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Mito | Revista Cultural
Opinión 0

¿De quién es hoy la democracia?

Por Gisela Carrasco Miró el 7 marzo, 2015 @giselacarrmiro
Democracia y capitalismo, son cada vez más contradictorios entre sí. Tiranías privadas sin control están adquiriendo un poder extraordinario sobre todos los aspectos de la vida, poniendo a los ciudadanos en un sillón como espectadores y no en su lugar democrático, en la política. ¿Qué pasaría si la democracia ya no es una condición necesaria ni suficiente para promover un desarrollo económico sino un obstáculo?

En Inglaterra, dos semanas antes de las elecciones generales en 2005, la BBC realizó una encuesta de opinión pública y Tony Blair salió como ´el hombre más odiado de Inglaterra´. Quince días más tarde ganó las elecciones con el New Labour Party. ¿Qué significa esto? Claramente este acontecimiento muestra un gran rechazo por parte de los ciudadanos del Reino Unido hacia Tony Blair pero que sin embargo, estos sintieron como esta insatisfacción no podía ser representada en su elección política. ¿De quién es hoy la democracia?

Hoy en día es común que se comparen las políticas públicas con las actitudes y opiniones públicas. Un ejemplo es la Encuesta Social Europea (ESE), una encuesta que recoge información sobre las opiniones y actitudes de los ciudadanos europeos. En el caso de España los ciudadanos suspendieron, con las notas más bajas registradas hasta la fecha, a todas las instituciones[1]: el Parlamento, el sistema judicial, los políticos, los partidos, el Parlamento Europeo, e incluso a las Naciones Unidas. Según Mariano Torcal, coordinador de la encuesta y catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, el factor predominante de la gran desconfianza y rechazo de los españoles hacia los políticos y los partidos (ambos con la nota de confianza más baja de todas las instituciones, un 1,9 sobre 10), es que la ciudadanía no siente que forma parte de los procesos de decisión. Lo mismo sugiere el informe de Oxfam de 2014 “Gobernar para las elites” donde pone de manifiesto que la mayor parte de la población considera que las leyes están diseñadas para favorecer a los ricos –en España, ocho de cada diez personas estaban de acuerdo con esta afirmación. Estas sospechas de la población han sido corroboradas en diversas investigaciones internacionales por parte de revistas especializadas en Ciencias Políticas. En estos estudios se muestra como las opiniones de las personas que tienen menos recursos económicos no afectan para nada a las decisiones políticas. A medida que la escala de riqueza/ingresos incrementa, los individuos con mayor capacidad adquisitiva tienen más influencia en la política. Una vez se llega a la cima, dónde reside la mayor concentración de riqueza, la cual está compuesta por menos del 1% de la población[2], la influencia de estos individuos es máxima, siendo estos los que marcan a los políticos sobre las decisiones en las políticas públicas. Así que, el término apropiado para eso no es democracia, sino plutocracia, un sistema de gobierno donde el capital es la influencia y el éxito político.

Pero, ¿el capitalismo funciona sin democracia? Sin lugar a duda el capitalismo funciona, y muy eficiente y productivamente sin necesidad de una democracia. Ejemplo de ello es Singapur, Malasia o China. Algunos políticos y economistas sugieren que en estos países es necesario este paso capitalista y la democracia llegará más tarde. ¿Qué pasaría si la democracia, como nosotros la entendemos, ya no es una condición necesaria ni suficiente para promover un desarrollo económico sino un obstáculo?

No nos es extraño ver en algunos parlamentos, ya sea en Estados Unidos como en España, donde el curso de la democracia ´se para´ para resolver asuntos que necesitan ser ‘resueltos’ de forma urgente y que no pueden esperar. Cada vez más los instrumentos democráticos son sustituidos por ´expertos´ para que den ‘soluciones’ rápidas y ‘prácticas’ a los problemas de los gobernantes, es decir, de la elite. Lo vemos, por ejemplo, en las reformas educativas, en especial las de educación superior, que están golpeando Europa. En ellas se pretende asegurar ´fábricas de expertos´ y eliminar de este modo lo que Kant llamó ´el uso público de la razón´ o lo que más tarde Hannah Arendt defendió ´la importancia del pensamiento crítico´. Estos ´expertos´ son forma(tea)dos para proveer soluciones eficientes a los problemas definidos por aquellos que están en el poder y no por la mayoría de los ciudadanos. A su vez, todos aquellos que están en estudios que no pueden ser ‘usados’ por el sistema, como por ejemplo, humanidades, cultura, arte, música etc. ya saben (incluso antes de terminar sus estudios) que son y serán ´desechables´, sin uso, para este sistema. Si creemos que las características fundamentales de los seres humanos son la necesidad de realizar trabajos creativos así como la libertad y la dignidad sin ninguna limitación de coacción y opresión, entonces nuestras estructuras sociales y nuestra moral, deben ser cuestionadas para pensar dónde estamos yendo.

