Una exploración sobre el concepto de patrimonio cultural (II)
En esta segunda entrega seguimos indagando el concepto de patrimonio cultural, esta vez, profundizando sobre sus procesos de construcción y sobre el proceso de patrimonialización. Veremos que el proceso de construcción del patrimonio, como señala Prats, posee un carácter ideológico, similar a otros procesos de representación y legitimación, y que, las activaciones de determinados referentes patrimoniales, está íntimamente vinculada al poder, a la identidad y a los intereses comerciales.
Como continuación de la primera entrega, hondaremos en extenso, las consideraciones más relevantes sobre la patrimonialización y la construcción del patrimonio, a fin de dar cuenta de los puntos más importantes de estos procesos.
Hasta el momento, y si tenemos que exponerlo sencillamente, la patrimonialización consiste en que un bien sea reconocido como patrimonio cultural. O dicho de otro modo, todo ese proceso de elección y selección que hace que un simple bien sea reconocido por una sociedad como bien cultural dándole la categoría de patrimonio cultural, es conocido como proceso de patrimonilización.
Como ya explicamos en el artículo anterior, el reconocimiento de un bien como patrimonio es una construcción social y este proceso depende de los sujetos, de sus criterios de elección, de que quieren conservar o considerar patrimonio, de que quieren rescatar de su pasado, de que quieren preservar en su memoria colectiva. Es decir, “(…) la base del valor patrimonial está en la mirada social o, en otras palabras, en el interés que una comunidad encuentra en un objeto. Un interés que entonces justifica que el grupo sienta la necesidad de quedárselo, conservarlo y preservarlo de una manera u otra.” (Davallon, 2014: 51).
Autores como Ariño o Davallon relatan que existe una serie de pasos, más o menos establecidos, por el cual se construye el patrimonio cultural o se produce la patrimonialización de los objetos.
Para Ariño (2012) los pasos establecidos para obtener este reconocimiento consisten en que:
- un objeto del pasado sea seleccionado,
- que ese objeto obtenga un nuevo valor mediado por la sociedad actual,
- el nuevo significado de ese objeto llega a consenso siendo aceptado por toda la sociedad,
- y por último que esa misma sociedad busque un reconocimiento formal de ese objeto como patrimonio cultural.
Davallon (2014) también establece una serie de pasos similares para explicar sintéticamente este proceso. El establece cinco categorías que denomina “gestos de patrimonialización” que, al igual que los propuestos por Ariño, construyen una secuencia tipo para ordenar el proceso. Como primer paso señala que un grupo reconoce que un objeto tiene un “valor”, por ende hay un interés por conservarlo. La segunda categoría establece que ese objeto se somete a un estudio exhaustivo por parte de ese grupo. Una vez investigado el objeto, se determina si es digno de ser considerado patrimonio y se procede a su declaración oficial. Un cuarto momento queda representado por la exposición y acceso al patrimonio por parte del público. Y por último, el mantenimiento y transmisión de estos objetos a futuras generaciones.
Como primera consideración, observamos que ambos autores señalan que una sociedad selecciona determinados objetos del pasado porque consideran que tienen un “valor”. Pero ese valor no proviene del pasado, sino que proviene de las consideraciones que esa misma sociedad hace sobre los objetos en el presente. Por ende, como señala Frigolé, el proceso de patrimonialización, implica la creación de un discurso sobre el pasado. O, como señala Prats, el patrimonio cultural supone una invención, porque tienen la capacidad de generar discursos sobre la realidad (Frigolé, 2014; Prats, 1998).
Por otro lado, el proceso de patrimonialización se constituye como una nueva práctica, la cual consiste en asignar nuevos significados a los objetos del pasado. El objeto se convierte en un elemento semióforo porque mediante una nueva interpretación, adquiere nuevos significados y funciones (Pomian, 1999).
Hasta aquí podemos observar que el proceso de patrimonialización involucra una constante relación entre pasado-presente/objeto-símbolo que resulta en la materialización y representación de una relación entre discurso y práctica. Por lo tanto, la existencia del patrimonio cultural es consecuencia de ese proceso vinculado a la asignación de nuevos significados e interpretaciones que realiza una sociedad sobre los objetos del pasado. A su vez, este proceso confiere a la interpretación del patrimonio cultural su carácter polisémico e ideológico; virtudes estrechamente relacionadas y que depende una de la otra.
Polisémico porque trabaja mediante el símbolo. El símbolo, de forma abstracta, evoca o representa una identidad o una realidad. Su principal característica radica en que posee la “(…) capacidad para expresar de una forma sintética y emocionalmente afectiva una relación entre ideas y valores (…) el símbolo tiene la capacidad de trasformar las concepciones y creencias en emociones, de encarnarse, y de condensarlas y hacerlas, por lo tanto, mucho más intensas (…)” (Prats, 1998:66). Pero también debemos tener en cuenta que el significado que adquiere un símbolo depende siempre del contexto y del consenso del que goce, y además, puede adquirir uno o más significados a la vez, de aquí el carácter polisémico del patrimonio cultural.
