En 2010, García de Marina, un gijonés nacido en 1975, hacía sus primeras incursiones en un mundo hasta entonces tan desconocido como atrayente para él: el de la fotografía. Desde que tomó en sus manos la primera cámara su particular visión sobre el mundo se derramó en las redes sociales hasta llegar al corazón de críticos y galeristas. Actualmente trabaja con la Galería Cervantes de Oviedo y ha realizado diversas exposiciones tanto colectivas como individuales en España.
MITO ha tenido el placer de poder entrevistarle.
Revista Mito: ¿Cómo comenzó tu “romance” con la fotografía?
García de Marina: Comenzó de una manera no premeditada. Hacía unos años que sentía cierta curiosidad al ver a gente por la calle con su cámara réflex y en 2010 me decidí a compara la mía. Al principio no sabía cómo funcionaba pero a base de leer información por internet e ir utilizándola fui aprendiendo como se utilizaba. Ya desde el momento que la tuve supe que tenía algo especial
R.M: El primer lugar donde diste a conocer tu trabajo fue en las redes sociales ¿En cuáles? He leído que te diste a conocer en Facebook… ¿por qué no en una red especializada como Deviantart o Flickr?
G.M: Al principio tuve una galería de Flickr. Fue en febrero de 2012 cuando abrí una página de Facebook y me di cuenta del potencial que encerraba esta red social. Fotografías que colgaba eran comentadas y compartidas al principio por mis amigos para luego empezar a ver a gente que no conocía. Pienso que lo importante de esta red social es la interacción que se puede tener con el público.
R.M: ¿Cómo fue el salto a las salas de exposiciones?
G.M: El éxito y seguimiento de la gente de Facebook fue clave. Al principio en mi página colgaba fotos de diversas temáticas, urbana, paisajística, nocturna etc. También realizaba fotografías para concursos donde solía utilizar objetos. Entre 2011 y 2012 fui preparando una serie únicamente con objetos que sólo mostraba en mi ambiente familiar. Tener las fotografías preparadas y el seguimiento de la gente de Facebook me impulsó a imprimirlas y mostrarlas. El primer sitio donde expuse fue en Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón. La verdad no sabía que poder de convocatoria podía llegar a tener y cuánta gente podía asistir a la inauguración. Me sorprendió gratamente la gran cantidad de gente que se acercó aquel día. Posteriormente vinieron otras exposiciones individuales y colectivas. También me parece muy interesante mostrar mi trabajo a través de publicaciones especializadas. He tendió la suerte de que mi trabajo haya sido publicado no sólo en España, sino en parte de Europa y de América.
R.M: Aunque tus fotografías nos cuentan desde la primera imagen que posees una cualidad especial a la hora de retratar el mundo, cuéntanos: ¿Dónde nace esa visión tan particular? ¿Es innato?
G.M: Yo nunca estudié Arte ni hay nadie en la familia relacionado con el mundo del Arte. Recuerdo que al principio siempre que fotografiaba algo intentaba buscar algo diferente, jugando con encuadres, perspectivas, composiciones etc., siempre buscando un punto de sorpresa o atención por parte del espectador. No hay un día que de repente haya nacido esa visión, quizás desde hace tiempo me sentía atraído por la fotografía de publicidad, que en ocasiones busca el doble sentido de las cosas con una imagen. Me fui presentando a algún concurso fotográfico donde utilizaba un objeto relacionado con la temática al que acompañaba con un slogan para poder reforzar el mensaje. Poco a poco quise llegar a quitar el slogan para que el mensaje estuviese implícito en la propia imagen. Lo conseguí, y ahora lo que pretendo es llegar a realizar una fotografía cada vez más minimalista.
R.M: ¿Existe la inspiración? ¿Y si es así, cómo se presenta?
G.M: Pienso que lo importante es estar en el lugar y momento adecuado. Una conversación, un texto, una canción o incluso un objeto que alguien haya colocado de una manera determinada puede ser el inicio de una idea. En ocasiones puede ser una idea final y en otras tomo nota; cuando transcurre el tiempo puedo llegar a asociarla a otra para llegar a crear una imagen final.
R.M: ¿La obra de algún otro artista te ha servido de inspiración? ¿Por ejemplo los poemas visuales de Joan Brossa?
G.M: No cabe duda que cuando empecé a profundizar en el mundo del objeto puede conocer la obra de grandes autores, tanto fotógrafos, como escritores, como ilustradores que utilizan el objeto como medio de expresión. Aunque a veces es inevitable llegar a utilizar objetos tan cotidianos no busco la inspiración en las conclusiones que han llegado otros autores. Gracias a la página boek861, donde he tenido el honor de ser incluido, he conocido el trabajo de grandes autores españoles que utilizan el objeto en sus composiciones.
R.M: ¿Hay algo de literatura en tu obra? Quiero decir: ¿te inspiras en otras formas artísticas como la música o la literatura?
