Han pasado más de tres meses desde que Madrid celebrase uno de sus Orgullos más multitudinarios, una festividad que se ha convertido con el paso de los años en una de las más emblemáticas de la capital española. Tras un pregón en el que se reconoció la labor de Pedro Zerolo y se recordó que se celebraban diez años de la ley del matrimonio homosexual, Apoyo Positivo y su plataforma de cambio social, Está Pasando, presentaron el tráiler de lo que será el proyecto documental sobre el Orgullo más ambicioso y completo que se ha realizado hasta la fecha en nuestro país.
Hablamos de “Orgullo, el documental”, un repaso por la historia del Orgullo de Madrid, un recorrido íntimo y emocional del movimiento de liberación homosexual al modelo de orgullo que vivimos actualmente. Para conocer un poco más el proyecto, Revista Mito, ha tenido la oportunidad de hablar con Jorge Garrido, activista, comunicador, director de Apoyo Positivo y ahora, director también de “Orgullo, el documental”.
Revista Mito: A pesar de tener experiencia en marketing y comunicación, «Orgullo, el documental» es tu primera incursión en el cine, ¿cómo se lleva ésta nueva experiencia y cómo se produce la colaboración con Afi Oco y María Lamuy?
Jorge Garrido: Desde la ONG que dirijo, Apoyo Positivo, llevamos un tiempo apostando por los proyectos de carácter creativo, audiovisual y artístico para contribuir al cambio social. La comunicación social es uno de los pilares más importantes de nuestra entidad y hemos podido constatar cómo, a partir de este tipo de proyectos, el impacto que conseguimos en la comunidad con nuestras campañas y actividades es mucho mayor, lo que facilita los objetivos sociales que nos planteamos.
Nuestra metodología de trabajo con la comunidad es lo que llamamos co-creación. Nos sentamos a trabajar con miembros de nuestros colectivos objetivo y diseñamos los proyectos creativos necesarios. Así surge Orgullo, el documental y la colaboración con I LOOP YOU, Afi Oco y María Lamuy, parte de esa comunidad diversa en la que intervenimos y con las que llevamos ya años trabajando, a nivel creativo, nuestros materiales.
Personalmente está siendo toda una experiencia, descubrirse como un agente de cambio social a través de un proyecto tan creativo y artístico es, si cabe, un pequeño gran sueño.
R.M.: ¿Cómo surge un proyecto tan ambicioso y atractivo como «Orgullo»? ¿Por qué cine documental?
J.G.: Nunca pensamos que lo que inicialmente iba a ser una campaña y un video promocional para el propio Orgullo LGTBI 2015 iba a dar pie a toda una película documental, pero esta metodología de trabajo precisamente permite ser más efectivo y ajustar las ideas a las necesidades del grupo humano para el que trabajamos y así, juntando ideas, demandas y testimonios, surgió la idea de realizar, por primera vez en la historia, un documental sobre el movimiento de liberación homosexual en nuestro país y lo que hoy se conoce como el Orgullo LGTBI estatal ¡Hasta ahora no había nada hecho en más de 30 años!
Una película documental permite recoger realidades y marcar hitos históricos. Ha sido un año con muchos cambios positivos para la comunidad LGTBI internacional y la evolución de un largo camino de lucha por unos derechos e igualdad, por lo que creímos muy necesario dejar un testimonio audiovisual de lo que ha supuesto un nuevo “apartheid” social, contra el diferente. Como dijo en su momento Kofhi Anan, “el miedo al estigma conduce al silencio y el silencio es la muerte”. Tras las primeras coordinaciones, sentimos que teníamos que poner voz e imágenes a las historias de esos luchadores y luchadoras, de esas personas que superaron el miedo, que no tenían ya más que perder, quizá por un principal motivo: que no se olvide lo que hicieron, que no se olvide su lucha, porque ésta, significa nuestros derechos.
R.M.: Películas como «Milk» o «Pride» han acercado a todo tipo de públicos la lucha del colectivo LGTBI por sus derechos, ¿crees que en España faltan ese tipo de referentes audiovisuales? ¿es «Orgullo» una respuesta a esa situación?
J.G.: Absolutamente. España se enarbola como referente de derechos LGTBI en todo el mundo, pero la representación del colectivo se queda normalmente en el espacio de ese colectivo, no en el general de la sociedad, al revés, suele haber una imagen un poco distorsionada a través de los medios. No existe la visibilidad en todos los sectores sociales como puede existir en EEUU u otros países y las referencias relacionadas, incluidas las artísticas, no suelen proyectarse de manera generalista a toda la sociedad.
