
Cuando en la escuela nos dejan leer sobre los trabajos de importantes científicos o filósofos, se suele omitir la belleza del arte detrás de estas obras. Y es que en varios casos dichos trabajos son obras maestras de la creatividad de quienes dedicaron su vida a preguntarle cosas a la naturaleza.
Solemos asociar el arte a las Musas de la mitología griega, quienes traen inspiración a los artistas. Sin embargo, las nueve Musas de Hesíodo cubrían toda la gama de actividades intelectuales del ser humano: Calíope era la musa de la poesía épica, Clío, la musa de la historia, Erato, musa de la lírica amorosa, Euterpe, musa de la música, Melpómene, musa de la tragedia, Polimnia, musa de la música y poesía sacras, Talía, musa de la comedia y la poesía bucólica[1], Terpíscore, musa de la danza y la poesía coral, y Urania, musa de la astronomía, la didáctica y las ciencias exactas. Si bien las demás musas se asocian a artes bien conocidas y podríamos atribuirles una cantidad considerable de obras maestras ¿Cuántas podrían ser acreditadas a Urania, la musa de las ciencias exactas y la menor de todas las musas?
El término Historia Natural se popularizó en los siglos XVIII y XIX, principalmente en Gran Bretaña, para referirse a los estudios científicos que abarcaban lo que actualmente sería la biología, la geología, la paleontología y en ocasiones hasta la astronomía y la física; si bien, la historia natural es más bien una rama de la filosofía natural, en contraposición con los estudios surgidos de la historia política y eclesiástica (teología). Antes de El Origen de las Especies y el desarrollo del evolucionismo, la historia natural era meramente descriptiva y por ello el detalle se volvió algo preciado entre los científicos, que en sus dibujos, ilustraciones o narraciones terminaban creando verdaderas obras de arte, que trascendieron hasta nuestro tiempo.
A continuación se mencionan algunos filósofos y naturalistas de diversas regiones y épocas, quienes crearon obras maestras literarias, plásticas o musicales. No es una lista completa, pero es una buena muestra (y como toda muestra de arte, completamente subjetiva y dependiente de los gustos de su proponente).

Frontispicio del libro de Galeno Libri Tres. De Facultatum Naturalium Substantia. Quod Animi Mores Corporis Temperatura Sequantur. De Propriorum Animi (Libro Tres. Sobre la sustancia de las Facultades Naturales. Que las cualidades de la mente dependen del temperamento del cuerpo. Las Pasiones del Alma) elaborado por Simon Colinaeus, en 1528, París.
Galeno de Pérgamo (130-200). Se trata de un médico griego que sentó las bases de la medicina europea medieval. Galeno se convirtió en discípulo del dios Asclepio en el Asclepeion de Pérgamo, un templo curativo a donde los peregrinos llegaban en busca de una cura. La carrera de Galeno terminó en Alejandría, en el Egipto de los Ptolomeos, ciudad que fungió como centro cultural del mundo Antiguo, y donde conoció las obras sobre anatomía de Herófilo y Erasístrato.
Galeno es considerado el autor más prolífico de la Antigüedad, pues escribió poco más de 600 tratados, si bien han llegado hasta nosotros poco menos de 200. Este compendio contiene tanto ideas propias de Galeno como trabajos de médicos anteriores, por lo que representa un tratado del conocimiento médico aceptado durante la Época Clásica.
Se trata de una verdadera obra científica que se basó principalmente en las observaciones que hacía Galeno del cuerpo de otros animales, principalmente monos, en una Roma donde estaba prohibida la disección del cuerpo humano. Galeno consideraba que el entendimiento del cuerpo consistía en abrir y mirar: “como aquéllos que describen la naturaleza de un país mostrando en primer lugar sus fronteras y después continúan enumerando sus partes, de la misma forma yo también quiero comenzar describiendo y delimitando la fronteras del tórax”. Y de acuerdo a múltiples documentos, Galeno era un médico tan famoso por su talento como su arrogancia y sus demostraciones públicas; la mayoría de sus descubrimientos anatómicos los realizó durante su estancia en Roma.
Galeno identificó la existencia de siete pares de nervios que tenían su origen en el cerebro (siete de los pares craneales) y logró demostrar públicamente que por las arterias circulaba sangre y no aire, como se pensó por cuatro siglos. En su obra de La Teoría de los Humores, Galeno establece la necesidad de entender el carácter del paciente, debido a que la salud era un equilibrio entre cuatro fluidos o humores corporales: la sangre, la flema, la bilis vitelina y la bilis negra (atrabilis, de donde viene el estado atrabiliario de muchas personas). Cuando uno de estos humores predominaba sobre los demás, sobrevenía la enfermedad: uno podía de repente ser más sanguíneo o más flemático. La cura consistía en lograr el equilibrio entre estos humores: a una condición sanguínea correspondía una sangría. Entre otros textos, podemos decir que actualmente conocemos 16 tratados sobre el pulso, ya que Galeno fue el primero en utilizar el pulso como un síntoma, 30 tratados de farmacopea, 14 de terapéuticos, 17 sobre fisiología, 9 de anatomía y 6 de patología, por enumerar algunos. Ante tal cantidad de escritos, la obra de Galeno se convirtió en la base de la Medicina del Renacimiento, hasta la llegada de Andreas Vesalio.