Estencil anticonsumista. Dfrg.mscEsténcil anticonsumista. Dfrg.msc

¿Es la democracia una marca? Puede que la popularidad actual de la democracia tenga que ver con su apertura e incluso su vacuidad en su significado y práctica. Wendy Brown lo comenta de este modo en referencia a Barack Obama, una imagen “donde nadie y todos pueden adherir sus sueños y esperanzas”[3]. ¿Somos libres en nuestras ‘democracias’? Si bien es cierto que en un estado totalitario se marcan unas directrices que los individuos deben seguir, en los estados capitalistas-‘democráticos’ esta línea no está muy clara. Por ejemplo, aunque sabemos que hay diferentes casos, cuando alguien comenta ‘yo soy libre, nadie me ha presionado: escribo lo que quiero’ seguramente detrás hay las exigencias de una editorial que marca de alguna manera u otra lo que quiere que se escriba para poder ser publicado. De este modo vemos como la marca ‘democracia’ produce lo que Noam Chomsky llama el “lavado de cerebros en libertad”. Otro ejemplo es el anuncio de la cadena de supermercados Caprabo del 2014 que se titulaba ´!hola libre comprador!´ anunciando que en sus establecimientos eres un ciudadano totalmente libre porque podías escoger entre diferentes productos. ¿Es la libertad la posibilidad de elegir entre diversos zumos de tomate o si elijes viajar a Tailandia en vez de Australia? En China por ejemplo, las personas también deciden si consumen este o aquél producto, más o menos si leen ese u otro libro, pero la ciudadanía china sabe que está siendo controlada por el poder capitalista estatal. Sin embargo, en los estados capitalistas-´democráticos´, a pesar de estar en otro marco diferente al de China, existe también un sistema de control que de igual manera protege los mecanismos privados de control de los recursos. En estos estados, al ser supuestamente democráticos, los gobiernos no pueden forzar a las personas a comportarse de una forma determinada, por lo tanto se controla a través de formas eficientes y sofisticadas de adoctrinamiento lo que la ciudadanía piensa y desea. El gran problema, por lo tanto, se encuentra en occidente donde tenemos la ilusión de que somos libres pero realmente estamos siendo regulados y controlados por los medios de comunicación y el gobierno. En este sentido, WiKiLeaks fue una gran revelación ya que desenmascaró la supuesta libertad de occidente mostrando como los ciudadanos estaba siendo brutalmente controlados por los mecanismos del poder. Este velo de libertad es una estrategia eficaz para adormecer a la ciudadanía bajo un régimen hedonista obsesionándolo con el individualismo y el consumo.

Si bien es cierto que existe una creciente tendencia en no creer en la democracia, lo irónico de esto es que a pesar de nuestro descredito actuamos con si creyéramos en ella. Es, como cuenta Žižek, cuando el danés Niels Bohr, Premio Nobel de Física en 1922, le visitó un amigo, también científico, y vio que en su casa tenía colgada una herradura, símbolo de superstición occidental en contra del mal. El amigo le preguntó si creía en esa superstición y Bohr respondió que claro que no, ya que él era un científico, pero que lo tenía porque le habían dicho que ´funcionaba aún si no creía en ella´.

Y de nuevo con la encuesta ESE en España, otro de los aspectos que sobresalió fue que los ciudadanos perciben en gran medida que los partidos no se diferencian unos de otros. Esta percepción es muy reveladora ya que pone de manifiesto como la plutocracia funciona. En España, el sistema de partidos, al menos durante la realización de la ESE, está compuesto principalmente por dos: el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En particular, el PSOE se ha hecho eco como el partido que tiene en cuenta los intereses ´especiales´ de la ciudadanía: mujeres, obreros, campesinos, pobres, siendo estos, paradójicamente, la mayoría de la población. Sin embargo, ninguno de los dos partidos ha colocado a las grandes corporaciones en este grupo sino que se da por sentado que su interés es de orden nacional. No es sorprendente afirmar que las grandes corporaciones tiene una estructura interna que recuerda a formaciones totalitarias. Similarmente también a los sistemas totalitarios, estas empresas a nivel externo, no rinden cuentas a los ciudadanos y actúan de manera depredadora absorbiendo a otras empresas. ¿Cómo los ciudadanos se pueden defender de ellas? A través del estado. Aunque después de lo que hemos comentado no parece muy alentador sabiendo el estrecho lazo entre las grandes corporaciones y los estados capitalistas-‘democráticos’ que nos encontramos. Sin embargo, a diferencia de las corporaciones, el estado sí debe rendir cuentas a los ciudadanos y por lo tanto estos éstos le deben exigir responsabilidades. En la actualidad hay muchos ejemplos de movimientos ciudadanos por ejemplo, el movimiento 15 M o movimiento de los indignados en España, el movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos o YoSoy132 en México.

