¿Adaptación, incidencia o coincidencia?
Intentar explicar cada una de las características de los seres vivos como adaptaciones a su medio se convirtió en una moda de los biólogos del siglo XX. Solemos pensar que todas las características de un ser vivo responden a un fin… pero a veces solamente pasan.
En un artículo previo sobre patrones hablé sobre las rayas de las cebras y lo mucho que esta característica ha sido un enigma para los biólogos. Muchas hipótesis se han propuesto y parece ser que este año un equipo de biólogos de las universidades de California (UCLA), Tübingen y Princeton se ha acercado a una respuesta.
En el artículo publicado en enero de este año en Royal Society Open Science se evalúo la posibilidad de que las rayas de las cebras fueran en realidad una adaptación y no una incidencia producto de otra fuerza. Por lo que antes de entrar en detalles, debemos hablar un poco sobre las adaptaciones.
Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar
El debate sobre por qué los seres vivos están adecuados tan bien a sus ambientes data desde la Antigüedad en todas las civilizaciones. Para el filósofo griego Empédocles (430-490 a.C.) no existía una causa final, simplemente los seres vivos se habían adaptado a sus ambientes como consecuencia de vivir en ellos y sobrevivir; para el filósofo griego Aristóteles (384-322 a. C.) los seres vivos vivían en donde podían vivir y existía una causa final detrás de sus adaptaciones. En principio, pareciera que ambas explicaciones significan lo mismo, pero responden a dos conceptos diferentes sobre la naturaleza.
Jirafa (Giraffa camaleopardalis) alcanzando hojas de acacia en Sudáfrica. La jirafa ha sido considerada como un ícono de la adaptación
Para Empédocles, las jirafas tienen cuellos largos porque vivían en ambientes donde las plantas que requerían comer eran altas y requerían de los cuellos largos para sobrevivir y los cuellos cortos no les servían. La visión de Empédocles consistía en una naturaleza cambiante. En su libro Cosmogonía propuso que la formación del mundo sucedía por mezcla de los cuatro elementos básicos del Universo (agua, aire, tierra y fuego) cuando el amor estaba presente. Conforme se iban mezclando entre ellos iban surgiendo nuevas entidades. Estas entidades podían mezclarse entre ellas para generar otras nuevas. Así, llegó el momento en que surgió la vida como una combinación de combinaciones: surgieron cabezas sin cuellos y brazos sin hombros; luego surgieron cabezas de buey en cuerpos humanos y cuerpos humanos con dos sexos; pero estas formas no podían sobrevivir a su ambiente, por lo que seguían combinándose hasta que se crearon las formas adaptadas a su medio: humanos con dos sexos separados y cabezas de buey con sus cuerpos de buey.
Para Aristóteles, la jirafa tiene cuello largo porque requiere comer árboles altos, y come de estos árboles altos para reducir la competencia con los animales que consumen pasto o arbustos, manteniendo un equilibrio en el medio. En esta visión, la naturaleza no cambia, sino que creó todo para estar en equilibrio constante: todo tiene un propósito específico que ayuda a conservar el equilibrio. A este propósito le denominó como causa final. Esta visión estática le permitió clasificar el mundo vivo en entidades reconocibles y dotó a la naturaleza de la cualidad de diseñar sus creaciones. Podríamos resumir la idea en la noción de «un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar».
Ambas concepciones prevalecieron en las ideas posteriores de la humanidad. La versión aristotélica terminó empatando posteriormente con las ideas judeocristianas que interpretaban la naturaleza como una entidad creada una única vez y que nunca había cambiado, por lo que permeó más profundamente en las sociedades europeas. Así, las adaptaciones tenían como causa final a un Creador y eran también prueba de un diseño inteligente en la creación.
Grabado de una cebra, realizado por Ludolphus (1682). Los primeros individuos fueron descubiertos por los portugueses durante sus exploraciones en el Cabo de Buena Esperanza, a finales del siglo XV
Hacia la Ilustración se comenzó a dudar de la versión aristotélica, o más generalmente y modificada la versión teleológica (del griego τέλεος, *téleos, «fin»). Uno de los representantes más sobresalientes de este movimiento, François Marie Arouet Voltaire, llevó la idea al ridículo en su obra Cándido, representada en el Dr. Pangloss. El excesivo optimismo del personaje ante la vida se debía a que Pangloss siempre reflexionaba que las cosas sucedían porque así tenían que suceder: si un anabaptista caía por la borda de un barco en mar abierto frente a las costas de Lisboa, era porque las costas de Lisboa habían sido creadas ex profeso para que el anabaptista se ahogara en ella (más info, aquí).