Las ilustraciones acompañando el texto de Galeno harían de los libros de Medicina compendios de conocimiento antiguo y arte, ya que se buscaba siempre una reproducción fiel de los hechos de modo que fueran tan informativos como el texto. Noveno libro de Galeno de la edición Juntina, Bd. 6, pág. 254.
La gran cantidad de literatura científica que Galeno produjo se basó en los conocimientos de la tradición hipocrática, de Platón, de Aristóteles y de Posidonio, manteniendo siempre una distancia crítica de dicha tradición; el método de Galeno fue siempre la lógica aristotélica. Concebía al cuerpo del mismo modo que Aristóteles de partes similares y disímiles. De los conocimientos propios de su época incorporó la noción de estructuras parenquimatosas y fibrosas y estableció como cierta la embriología epigenética[2]. En relación con la fisiología, Galeno buscaba situar los conceptos platónicos dentro de la anatomía humana, en un enfoque puramente materialista. El alma concupiscible (que tiende hacia el bien sensible) se encontraba en el hígado, órgano que según Galeno producía la sangre del cuerpo y al que también asignó el principio de reproducción, el alma irascible la situó en el corazón, responsable de las emociones, y un alma racional, situada en el cerebro; fue al cerebro al que Galeno consideró como el órgano gobernante del cuerpo, en lugar de al corazón, como se había pensado anteriormente. Sin duda, la obra de Galeno constituye una Obra maestra literaria trascendental, una especie de intento de Enciclopedia de la Antigüedad[3].
Avicena (Ibn Sina) (980-1037). «La medicina es el arte de conservar la salud y eventualmente de curar la enfermedad ocurrida en el cuerpo». Durante la Edad Media la obra de Galeno había caído lentamente en el olvido, por lo que la medicina de aquella época se basaría en la copiosa obra de Avicena, de los que se conservan 200 títulos –aunque a diferencia de Galeno, no habría escrito más de 276-. Las obras árabes, en contraposición de las que posteriormente se harían en el Renacimiento, consistían obras de arte caligráficas[4], y vaya si Avicena escribió.

Un médico habla a un paciente en un jardín. Cubierta lacada del Canon de Medicina, 1632. Esta cubierta parece hablar de una leyenda en la que se involucra a Avicena y al Príncipe de Gurgan; según la leyenda, el Príncipe se enfermó de algo que nadie podía curar. Se invitó a Avicena a dar su opinión, quien utilizó el pulso del monarca para llegar a una diagnosis. Pidió que alguien diera el nombre de todas las ciudades de la provincia y dijera sus nombres; al mencionar cierta ciudad, Avicena sintió un aleteo en el pulso. Luego pidió que se dijera el nombre de todas las casas, calles y cuadras de la ciudad; al mencionar cierta calle el pulso volvió a aletear. Finalmente, pidió que se nombrara a todos los habitantes de cierta casa fueran enumerados y resultó que el fenómeno se repitió con el nombre de una mujer. Avicena sugirió que la terapia apropiada era dejar a los dos jóvenes casarse. Imagen de Wellcome Library.
Dos de sus obras fueron muy trascendentales: «El libro de la Curación» y «El Canon de Medicina» (Al-Qanoon fi al-Tibb); esta última obra incluía un sistema completo de la medicina de Galeno e Hipócrates y perduró en la enseñanza de la medicina en universidades europeas hasta el siglo XVIII. El libro habla por vez primera sobre las enfermedades contagiosas, el empleo de la cuarentena y la prueba de medicamentos. Debido a sus estudios en filosofía, la lógica de Avicena era impecable y logró eclipsar a otros médicos árabes durante los siglos XII y XVIII.
En El Libro de la Curación, Avicena profundiza en otras áreas del conocimiento, como la geología al establecer un mecanismo por el cual se formaban las montañas debido a violentos terremotos sobre la corteza terrestre.

No se ha preservado imágenes de la anatomía entera del cuerpo humano procedentes del mundo islámico hasta antes del siglo XIV con el tratado persa compuesto por Mansur ibn Muhammad ibn Ahmad ibn Yusuf ibn Ilyas, Tashrihi badani insan, Anatomía del cuerpo humano, mejor conocido como Anatomía de Mansur. Dichas ilustraciones se volvieron populares en el mundo árabe y persa para ilustrar los tratados médicos (que debían incluir al menos cinco esquemas del cuerpo: huesos, nervios, músculos, venas y arterias), por lo que en la obra del Canon de Avicena se volvió común encontrar ilustraciones como las de arriba, basadas en las de la obra de Mansur. Imagen de Wellcome Library
Leonardo da Vinci (1452-1519). Si bien se trata de un afamado pintor renacentista, el polímata italiano debe ser reconocido por sus otras tantas facetas, incluyendo la de naturalista. En cuanto a la ciencia, Leonardo da Vinci utilizaba la observación como primera aproximación al fenómeno, rompiendo con el modelo escolástico de ciencia. Sus estudios de anatomía serían los primeros en utilizar cadáveres para las observaciones del cuerpo humano, cosa que haría en el siglo siguiente Andreas Vesalius. Leonardo sintió un gran interés por el ojo humano, del que trató de entender su funcionamiento, en 1493 realizó un dibujo de una sección transversal mostrando los nervios oculares y la disección de la cabeza, en el año 1510 escribió un trabajo completamente sobre el ojo, en el conocido Manuscrito D. Entre 1508 y 1510 Leonardo se dedica de lleno a la osteología, importante para él en el entendimiento de la máquina humana y de la cual los huesos son el soporte. Sin embargo, los más fascinantes dibujos de anatomía de Leonardo son, quizás, los dedicados a los estudios de los músculos, que empezó desde 1505. Los estudios de miología eran escasos en la época de Leonardo, a diferencia del de los huesos, por lo que los trabajos de Leonardo suponen un primer hito en esta rama.