La conversión de determinados elementos en patrimonio cultural resulta de una nueva asignación de significados. Para ello, primero se realiza una descontextualización del elemento, tanto física como simbólica. Luego se produce una recontextualización del objeto asignándole un nuevo significado y función, los cuales dependen del contexto y del consenso colectivo. (Frigolé, 2014). Esos nuevos significados fomentan y concentran los nuevos atributos de un elemento, llevándolo a legitimarse como patrimonio.
En cuanto a su carácter ideológico, como señala Prats, “El origen y proceso de construcción del patrimonio cultural no es distinto a otros procesos de representación y legitimación simbólica de las ideologías (…)” (Prats, 1998: 65). Esto quiere decir que, el patrimonio cultural supone una invención, porque tienen la capacidad de generar discursos sobre la realidad, y al mismo tiempo, es una construcción social porque legitima y asimila esos discursos.
Interpretar el patrimonio cultural como un proceso de legitimación simbólica implica que se asignan determinadas identidades, ideas y valores a un elemento cultural y que ese elemento cultural sea asociado y represente esas mismas identidades, ideas y valores, confiriendo al objeto autoridad y sacralidad (Prats, 1998). Para que este proceso sea eficaz la autentificación de esas identidades, ideas y valores debe ser apoyada por fuentes de autoridad oficiales y deben ser reconocidas bajo determinados criterios de legitimación (Prats, 1998).
Prats señala que existen tres criterios estables de legitimación: la historia, la naturaleza y la genialidad. Estos criterios tienen su origen en el romanticismo; y detentan la capacidad de legitimar la realidad social porque están “(…) más allá del orden social y de sus leyes (…)” (Prats, 1998:64). Estos tres criterios forman un campo imaginario en donde se nuclean todos los elementos potencialmente patrimoniales, es decir, todos los objetos o referentes simbólicos patrimoniales que cumplan o se reconozcan frente a alguno de esos criterios pueden llegar a ser reconocidos como patrimonio cultural. Pero también reconoce que, estos criterios dependen de la fluctuación de determinadas variables sociales, causas y efectos derivados de la diversidad de contextos sociales, a los posicionamientos y autoridades hegemónicas que prevalezcan, y obviamente, a los significados seleccionados y asignados.
Para que un referente simbólico patrimonial llegue a convertirse o reconocerse como patrimonio cultural debe ser activado. La activación del patrimonio implica que un referente patrimonial es seleccionado del campo imaginario para pasar a formar parte de la realidad de una sociedad como patrimonio cultural.
Considerando que dentro de este campo existen determinados elementos potencialmente patrimonializables, y que el mismo es flexible y permeable a la casuística y al contexto, la conversión de un elemento en patrimonio dependerá de un proceso de selección y reconocimiento imparcial por parte de la sociedad. Esa selección y reconocimiento no es neutral porque depende de los intereses que ostenta una sociedad sobre los elementos patrimoniales, los valores o significados asignados y los contextos históricos. Como sabemos el patrimonio cultural es polisémico por ende un elemento patrimonial puede adquirir cualquiera de los significados asignados. El mismo puede adquirir cualquier versión ideológica de la identidad[1] es decir que “(…) las activaciones de determinados referentes patrimoniales, son representaciones simbólicas de estas versiones de la identidad (…)” y esas diferentes versiones de la identidad reflejadas en el patrimonio se convierten en las expresiones de las distintas concepciones identitarias que existen dentro de una sociedad (Prats, 1998:67). La identidad que sea seleccionada debe ser legitimada por la autoridad a través del discurso. El discurso y significado que prevalezca es dependiente al contexto y al poder, por lo tanto las activaciones patrimoniales también se pueden entender como una estrategia política y afectan las identidades políticas básicas: locales, regionales y nacionales (Prats, 1998).
Esto nos hace pensar que las activaciones están estrechamente relacionadas al poder. Es por ello que, la mayoría de las activaciones del patrimonio están incentivadas por organismos políticos, ya sean estos gobiernos estatales, regionales como locales. Por otro lado, también podemos encontrar activadores provenientes del poder político informal o diversos agentes sociales de la sociedad civil. Aun así, estos se deben contar con el apoyo del poder político formal. Resumiendo, “sin poder no existe el patrimonio” (Prats, 1998: 69).
Ahora analicemos con detalle los activadores. Hasta ahora sabemos que los mayores promotores de estas activaciones son los gobiernos estatales y los organismos internacionales. En los últimos años y gracias a la complejización de la concepción del patrimonio cultural, se registró una ampliación de los agentes activadores que promueven los procesos de patrimonialización.
