El futuro vaticina el camino hacia la igualdad
La Historia del Arte es el testimonio más directo de nuestra realidad como seres humanos. Partiendo de las ancestrales Venus del Paleolítico hasta el S. XX, las mujeres hemos protagonizado roles esencialmente opresores, derivados de una sociedad patriarcal. La mujer diosa, la mujer madre, la mujer prostituta, la mujer virgen, la mujer fatal, la mujer plañidera… La Mujer Representada.
¿Existe el futuro inminente? Las estructuras de la sociedad del presente se escurren sobre arenas movedizas. Este hecho nos obliga a analizar la Historia, en gran medida, sin el habitual paralelo que venía vinculando diferentes épocas y fases para llegar a una explicación lógica a la hora de abordar o solucionar lo que pasa en la actualidad.
¿Se puede augurar el mañana? ¿Es el porvenir inaplazable? Hemos de suponer que el futuro es la meta permanente que se hace al caminar desde y hacia lo inmediato. Lo demás serían preguntas retóricas que nos adentrarían en un fascinante discurso filosófico.
Para llegar a La Mujer Representada del mañana, tendremos que examinar su iconografía en el cuadro cronológico del Arte. Si nos detenemos en las imágenes que se han ido sucediendo en el tiempo, podremos apreciar que, aunque prevalezca el papel forzoso y desfavorable, también hay muestras que nos posicionan propiciamente en las manifestaciones artísticas.
Pero… ¿Quién tuvo la “culpa” de todo?: Fue Eva… Eva es el pecado original, la tentación, la condena, la aliada del Lucifer; Eva la compañera que provoca la expulsión del Paraíso, la suprema desgracia de la Humanidad. Eva nos obliga a redimirnos del mal de todos los males con el máximo sacramento: El Bautismo. Escenas convencionales como la de Tiziano se centran sobre el rechazo de Adán, que arrumba a su consorte al entregarle la manzana como signo de la culpa. En el fruto escarlata también está el amor y el pensamiento. Aquello que se nos prohibió durante tanto tiempo.
La Mujer Prostituta. La prostitución en Roma era indispensable para el buen funcionamiento del Estado. Ya nos habla Catón de canalizar los impulsos sexuales masculinos para evitar las relaciones ilícitas dentro de las castas superiores de las matronas. Los lupanares de la Antigüedad eran rubricados con falos luminosos y vistosos colores, y las meretrices, esclavas o libertas, habrían de mostrarse vilmente con los cabellos teñidos de rubio o pelucas y túnicas cortas. En las fornices se podían consultar los precios de los servicios, con frecuencia similares a un simple vaso de vino.
Prostituta en la Casa del Centenario, Pompeya (Italia)
La mujer prostituta ha sido ampliamente figurada, desde la “Magdalena Penitente” de Ribera, hermosa mujer con ungüentario y calavera que es relegada a la gruta para redimir sus demonios; hasta “Las Señoritas de Avignon” de Picasso, obra a la que llamara Apollinaire: “El burdel filosófico”.
Magdalena penitente, 1641. José de Ribera
La Mujer Divina y la Mujer Madre con continuación van vinculadas en el significado. Las Venus Esteatopigias del Paleolítico son merecedoras de numerosos ritos y representaciones por simbolizar la fertilidad en su máxima expresión. Estas mujeres de rostros anónimos, marcan la potencialidad de su fecundidad con los órganos femeninos exagerados y adiposos; como descubrimos en “La Venus de Willendorf”, desnuda, de amplias caderas, con abultados pechos y exuberantes glúteos.
Venus de Willendorf
La Madre Tierra como enseña de la naturaleza, como diosa de la gruta y la caverna; como deidad de los animales, de las fortalezas. “La Cibeles” madrileña, coronada con una inexpugnable muralla, domina vigorosa el carro leonado…
Las damas íberas, enjoyadas y honorables, con rodete, con trono alado y mantilla. Esas damas peninsulares, horadadas en su espalda de relicario, de urna cineraria…“La Dama de Baza”, “La Dama de Elche” ¿Guerreras divinizadas, sacerdotisas o reinas matriarcales?
También está la “Madre” íntima en Sorolla, que extenuada emerge del albayalde ante el dulce dolor que ve brotar la vida.
La Mujer y lo Cotidiano, como respuesta de las sociedades piramidales, se sitúa en las imágenes artísticas en variados estamentos según la posición. La mujer que cose, la mujer en la fábrica, la mujer que lee, la mujer que fríe huevos, la mujer en el baño… La mujer en el tocador, en el salón de té, en el juego, en la verbena. Mujeres de merendero, de cabaret y de danza. Ellas en el “Moulin Rouge” con Toulouse- Lautrec; ellas en el “Baile en el Moulin de la Galette” con Renoir; ellas en “Las clases de ballet” de Degas.