Estudio del cuello, c. 1515. Entendiendo el cuerpo humano como una máquina, describe el soporte de tal, los huesos, a la que se colocan los músculos, representados aquí esquemáticamente, para generar el movimiento.
A pesar de lo innovador de sus trabajos, datan de 1490 una de las primeras tablas anatómicas de Leonardo donde se pone de manifiesto que en cuanto al sistema circulatorio adoptó el conocimiento galenista de la época. El estudio de la anatomía de Leonardo tiene lugar durante su época madura, y se adentró al estudio de la fisiología al buscar entender el funcionamiento de la respiración y la digestión (entre 1506 y 1510); sus ilustraciones sobre órganos internos son equiparables a las que Vesalius publicaría en 1543.

Estudio de los principales órganos y el árbol vascular del cuerpo de una mujer, c. 1507. En cuanto al sistema vascular, da Vinci conservó las ideas vigentes de Galeno.
En cuanto a la reproducción, Leonardo empezó sus primeros trabajos sobre los órganos genitales entre 1492 y 1494, con concepciones aún muy tradicionales, hasta los elegantes y finos trabajos de 1510-1512. En 1493, por ejemplo, ilustró la copulación mostrando la estructura interna de los genitales masculinos y femeninos. Entre 1508-1509 ilustró la anatomía interna de la mujer con gran detalle, marcando el contraste entre estas dos épocas. De este período data el estudio de un feto dentro del útero de la mujer (entre 1510-1513).

Estudio de un embrión humano dentro del útero realizado por Leonardo da Vinci, entre 1510 y 1513. Se puede apreciar el gran nivel de detalle.
Leonardo da Vinci contribuyó con nuestro conocimiento de la anatomía y fisiología animal, detallados estudios sobre el vuelo, botánica y fue uno de los primeros renacentistas en declarar que los fósiles pertenecían a seres que habían vivido en el pasado y que perecieron al retroceder el mar de Italia.
Andreas Vesalius (1514-1564). Nacido en la ciudad de Bruselas, Bélgica, fue un médico destacado que se basó en la obra de Galeno, traducida por los humanistas, y en la disección de cuerpos humanos reales. La obra de Vesalius, De humani corporis fabrica, se puede considerar como una corrección de los errores anatómicos cometidos por Galeno, autoridad intocable que regía la medicina escolástica[5]. Si bien dicho trabajo fue una revolución en la anatomía humana, es una obra maestra en sí misma, ya que se trata de un libro de anatomía bellamente ilustrado. Consiste de siete volúmenes, publicados inicialmente en la ciudad de Basilea, Suiza, en 1543, todos ellos ilustrados por el propio Vesalio, estudiantes procedentes del taller de Tiziano, como Jan Stephen van Calcar o Domenico Campagnola.

Frontispicio del libro De Humanis Corporis Fabrica, de Andreas Vesalius, atribuido al autor del libro (1543). Se aprecia a Vesalius en el centro realizando una disección sobre un cadáver ante una multitud. Se aprecia también en el centro de la composición, arriba del cadáver diseccionado, un esqueleto humano.
Las ilustraciones son xilografías extremadamente detalladas y muestran posturas alegóricas, de modo que no solo se plasma la disección del cadáver sino un dejo de cotidianeidad en las posturas de los mismos. La impresión de la obra corrió a cargo de uno de los demás destacados impresores, Joannis Opirini, y Vesalius no reparó en gasto alguno para llevar a cabo la culminación de su monumental obra a la edad de 28 años. Las disecciones de Vesalius le permitieron adentrarse mucho más en la anatomía humana: describió por primera vez el esfenoides, un hueso interno del cráneo, describió adecuadamente el sacro y el esternón y refutó que los grandes vasos sanguíneos nacieran del hígado. Describió con gran detalle el aparato digestivo y el aparato respiratorio.

Litografía de la página 174 del libro De Humanis… mostrando la disposición de los músculos dorsales, laterales y de las extremidades. Las láminas de Vesalius mostraban posiciones naturales y colocaba los modelos en paisajes como ciudades, edificios o paisajes.
Los siete volúmenes de la obra de Vesalius, todos ilustrados y enfocados en el uso de la disección, son: I. Huesos y articulaciones (ilustrado con cráneos de las cinco razas de humanos), II. Músculos y ligamentos (del que provienen las ilustraciones más famosas del Fabrica), III. Corazón y vasos sanguíneos, IV. Sistema nervioso, V. Órganos abdominales, VI. Órganos torácicos, VII. Cerebro.