El diseño en las alas que se asemeja a los ojos de un búho en las polilla Automeris io es una adaptación que permite a los individuos ser menos atractivos ante potenciales depredadores. Condado Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.
En un último gran salto en la historia, llegamos a las ideas de la biología moderna, tras haber asimilado las ideas de la selección natural y las mutaciones genéticas dentro de una teoría sintética de la evolución. En esta nueva concepción, no existe una causa final para las adaptaciones:
- los seres vivos habitan determinados ambientes, mismos que están en constante cambio;
- los recursos que los seres vivos requieren para sobrevivir son limitados dentro del ambiente, por lo que o desarrollan estrategias para competir por ellos o desarrollan estrategias para obtener otros recursos sin competencia;
- si el entorno en el que viven cambia drásticamente, solamente aquellos organismos que tengan estrategias que les permitan sobrevivir a esos cambios dejarán descendencia;
- el desarrollo de estas estrategias se debe a que en el material genético de los individuos surgen mutaciones ocasionales que pueden generar cambios beneficiosos, perjudiciales o inocuos;
- si los cambios producen una estrategia beneficiosa o inocua el individuo puede alcanzar la edad adulta, reproducirse y pasar esa información genética a las siguientes generaciones, pero muy posiblemente no si es perjudicial;
- finalmente, no todo en el individuo puede tener como causa la selección natural, por lo que no es necesario que todo en ese individuo sea una adaptación.
A pesar de que con esta explicación se hace innecesario tener una causa final, la biología a finales del siglo XX se convirtió en una encrucijada por explicar el origen de muchas características en los seres vivos como adaptaciones. Es decir, se recurría sin querer nuevamente a la explicación de una causa final: la selección natural.
Muchas aristas
El artículo de Larison y sus colegas comienza por definir que evaluará qué tan posible es que las rayas de las cebras sean en efecto una adaptación. Esta pregunta es importante porque antes de buscar el origen de una adaptación, debemos estar seguros que se trata de tal. La adaptación es el producto de la selección natural, pero no es la selección natural la única fuerza que interviene en la modificación de los seres vivos.
Cebra de Selous (Equus quagga borensis) que habita en Uganda, Kenia y Sudán. El patrón de rayado ese caracteriza por rayas bien definidas, más gruesas en el cuello, pero sin adelgazar en el resto del cuerpo.
La deriva genética es otra fuerza que también hace que los seres vivos evolucionen. Esta fuerza consiste en que simplemente unos genes, por circunstancias cualesquiera, no se heredan en la poblaciones y se pierden. Para ilustrar esto de manera sencilla, supongamos que tenemos una población de ardillas (ejemplo totalmente inventado que no ha sido extraído de la vida real y que uso porque me gustan mucho las ardillas) que se compone de individuos con tres tipos de colores: negros, cafés y rojizos. El color de su pelaje depende de un único gen, al que llamaremos «gen N»; el gen N tiene dos versiones, una versión N (funcional) que produce un pigmento de color negro que cubre el pelaje rojo original, y una versión n (no funcional) que no produce ningún pigmento y deja el pelaje en color rojo.
Cuando las ardillas tienen dos versiones funcionales (decimos NN), el pelaje es completamente negro; cuando solamente tienen una versión funcional y una versión no funcional (decimos Nn) el pelaje es café; y si las ardillas reciben dos versiones no funcionales (decimos nn) el pelaje permanece rojo. Si los individuos tienen dos versiones iguales, se dice que son homocigóticos (NN y nn), mientras que si tienen versiones diferentes se les denomina heterocigóticos (Nn).
La frecuencia alélica se refiere a la probabilidad con la que uno de los alelos (en este caso las versiones del gen N y n) expresará su fenotipo (lo que vemos en el individuo, en este caso, el pelaje). Supongamos que es igual de probable que las ardillas hereden ambos alelos, pues existen en igual cantidad en nuestra población. Entonces, N tiene una probabilidad de manifestarse del 50% (P(N)=0.5) y n también (P(n)=0.5).
