A las once y media de la noche del jueves 30 de octubre de 2014, Pierre Bastien, músico francés, compositor y constructor de instrumentos musicales experimentales, finaliza su concierto en un íntimo bar de Igualada, una pequeña ciudad de Cataluña. Tras la expectación del concierto y la brillante oportunidad que se nos ofrece, decidimos entrevistar a quien que en otro tiempo trabajó junto con grandes artistas como Dominique Bagouet, Pascal Comelade o Pierrick Sorin.
Pierre Bastien ha desarrollado una orquestra doméstica y privada constituida por decenas de robots de Meccano, músicas tradicionales y también a veces objetos mundanos. En estas máquinas reagrupadas bajo el término Mecanium el músico francés registra sus álbumes y realiza sus conciertos creando un impresionante paisaje de sonidos e imágenes. Mito | Revista Cultural ha tenido la increíble ocasión de entrevistarlo.
Revista Mito: Escuchando tus conciertos es imposible no concebir tus producciones como un laboratorio del sonido, como un taller de música.
Pierre Bastien: Yo intento crear un pequeño mundo y luego hacer ese paisaje sonoro. Crear el paisaje sonoro en miniatura, sobre una mesa, explorarlo en vivo delante del público. Mi primera intención es hacer música creando ese paisaje sonoro, a la vez que es un teatro de objetos, porque la máquina no es igual durante toda la obra, sino que se va montando, cambia de forma con diferentes elementos a lo largo de la producción musical y del concierto: todo cambia de forma según el momento del concierto. Y lo más importante, que estando sólo, no quiero que la gente se aburra, haciendo música experimental como hago.
R.M: Sin duda alguna estamos ante música experimental, pero podríamos decir que estás también en algún tipo de corriente, ya sea vanguardista, transvanguardista…
P.B: No es mi idea el estar clasificado, sino que es hacer música y hacerla a mi manera; en todo caso, es una consecuencia de hacer algo experimental, aunque no es mi intención. Sé tocar un poco de todo pero no me apetece hacerlo delante de un público, sino hacer algo nuevo.
Extracto del concierto de Pierre Bastien en Igualada del 30 de octubre de 2014
R.M: Vayamos a tus inicios, ¿sabrías cuantos objetos tienes?
P.B: Llevo más de 40 años que hago conciertos. La primera máquina la construí en los años setenta y ahora pertenece a Pascal Comelade. Paré durante unos años pero volví. Podría decir que tengo alrededor de unos 300 objetos, pero no los cuento, no lo sé concretamente.
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R.M: Una de las características que vemos en tus composiciones es la mezcla de elementos antiguos con elementos nuevos como lo son tus objetos musicales.
P.B: Me parece que con elementos antiguos puedes hacer cosas nuevas: hay músicos que se dedican a tocar el Laptop porque es nuevo, pero también hay otros músicos que siguen tocando con instrumentos anteriores o inventan también. Por ejemplo, con una trompeta se puede seguir haciendo cosas nuevas, especialmente mezclando cosas. Es realmente un placer introducir en mi música a los músicos del pasado: hago bucles con esas músicas. La humanidad ha realizado muchas películas con muchas músicas distintas y eso son archivos enormes que me permiten crear nuevas composiciones al mezclarlas con mis máquinas, pero no sólo mezclo a nivel sonido, sino también a nivel visual.
R.M: ¡Sin duda! En el directo podemos ver como las imágenes proyectadas en la pantalla se mezclan con los sonidos que vas creando, configurando todo un paisaje que sumerge al espectador.
P.B: Es cierto que en el concierto se mezclan los sonidos, las imágenes en vivo y yo tocando. Nada es gratuito. El sonido y la imagen se mezclan y quedan reflejados en la pantalla también. Quiero dar algo de sonido e imágenes para satisfacer con todo muy conectado. Mi trabajo, a pesar de ser también música electrónica, se diferencia del DJ ya que lo que hago no es un collage de dos obras sino una mezcla de la cual surge algo nuevo.
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R.M: ¿Cuáles podrías considerar como tus influencias más directas?
P.B: Muy diversas: me gustan gran variedad de músicas, como por ejemplo las tradicionales de África y otras muchas músicas negras; también el jazz y otras tantas músicas de Europa central, de Cuba, de todos los lugares. También el Arte me inspira, como lo hace Francis Picabia, o la misma Literatura, aunque para ésta sólo necesitas un trozo de papel y un bolígrafo. Para nosotros los músicos es mucho más complicado construir, pero también en la Literatura he encontrado mucha inspiración.
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R.M: De ninguna manera podemos decir que tu música es algo comercial o industrial, sino que es característica por ser tuya y original pero… ¿Cómo crees que impacta en la gente? ¿Crees que alguien pueda aburrirse por no ser nada convencional?
