En la entrevista que el escritor David Mario Villa Martínez concedió para Mito | Revista Cultural, José Sarzi Amade y Leonor Taiano Campoverde tuvieron la oportunidad de conocer la perspectiva del autor madrileño sus propios trabajos literarios, especialmente sobre su última publicación De levi (sospecha leve de herejía). Inteligente, reflexivo y talentoso, David Mario Villa habla abiertamente sobre sus consideraciones religiosas, filosóficas, sociales y literarias.
Por José Sarzi Amade y Leonor Taiano Campoverde
David Mario Villa Martínez es un escritor madrileño. Estudió vocacionalmente Educación Especial enfocada a discapacidades psíquicas, físicas o sensoriales, trabajando en este sector tanto en centros públicos como privados. Verdadero amante de las letras comenzó a escribir desde adolescente llegando a ganar varios primeros premios de relatos. Es autor de Diario de una Impostura publicado bajo el seudónimo de Miguel Martín y de De Levi (sospecha leve de herejía). Además es integrante del Círculo Literario Mundi Book y coordinador de varias revistas digitales.
La vida de este autor está marcada por una eterna búsqueda metafísica e identitaria, que lo ha llevado incluso a ingresar en un convento, experiencia que él define como un intento inconsciente de sublimar una orientación sexual no aceptada, a abandonar el seminario y a continuar estudiando distintas religiones y filosofías sin encontrar en ellas respuestas permanentes. Esta búsqueda ha producido que David Villa tenga una religión o filosofía personal basada en un poco de todo con la cual pretende ser la mejor persona posible.
En su entrevista para Mito, el talentoso madrileño habló principalmente de su última obra, la novela histórica, la ya mencionada De Levi (Sospecha leve de herejía), la cual tiene como escenario “un lugar de La Macha del que el autor sí quiere acordarse”. La obra narra la historia de Hernán, apodado “el Poseso”, y constituye tanto un trayecto tan vital como un recorrido histórico durante el cual se desentierran para el lector contemporáneo los usos y las costumbres de la vida rural en los pueblos manchegos del s. XVII, además de Toledo o Madrid, y la irracionalidad del Tribunal del Santo Oficio en su causa contra las herejías.
De Levi (Sospecha leve de herejía) es sin duda una excelente novela que puede ser leída tanto desde la perspectiva pseudo-histórica, como desde la perspectiva ideológica (e inclusive iniciática). Se trata de una obra que seguramente dejará grandes huellas en la literatura española y que nos permitimos calificar como una de las mejores novelas históricas de los últimos tiempos. David Villa ha logrado construir una trama bien articulada y sofisticada, utilizando un léxico adapto a las cuestiones teológicas y filosóficas vigentes en aquel periodo histórico.
Os invitamos a conocer más sobre este excelente autor y su interesante novela por medio de esta entrevista exclusiva para Mito | Revista Cultural.
Revista Mito: Buenos días David, muchas gracias por esta entrevista.
David Mario Villa Martínez: Buenos días José y Leonor. Gracias a ustedes por ofrecerme esta oportunidad.
R.M. Hablemos un poco de usted y su relación con la escritura. ¿A qué edad comenzó a escribir?
D.M.V. Lo cierto es que comencé a escribir desde muy joven, en la adolescencia, ya fuera para mi propio disfrute y entretenimiento personal o para participar en concursos literarios en los distintos centros educativos en los que estudiaba. El ganar varios primeros premios me di cuenta de que, tal vez, tenía ciertas cualidades que merecían ser exploradas con más profundidad. Así lo hice. Inicialmente, como cualquier novato, me centré en relatos cortos. Posteriormente pasé a la novela.
R.M. Usted vivió en un seminario durante casi dos años. ¿Cree usted que esta etapa de su vida ha influenciado su creación literaria?
D.M.V. Efectivamente ingresé en un convento durante casi dos años: el postulantado y el noviciado; me salí antes de hacer los votos simples. Creo que esa etapa de mi vida tiene cierta influencia en mi obra pero no es la más evidente. Simplemente fue una fase más en mi búsqueda por obtener respuestas a preguntas e inquietudes, en este caso desde el catolicismo. He indagado en varias religiones, tendencias filosóficas, ciencias (física cuántica en especial) y corrientes espirituales. En la mayoría de los casos no obtenía respuestas para algunas cuestiones, solo servían para un periodo de tiempo determinado o me llevaban a nuevas preguntas. No me agradan los dogmas ni las jerarquías y escapo de ellos. Me agrada adquirir nuevos conocimientos pero sin convertirme en fanático o tener que seguir a una cabeza visible que me diga como he de pensar, sentir o vivir. Creo más en un proceso interior individual de toma de conciencia y coger aquello con lo que me identifico; en definitiva soy hereje… (Risas).