¿Qué probabilidad hay de que en la siguiente generación haya ardillas de color negro? Como un alelo vendrá de la madre y otro del padre, la probabilidad de un genotipo NN es P(NN)=0.5×0.5=0.25, es decir, el fenotipo (es decir, color de pelaje) NN tiene una probabilidad del 25%, que es la misma probabilidad de un genotipo nn, P(nn)=0.5×0.5=0.25, por lo que la probabilidad del fenotipo nn es del 25%. Ahora, si la madre hereda una versión n y el padre una versión N, la probabilidad de un genotipo Nn es la misma, P(Nn)=0.5×0.5=0.25, que la de un genotipo donde la madre hereda una versión N y el padre una versión n, P(nN)= 0.5×0.5=0.25. Como en realidad, individuos con genotipo Nn e individuos con nN producen el mismo fenotipo (Nn) podemos decir que la probabilidad de tener un fenotipo Nn es P(Nn)=2×(0.5×0.5)=0.5, 50%.
El efecto cuello de botella es una variante de la deriva génica donde al azar se selecciona un número reducido de individuos de la población original y son estos los que restablecen el tamaño de la población.
Escenario A. En nuestra población de 100 individuos podemos esperar 25 ardillas negras, 50 cafés y 25 rojas. La siguiente generación aportará un número proporcional de individuos, de modo que si para la siguiente generación tenemos 150 individuos, encontraríamos algo semejante a 38 negras, 74 cafés y 38 rojas. Suponemos en este caso que ninguna de las ardillas muere por ninguna circunstancia y que todas las que nacen alcanzan la edad adulta. Es importante tener en mente que de los 100 individuos, se reproducirá un número considerablemente menor, y se ha estimado que en general si hay 60 hembras y 40 machos se puede esperar que 96 de los individuos se reproduzcan (en un pequeño anexo al final se explica cómo se calculó esta cantidad).
Ahora ¿cómo actuaría la deriva genética? Escenario B. Supongamos que por alguna razón, el bosque donde viven nuestras ardillas se ve reducido en tamaño. Esto significa menor cantidad de recursos y el tamaño de la población reduce porque los individuos comienzan a morir. Como todos los 150 individuos tienen la misma probabilidad de morir, mueren al azar y remueven al azar un par de alelos cada vez. Tras el incidente, tenemos que, por azar, quedan 12 ardillas negras, 36 cafés y 1 roja. Cuando el bosque vuelva a soportar una población grande y nuestra población crezca, la cantidad de ardillas rojas podrá volver a crecer porque las ardillas cafés conservan versiones no funcionales del gen (n). Pero supongamos que quedan 12 ardillas negras, 1 café y 36 rojas. La deriva genética podría cambiar la frecuencia alélica de los genes (dejando de ser 0.5 y 0.5) porque no todos los individuos se reproducen en una población. Como ahora tenemos una población de 49 individuos, y asumimos que 30 son hembras y 19 son machos, la población que verdaderamente se reproducirá consiste de 46 individuos, lo que reduce las probabilidades de que los alelos N pasen a la siguiente generación, porque son 12 ardillas negras (NN) contra las 36 rojas (nn). Por lo que tras dos generaciones podríamos esperar una nueva frecuencia alélica, donde el alelo N es más raro (P(N)=0.3) que el alelo n (P(n)=0.7) y abundarán más las ardillas rojas que cafés o negras.
Escenario C. En vez de un desastre en el bosque, una pequeña población de ardillas, compuesta por 10 negras y 5 cafés, 8 hembras y 7 machos, migra a una nueva región del bosque muy lejos de la región original. Este bosque es diferente al anterior, pero también tiene sus nueces favoritas. A esta nueva población de 15 individuos le gusta el lugar y se asientan sin volver con el resto de la población. Ahora tenemos que en esta otra población los alelos N tienen una mayor probabilidad de pasar a la siguiente generación, pues estimamos que 13 se reproduzcan. Con el paso del tiempo, las siguientes generaciones en esta nueva población verán que el alelo n es cada vez más raro y por lo tanto también lo son las ardillas rojas.
Si un equipo de biólogos encontrara a la población de ardillas nueva, a un tiempo donde ya no hay ardillas rojas, y ven un bosque ligeramente diferente ¿podríamos decir que el color negro es una adaptación al nuevo bosque? Muchos biólogos de finales del siglo XX buscarían desesperadamente la explicación al cambio de color respecto a sus vecinas en el otro tipo de bosque, pensando que el cambio de color a negro les sirvió de ventaja a las ardillas. Como el que busca encuentra, probablemente encontrarían algo.