G.M: Pues no sé si hay literatura, lo que me sorprende de cada fotografía es que a pesar que pienso que el mensaje que intento transmitir está bastante claro, muchas veces me llevo sorpresas y el espectador encuentra otros mensajes ocultos. A pesar que el mensaje es directo y claro, busco que el propio espectador pueda hacer una segunda o incluso una tercera lectura. No busco la inspiración, pienso que en ocasiones llega en el momento menos inesperado. Creo que es clave estar en el momento adecuado y fijarse en los pequeños detalles.
G.M. El mundo es un huevo, para nacer hay que romper un mundo, dijo Herman Hesse en su obra Demian. En tu página de Facebook, la imagen de perfil (por supuesto, obra tuya) es un cascaron roto de huevo. De alguna manera la imagen de Hesse y la tuya se me antojan similares. ¿Es así?
R.M. No conocía su frase pero me parece todo un acierto, y más en mi caso. La fotografía del huevo tiene 4 años y la realicé para un concurso fotográfico cuya temática era la fotografía conceptual. En ese momento desconocía el término conceptual en fotografía, por lo que lo busqué por internet. Al leer la definición del término me fui a la cocina, casualmente estaban cocinando, y vi un huevo abierto. Automáticamente se me ocurrió dibujar unas pequeñas huellas y poner el huevo. Esa fue la primera fotografía conceptual. Para mi representa la vida, y en mi caso el nacimiento fotográfico al empezar a ver y observar las cosas de otra manera.
R.M. Las vivencias, experiencias vitales y objetivos personales dejan huella en la obra de todo artista, consciente o inconscientemente. ¿Cuáles son tus próximos objetivos como fotógrafo?, ¿Existen metas a las que dirigir la evolución de tu obra tanto técnica como estilísticamente?
G.M: Lo que más me gustaría es mostrar mi trabajo fuera de Asturias e incluso fuera de España. En cuanto a la obra, de momento pienso seguir por este camino, intentando transmitir los mensajes con los mínimos elementos posibles.
R.M: Dices que tomas notas para luego hacer las fotos, ¿eres de los que lleva siempre un blog de notas?
G.M: Tomo nota casi en cualquier sitio, fundamentalmente en el teléfono móvil. En ocasiones tomo nota de una idea o de un simple objeto que me ha llamado la atención. Frecuentemente cuando me encuentro con un nuevo objeto lo relaciono con algo que vi hace tiempo, y ahí puede surgir la idea. Lo importante es llegar a hacer un pequeño boceto final de cómo quedará la fotografía, para ello tengo pequeños blocs que voy utilizando.
R.M.: He leído o visto en alguno de tus videos que dices que no usas para nada el retoque fotográfico. Sin embargo la postedición es algo común en fotografía (incluso en la era predigital). ¿Por qué esa resistencia?
G.M.: Uso un pequeño revelado que se basa en ajuste de balance de blancos, de negros y una pequeña máscara de enfoque. Lo que trato es que los objetos sean totalmente manipulados antes de fotografiarlos. Soy bastante escrupuloso a la hora de que todo esté correcto en la fotografía y en su sitio. Doy tanta importancia al espacio que está ocupado por el objeto como al espacio que aparece limpio. En alguna ocasión he quitado en el procesado algunas pequeñas manchas de la tabla de madera que uso como fondo que podían verse en la imagen, simplemente por estética, no porque fuesen a influir en el resultado final. No tengo muy claro esta resistencia al retoque, lo que pretendo es materializar aquellas cosas que veo en mi cabeza.
R.M: Entonces, ¿Crees que se abusa de Photoshop y otros sistemas de edición en el mundo artístico?
G.M: El mundo artístico tiene la ventaja de que a través de diferentes canales podemos llegar a conclusiones similares. Es una opción tan válida como cualquier otra.
R.M: A propósito, ¿qué tipo de revelado en especial?
G.M: Fundamentalmente se basa en el papel utilizado, bien papel de algodón Canson o Papel barytado Hahnemühle, y en los certificados de autenticidad que entrego. Con el tiempo me gustaría experimentar con otros soportes y otras tintas.
R.M: He visto que trabajas con medianos y pequeños formatos. ¿Tiene que ver con cierta humildad o sencillez? He visto que son bastante asequibles en precio, algo que no se ve tan frecuentemente. ¿Entre qué precios te mueves y a que responden dichos precios?
G.M: Son los tamaños que mejor se adaptan a las condiciones espaciales de mis primeras exposiciones. Son precios relativamente asequibles que responden al tamaño, a la exclusividad y a la dificultad actual del público para invertir en fotografía, probablemente a la situación económica actual. Hasta la fecha sólo me movía en dos tamaños 70×100 y 50×70, pero hace poco he empezado a utilizar el tamaño 20×30. Todas las fotografías son seriadas en número de 15 copias, 10 y 5 respectivamente. En el futuro me gustaría imprimir sólo en gran tamaño para destacar la grandeza de los objetos. Los precios van desde los 70 euros a los 450.