Presentación en la Biblioteca de Castilla la Mancha de Toledo
R.M. ¿Por qué usó un seudónimo para escribir Diario de una impostura?
D.M.V. Fue un consejo de la editorial en la que publiqué mi primera novela y con la que he rescindido el contrato, buscando una nueva editorial, aunque esté en la actualidad en versión kindle en Amazon bajo mi nombre real. La causa fue que la Iglesia y la homosexualidad no eran buenos compañeros de viaje para la Jerarquía. De hecho hubo varios intentos de demandas y represalias más o menos sutiles que fueron frenados por el uso del seudónimo.
R.M. Hablemos de su última obra, De levi (sospecha leve de herejía). ¿Podría explicarnos el título de la obra?
D.M.V. El título obedece a uno de los cargos o acusaciones por los cuales el Santo Oficio podía imputar a una persona por posible herejía o contravenir la fe desde el punto de vista del pensamiento único, las supersticiones y la ignorancia. Todo lo que no se entendía o se salía de lo habitual podía ser susceptible de ser valorado como herejía en distinto grado. Las delaciones secretas contra el reo podían tener un trasfondo honesto o una venganza personal encubierta. El agravante añadido era que el reo no sabía los cargos, era considerado culpable desde el comienzo del proceso y tenía que demostrar su inocencia mediante interrogatorios en los que podía dar nuevas informaciones que añadieran más cargos, aumentaran las penas o las penitencias. Su estructura piramidal es aparentemente simple, pero su proceso extremadamente complejo e incluso contradictorio en algunas ocasiones. De levi se puede traducir como sospecha leve de herejía, siendo una de las imputaciones menores en comparación al resto, pero no por ello menos temible y de consecuencias imprevisibles.
R.M. ¿Ha pensado en escribir una trilogía de De levi usando los títulos De vehementi y De violenti?
D.M.V. Aunque para muchos lectores la novela puede dejar un final abierto, incluso utilizando nuevos recursos o personajes, no me lo he planteado. La novela es hija de su tiempo y circunstancias, de asumir situaciones personales que no tenían como finalidad inicial la creación de una novela. En realidad era el conocer e indagar sobre el tema de la epilepsia a un nivel personal, ya que a raíz de una agresión laboral cuando trabajaba como educador de disminuidos psíquicos apareció esta dolencia. En el centro ingresaron varios alumnos a los que convenientemente se les había extraviado los historiales médicos y que padecían otras patologías asociadas como la psicopatía, sociopatía y esquizofrenia entre otras. Incluso enmarcar la novela en un periodo histórico y ciudades concretos no fue más que un entretenimiento personal aprovechando mi estancia en Toledo por varios años. Jamás pensé que fuera algo que terminaría publicando hasta que mis amigos me animaron a intentarlo y la editorial Mundi Book se interesó por la novela.
Ahora tengo otros intereses y proyectos personales que difieren mucho de los de aquellos momentos.
R.M. ¿Cuánto tiempo le tomó la construcción de la historia?
D.M.V. Entre unas cosas otras, incluida la recopilación de documentación en archivos, museos de costumbres, museos de pintura, consultas a médicos, curanderos y otras fuentes, algo más de tres años. Indagar en la época del siglo XVII desde distintos puntos de vista fue laborioso y por suerte conocí gente que me apoyó. Las entrevistas personales acerca de oficios ya perdidos o casi perdidos también fueron complicadas aunque muy satisfactorias.
R.M. ¿Cómo nació el personaje de Hernán?
D.M.V. El personaje de Hernán, al que considero un hilo conductor que nos muestra la época, la reacción y evolución de su familia y vecinos, surgió de manera espontanea. Tal vez tenga algo de mis propias inseguridades y miedos al comienzo de la aparición de mi dolencia, pero trasladados a una época mucho más ignorante e intolerante. Por otro lado, me pareció un buen enfoque para enlazarlo con la Inquisición. Yo, al menos, no he conocido o leído nada novelado desde ese punto vista.