En el conocido “efecto fundador” una pequeña parte de la población original migra a otra región donde puede adaptarse fácilmente. En la nueva región, los alelos (en estos casos “rojo, amarillo y morado”) tienen una nueva frecuencia. Si uno de los alelos no está representado en una proporción significativa, la probabilidad de que persista en la población es muy baja
¿Cómo podríamos decir que el color es una adaptación? Supongamos que nuestra población original de 100 ardillas (50 hembras, 50 machos, donde hay 25 ardillas negras, 50 cafés y 25 rojas) empieza a interactuar con un tabánido, una mosca hemotófaga, que se siente atraído por el color negro del pelaje. Las ardillas negras, y en menor medida las cafés, se verán afectadas por las picaduras de las moscas. Si las condiciones son las ideales, un microorganismo causante de una enfermedad letal se desarrolla dentro de los tabánidos. Como las ardillas viven en un medio donde el microorganismo se desarrolla, las ardillas picadas se infectan con el parásito, se enferman y mueren. De este modo, las ardillas negras comienzan a experimentar un decremento por ser afectadas por los tabánidos, mientras que las cafés no tanto y las rojas casi ni enteradas. Así pues, con el paso de las generaciones, las variedades negras son muy raras en el bosque y los tabánidos ya no infectan a las ardillas rojas y cafés. Como el número de ardillas rojas aumenta, la probabilidad de encontrar ardillas negras es menor porque hay menos versiones N en la población. Con un poco más de tiempo, todas las ardillas son de color rojo, pues el alelo N ha desaparecido por completo. En este caso, el color rojo, producto de un gen no funcional, representa una adaptación.
Si volvemos al Escenario B, en el que la catástrofe del bosque generó una abundancia de ardillas rojas, y suponemos que después llegaron los tabánidos al bosque, las moscas no habrían supuesto una presión selectiva. Aunque parecería que las ardillas rojas están adaptadas a la presencia de los tabánidos, en realidad solamente se trata de una coincidencia.
De vuelta al misterio de las cebras
Pues como decíamos, si consideramos que las rayas surgieron como una adaptación, debemos evaluar hacia qué. Existen evidencias fuertes de que podría tratarse de una adaptación; por ejemplo, existen patrones muy definidos en las diferentes especies y subespecies, ya sea que el patrón de rayas sea marcado y definido en todo el cuerpo, que haya pocas rayas localizadas en las patas, que haya rayas difusas, o que se encuentren solamente en cabeza y torso.
Macho de cebra de Grévy (Equus grevyi), habita en Kenia y Etiopía. Las rayas no tienen tanto espacio entre ellas, son más gruesas en el cuello que en el resto del cuerpo, cubren el resto del animal hasta las pezuñas, excepto el vientre, que es completamente blanco, y la parte ventral de la cola. Rainbirder
Al estudiar las diversas variedades y los genotipos de las subespecies y especies, un equipo logró determinar en el año 2007 que las variaciones eran mayormente explicadas por los genes, por lo que se demostró que era posible, más no seguro, que se tratara de selección natural. Para descartar casos de deriva genética, que también parecen demostrarse en las dos especies de cebras que se encuentran separadas por el río Zambezi, se evaluaron tres posibles hipótesis para la adaptación: 1) que las rayas permiten disminuir la depredación por parte de los leones, 2) que las rayas permiten disminuir las enfermedades transmitidas por los tabánidos, 3) que permite regular la temperatura de la superficie corporal del animal ¿Qué encontraron?
Cebra de Burchelli (Equus quagga burchelli), habita en Namibia. Es fácilmente reconocible por su patrón de rayas en el torso, donde entre las rayas gruesas y negras se encuentran intercaladas rayas grises. Las rayas llegan hasta el vientre y se difuminan también bajando en las patas, teniendo pezuñas blancas. Yathin S Krishnappa
Para probar estas hipótesis se realizaron análisis de datos ambientales y se contrastaron con diferentes medidas de los patrones de rayas en las cebras para producir modelos y ver cuáles modelos predecían los lugares donde se distribuían las cebras. Se tomaron mediciones de variables ambientales (número de predadores, presencia de tábanos, temperaturas, humedad, precipitación en el mes más húmedo, temperatura media más fría y el máximo anual de vegetación) en 16 sitios con poblaciones de cebras e información del sitio de donde provino la única cuaga fotografiada, contrastadas con la información de las características de las rayas (presencia en el cuerpo, número, grosor, longitud y saturación del color).
