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Mito | Revista Cultural
Sociedad 0

Haciendo visible la Soledad Ética (I)

Por Joshua Hurtado Hurtado el 19 junio, 2016 @JoshuaHurtado3

¿Qué es la soledad ética y por qué es importante su discusión? [1]

  • Presentando el concepto de Jill Stauffer, en este primer artículo se describe el concepto de soledad ética y se plantea su importancia al hablar de justicia desde el campo de la ética.

La mayoría de nosotros, al menos los que tenemos oportunidad de leer esto, poseemos una sensación básica de seguridad y nos hallamos lejanos de situaciones de violencia frecuente. Tenemos una rutina y actividades cotidianas que llevar a cabo. Nos hemos dejado llevar por la inercia de la cotidianeidad y por las exigencias que estructuras más grandes – gobierno, empleadores, familia – nos imponen. El estrés que experimentamos, si bien no es insignificante, también emana de las presiones que se dan en las dinámicas del día a día. Pero este estrés lo hemos adoptado y normalizado, y no se compara con el estrés físico y emocional que envuelve a las personas que viven en un ambiente hostil e inseguro, donde aquellos elementos que las caracterizan como humanas les son agredidos o arrebatados.

Los campos de concentración en Alemania bajo el nazismo fueron un escenario en el cual se plantaron las semillas que engendrarían la soledad ética para muchos de los sobrevivientes. Uno de los filósofos que estuvo en uno de esos campos, Jean Améry, proporciona con las descripciones vívidas de su experiencia la materia prima que permite entender el concepto de soledad ética, acuñado por Jill Stauffer[2]. Améry, tras ser liberado, describiría una soledad existencial profunda provocada por la sensación de abandono – una sensación que el paso del tiempo no volvería más tolerable, y que culminaría con su suicidio décadas más tarde. Como Améry, muchas personas, de manera invisible, son sometidas a este abandono por parte de sus comunidades y de instituciones incapaces de reconocer la verdadera dimensión de los agravios sufridos. Ejemplos no faltan: desde Sudáfrica en periodos del Apartheid, pasando por casos de trauma y tragedia en Europa Occidental, hasta la difamación de los muertos y desaparecidos en países latinoamericanos abrumados por enfrentamientos contra guerrillas y crimen organizado, se pueden identificar instancias de personas que han experimentado soledad ética.

Como seres humanos, nuestro deber es asegurarnos que estas circunstancias no se repitan. Sin embargo, que la soledad ética que muchos viven no sea visible para muchas personas hace de este imperativo un verdadero reto. Este artículo, una primera aproximación a la soledad ética, introduce el concepto y le da sus dimensiones éticas y filosóficas. También señala las implicaciones de este tipo de soledad y la importancia de identificarla y combatirla – algo necesario para que exista justicia. Finalmente ofrece un panorama de los intentos tradicionales de reparar los agravios, así como las insuficiencias de los mismos.

Lost, alone, abandoned, forsaken. johnhainLost, alone, abandoned, forsaken | Johnhain

Se comenzó hablando de soledad ética pero no se ha dado una definición clara del concepto. Stauffer lo define como “el aislamiento que uno siente cuando uno, ya sea como una persona agraviada o como miembro de un grupo perseguido, ha sido abandonado por la humanidad, o por aquellas personas que tienen poder sobre las posibilidades de la vida de uno” (Stauffer, 2015, p. 1, traducción propia). Personas que han sido tratadas injustamente y que fueron sujetas a procesos de deshumanización por otros individuos o por estructuras sociales y políticas en ocasiones emergen de estas violaciones a su integridad y descubren, con gran pesar, que el mundo que les rodea (su familia y parientes, su comunidad, las instituciones legales, etc…) no está dispuesto a escucharlas, o bien es incapaz de hacerlo adecuadamente. Se añade entonces otra injusticia – se les niegan oídos empáticos y comprensivos a narrativas de sufrimiento humano, y de aquello que consideran necesario para recuperar un poco de paz y seguridad en el mundo. En este sentido, de acuerdo con Stauffer,

“La soledad ética es la experiencia de haber sido abandonado por la humanidad, añadida a la experiencia de no ser escuchado. Esa soledad adquiere esta denominación porque es una forma de abandono social que solamente se impone cuando hay múltiples fallas éticas por parte de los seres humanos que viven en el mundo que las rodea [a las víctimas]” (Stauffer, 2015, p. 2, traducción propia).