R.M. ¿Existen puntos en común entre usted y Hernán?
D.M.V. Como ya he comentado el nexo es la epilepsia. El nace con ella, en mi caso es a raíz de una lesión por agresión en edad adulta. Eso hace que, bruscamente, cambie la vida y manera de relacionarse. Muchos amigos y compañeros de trabajo desaparecieron por el camino en poco tiempo. En cierto modo se pasa por una especie de duelo por lo perdido y hay que reinventarse ante tratamientos fallidos y efectos secundarios no deseados por los diversos tratamientos. Tuve que centrarme, poco a poco, en el momento presente y en posibles futuros según mi actitud.
Por otro lado, hay puntos en común con respecto a las crisis; las de Hernán se pueden considerar las más identificables medicamente, pues existen más de cien tipos diferentes de epilepsia. Es de manual de libro en muchos aspectos y la más familiar para los profanos.
Otros personajes también tienen algo de mí: el Quemao, la Meñique, la Fea y varios más. Los considero como una evolución propia manifestada en otras tramas de la historia y sus personajes. Ante el miedo y la ignorancia algunos personajes progresan en la medida de lo posible dentro de su época, otros permanecen en su zona de confort.
R.M. ¿Piensa usted que Hernán es una víctima de la sociedad?
D.M.V. Considero a todos los personajes situados en aquella primera mitad del siglo XVII como víctimas, ya sea por miedo, ignorancia, supersticiones o imposición de una única forma de pensar. Hernán puede ser una víctima mucho más evidente en la novela por ser de etnia gitana y padecer las crisis comiciales, pero mediante su interrelación con el resto de los personajes podemos comprobar que los juicios, prejuicios y esquemas mentales abarcan a todos. Cada uno los enfrentará a su manera y algunos lograran cierta conciencia de sí mismos y tomaran decisiones propias. Las mujeres son también víctimas de una forma especial ya que son consideradas como amas de casa y reproductoras, poco más que un objeto en la mayoría de los casos, esencialmente en las zonas rurales. Me gusta la manera en la algunas de ellas se rebelan dentro de sus posibilidades.
R.M. Hernán es el hijo de una adivinadora y es sospechoso de herejía. ¿Existe un determinismo social en su obra?
D.M.V. En cierta medida sí, pero el determinismo social implica a todos en distinta medida, ya sea por razones de educación o ausencia de ella, pureza de sangre o hidalguía comprobada. Hernán parece haber recibido desde el nacimiento las peores cartas en una partida no deseada. Ascender en la pirámide social es prácticamente imposible, salvo para algunos pocos personajes del Santo Oficio, de la realeza o alta burguesía. También queda de manifiesto cierto determinismo en los conflictos bélicos y el casi nulo poder de elección para implicarse en ellos voluntariamente con todo conocimiento, especialmente a causa de la pobreza.
R.M. ¿Cuál es la función de la epilepsia en la obra?
D.M.V. En gran parte he intentado que sea divulgativa y cercana, sin abusar de tecnicismos médicos. Por otro la epilepsia es una particularidad del personaje que puede ser sustituida por otras muchas: orientación sexual, distintos tipos de limitaciones físicas, psíquicas o sensoriales, ignorancia por parte de la sociedad. Hernán es una especie de símbolo viviente del miedo que produce lo que no se comprende y que por lo tanto rechazamos e incluso intentamos eliminar en lugar de intentar comprenderlo. Hay juicios y prejuicios que aparecen contra él y a su alrededor, especialmente cuando acontecen otros sucesos aparentemente inexplicables de los que se le va haciendo responsable.
El conocimiento antiguo de los griegos, romanos, árabes, judíos con toda su sabiduría al igual que errores, ha sido olvidado y mediante el pensamiento único de la Iglesia es considerado hereje, aunque en cierto modo se aproxime más a la realidad en muchos aspectos, especialmente el médico.
R.M. ¿Qué papel desempeña la Inquisición en su novela?
D.M.V. Su papel es muy importante y, personalmente, casi lo definiría como un personaje más. Si bien el Inquisidor, Fiscal, Defensor y Consejeros están bien definidos y tienen su individualidad en el Santo Oficio tienen rasgos, creencias, emociones y maneras de actuar tan homogéneas en su fondo que la Inquisición podría ser considerada un personaje complejo.