Litografía de la página 164 del libro De Humanis… mostrando un esqueleto humano en posición pensativa recargado sobre un escritorio. Muestra una vista lateral de los huesos. Los dibujos de Vesalius constituyen uno de los primeros acercamientos a una anatomía verdaderamente descriptiva.
El éxito de la obra remuneró completamente a Vesalius además de traerle fama en Europa, pues fue nombrado médico imperial del Sacro Imperio Romano para Carlos V. Una de las pocas copias originales sobrevivientes se encuentra la Biblioteca John Hay, en la Universidad Brown, Estados Unidos, encuadernada con piel humana, una práctica popular hasta el siglo XVIII para encuadernar libros.
Athanasius Kircher (1602-1680). El Renacimiento está lleno de artistas que dieron a la humanidad mucho de lo más valioso de nuestro legado cultural. Sin embargo, en el ideario popular el Renacimiento es monopolizado por Florencia, con justa razón he de destacar, o por Venecia; pero fuera de la Península itálica, este movimiento cultural extendió sus brazos. Athanasius Kircher fue un sacerdote jesuita alemán considerado el científico más importante de la época barroca. Fue tal vez el primer europeo en estudiar los jeroglíficos egipcios y la lengua copta, estudió el vulcanismo, el magnetismo, la luz y los fósiles. Su trabajo dio al mundo un total de 44 volúmenes de obras que versan sobre muchísimos y variados temas, acompañados de excelentes ilustraciones. Mencionaré solamente dos de ellas.

En este grabado se muestra cómo pensaba Athanasius Kircher que se componía el Mundo subterráneo. Se ilustran los fuegos internos: uno en el centro del mundo del que emanan fuegos subsidiarios, que finalmente emergen en forma de volcanes en la superficie. Nuestra actual concepción del mundo no dista de ésta, pero sí todo el antecedente teórico que sustenta el nuestro, pues en el modelo de Kircher se trata más bien de llamaradas o incandescencias dentro de una masa sólida de roca.
En Mundus Subterraneus (1644) describe el movimiento de las olas causado por el agua que se movía de y hacia un océano subterráneo. Ahí es posible apreciar un modelo de Kircher sobre los fuegos internos de la Tierra, de donde emanaban brazos de fuego hacia los cráteres de los volcanes, idea que le vino después de haber visitado el Monte Vesubio, en Italia. La litografía muestra una Tierra esférica con un interior incandescente de donde se desprenden brazos de fuego que se acumulan en esferas incandescentes secundarias. Este modelo terrestre no difiere mucho de la idea que ahora rige nuestro modelo geológico del interior de la Tierra.
En 1650 escribe el libro Musurgia Universalis, donde Kircher registró utilizando notación musical los diversos cantos de las aves, un trabajo que entraría mucho tiempo después, siglos, en el campo de lo que hoy conocemos como bioacústica. Los cantos que reproduce Kircher en su obra son los del gallo, la gallina al poner huevos, la gallina al llamar a sus polluelos, un papagayo saludando en griego y la codorniz, por lo que esta obra es una descripción de tipo etológica, es decir, del estudio del comportamiento animal.
En Arca Noë (1675), Kircher intenta explicar lo que sucedió después del Diluvio Universal. En este momento la diversidad biológica descubierta en América, en África y en Asia impresionaba a los europeos; Kircher trataba de entender lo que había sucedido después de que los animales habían abandonado el Arca de Noé. Determinó que no todos los animales del mundo podían entrar en el Arca. En esta obra, Kircher dibujó el Arca como un gran paralelepípedo que contenía varios niveles: el Zootropheion, donde estaban los mamíferos, el siguiente era el Bromatodocheion, donde se contenían instrumentos, alimentos para animales, agua y otros utensilios; el último nivel era el Ornithotropheion, donde se alojaron las aves y la familia de Noé. Según Kircher, no había necesidad de que al Arca entraran todos los animales, solamente algunos. Al resto de la diversidad zoológica le atribuyó un origen debido a dos procesos:
a) Un proceso de adaptación a las nuevas condiciones ambientales que los animales experimentaban conforme se alejaban del Monte Ararat, como los animales del Nuevo Mundo que se veían influenciados por los nuevos ambientes (concepto conocido como traducianismo biogeográfico), que era lo que había sucedido a especies como el pingüino de Tierra del Fuego (Spheniscus magellanicus); o bien, eran producto de la generación espontánea, como la rata (Rattus rattus).
b) Un proceso de hibridación, ya que muchos animales poseían las características de dos animales de los que parecían ser mezcla. Era el caso del armadillo (Dasypus novemcintus), animal del nuevo mundo que según Kircher era producto de la cruza entre una tortuga y un erizo, ambos animales aceptados en el Arca; y el caso de la jirafa (Giraffa camaleopardalis), un híbrido del pardo (un felino) y el camello[6].

En el libro Arca Noë, Kircher explica el acomodo de la diversidad primigenia dentro de un Arca con las dimensiones dictadas en la Biblia. De acuerdo con la obra de Kircher, solamente se necesita que ciertos animales entraran al arca, pues los demás se habrían obtenido conforme los animales se dispersaban del Monte Ararat hacia el resto del mundo, adaptándose a sus nuevos ambientes. Esto, si bien se conoce como un traducianismo biogeográfico, es una especie de pensamiento proto-evolucionista.
Cada descripción está acompañada de dibujos de Kircher tomados de las descripciones originales, como el dibujo del rinoceronte (Buceros rhinoceros) copiado a partir del dibujo de Albrecht Durero[7], o el del armadillo copiado del original de Marcgrave. En Arca Noë se incluyen dentro del arca seres fantásticos como el grifo o el unicornio.
Este trabajo de Kircher se considera un trabajo proto-evolucionista, porque confiere el potencial transformista de las especies en función de la influencia ambiental (que actualmente coincidiría en parte con una definición ecológica de evolución).
Carl von Linneo (1707-1778). Reconocido por ser quien inventó el sistema binomial que se usa en biología y en sentar las bases de la taxonomía moderna, no se le hace justicia a la labor a la que dedicó gran parte de su vida. En una época donde se aceptaba que la Creación de Dios, como se relataba en el Antiguo Testamento, estaba completa, Linneo se consideró el enviado por Dios para ordenar y clasificar la naturaleza. Él decía constantemente que: Deus creavit, Linnaeus disposuit[8].