Asamblea. Adán Sánchez de PedroAsamblea. Adán Sánchez de Pedro

Si observamos lo que son hoy en día uno de los componentes de la democracia, las elecciones ‘libres’, nos encontramos con un circo de márquetin y gestión por parte de los partidos políticos. Los ciudadanos se nos ‘permite’ votar de vez en cuanto a algún usual político, y volver a casa a mirar el fútbol o lo que sea. Estas estrategias relatan lo que algunos teóricos de la democracia han catalogado como ´la crisis de la democracia´ donde la sociedad es considerada como un grupo de personas ignorantes y donde es necesario una clase especializada (los expertos) que ´sabe´ cuáles son las ´necesidades reales´ de la sociedad. Este desprecio a los ciudadanos, o como dice Noam Chomsky ´falso consenso´ bajo la apariencia de un consenso democrático está basado en el control sobre la opinión pública a través de la publicidad y/o propaganda. En este sentido, los votantes son espectadores-consumistas y no participantes, limitándoles de este modo a informarse, participar y actuar en política.

La concepción de que el ser humano tiene la necesidad de estar envuelto en un trabajo creativo, honesto, activo, y si se quiere de forma voluntaria con otros, sin ningún tipo de coerción, opresión y con derechos inherentes a nuestra naturaleza, parece haber desaparecido de nuestras estructuras sociales e incluso, convicciones. Ahora lo humano parece que solo se mide en términos de su valor en el mercado. Sin embargo, no hace falta ir muy lejos para observar a personas a nuestro alrededor que están apasionadas con sus trabajos, investigaciones y/o creaciones tanto por su interés artístico o intelectual pero también para el bienestar de todos. Aunque estas personas se consideran marginales en nuestras sociedades plutocráticas, estas desestabilizan el logo capitalista que ‘la gente sólo se mueve por dinero’.

Cualquier persona con ojos abiertos sabe que el comportamiento gangsteril de las instituciones financieras y las grandes corporaciones ha causado severos daños a los ciudadanos convirtiendo a muchos de ellos en sobrevivientes en una existencia precaria. Para poder conseguir que las personas tengan control y poder sobre ellas mismas, estas deben ser consideradas personas y tener acceso al poder que ellas quieran democratizar. Las plutocracias no son controladas por la fuerza, nosotros, los ciudadanos, podemos cambiarlas. Los diferentes movimientos sociales nos han y siguen permitiendo ver que la conciencia de la ciudadanía está cambiando y que se están llevando a cabo esfuerzos dedicados a colocar a la sociedad hacia un camino más saludable, un camino democrático.

Imagen de portada: Democracia en venta


 Para saber más…

  • Agamben, Giorgio et al. (eds) Democracy in what state? 2010.
  • Encuesta Social Europea (2012-2013).
  • Oxfam: Gobernar para las elites, 2014.

[1] La encuesta no incluye preguntas sobre la monarquía, porque solo se pregunta sobre instituciones que existen en todos los países que forman parte de la investigación.

[2] OXFAM, 2014

[3] Brown, Wendy en Democracy in what state? Agamben et al. 2010

¿TE HA SERVIDO ESTE ARTÍCULO? ASÍ PUEDES CITARLO:

CARRASCO MIRÓ, GISELA: «¿De quién es hoy la democracia?». Publicado el 7 de marzo de 2015 en Mito | Revista Cultural nº.19 Marzo 2015. URL: http://revistamito.com/de-quien-es-hoy-la-democracia/

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Gisela Carrasco Miró

Doctoranda en Estudios Poscoloniales y Feministas (Netherlands Research School of Gender Studies). Formada en Desarrollo Económico, Filosofía y Estudios de Género y Feministas. Su investigación está basada en su propia historia personal y profesional en países de África Sub-Sahariana, Centro América y Europa, así como por diferentes aprendizajes y colaboraciones en género, Derechos Humanos y desarrollo local con organizaciones internacionales, movimientos sociales y socixs de la vida.

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