Uno de los argumentos principales de Stauffer es que la soledad ética está mucho más presente de lo que reconocemos, y que si bien sus orígenes yacen en la deshumanización, la opresión y el abandono, la condición se agudiza por la falla de otras personas de escuchar a los agraviados. Esto impide que haya una recuperación o un proceso de reconciliación después de acciones de violencia e injusticia masiva. Escuchar a las víctimas de manera real, empática, libre de prejuicios, es necesario por dos razones: 1) Las narrativas, sin audiencia, no sobreviven, lo cual genera el riesgo de olvidar las injusticias; y 2) ser ignorado afecta la manera en que el pasado afecta la vida presente de los agraviados, y vuelve mucho más difícil un proceso exitoso de recuperación.

La soledad ética, además, es una condición profundamente dañina para el humano porque daña su “ser” (refiriéndose al término self, en inglés). Hablar de soledad ética implica reconocer que la persona no es un individuo completamente autónomo, sino que es moldeada por condiciones sociales, familia, amigos, extraños, valores culturales, aspectos circunstanciales y de azar, factores medioambientales, etc…, y que el desajuste o  la contraposición de varios elementos formadores de identidad puede provocarle heridas existenciales. El concepto revela la vulnerabilidad del hombre, mostrando que existe en condiciones de dependencia intersubjetiva – el humano depende, para la  formación, integridad y valor de su “ser”, de sus relaciones con los demás humanos. No tienen que conocerse, pero la más básica capacidad de confiar en otro humano por su condición de humano es crítica para el mejor desarrollo de la persona. Por ello es que los abusos, los abandonos y cualquier trato que atente contra nuestra integridad, contra nuestro “ser”, afectan profundamente a los seres humanos.

Person, human, Joyce, sunrise, sunset. GeraltPerson, human, Joyce, sunrise, sunset | Geralt

Disciplinas como la psicología y la sociología, entre otras, muestran el impacto que las historias que nos contamos a nosotros mismos y que transmitimos a las demás personas pueden tener en ayudar a la persona a pasar por un proceso de restauración tras un acontecimiento que nos afecte profundamente. Pero las historias no necesariamente tienen que ser expresadas a un otro: las historias que los demás formen sobre nosotros pueden abrir o limitar nuestro campo de acción y de relación con ellos y con terceros. Si una percepción se generaliza por estereotipos culturales, étnicos, socioeconómicos, etc…, es suficiente con que una persona crea una narrativa sobre nosotros para moldear nuestras posibilidades de éxito con respecto a una acción. El poder de las narrativas debe subrayarse porque las respuestas y reacciones de las personas que viven en un contexto de violencia o de destrucción, así como su capacidad para superar atrocidades que se cometan en su contra, estará influenciado por las actitudes que las demás personas que conforman su entorno social adopten ante ellas.

La manera de vivir el presente, y la manera en que este está afectado por el pasado y moldeará el futuro, está más allá de la capacidad del individuo de elegir o de controlar por sí mismo. Esto tiene sus raíces en la dependencia intersubjetiva mencionada anteriormente y que caracteriza la filosofía de Emmanuel Levinas[3]. El contexto social y político presente juega un papel crítico para que la persona pueda pasar por un proceso de recuperación exitoso – si antes existía una dictadura represiva, un contexto que podría favorecer la recuperación sería una democracia que investigara los actos de represión y le permitiera a las víctimas contar sus experiencias; si en una familia muy conservadora no se habla de un trauma generado a partir de una violación sexual, la persona agraviada podría estar mejor conviviendo con personas que hayan superado traumas similares y que puedan brindarle el apoyo necesario. Es necesario, entonces, que personas que han experimentado soledad ética a partir de experiencias de tortura, privación arbitraria de la libertad, amenazas de muerte, pérdida de familiares ante la violencia, etc…, cuenten con amplio apoyo por parte de su “comunidad” (amigos, familia, compañeros de trabajo, vecinos) y por parte de las instituciones de procuración de justicia. Cuando estas condiciones están ausentes, aquellos cuyo pasado ha estado plagado por la injusticia se hallan en una profundización de la soledad ética, puesto que se hallan en un segundo abandono por parte de la humanidad, ya no mientras está ocurriendo el agravio, pero sí durante el proceso de recuperación de la víctima.