En este fragmento donde se describe a la especie Solidago sempervirens es posible apreciar cómo es que Linneo utilizaba su sistema nominal (fragmento tomado del Species Plantarum, 1753). Hasta arriba, una de las 24 clases (Syngenesia). Las primeras líneas se referían a una larga descripción de los caracteres que distinguían al género y a la especie. La especie está escrita en itálicas al margen, el género en mayúsculas dentro del texto. Las siguientes líneas contienen nombres anteriores que son sinónimos ahora de Solidago sempervirens, junto con la referencia del autor. Finalmente, un listado con notas geográficas, ésta indicando el hábitat en Canadá, e información adicional.
Sin embargo, Linneo no fue el primero en clasificar la naturaleza ni el último ¿Por qué fue importante? El sistema binomial no fue tampoco nuevo, sino que él lo logró popularizar. Y su sistema, que logró encontrarle un lugar a 4,400 especies animales y 7,7000 plantas, tuvo éxito por lo simple y por su presentación al mundo. Finalmente, como August Strindberg (1849-1912), un dramaturgo y escritor sueco, declaró: «Linneo fue un poeta que pasó que se convirtió en naturalista». Para clasificar a las plantas utilizó un sistema basado en la organización de sus órganos sexuales, considerando a los estambres como maridos y a los ovarios como esposas. En su sistema había matrimonios desde un marido y una esposa ¡hasta los matrimonios de una esposa y cinco maridos! El sistema generó un escándalo en su época, pero también fue parte del éxito del mismo. Linneo realizó descripciones muy poéticas sobre las plantas.
En 1732, Linneo partió a una expedición hacia las tierras de Lapland, al norte de Suecia; anotó sus observaciones sobre la gente, animales y plantas en diarios donde es posible apreciar la elocuencia con que escribía. Una de sus descripciones incluyó una del romero de pantano, que anteriormente se conocía como Chamaedaphne, recibió un nuevo nombre, su nombre actual, por Linneo: Andromeda polifolia, que denota su personificación romántica.

Dibujo en uno de los diarios de campo de Linneo durante su viaje a Lapland, donde compara al romero del pantano con Andrómeda, asignando un nuevo nombre para esta planta herbácea.
«Noté que ella era de sangre roja antes de florecer, pero que tan pronto como ella florea sus pétalos, se vuelve del color de la carne. Dudo si algún artista podría rivalizar estos encantos con el retrato de una joven, o adornar sus mejillas con tales bellezas como existen aquí y a las que ningún cosmético ha brindado ayuda. Al mirarla me acordé de Andrómeda del modo en que es descrita por los poetas, y mientras más pensaba en ella, más afinidad parecía tener con la planta… Su belleza se preserva solo mientras ella permanece virgen (como también sucede a las mujeres), es decir, hasta que es fertilizada, lo que no ocurrirá ahora que es una novia. Ella está anclada lejos dentro del agua, fija siempre en un pequeño parche de pantano y rápidamente atada como si fuera una roca en el medio del mar. El agua sube hasta sus rodillas, sobre sus raíces; y siempre está rodeada por dragones venenosos y bestias, es decir, diabólicos sapos y ranas que la empapan con agua cuando se aparean en la primavera. Ella se queda quieta y agacha la cabeza en aflicción. Entonces sus racimos de flores con sus sonrosadas mejillas se marchitan y crecen cada vez más y más pálidas.»
Los nombres que Linneo asignó (en este caso Andromeda polifolia) a plantas y animales se preservan debido a que fue él quien sistematizó el uso de la nomenclatura, estableciendo sistemas de prioridad al nombrar a las especies y al declarar que una especie no estaba bien identificada hasta no tener un nombre para el género y para la especie. La primera edición de su obra Species Plantarum (1753) y la décima de su obra más famosa Systema Naturae (1758) se utilizaron como puntos de partida en la nomenclatura de plantas y animales, respectivamente, lo que dio a la historia natural (y su heredera, la biología) un sistema internacional estándar de comunicación.
Su sistema de clasificación se sigue empleando, aunque con dificultades. El sistema de jerarquías (que no sus nombres y contenidos) se construyó para clasificar un Imperium Naturae fijo, acabado por Dios. El paradigma de la evolución suele traer problemas ya que no opera sobre cajas fijas sino sobre organismos cambiantes. De este modo, muchos sistemáticos modernos consideran problemático hablar, por ejemplo, de una Clase Aves cuando provienen de la extinta Clase Dinosauria. Al colocar la Clase Aves dentro de Dinosauria, la Clase Aves se vuelve un Orden, y los órdenes dentro de Aves se vuelven familias; en honor a la simplicidad, se sabe que dinosaurios y aves permanecen al mismo grupo sin meterlos en la misma clase. No es, por tanto, un sistema flexible[9]. Eso sí, como se ve en este mismo artículo, los biólogos nunca dejarán de usar el sistema binomial que Linneo logró magistralmente instaurar.
Ernst Haeckel (1834-1919). Biólogo marino alemán de la Universidad de Jena, fue Haeckel el responsable de difundir el evolucionismo darwinista de lleno al siglo XX. Los libros científicos de Haeckel fueron éxitos de ventas alrededor del mundo, principalmente porque estaban dirigidos al público en general. En 1914 se publicó una colección de ensayos en dos volúmenes titulado «Lo que le debemos a Ernst Haeckel» (Was wir Ernst Haeckel verdanken); lo curioso de esta obra es que no se componía de ensayos de especialistas que habían sido influenciados por sus aportaciones académicas sino por veintitrés reseñas breves enviadas por estudiantes, colegas, banqueros, esposas, escritores, obreros, profesores, personas fuera del ámbito académico que escribían sobre el impacto de la obra de Haeckel en su concepción de la naturaleza y la vida.