En nuestro país, no hace tanto tiempo, cualquier persona LGTBI estaba condenada a la exclusión social, torturas, vejaciones, ausencia de libertad o muerte. Este tipo de situaciones no han ayudado a un diálogo acerca de la diversidad más amplio y que alcance todos los sectores de nuestra sociedad, por lo que los referentes en proyectos artísticos han estado, como decía anteriormente, en proyectos del propio colectivo o vinculados íntimamente a éste. Se han dado proyectos y creadores que han recogido muchos aspectos del colectivo, han reflejado en sus obras factores del mismo, pero quizá estamos todavía escasos de proyectos que reflejen la propia lucha en nuestro país del mismo o referentes que sitúen a esas personas en el lugar merecido, con un reconocimiento social adecuado.
Todavía España es un país en el que se rinde homenaje a personas que poco han hecho por los derechos humanos y por una sociedad igualitaria y esperamos que con proyectos como “Orgullo, el documental” poco a poco nuestra sociedad les celebre y haga lo mismo con algo tan esencial para la igualdad social como es la diversidad.
R.M.: Desde Apoyo Positivo y Algo está Pasando realizáis numerosas campañas de concienciación sobre VIH, no discriminación, etc. ¿repercute esa experiencia en labores de sensibilización en la elaboración del documental?
J.G.: La prevención, en todas sus variables, es comunicación. Es un ejercicio de marketing y comunicación social en el que, partiendo de las necesidades y “gustos” del colectivo objetivo, se estructuran elementos comunicativos y de sensibilización intencionados y con un propósito.
Una película documental es un ejercicio más de esa comunicación o marketing social y un nuevo elemento para hablar de aspectos del colectivo diana y de acercarlos al resto de la sociedad de una forma diferente y atractiva para el público. La experiencia de estos años con la propia comunidad protagonista, el colectivo LGTBI, nos ha permitido tener suficientes recursos para desarrollar adecuadamente su contenido y para marcar la línea informativa del proyecto, para saber mejor qué reflejar y qué decir.
Es la primera incursión en un proyecto documental de este tipo, pero anteriormente han existido muchas campañas y proyectos que nos han permitido llegar a este, por lo que no somos “tan novatos” en la elaboración audiovisual y, a la vez, tenemos la perspectiva de formar parte de lo que reflejamos, por lo que esperamos que el mensaje final sea más contundente y efectivo. Somos de “los raros” que piensan que todo lo artístico es social y como elemento de comunicación y expresión debería ser una herramienta que provoque una sensibilización o contribuya al cambio.
R.M.: La situación actual del cine español es complicada y más aún cuando se trata de proyectos de bajo presupuesto o de producción independiente, ¿qué obstáculos ha tenido que superar «Orgullo»?
J.G.: La financiación para proyectos de este tipo no existe. Debemos trabajar con fondos propios y con contribuciones privadas para desarrollar la mayoría de nuestras campañas, porque la administración pública no cree específicamente, ni apoya, los trabajos preventivos y educativos, sobre todo en aspectos como la salud sexual y los derechos sexuales y reproductivos. Menos aún cuando te sales de los proyectos de corte tradicional en ONGs y, de repente, desarrollas un documental.
Pero el trabajo que hacemos junto a la comunidad hace que los presupuestos sean más manejables, que trabajar en manos de compañías o agencias de comunicación, aportemos trabajo y desarrollo creativo a creadores directamente y obtengamos un producto mejor diseñado y más efectivo en sus objetivos, por lo que la rentabilidad está más equilibrada.
Los principales obstáculos de Orgullo, han venido más por la desconfianza en el proyecto y la poca participación inicial en él, de gente, entidades y responsables que creíamos iban a ser más colaborativos. Es un proyecto que ha sorprendido desde dentro, por su creación, lo innovador en temática y formato, pero el solo se ha ido abriendo camino y consiguiendo crear las expectativas que merece.
R.M.: El Orgullo de Madrid se ha convertido en una de las celebraciones más emblemáticas de la capital española y su fama internacional es indiscutible. Tendremos que esperar al estreno de «Orgullo» para poder verlo pero, ¿cuál crees que es el cambio más notable entre esas primeras manifestaciones y éstas últimas?
J.G.: La evolución del orgullo como marcha reivindicativa es evidente y clara. Todo comienza como una lucha de derechos, como una defensa férrea, contra las propias fuerzas de seguridad y las leyes, por los derechos humanos, hasta que se formula un nuevo concepto que es lo que hoy se denomina como Orgullo comercial. Parte del movimiento social y empresarios del colectivo se dan cuenta que en otros países como EEUU una fórmula de reivindicación más festiva, con un punto de celebración de libertades, en vez de modelos más clásicos de manifestaciones, comienza a tener mayor impacto social y consigue una mayor atención mediática y, por lo tanto, un avance más rápido en esa lucha de derechos. El problema que quizá se puede ver en esa evolución es cómo ese modelo comercial se ha ido comiendo a la lucha de derechos, yo diría que, hasta el punto, de que ni siquiera los propios miembros del colectivo LGTBI saben de sus propias necesidades y problemas por los que todavía luchar y reivindicar y se están silenciando muchos de ellos e incluso invisibilizando muchas realidades de cada una de las letras de la sigla LGTBI.