Por otro lado, al igual que Hernán, es un símbolo del pensamiento único, de la opresión y de la imposición. En la actualidad pensamos que hemos evolucionado mucho al respecto, que tenemos una democracia, libertad a pesar de los medios de comunicación que nos manipulan, que somos más cultos. Desde mi punto de vista vivimos bajo una forma de Inquisición más refinada y sutil, en ocasiones interiorizada al ser nuestros más duros jueces. Creemos lo que creen la mayoría, en un sentido o en otro, y nos hacemos escasas preguntas nuevas y originales. Solo hay que ver el radicalismo de algunas tendencias políticas o creencias religiosas. Como mucho vivimos en una dualidad oscilante en la que nos posicionamos por influencias e informaciones exteriores y no tanto por vivencias o reflexiones propias. Nos posicionamos identificándonos en supuestos ya conocidos y no exploramos demasiadas posibilidades nuevas al ser consideradas como utópicas, imposibles o simplemente irreales. Nuestros pensamientos y emociones se hacen dueños de nosotros y nos dominan y no al contrario. Nosotros no somos conscientes de nuestro potencial para vivir la realidad de una manera más creativa, positiva y consciente independientemente de las circunstancias exteriores. Dentro de trescientos años, ¿qué dirán de nosotros, de nuestra época?
R.M. ¿Cree usted que la Inquisición lo habría catalogado como un author dannatus?
D.M.V. Si consideramos que hay una crítica y enfrentamiento con el pensamiento de la época, sus maneras y opresión la respuesta es evidente.
Intrumentos de tortura empleados por la Inquisición
R.M. ¿Ha enviado algún ejemplar de la obra al que fue su seminario?
D.M.V. Lo cierto es que ni me lo he planteado. Han transcurrido muchos años. Los que fueran mis maestros habrán fallecido y los que fueran connovicios han abandonado el convento o trasladado a otras provincias o países. Bien es cierto que un sacerdote fue, en su momento, uno de los asesores para comprobar la fidelidad de la obra en su faceta religiosa anterior a las modificaciones del Concilio del Vaticano II. En general no me interesa la aprobación positiva o negativa de la Iglesia más allá del rigor histórico.
R.M. ¿Cuáles son sus planes para el futuro?
D.M.V. Quiero revitalizar Diario de una Impostura, pues creo que a pesar del tiempo transcurrido puede ofrecer mucho al lector, que puede tener una visión real de la moral y la sociedad del comienzo de los años ochenta a nivel sociopolítico, religioso y sexual. Considero que tiene vigencia constante a causa de muchos de los recientes acontecimientos que estamos viviendo y de los que, lamentablemente, somos testigos a pesar de nuestras protestas. Por desgracia muchas de las editoriales especializadas en temas LGTB están sucumbiendo ante la situación económica, pero no pierdo la esperanza.
Estoy preparando una antología de relatos cortos. Algunos de ellos aparecen en mi blog El Arcón de las Fábulas y otros son inéditos. Así mismo quiero continuar mis colaboraciones en las diversas revistas digitales en las que soy coordinador o redactor, como es el caso de GAY+ART o sexológicos.
Pretendo continuar en el Círculo Literario Magerit con las lecturas, talleres y otras actividades que realizamos varios compañeros con mucha ilusión y entusiasmo.
Finalmente, estoy trabajando en otra novela a la que no puedo encasillar en un género literario. Si bien requiere gran documentación histórica de distintas épocas y países tiene componentes fantásticos, espirituales que pueden llegar a sorprender al lector. También considero esto como un aprendizaje personal que, de alguna manera, intentaré plasmar en la novela. Como en De Levi (sospecha leve de herejía) tendrá muchos personajes y tal vez los supere. Siempre hay sorpresas para el propio escritor que, en numerosas ocasiones, comprueba que su obra cobra un ritmo propio en la que algunos personajes insisten en que tienen más que contar.
R.M. Lamentablemente esta entrevista ha llegado a su fin. Muchas gracias por habernos permitido dialogar con usted sobre una de las mejores novelas que han sido publicadas en los últimos meses.
D.M.V. Muchas gracias a ustedes por haberse fijado en ella, leído y ofrecerme esta amena entrevista con la que he disfrutado mucho. Un saludo a todo el equipo, a los lectores de Mito y de mi novela.
Portada: Presentación en la Librería Lé de Madrid. Foto de Carmen F. Mat.