Lámina 49. Actiniae, de Kunstformen der Natur (1904), de Ernst Haeckel. Se muestran las siguientes especies de anémonas (de izquierda a derecha, de arriba abajo): Mesacmaea stellata, Choriactis impatiens, Cereus pedunculatus, Aiptasia mutabilis, Anthopleura thallia, Actinostella flosculifera, Anemonia sulcata, Aiptasia diaphana, Aiptasia diaphana, Paractis monilifera, Corynactis viridis, Oulactis concinnata, Chrysoela chrysosplenium, Metridium senile.
Entre 1865 y 1909 fue director del Departamento de Zoología en la Universidad de Jena, departamento creado para atraer a jóvenes investigadores a estudiar la naciente biología. Fue en este período que creó sus monografías clasificatorias, bellamente ilustradas, sobre invertebrados: radiolarios (1862, 1887), pequeños protozoos[10] que secretan estructuras calcáreas o silíceas, esponjas calcáreas (1872), corales (1876) y medusas (1879-1880). Su principal objetivo fue llevar a las masas los avances de las ciencias naturales, de suerte que permearan en la ética, la política y la moral. En 1863, antes de su cargo, escribió varias lecturas en estilo popular sobre la teoría darwinista a colegas y amigos; en 1868 asumió un rol de divulgador públicamente comprometido a través de un libro de ciencia popular titulado «La Historia de la Creación» (Natürliche Schöpfungsgeschichte, publicado en 1876), donde postuló la posibilidad de la descendencia humana a partir de un primate extinto hacía mucho tiempo. En 1899 escribió su obra culminante y la mejor vendida «El acertijo del Universo» (Die Welträthsel, publicado en 1900). Se vendieron 310,000 copias en alemán, 250,000 en inglés (Inglaterra y Alemania fueron los países más receptores de su obra) y se tradujo a 25 idiomas durante la época de su primera publicación (Schmidt, 1923).

Lámina 78. Cubomedusae, de Kunstformen der Natur (1904), de Ernst Haeckel. Se muestran las siguientes especies de cubozoos (de izquierda a derecha, de arriba abajo): Carybdea obeliscus, Carybdea obeliscus (tracto alimenticio), Chirodropus palmatus, Chiropsoides quadrigatus, Alatina tetráptera, Tamoya haplonema, Carybdea murrayana (las dos de abajo).
Haeckel se consolidó como una figura que buscaba un triunfo de la razón, a través de las ciencias naturales, sobre los dogmas y supersticiones, que habían alcanzado su máximo desarrollo y manifestación con el Catolicismo Romano fuertemente arraigado en Europa y las Américas y en proceso de expansión. Para Haeckel y sus seguidores (que se denominaron ‘monistas’), todo era manifestación de una sola sustancia subyacente, una especie de materialismo o filosofía mecanicista. Pero no solamente tuvo adeptos, entre ellos Thomas Edison y miembros de partidos socialistas, sino que también tuvo muchos detractores, los liberales de derecha, teólogos, sacerdotes y miembros del clero, protestantes y académicos que rechazaban las teorías evolucionistas de Haeckel.

Lámina 65. Algas rodófitas, de de Kunstformen der Natur (1904), de Ernst Haeckel. Se muestran las siguientes especies de algas rojas (números en la imagen): 1. Chondrus crispus, 2. Amansia glomerata, 3. Constantinea rosamarina, 4. Pilota serrata, 5. Neopilota densa, 6. Rissoella verruculosa , 7. Hypoglossum involvens, 8. Delesseria sanguínea, 9. Platoma cyclocolpum. 10. Soliera chordalis, 11. Amphiplexia hymenocladioides.
Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1919), el debate sobre sus aportaciones científicas se calmó; muchas ideas fueron desacreditadas con el tiempo, como la teoría de que a través del desarrollo embrionario (lo que se conoce como ontogenia) se podían observar los estadios evolutivos por los que había atravesado el animal (lo que se denomina filogenia). Su ley de que «la ontogenia recapitula la filogenia» está actualmente desacreditada, sin embargo, en cuanto a la embriología comparada, esta afirmación no es del todo errónea ya que lo que refleja es un patrón de desarrollo común entre los vertebrados y que puede analizarse en el desarrollo de otros organismos, como las plantas. Del mismo modo, Haeckel sostuvo que los caracteres adquiridos por influencia ambiental podían ser heredados, como Lamarck sostuvo. Si bien, Charles Darwin sí utilizó la teoría de los caracteres adquiridos en El Origen de las Especies, el evolucionismo darwinista negaba rotundamente las teorías lamarckianas.