Cebra de Crawshays (Equus quagga crawshayi), habita en Zambia, Malawi, Tanzania y Mozambique. El patrón distintivo de esta cebra es que las rayas son más delgadas en comparación con otras cebras.
Si la hipótesis 1 era correcta o parcialmente acertada, la cantidad de leonas en una región sería proporcional al grosor de las rayas, pues así se intensifica la ilusión óptica que confunde a los depredadores al no permitirles estimar ni el tamaño ni la velocidad del animal. El resultado: la cantidad de leonas cercanas a las cebras no se relacionaba con el estilo de rayado.
Para la hipótesis 2 se contaba ya con evidencia experimental, en un estudio de la Dra. Susan Åkesson de la Universidad de Lund publicado en abril del 2012 en el Journal of Experimental Biology (Egri et al., 2012). Tras realizar diversos experimentos con tábanos, encontró que los caballos blancos son menos atractivos para los tabánidos que los oscuros, y además que el caballo rayado fue el que menos visitas de tabánidos recibió, indicando que el patrón de rayado alteraba la polarización de la luz y entonces eran menos atractivos para los tabánidos. A este fenómeno de sentirse atraído por la polarización de la luz se le conoce como polarotaxia ¿Podrían ser las rayas una adaptación que permitió aventajar a los tabánidos? Se discutió sobre esta publicación que los tábanos también se sienten atraídos por el dióxido de carbono y el calor de la superficie corporal, por lo que si bien las rayas distrajeron a los tábanos en maniquíes de équidos, las cebras reales serían delatadas.
Fotografía de una cuaga (Equus quagga quagga), en el Zoológico de Londres (Regent’s Park), tomada en 1870. Habitaba en Sudáfrica y se cree que la ausencia de rayas corresponde a una pérdida de las mismas. Su pérdida de rayas se correlaciona con las temperaturas menos extremas. Es una especie cercana a la cebra de Burchell
Para probar la hipótesis, el equipo del año 2007 relacionó la distribución de los diferentes patrones de rayados con las condiciones donde era probable que hubiera tábanos y encontró que las rayas eran más definidas y gruesas en ambientes donde era probable que hubiera tábanos. En el trabajo de este año se explica que el problema radica en que no se buscó una relación entre los lugares donde hay tábanos, sino donde es probable que haya. Esto deja un hueco en la explicación y al relacionar los lugares donde se han registrado poblaciones de tábanos con las poblaciones de cebras, los patrones de rayado no encajaban del todo.
La hipótesis 3 se fundamenta en un modelo teórico sobre cómo las rayas podrían regular la temperatura del animal. Dado que el color negro absorbe más radiación solar, mientras que el color blanco la refleja, un estampado a rayas generaría zonas donde el aire cercano al animal es más caliente (rayas negras) con zonas donde el aire es más frío (rayas blancas). El aire caliente es menos denso que el frío, por lo que esto generaría un pequeño flujo de aire diferencial que refrescaría al animal. La única prueba empírica de este fenómeno es que las cebras tienen una temperatura de superficie corporal considerablemente más baja: en promedio las cebras tienen una temperatura de 29.2°C en su pelaje, mientras que los otros habitantes de la sabana poseen una temperatura en promedio de 32.5°C (Morris, 1990).
Al realizar modelos computacionales con las variables de temperatura y humedad se logró predecir el tipo de rayado que se encontraría en las cebras de cada región, pero solamente en el vientre y el torso. Es decir, que las rayas de las cebras responden a una adaptación para soportar las temperaturas de la sabana y refrescarse, pero solamente en el torso y vientre. Las rayas bien definidas y con mucho contraste se encuentran en ambientes con mayores temperaturas y menor humedad; ambas características de las rayas permiten acentuar el efecto térmico sobre la superficie de la cebra. Las rayas más difusas, y con menos contraste, se encuentran en ambientes con menores temperaturas. Incluso los patrones de búsqueda de sombra son predichos por esta hipótesis: cuando el efecto térmico es más acentuado, la cebra busca sombra menos frecuentemente que cuando sus rayas son difusas.