Hay un paralelismo en lo que hemos vivido en la sociedad general, el capitalismo agresivo sobre los derechos sociales y la sociedad igualitaria, en la evolución del modelo de orgullo LGTBI, hasta el punto de que existen dos celebraciones paralelas, la del 28 de junio, día oficial del orgullo y fecha en la que se celebran la mayoría de los orgullos a nivel provincial y el primer fin de semana de julio, el primer sábado, cuando se celebra la marcha nacional en Madrid, el que verdaderamente es reconocido como el Orgullo, con mayúsculas. El documental habla de todos estos cambios y evolución desde todas las perspectivas y posibles protagonistas y ahí reside lo especial y significativo de este proyecto.
La comunidad es la que quiere poner un alto en su propia evolución y modelo y reflexionar sobre el futuro y visión de esta celebración para hacerla más inclusiva, no sólo del colectivo LGTBI, más sostenible y, sobre todo, que realmente contribuya a las necesidades y problemas del propio colectivo.
R.M.: ¿Están dando los medios una mayor visibilidad al carácter festivo del Orgullo que al reivindicativo? ¿es posible que se está perdiendo la esencia de las primeras manifestaciones?
J.G.: La reivindicación sigue presente pero, como te comentaba anteriormente, bastante diluida por un modelo comercial en el que se proyectan otros mensajes, los cuales habría que analizar y valorar su conveniencia. No sólo por lo que proyectan de la propia comunidad LGTBI hacia el resto de la sociedad sino, y principalmente, hacia dentro de la misma.
La comunidad se queja muchas veces de lo que los medios sacan o quieren sacar del orgullo, pero la propia comunidad debe tener algo de responsabilidad en ello, precisamente por lo que se está proyectando en el momento de mayor visibilidad de la misma.
Esta claro que existe un acuerdo común entre todos los miembros de la comunidad, y es algo que se refleja en el proyecto documental: hay necesidad de un cambio en el modelo y se debe reestructurar, no sólo por el propio orgullo estatal de Madrid, sino porque éste sirve de espejo para todos los orgullos que se están celebrando en el resto de ciudades de España y en muchas otras capitales del mundo.
R.M.: En este sentido, ¿crees que las nuevas generaciones desconocen esa larga lucha por la igualdad de derechos? ¿cuánto de homenaje y cuánto de denuncia hay en «Orgullo»?
J.G.: Las nuevas generaciones han crecido con mucho camino recorrido y hecho y sorprenden, por ejemplo, comportamientos que reflejan, como discriminación a otros miembros del propio colectivo. Hace poco hablaba con un amigo gay ya mayor que ha vivido y trabajado toda la vida en Chueca, y me decía que se sentía decepcionado por ver cómo las nuevas generaciones ridiculizaban a transexuales que de edad avanzada que no pudieron pasar por un cambio de sexo u hormonarse, o cómo había mucha “plumofobia” dentro del propio colectivo.
A su vez, no existe un verdadero sentimiento de comunidad, no se navega hacia un mismo punto o con un timón común y esto debe ser analizado y entender que tiene un punto de origen y causa sobre el cual se tiene que trabajar. Principalmente porque la consecución de derechos y libertades tiene sentido cuando se respetan y se dejan espacios para todas las personas, no sólo para, de nuevo, un modelo normativo de ser LGTBI. Sino habremos trabajado y luchado muchos años para convertirnos en aquello de lo que queríamos salir como colectivo y la diversidad volverá a transformarse en uniformidad. Y el colectivo LGTBI es de todo menos uniforme.
Por ello, Orgullo el documental es un homenaje a esa diversidad, a todas esas personas diferentes y a su valor y entereza en los primeros años para levantarse y alzar la voz por muchas otras personas que permanecían en silencio, pero, a la vez, esperamos que sea un material de denuncia, de lo que falta socialmente por hacer con respecto al colectivo LGTBI, de ruptura y necesidad de finalización de ese apartheid, y de mirada y autoanálisis interno para que, entre todos, consigamos un avance en ese objetivo de una sociedad igualitaria, en la que ser uno mismo, no suponga nunca más un problema.
Como decimos en el propio tráiler especial para el orgullo 2015, mientras siga habiendo una sola persona en el mundo castigada por su diversidad, nuestra sociedad deberá seguir celebrando y reivindicando una diversidad de orgullos.