La Danza Saman en Indonesia. Declarada Patrimonio Inmaterial en 2011 por la UNESCO | Fajriboy
Por un lado encontramos que ciertos procesos de patrimonialización son incentivados por las mismas comunidades locales que buscan rescatar del paso del tiempo todos esos elementos que se encuentran en su entorno más inmediato y representan o son considerados como rasgos identitarios esenciales que definen esa comunidad (Ariño, 2012).
Otra dinámica está promovida por los agentes turísticos que consideran que la transformación de ciertos elementos en bienes patrimoniales aumentará los recursos turísticos para ofrecerlos al consumo generalizado (Ariño, 2012). Este tipo de activaciones están directamente motivadas por intereses comerciales y su carácter identitario toma una forma estereotipada (Prats, 1998).
Ambos procesos de patrimonializacion, con lógicas diferentes, no son excluyentes entre sí. Muy por el contrario pueden convivir conflictivamente o sincréticamente. Su convivencia desarrolla una situación bastante enmarañada en donde conviven las dinámicas locales, sus adhesiones identitarias y los intereses turísticos dentro de un escenario cargado de intereses económicos y roces políticos (Prats, 1998).
Si tenemos que abreviar esta situación o el estado actual de los procesos de patrimonialización tenemos que señalar que han adquirido una gran complejidad. Diversos factores, procesos sociales y agentes están relacionados dialécticamente. Lo que si queda claro es que el proceso de patrimonialización está estrechamente vinculado al poder, a la identidad y a los intereses comerciales. La situación patrimonial actual se podría resumir como un proceso fiel a los intereses políticos y económicos porque saca provecho de “(…) los criterios de legitimación simbólica y las activaciones de repertorios de referentes patrimoniales convenientemente adjetivados y articulados en discursos al servicio de versiones ideológicas e intereses de la identidad para vender en el mercado turístico patrimonial (…)” (Prats, 1998: 74).
La fiesta de «la Mare de Déu de la Salut» de Algemesí, España. Declarada Patrimonio Inmaterial en 2011 por la UNESCO | Llapissera
Para saber más:
- ARIÑO VILLARROYA, A. (2012): “La patrimonialización de la cultura y sus paradojas postmodernas”, en Antropología: horizontes patrimoniales. Valencia, Tirant Humanidades; pp. 209-227.
- DAVALLON, J. (2014): “El juego de la patrimonialización”, en Construyendo el patrimonio cultural y natural. Valencia, Ed. Germania, pp. 47: 76.
- FRIGOLÉ, J. (2014): “La patrimonialización y mercatilización de lo auténtico”, en Construyendo el patrimonio cultural y natural. Valencia, Ed. Germania, pp. 31: 45.
- PRATS, LL. (1998): “El concepto de patrimonio cultural”, POLÍTICA Y SOCIEDAD, 27: 63-76, Madrid.
- POMIAN, K. (1999): “Historia cultural, historia de los semióforos” en AA.VV. Para una historia cultural. México, Editorial Taurus; pp. 73-100.
[1] Este autor entiende la identidad como “(…) una construcción social y hecho dinámico, con un razonable nivel de fijación y perduración en el tiempo…que toda formulación de la identidad es únicamente una versión de esa identidad…pueden coexistir distintas versiones de una misma identidad…se complementan y/o se oponen…toda identidad es ideológica, en el sentido que responde a unas ideas y valores previos, normalmente subsidiarios de unos intereses (…)” (Prats, 1998: 67).
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? http://revistamito.com/la-construccion-del-patrimonio-cultural-proceso-patrimonializacion/ : «Sobre la construcción del patrimonio cultural y el proceso de patrimonialización». Publicado el 16 de febrero de 2017 en Mito | Revista Cultural, nº.40 – URL: |
3 Comentarios
Estupendo artículo, sistemático y esclarecedor!
De enorme soporte me ha resultado para organizar una serie de observaciones acerca del proceso de estetización en el servicio de transporte público subterráneo.
Gracias Diana!!
desde Buenos Aires, Ana,
cursando desde mi «adultez mayor» una diplomatura en Gestión Cultural en la sólida UNSAM
Muy interesante su artículo. Soy cubana y me dedico de alguna manera, ya sea desde la docencia o de la investigación, a los temas de la patrimonializacion … Muchas gracias por sus aportes
Me asignaron leer varios artículos de Prats para explicar en un trabajo práctico de la universidad porqué esta persona dice que el patrimonio es una construcción social y política (estoy en primer año). La verdad es que me costaba argumentar, asique eso me llevó a buscar paginas externas para poder entender mejor y realizar lo que se me pide y así fue que llegué a su post, el cual quiero decirle que me ha ayudado muchísimo a poder entender y responder la consigna. Le agradezco mucho!