Baile en el Moulin de la Galette, 1876. Pierre-Auguste Renoir
La Mujer en el Imperio y en la Corte, en la aristocracia y en la burguesía. La mujer distinguida, la mujer de alcurnia, la mujer de clase; de regios atributos, de peinados a la moda, de cuellos de cisne. La mujer áulica, almidonada, extravagante, la dama de rango con pesados terciopelos adamascados, con cetros, coronas y armiños. Ella como diosa del amor en “Paulina Bonaparte”, de Canova; ella como la gran esposa real en “Nefertiti”; ella como la posible hija de Tito en “La dama flavia”; ella como la reina de España en “Isabel de Borbón a caballo”, en el lienzo ecuestre de Velázquez.
La Mujer Virgen y la Mujer Santa… La madre juvenil y amantísima de la fe. La virgen Dolorosa; “La Piedad” en Miguel Ángel con su humanismo cristiano, con su belleza neoplatónica. La virgen “Inmaculada Concepción” en Murillo como signo del fervor mariano del Barroco. La virgen de vestir y de palio, de folclore, de adoración popular, de Semana Santa y de Romería.
La piedad, entre 1498 y 1499. Miguel Ángel
La mujer santa representada por Bernini en su álgida reverberación, como un tránsito sensual en la arriscada obra: “El éxtasis de Santa Teresa”.
La Mujer del Capricho erótico masculino. “La Maja desnuda” de Goya como deseo escondido para el gabinete de Godoy; “La Dánae” de Klimt, voluptuosa, sensual, de fruición orgiástica, regada en su sexo con la lluvia de oro por el padre del Olimpo.
La Mujer Bruja, quemada, vilipendiada y cazada por el fanatismo de “La Santa Inquisición”. La mujer juzgada por razonar, por querer ser… Goya critica en las estampas de sus “Caprichos” esos vicios y aberraciones de España, a través del ridículo y de la fantasía.
La Mujer como Femme Fatale. Poderosa, altiva… Aquella que preconiza el funesto final, aquella que obtiene el triunfo aniquilando al hombre. “Judith” en Klimt, que emerge como una maliciosa premonición del oro tapizado, que sujeta la cabeza de Holofernes como un trofeo esquinado. “Amor y dolor” en Munch, adoptando el discurso misógino de Nietzsche con sus vampiresas alimentadas de pobres diablos, por la frustración de sus fracasos amatorios.
Amor y dolor, 1894. Munch
La Mujer del Tópico, a veces malinterpretado. Julio Romero de Torres recoge todos los perfiles femeninos para visibilizar y enfrentarse a la realidad de la mujer de su época. Ella arrinconada en el quicio por la represión, sin poder salir de la puerta; ella entre lo profano y lo divino. Romero de Torres se atreve con la modernidad del desnudo en la España pacata, mostrando el tópico para combatirlo. En sus obras, de amplio espectro femenino, se muestran las alcahuetas mojigatas y enlutadas que discuten sobre la honra de la mujer; en sus lienzos se enseñan polémicas piedades laicas asistidas por monjas ¿Dónde reside el pecado?
El Pecado, 1913. Julio Romero de Torres
La Mujer Libertad, la mujer como alegoría de la Nación, de la Patria, de la unión de clases, de la Igualdad… Fue la mujer la que guió la liberación del pueblo en la “Revolución Francesa” con el gran cuadro político de Delacroix: “La Libertad guiando al pueblo”. La Mujer Libertad como icono universal de “Liberté, Egalité, Fraternité”. Ella es la Mujer que abandera la “Segunda República” con la balanza de la Justicia, con la fuerza del león y los símbolos del programa del nuevo e ilusionante gobierno democrático. Allí la prosperidad agrícola en el olivo y el trigo; allí el avance industrial en el yunque y en la rueda dentada; allí la cultura en el libro, en el globo terráqueo y en la escuadra.
La Libertad guiando al pueblo, 1830. Eugène Delacroix
Alegoría de la II República Española (1931-1939)
¿Cuál es el futuro inminente? Sin duda el camino que sigue el “Colectivo Generando Arte”, Asociación Artística y Social que visibiliza a las mujeres en el mundo del arte para combatir la desigualdad y la violencia de género. Se trata de un compromiso ético de mujeres artistas que hemos de agradecer nosotras y vosotros, para enseñar, denunciar y cambiar desde lo inmediato, desde lo activo, desde el aquí y el ahora, con cadenas de exposiciones que titulan la realidad. Todas las mujeres representadas para combatir los estigmas y los roles en la senda hacia la Igualdad. “Lo hace porque te quiere” o “Equilibrando la balanza” son títulos esperanzadores del futuro inminente.
Flora 4. Concha Mayordomo