R.M.: «Orgullo» cuenta con numerosos rostros conocidos pero seguro que muchos otros continúan quedándose en el tintero. A pesar de los avances en materia de igualdad, ¿sigue siendo complicado que la gente “de la cara”? ¿Cuáles son las medidas más inmediatas que deberían llevarse a cabo para seguir avanzando hacia la igualdad?
J.G.: De nuevo España y sus personajes conocidos suspenden en la visibilidad de la diversidad. Es fácil reconocer y ver a determinadas personas del colectivo LGTBI dando la cara y defendiendo las libertades sexuales y la diversidad, pero normalmente, como comentaba con los trabajos artísticos y audiovisuales, siempre relacionados con determinados ámbitos laborales.
Si uno está cerca de la vida social y mediática, o artística, conoce a muchísima gente que pertenece a alguna de esas siglas LGTBI, ¡cómo no! Pero también sabemos de la reticencia que todavía hoy existe a la hora de hablar de nuestra opción sexual por miedo. Miedo ya no quizá al rechazo, algo que ha avanzado en una sociedad como la española, pero si miedo a un impacto en nuestra vida profesional. Esto se agudiza aún más cuando a la diversidad sexual le añades algún ingrediente como el VIH. ¿Hay algún personaje público y conocido que haya salido manifestando su condición de persona que vive con VIH, como ha ocurrido en otros países? No. España todavía es un país de una doble moral muy estigmatizante y esto condiciona la visibilidad y realidad de la diversidad de nuestro entorno.
Las medidas más inmediatas para la igualdad deben pasar, a nuestro modo de ver nuestro trabajo desde Apoyo Positivo, por las tres áreas en las que intervenimos:
- Medidas de salud: debe haber un acceso igualitario a los recursos sanitarios para la diversidad y el colectivo LGTBI. El VIH y algunas ITS siguen siendo un problema al que cada vez se le mira desde más lejos y con menos atención y recursos y afecta de nuevo a un número significativo y cada vez mayor de población. O por otro lado, el acceso a los tratamientos para personas transexuales, con el fin de permitirles ser ellas mismas, se sigue limitando a determinadas edades, cuando el proceso de cambio de sexo se hace más complejo que si se tramitara en edades más tempranas.
- Medidas educativas: España sigue siendo uno de los países de la UE en el que no se incluye la educación sexual y afectiva como una materia integral en los planes educativos, es más, España es uno de los países que vota siempre en contra de esta medida como algo general en toda la Unión Europea. La educación sexual y afectiva no es algo dependiente de valores y morales, es un pilar básico del desarrollo personal de un adolescente y debería ser una de las principales materias en las que se les forme, no sólo por evitar problemas posteriores como el VIH u otras ITS, sino tras consecuencias que lamentamos socialmente como embarazos no deseados, violaciones, violencia de género, bullying, suicidios adolescentes, trastornos alimenticios, etc.
- Medidas de derechos y legales: desde retomar la propuesta de ley para no discriminación que el gobierno rechazó al principio de su última legislatura, en la que se garantizaba una igualdad a cualquier persona a pesar de su condición, género, raza, etc. hasta medidas legales más simples y que ya son reconocidas, como perseguir y condenar los denominados delitos de odio, que siguen aumentando día a día en nuestras calles, con palizas a miembros del colectivo LGTBI. Incluso algo tan básico como que una persona transexual pueda tener un DNI con su nombre y su identidad real.
Todas estas medidas dependen de nuestras administraciones públicas y representantes, pero debe haber también un compromiso social, mediático y de personajes públicos que presione para que todo esto sea una realidad lo antes posible, porque mientras tanto, la que no evoluciona es nuestra sociedad, no solamente un colectivo que se puede considerar minoritario, sino que afecta a los derechos de toda la población.
R.M.: Y para ir finalizando, ¿cuándo podremos disfrutar de «Orgullo»?
J.G.: En estas semanas de septiembre y octubre estamos terminando la post-producción y edición final, así como detalles como los subtítulos en inglés, ya que queremos moverlo por el circuito internacional. El estreno abierto dependerá de si lo conseguimos presentar a festivales nacionales e internacionales, uno de nuestros objetivos, en ese plan de difusión y trabajo de sensibilización que queremos hacer con él. Pero esperamos que pueda estar disponible, al menos en los primeros pases, a finales de este 2015 principios de 2016.
¿CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO? http://revistamito.com/entrevista-a-jorge-garrido-director-de-orgullo-el-documental/ : «Entrevista a Jorge Garrido, director de «Orgullo, el documental»». Publicado el 6 de octubre de 2015 en Mito | Revista Cultural, nº.26 – URL: |
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