P.B: Si hay gente que se aburre para mí seria un fracaso. Si no les gusta lo que hago no es un problema para mí, pero si se aburren sí, porque intento hacerlo curioso: hay una sorpresa cada treinta segundos más o menos. En realidad me gustaría hacer muchas más variaciones, pero estoy yo sólo y sólo tengo dos manos. Naturalmente, hay momentos que necesitan duración. Es cierto que al no tener nada que una orquestra convencional pueda llevar, mis composiciones y conciertos son diferentes: por eso el impacto en el público también es diferente. Yo nunca utilizo orquestras convencionales como en una banda de jazz o de rock. No creo que haya muchos músicos que quieran cambiar las cosas…
R.M: ¿Y a ti te gustaría cambiar las cosas?
P.B: ¡Sí, sí! Porque en el mundo hay tantos sonidos y tantos instrumentos en casa. Por ejemplo, en este concierto he tocado tres o cuatro cosas, pero en casa tengo alrededor de 300 instrumentos. Y creo que sigue impactando porque no es convencional. En la música electrónica se da esta invención de sonidos y es una pena porque no vemos como se producen.
R.M: Indudablemente, en el concierto has usado una trompeta a tu manera, la has convertido en algo propio: por ejemplo, has cogido la trompeta y has sumergido su sonido en el agua.
P.B: ¡Veo que lo has notado! Para mí es como utilizar un instrumento electrónico. Es la fragmentación del sonido: las burbujas fragmentan el sonido.
R.M: ¿Y crees que realizas algún estilo musical?
P.B: No creo que sea un estilo lo que hago, sino que es algo totalmente personal. En todo caso, creo que hay que tener el propio estilo. Contestar a esa pregunta sería decir jazz, rock, o punk rock, o algo así. Eso significa a un maestro, a un estilo o a otro, pero yo intento no seguir a nadie, o a todos, según se mire. Puedo decir que no tengo líderes, sino músicos que respeto.
R.M: ¿Por qué introduces imágenes en tus conciertos?
P.B: Las imágenes están representado lo mismo que las máquinas que yo construyo. El sonido que generan son bucles y con las imágenes ocurre lo mismo: las imágenes se repiten como los sonidos, todo es mecánico. Los seres humanos se vuelven como máquinas también.
R.M: Vemos que tus composiciones son muy mecánicas, ¿pero sigue habiendo espacio a la improvisación en los conciertos?
P.B: A lo que se llama música mecánica tradicional, como los órganos de manivela, no soy aficionado más que anecdóticamente, pero las máquinas que construimos, yo y otros constructores, traen cosas: construyes una máquina y luego tocas con ella, realizando las adaptaciones, arreglando las imperfecciones, aunque éstas puedan ser mucho más interesantes que el sonido perfecto. Entonces, la cosa cambia, es un poco como tocar con otro músico. Tal vez haya poca improvisación, pero sí que hay mucha adaptación. Me refiero a la forma de tocar un instrumento para seguir esa pequeña excitación en el tempo. Hay cosas así porque las cosas que construyo no son industriales. Además, los motores que utilizo no son muy potentes, las correas que utilizo son de caucho, que tampoco son muy elásticas… También intento buscar sonidos que improvisen, como el papel, ya que éste junto con el viento no va a actuar siempre de la misma manera: el sonido siempre va a ser diferente.
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R.M: ¿Los instrumentos los construyes tú sólo o te ayudan?
P.B: Los hago yo sólo.
R.M: Tras escuchar tu música la indiferencia no existe. Cabe preguntarte entonces: ¿por qué lo hace? ¿Qué concepción del mundo tendrá?
P.B: Yo no soy filósofo, pero naturalmente mi música tiene sus representaciones. Por ejemplo: yo no voy a la tienda a buscar el último programa de composición, sino que intento escapar de toda esa economía mundial que te lo da todo hecho. Esta es mi posición con el mundo y creo que mi música responde también a ello. Creo que es una posición con el mundo, independiente de todo: de la industria, de los Gobiernos y los Estados porque no recibo nada de ellos, ninguna ayuda por mi arte.. aunque tampoco las busco. Naturalmente, si toco en algún museo o en alguna sala de conciertos en cualquier parte del mundo soy retribuido por ello. Aquí en España es muy diferente de Holanda, donde vivo, porque allí este tipo de música tiene más reconocimiento entre el público.
R.M: ¿Y que hace que estés por España? ¿Estás de gira?
P.B: ¡Es una gira perpetua! Pero ahora mismo sí, empiezo una gira en Catalunya y en Aragón también, reuniéndonos con otros músicos. Aunque podemos decir que es una gira completamente perpetua porque no paro de hacer conciertos.
R.M: Pierre Bastien, muchas gracias por tus palabras.
P.B: Gracias a vosotros.