El rayado en las patas, sin embargo, bien podría tratarse de un producto colateral del rayado del resto del cuerpo. Si bien, una hipótesis extra que podría explicar el rayado en las patas se relaciona indirectamente con las picaduras de las moscas. Lo preocupante de las picaduras de las moscas no es que sean molestas sino las infecciones que cargan con ellas, como la tripanosomiaisis, causada por varias especies del protozoario Trypanosoma. Para que la infección se desarrolle el parásito requiere de una temperatura adecuada, que si se ve disminuida o aumentada por 3°C reduce la tasa de infección. Posiblemente la distribución en que se presenta la enfermedad pueda ser predicha por el rayado de las patas, pero es necesario explorar esta posibilidad.
El estudio mostró que existía una fuerte correlación entre la temperatura y el rayado en varias cebras comunes –no incluyeron a las de montaña-. «La relación entre la temperatura y el patrón de rayado, junto con la falta de estructura genética entre las poblaciones [lo que significa que no existe una explicación genética que determine la forma del rayado], sugiere una explicación adaptativa para la variación de las rayas. No encontramos un soporte claro para la hipótesis de que las moscas hematófagas o los predadores hayan conducido la variación de las rayas, sin embargo, la reducción del rayado en áreas con temperaturas bajas estacionales podrían ser una respuesta ya a la reducción en la tasa de infección de moscas tsé-tsé con tripanosomas, ya a una reducción en la necesidad del efecto de enfriado, o ambas. Esperamos que la función del rayado se probará ser compleja dados los efectos multifactoriales que el rayado ha mostrado a través de experimentación a la fecha, y la influencia de no solamente variables térmicas, sino también las adicionales, aunque con menor influencia, de la precipitación y del NDVI [índice de diferencia normalizada de vegetación, una medida del verdor de una región]”.
Fuerzas evolutivas
A este punto, hemos discutido sobre dos fuerzas biológicas que pueden causar que las poblaciones evolucionen. La selección natural es la única fuerza que produce adaptaciones, pero no todo lo que vemos en un organismo es una adaptación, que es la postura con la que Darwin intentó explicar el mundo vivo.
Al descubrir que existían los genes como unidades discretas y heredables se abrieron nuevas explicaciones para las características observables en un ser vivo. Por ejemplo, las mutaciones, que son alteraciones en la información genética que se hereda, tienen el potencial de generar nuevas características. Cualquier pieza de información genética está sujeta a cambios, pero solamente aquellas que se modifiquen en las células sexuales –gametos- tendrán posibilidad de pasar a la siguiente generación. Los cambios azarosos debidos a las mutaciones pueden incrementar el número de individuos con una determinada característica, mas no por eso se están adaptando al medio.
La selección sexual, a la que ya he dedicado otros artículos, es también causante de que ciertas características se hereden de una generación a otra sin que respondan necesariamente a la adaptación, más bien a los caprichos de uno de los dos sexos.
La deriva genética, de la que hemos hablado anteriormente, se refiere a los cambios azarosos en las frecuencias con que se encuentran diversas versiones del mismo gen. En el Escenario B, la población de ardillas sufrió una reducción por un desastre natural, generando lo que se conoce como cuello de botella: de la población original sobreviven pocos individuos al azar y son estos los que restauran la población a su tamaño original. Eso generó que las frecuencias en equilibrio de los genes del color de piel de las ardillas de nuestro ejemplo imaginario cambiaran sin representar una adaptación.
La otra forma de deriva genética que abordamos fue la migración de una pequeña parte de la población de ardillas a un nuevo lugar (Escenario C), en un fenómeno que se conoce como efecto fundador. La nueva población crecerá con la frecuencia de alelos de sus integrantes, de manera independiente de la población original, produciendo una nueva frecuencia.
Si bien, la temperatura fue el agente director de la selección natural en el caso de las rayas de la cebra, no podemos concebir que todo en la naturaleza es en efecto una adaptación, incluso si lo parece. En el caso del rayado de las cebras, podría ser que el efecto termorregulador probará también ser efectivo contra las moscas. O a la inversa.