Brutality, demonstration, man, people. ClipArtVectorsBrutality, demonstration, man, people | ClipArtVectors

Habiendo presentado y delimitado el concepto de soledad ética, es importante precisar sus vínculos con el campo de la ética, especialmente en lo referente al tema de la justicia. Aunque de la justicia se ha hablado mucho, y filósofos como Aristóteles, Kant y Rawls, entre otros, han abordado a profundidad este tema, es importante hablar de la justicia desde dos ópticas. Por un lado, se puede hablar de justicia como una característica de las acciones humanas, siendo estas justas o injustas. Por otro lado, se puede hablar de la justicia como un estado de equilibrio en una situación, contexto o sociedad, la cual genera bienestar para los humanos que se hallan inmersos. También es importante separar la justicia ética de la justicia legal, porque como Stauffer señala, puede ocurrir que se llegue a una resolución que alcance la justicia legal para algunos agraviados, pero podrían seguir en condiciones de soledad ética si no hay un proceso restaurativo para ellos.

Como humanos, todos tenemos dos responsabilidades con respecto a la justicia, vista desde las ópticas anteriores. Por un lado, la responsabilidad de actuar siempre de manera justa, de tal manera que las acciones justas deriven en un resultado justo. Esto lo mencionaba Aristóteles[4] en su teoría ética al hablar de la conducta del ser humano en la amistad, mientras que el Imperativo Categórico de Kant[5] lleva al ser humano a actuar con justicia. Pero Kant inicia en el Imperativo Categórico la idea de pensar en las acciones humanas de tal manera que puedan convertirse en leyes universales, y por tales razones, se aprecia una dimensión mayormente social en su teoría ética que en la de Aristóteles. Esta dimensión es importante al hablar de la segunda responsabilidad que como humanos tenemos con respecto a la justicia: asegurarnos que las situaciones, nuestro entorno y la sociedad (y sus instituciones) sean justas. Esto implica que si detectamos injusticias, debemos actuar para regresar al estado de justicia inicial. En esta perspectiva se situarían mejor las teorías éticas de John Rawls y Amartya Sen, entre otros autores contemporáneos.

Vinculando estas vertientes de responsabilidad con la cuestión de la soledad ética, se puede afirmar que la responsabilidad que tenemos como humanos es la de ayudar a la persona que está sufriendo el daño. No requiere ser una ayuda directa, puesto que nosotros podemos no estar en la mejor posición para brindar la mejor ayuda posible, pero sí debemos buscar a otros agentes (individuos, grupos o instituciones) que liberen a la persona del daño que está recibiendo. La búsqueda de ayuda sería, entonces, una acción justa. Al hablar de injusticias a nivel generalizado, ocasionadas por sistemas económicos desiguales o regímenes políticos represivos, la responsabilidad yace en percatarse de estas injusticias y de los grupos más afectados por las mismas. Asimismo, es responsabilidad humana buscar la manera de cambiar estos sistemas o regímenes para restaurar un nivel de justicia en el contexto. Un elemento para producir el cambio, y por consiguiente para evitar dejar a los agraviados en condiciones de soledad ética, es generar las condiciones donde sus narrativas puedan ser registradas y tomadas en cuenta para la construcción de un nuevo contexto.

Justice, court, hammer, auction, law. SuccoJustice, court, hammer, auction, law | Succo

Aunque la soledad ética se puede dar tanto en casos de agravio individual como social, hay algunas instituciones que tendrían la finalidad de buscar justicia para aquellos agraviados en casos de violencia generalizada. Es en este punto donde Stauffer también menciona el papel de estas instituciones en permitir la recuperación de las personas agraviadas, o bien, en limitar su capacidad de recuperación, puesto que el componente clave de ser escuchadas puede estar ausente. Las instituciones predominantemente abordadas por Stauffer son las cortes penales y las comisiones de verdad, las cuales aparecen en situaciones posteriores a la resolución de un conflicto violento o a la desaparición de regímenes represivos.