Lámina litográfica 74 a color de la obra Kunstformen der Natur de 1904 mostrando diferentes variedades de orquídeas ilustradas por Ernst Haeckel (de izquierda derecha y de arriba abajo) [el símbolo x en el nombre científico indica que se trata de un híbrido]: Odontoglossum naevium, Psychopsis krameriana, Cyrtochilum ramosissimum, Oncidium schroederianum, Cattleya x ballantiniana, Cattleya menelii, Phragmipedium x sedenii, Cattleya warscewiczii, Paphiopedilum insigne, Odontoglossum x wattianum, Cattleya labiata, Encyclia cordigera, Paphiopedilum argus, Paphinia rugosa, Promenaea xanthina, Oncidium loxense.
Aunque las teorías de Haeckel fueron erróneas o simplemente derivadas de las ideas originales de Darwin, Haeckel fue una pieza importante en el desarrollo del evolucionismo y su entrada triunfal hacia el siglo XX. El siglo XXI, sin embargo, parece restaurar un poco las ideas que Lamarck y Haeckel defendieron, en cuanto a los caracteres adquiridos; el advenimiento de la epigenética ha comenzado a demostrar que el ambiente logra tener una influencia inmediata en el genoma de los individuos, modificando la estructura del ADN y de las moléculas que la compactan, y logra pasar a las generaciones inmediatas dicha información ambiental. Por otro lado, a finales del siglo XX y principios del XXI, muchos biólogos evolucionistas comenzaron a mirar de nuevo al desarrollo como una pieza importante en el entendimiento de las filogenias, haciendo uno de los retos de la biología moderna la consolidación y síntesis de las leyes que rigen el desarrollo de una especie (su ontogenia) con la teoría sintética de la evolución, escuela biológica que suele denominarse como evo-devo[11].
Como mexicano, quisiera terminar la exposición con el farmacéutico mexicano Alfonso Luis Herrera.
Alfonso Luis Herrera (1868-1942). Fue un farmacéutico mexicano que se denominó biólogo. Tras la revolución científica del evolucionismo, la biología comenzó a institucionalizarse en varios países, pues la evolución se consideró la teoría unificadora de la historia natural. Alfonso L. Herrera fue el primer mexicano en reconocer la importancia de la evolución y ayudar al país a realizar la transición del naturalismo. Desde 1896 realizó catálogos de las colecciones de peces (1896), invertebrados (1897), mamíferos (1898) y aves (1904) del Museo Nacional. Escribió el primer libro de biología en México, Nociones de biología, en 1904, que fue adoptado inicialmente como libro de texto en la enseñanza de la Biología como nueva asignatura de la Escuela Normal, que sería suprimida en 1906 debido a que la evolución chocaba con muchos de los prejuicios de la sociedad mexicana. Hasta 1934 los alumnos de la Escuela Nacional de Maestros continuaban llevando las inconexas materias de la Historia Natural: botánica, zoología, anatomía, fisiología e higiene. En 1935 se revisó el programa de estudios tras una reforma del artículo 3o Constitucional, iniciativa de un discípulo de Herrera, Enrique Beltrán, y se incluyó la asignatura Biología Pedagógica, con la intención de instruir a los docentes con el nuevo paradigma de la biología. Alfonso L. Herrera fue uno de los primeros científicos en llevar la evolución hasta el punto de origen de toda la vida; en su libro Nociones de biología habla sobre la plasmogenia, una ciencia nueva que debía estudiar cómo es que a partir de la materia inorgánica había surgido el protoplasma celular (el citoplasma contenido en su membrana) mediante los procesos de selección natural.

La Plasmogenia. Nueva Ciencia del origen de la vida (1932), por Alfonso L. Herrera. Figura 4. Estearato de sodio
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por Herrera de impulsar el darwinismo en México, a partir de 1927 su figura deja de pesar y es relegado por Isaac Ochoterena (1885-1950) un también denominado biólogo, pero que se logró empoderar. Ochotorena logró colar la evolución en los programas de biología en la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional (hoy Universidad Nacional Autónoma de México), junto con Fernando Ocaranza; ambos calificarían a la plasmogenia como una «pseudociencia» y dañarían la reputación científica de Herrera. Ochoterena había logrado hacerse influencias durante el período de la Revolución Mexicana, durante su práctica magisterial en San Luis Potosí y Durango, por lo que en él sí existía un peso político importante; Herrera, por el contrario había sido un científico privilegiado durante el Porfiriato. Para Ochoterena la biología debía estar íntimamente ligada con el desarrollo de la medicina, pues eso traería progreso al país, mientras que Herrera concebía una biología enteramente general y científica, visión asociada con la burguesía europea y porfirista. Si bien, el comienzo de la institucionalización de la biología en México corrió a cargo de Herrera, su formalización sería con la visión de Ochoterena.

La Plasmogenia. Nueva Ciencia del origen de la vida (1932), por Alfonso L. Herrera. Figura 5. Partículas de percloruro de fierro y silicato de sodio al 10%. Germinaciones ascendentes.
La teoría de la plasmogenia sostenía que de materia inorgánica era posible construir células vivas. Entre 1897 y 1942 utilizó sustancias como sulfocianuro de amonio y formaldehído para formar microestructuras coloidales que simulaban protoplasmas que él denominó como sulfobios; al mezclar aceite de oliva, gasolina e hidróxido de sodio obtuvo microestructuras que imitaban protozoos, que denominó colpobios. Las imágenes que obtuvo son verdaderas obras de arte que creó de mezclar a prueba y error diversas sustancias.