La conclusión final del trabajo: «Mucho trabajo adicional es requerido para elucidar la verdadera funcionalidad del rayado en la cebra. Nuestro trabajo muestra una correlación con la temperatura, pero la causa de esta correlación permanece desconocida. Estudios experimentales más realistas son necesarios para investigar si la función de las rayas a la distancia ayuda a las cebras a evadir la detección y si funcionan a un rango cercano para crear ilusiones ópticas que resulten en una confusión suficiente para reducir la posibilidad de ser mordidas o cazadas.[…] Finalmente, modelaciones adicionales, que incorporen datos genéticos, sitios adicionales y nuevas variables sugeridas por datos experimentales, deben ser corridos para clarificar el patrón de la variación y sus causas.»
Aún no sabemos, pero ya sabemos qué tenemos que hacer para saber.
Imagen de portada: Cebra de Grévy (Equus grevyi)
Para saber más…
- Egri, Á., Blahó, M., Kriska, G., Farkas, R., Gyurkovszky, M., Åkesson, S. y Horváth, G.(2012). Polarotactic tabanids find striped patterns with brightness and/or polarization modulation least attractive: an advantage of zebra stripes. Journal of Experimental Biology. 215:736-745.
- Larison, Brenda, Harrigan, Ryan J., Thomassen, Henri A., Rubenstein, Daniel I., Chan-Golston, Alec M., Li, Elizabeth, Smith, Thomas B. 2015. How the zebra got its stripes: a problem with too many solutions. Royal Society Open Science 2: 140452.
- Morris D. Animal watching: a field guide to animal behaviour. Londres, Reino Unido: Johnathan Cape. 1990.
Anexo
El tamaño efectivo de la población se refiere a la cantidad de individuos que tendrán la certeza de reproducirse, asumiendo que una hembra se reproducirá con un macho. Usualmente se toma en cuenta que en una población sana existen la misma cantidad de machos que de hembras, un ratio 1:1. A este postulado se le conoce como el Principio Fisher, delineado por Ronald Fisher en 1930 en su libro The GeneticTheory of Natural Selection. Sin embargo, es posible que el número de machos y hembras no cumpla con ese ratio 1:1, por múltiples razones, y en ese caso se dice que se trata de un ratio no fisheriano.
Este segundo postulado, el postulado de Hamilton (1967), permite utilizar una ecuación modificada para el tamaño efectivo (Ne) contando el total de machos (Nm) y el total de hembras (Nh) (es la ecuación que se utiliza en este artículo):
¿TE HA SERVIDO ESTE ARTÍCULO? ASÍ PUEDES CITARLO: http://revistamito.com/el-enigma-detras-de-las-rayas-de-la-cebra/ : «El enigma detrás de las rayas de la cebra». Publicado el 27 de abril de 2015 en Mito | Revista Cultural nº.20 Abril 2015. URL: |
2 Comentarios
Muy bien Omar. Que gusto verte escribir tan bien y de temas tan interesantes.
Tu artículo me dejó pensando. ¿Alguna vez buscaremos tan afanosamente el por qué del color y el patrón de la piel de los demás animales? Sin duda, nos parece tan raro, que dedicamos tanto al de las cebras pero, incluso el del león o el del tigre que parecen tan evidentes, merecerían ser estudiados ¿no crees? ¿Y las jirafas?
¡Saludos!
¡Muchas gracias por el comentario! Las ganas de escribir me fueron transmitidas porque tuve excelentes profesores en la Facultad de Ciencias desde el principio quienes me contagiaron su amor por la biología 😀
Respecto a las preguntas. En efecto, este artículo, así como el de las abejas que escribí anteriormente, se armó sólo, con suficiente material para tener su principio, su desarrollo y desenlace. No así con las jirafas ni los félidos, por alguna razón la gente no los encuentra tan entretenidos de investigar. De hecho, me he puesto a investigar sobre el papel de esos pelajes, porque, por ejemplo, si las cebras tienen una temperatura superficial bastante inferior al resto de los habitantes de la sabana ¿cuál sería la función de los patrones reticulados de las jirafas o de las manchas de los guepardos? Estoy investigando lo que se ha hecho y se sabe para escribir un artículo (pronto) con el estado de la cuestión.
Supongo que todo lo que a Darwin llegó a dejar intrigado ha valido más la pena que lo demás, mala suerte para las jirafas que no recibieron la misma atención.
¡Gracias por el comentario!