Quizás el mejor disco publicado en estos primeros meses de 2015, «Oh, Rompehielos» (2015, BCore) es un trabajo cargado de vida que consagra a The New Raemon como un referente en del indie-pop y del rock en España. Ramón Rodríguez ha logrado que sus canciones emocionen y lleven a experimentar el recuerdo como una enseñanza: letras sinceras, intensas y comprensibles pero con mensajes más allá de lo consciente. Mejores textos y mejor música, con instrumentos limpios y fieles, que como el barco -siempre acompañado de otro- que se abre paso en un mar de témpanos y excitaciones.
El disco transcurre en la calma y en una línea contenida, entre belleza y pesadumbre, como los latidos existenciales que van nos llevan más allá de sus anteriores trabajos y que, como en un mar de olas, mecen y guían nuestra escucha con ideas y escenas de existencia y de vitalidad, que tornan rutinarias a veces, pero con las que empatizamos en una interior transcripción del compromiso que refleja canción a canción.
Este último disco adolece en ocasiones de energía súbita, de cambios emocionales para un rito más acelerado y rompiente; sin embargo, esa cadencia en horizontal hace que mantenga la coherencia y que podamos considerarla como una obra cerrada, terminada. Se une a otros muchos artistas que han dejado de hacer sólo buenas canciones para hacer álbumes cohesionados y de excelente calidad.
No hemos dejado pasar la oportunidad de charlar con Ramón Rodríguez acerca de su nuevo disco y de la inminente gira que lo llevará por toda España.
Revista Mito: Enhorabuena por el disco. Todo lo que hemos podido escuchar de él nos ha gustado. ¿Qué ha cambiado y que permanece respecto a tu anterior trabajo?
The New Raemon: Muchas gracias, de veras. Pues no lo sé, puede que sea un disco más pausado y más meditado que el anterior. He tenido año y medio para seleccionar las canciones, escribí una 17 y pienso que pude escoger con más acierto la secuencia final.
R.M.: Desde que publicaste tu primer LP han cambiado muchas cosas. Desde «A Propósito de Garfunkel» (2008, BCore) tu música es más densa y tus letras son más intensas. ¿Qué han supuesto todos estos años en vuestra evolución como músico?
T.N.R.: He aprendido a escribir mejor, o al menos eso pienso yo, puede que me equivoque.
R.M.: También, además de en castellano, compones y actúas en catalán. Aun los últimos tiempos sean controvertidos en muchos sentidos… ¿tiene sentido que las radios nacionales españolas no reserven espacios para las otras lenguas del país? ¿Hay que hacerlo en castellano o inglés para abrirse paso?
T.N.R.: Para mi es algo natural, nací en Barcelona y hablo tres idiomas, con mis padres en castellano, con mis hijas y mis amigos en catalán, castellano o inglés. Tal como veo las cosas, si me contratan para escribir la banda sonora de una obra de teatro escrita e interpretada en catalán, cantaré esas canciones en ese idioma, que además suena muy bonito musicalmente. Si supiera escribir en francés o italiano también cantaría así, me chiflan Françoise Hardy o Fabrizio de André sin plantearme en ningún momento en qué idioma están cantando, me emociono igual o más. Lo mismo que canto y escribo en castellano porque me gusta mucho leerlo, hablarlo y cantarlo, y tengo bueno amigos en toda la península y pienso que me encantaría falar galego o hablar euskera. Ponerse barreras en ese sentido es perderse un montón de cosas buenas de cada rincón que pises.
R.M.: Quizás mucha gente escuchó tu música por primera vez con el álbum «Libre asociación» (2011, BCore) y canciones como Lo bello y lo bestia, Algunas personas del valle o Verdugo. ¿Fue un antes y un después? ¿Qué significó para ti?
T.N.R.: Poner en práctica una nueva forma de componer y escribir basada en la improvisación.
R.M.: Tus letras hablan de amor, de esperanza y de vida, pero envueltas en cierta pesadumbre existencial. ¿De dónde nacen esos sentimientos que inundan tus canciones? ¿Qué te inspira?
T.N.R.: Vivir no es nada sencillo, sobretodo si nos regimos por las normas de lo que entendemos por sociedad. Normas que debemos acatar o nos expulsan del juego establecido. Aquí los problemas nunca terminan y vivimos rodeados de complejos y barreras que hacen más difícil seguir adelante. Pese a eso, perder la esperanza es algo que no estoy dispuesto a hacer, y por otra parte, contar una historia solo desde el lado bueno me parece menos sincero.
R.M.: ¿Cuáles son tus referentes musicales? ¿Qué fuentes musicales han tenido influencia en el sonido y en el fondo de The New Raemon?
T.N.R.: No voy a contestar citando a grupos porque no terminaría nunca. Lo puedo resumir, cualquiera que escriba de forma honesta, me da igual si toca mejor o peor.
R.M.: Se agradece que los artistas vivan la música cerca de la gente, acercándose al espectador/oyente en multitud de conciertos. ¿Cuándo y dónde comienza la gira de Oh, Romehielos (2015, BCore)?
T.N.R.: Pues ni lo sé, creo que a finales de febrero. En mi web están todas las fechas.
R.M.: Seguro que entre los cientos de conciertos habrá alguno especial que recordar…
T.N.R.: El de ayer en Barcelona, Madee + Mourn en la sala Apolo. Lo disfruté mucho.
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R.M.: Y, hablando de cosas sentidas… ¿Qué hace feliz a un músico? ¿Qué te hace feliz?
T.N.R.: Mis hijas, mi novia, mi familia y mis amigos. También soy feliz leyendo un libro en casa.
R.M.: Reina del Amazonas, el primer single de tu último álbum, es una canción excepcional con un bellísimo videoclip dirigido por Lyona y protagonizado por y por Anna Hierro y Nao Albet. ¿Recompensa a un duro trabajo?
T.N.R.: Trabajo el suyo, vaya trio de artistas…
R.M.: Aunque acaba de publicarse tu último álbum, imagino que estarás pensando en el próximo… ¿Hacia dónde quieres orientarlo? ¿Lo tienes ya en mente o estás centrado únicamente en la gira y en la promoción de este último?
T.N.R.: No pienso en otro álbum en solitario, tengo en marcha uno a medias en marcha con Ricardo Lezón de McEnroe y Viento Smith. Todavía tardará en grabarse.
R.M.: ¿Algo que quieras añadir para nuestros lectores?
T.N.R.: ¡Sed buenos!
R.M.: Muchas gracias, enhorabuena y suerte
T.N.R.: A vosotros, un abrazo.
Fotos © Alba Yruela
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