La Plasmogenia. Nueva Ciencia del origen de la vida (1932), por Alfonso L. Herrera. Figura 7. Siliza coloide. Fluorosilicatos. Células, germinaciones.
Por esa época, Aleksandr Oparin, en la U.R.S.S., Juan Oró, en España, y Sidney W. Fox, en Estados Unidos de América, eran unos de los pocos, junto con Herrera, en México, que realizaron experimentos que buscaban demostrar el paso físico-químico entre lo inerte y lo vivo (teorías conocidas como abiogenéticas), y cuyo mayor hallazgo se daría hasta 1952 con el experimento de Stanley Miller y Harold Clayton Urey, que logró producir materia orgánica simple a partir de sustancias inorgánicas simples.
Hacia la posteridad
Aun cuando se elaboraron en un mundo sin la evolución como paradigma, todas las obras de estos pensadores son constantemente revisadas una y otra vez. Ya sea que se quiera conocer más sobre la concepción del cerebro en tiempos de Galeno, o porque sea indispensable saber qué pensaba Leonardo de los huesos, o para revisar las ideas sobre nuestros conceptos biológicos actuales, estas obras son trascendentales y no pierden su valor. Se les voltea a ver constantemente, bajo diferentes significados, bajo diferentes concepciones. Se les re-interpreta de nuevo. Así como en un momento se les destituyó, se les vuelve al siguiente a instituir. Y como las obras de arte, trascendieron su tiempo y trascenderán el nuestro.
Faltaron, indudablemente, muchos en esta galería de arte y ciencia. En un futuro, con toda seguridad, habrá necesidad de montar otra galería similar.
Referencias
- Cianchi, M. (2010). Leonardo. Anatomía. En Leonardo Anatomía y Vuelo. Biblioteca Leonardo da Vinci. Tikal. 11-72.
- Heie, N. (2008) Ernst Haeckel and the Redemption of Nature. Tesis doctoral entregada al Departamento de Historia de Queen’s University, Canadá. 412pp.
- Herrera, A. L. (1932) La Plasmogenia. Nueva ciencia del origen de la vida. Cuadernos de Cultura. LXIX. Ciencias Naturales, núm 6. 48 pp.
- Ledesma-Mateos, I., Echeverría, A. B. (1999) Alfonso Luis Herrera e Isaac Ocoterena: La institucionalización de la Biología en México. Historia mexicana. 48(3): 635-674.
- Llorente Bousquets, J. (2003) La Búsqueda de Método Natural. La Ciencia Para Todos. Secretaría de Educación Pública/Fondo de Cultura Económica/Consejo Nacional de Ciencia y la Tecnología. 52-70.
- Nutton, V. (1973). The Chronology of Galen’s Early Career. Classical Quarterly 23(1): 158–171.
- O’Malley, C., Andreas Vesalius of Brussels, 1514–1564, Berkeley: University of California Press.
- Papavero, N., Pujol Luz, R., Llorente Bousquets, J. (2001) Historia de la Biología Comparada. Volumen IV. De Descartes a Leibniz (1628-1716) Las Prensas de Ciencias. Universidad Nacional Autónoma de México. 135-220.
- Schmidt (1923) Was wir Ernst Haeckel verdanken, vol. I, p. 155; vol. II, p. 224.
[1] La poesía bucólica se refiere a la poesía de los pastores, es decir, que está ambientada en un ambiente rural o rústico.
[2] La embriología epigenética es el nombre que recibe la embriología moderna, que considera que el embrión no está preformado desde la concepción sino que se desarrolla a lo largo de transformaciones sucesivas. Sin embargo, la teoría epigenética de Hipócrates y Galeno consideraba que el embrión se iba formando a partir de la transformación de sustancias de origen materno y paterno, en una mezcla homogénea.
[3] Se pueden descargar sus obras originales de la Bibliotèque Numérique Médic@ [http://www2.biusante.parisdescartes.fr/livanc/?intro=galien&statut=charge]
[4] En el Islam solamente Alá puede crear mediante la palabra, el humano no. Por ello, no reparaban en crear bellas ilustraciones de la realidad, pues la belleza estaba limitada a la creación de Alá. Sin embargo, el ser humano podía escribir la palabra de Alá, por lo que las obras árabes procuraban la caligrafía más hermosa que se pudiera, a modo de perpetuar en belleza la palabra.
[5] En la época medieval, la designación de autoridad implicaba el respaldo de Dios dado que toda autoridad emanaba de Dios. Por ello, el reniego a una autoridad escolástica implicaba algo similar a la herejía.
[6] Camaleopardalis, el epíteto específico del nombre científico de la jirafa, refleja esta idea de Kircher.
[7] En tiempos de Kircher, el dibujo de Durero era el único que existía de un rinoceronte.
[8] En latín: Díos creó, Linneo ordenó.
[9] Muchos sistemáticos usan aquí el término de clado, como un grupo que resuelve o pretende resolver un linaje evolutivo (filogenia), pero que es ajeno al sistema linneano de clasificación.
[10] En términos laxos, los invertebrados son todos aquellos animales que carecen de huesos, como los vertebrados, una clasificación que actualmente no se utiliza entre los zoólogos modernos. En aquel entonces, los protozoos se consideraban animales muy primitivos (de ahí su etimología: animal primitivo), de los que habían evolucionado los animales más avanzados. Actualmente, los protozoos se consideran los ancestros de los animales, pero no animales, ya que carecen de tejidos.
[11] Siglas en inglés para evolution and development.
[12] La dictadura de Porfirio Díaz y su derrocamiento fueron la motivación de la Revolución Mexicana, considera de las primeras revoluciones socialistas del siglo XX.