Ambas instituciones tienen una gran diversidad de formas y de procedimientos, dependiendo del contexto donde surjan. Pero en términos generales, Stauffer señala que las cortes penales tienden a centrarse en la responsabilidad de los individuos – partiendo desde una percepción del individuo como un ser autónomo e independiente que, por ende, puede ser visto como el único responsable de sus acciones – incluso por crímenes que solamente son posibles en un contexto de indiferencia hacia los grupos más vulnerables y abuso en varios niveles de la sociedad. Las comisiones de verdad, por su parte, permiten encontrar detalles y narrativas más amplias de los contextos donde se cometieron injusticias de todo tipo, no únicamente las perseguidas por los códigos penales. La desventaja de estas comisiones es que suelen estar enfocadas a la reconstrucción de los países devastados por violencia, y con frecuencia están sujetas a las metas políticas a alcanzar y dejan en un plano subordinado la búsqueda de justicia y los procesos de recuperación de las partes agraviadas. Por ello, señala Stauffer, se reconoce la contribución de estas instituciones a la creación de estabilidad y paz en las sociedades, pero también se deben considerar sus limitaciones y cómo estas instituciones no están necesariamente diseñadas para proporcionar catarsis y recuperación a quienes han sido víctimas de violencia.

Ante todo, resulta crítico que haya redes de apoyo e instituciones que se hagan presentes y estén dispuestas a escuchar a los agraviados y los ayuden en su proceso de recuperación. De esta manera, se pueden generar nuevas narrativas que permitan a las víctimas superar el trauma sufrido y recuperen las condiciones para vivir con estabilidad y seguridad. En un próximo artículo se profundizarán más sobre estos aspectos, así como sobre posibles maneras de alcanzar justicia al mismo tiempo que proporcionar mecanismos de recuperación para aquellas víctimas de violencia. Por el momento, queda reflexionar: ¿Hemos, intencional o accidentalmente, abandonado a una persona y creado una situación de soledad ética? Cualquiera que sea la respuesta, es imperativo tener presente que es responsabilidad nuestra, como humanos, ayudar a alguien que se halle en una situación así.

Portada: Leader | Lucky Lynda


[1] Este artículo va dedicado a mi equipo del curso Ética, Profesión y Ciudadanía, así como a mis profesores de filosofía y ética: José Francisco Zárate, Rafael De Gasperín y Adán Pérez Treviño.

[2] Stauffer, J. (2015). Ethical Loneliness: The Injustice of Not Being Heard. Nueva York: Columbia University Press.

[3] Aunque permea a lo largo de su obra escrita, quizás sea importante referenciar la fuente más teórica que elabora los aspectos de dependencia intersubjetiva de Levinas. Esta obra es De otro modo que ser o más allá de la esencia (2011). Salamanca: Ediciones Sígueme.

[4] Aristóteles (2005). Moral a Nicómaco [Traducción de Patricio de Azcárate]. Filosofía.org. Obtenido el 5 de mayo de 2016.

[5] Kant, I. (2007). Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres [Edición de Pedro M. Rosario Barbosa]. Puerto Rico: Licencia Creative Commons. Obtenido el 5 de mayo de 2016.

¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO?

HURTADO HURTADO, JOSHUA: «Haciendo visible la Soledad Ética (I)». Publicado el 19 de junio de 2016 en Mito | Revista Cultural, nº.34 – URL: http://revistamito.com/haciendo-visible-la-soledad-etica-i/

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Joshua Hurtado Hurtado

Joshua Hurtado Hurtado

Licenciado en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey y Maestro en Relaciones Internacionales con enfoque en Análisis del Discurso por la Universidad de Essex (Reino Unido). Es consultor prospectivista independiente y analista de proyectos en la Secretaría de Desarrollo Social de Nuevo León, México. Sus áreas de investigación están relacionadas con la sensación de pérdida a nivel individual y colectivo, la construcción de democracia y las economías comunitarias.

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