El álbum Kill Gil [1] del año 2010 fue su ulterior trabajo de estudio y tras siete años de espera el maestro Charly García da a sus seguidores lo mejor de su talento artístico en este nuevo proyecto titulado Random [2]. Es relevante desmenuzar lo que envuelve el nuevo trabajo y la razón por la cual lo que compone este disco es imperante para el espectador regular y más aún para el admirador acérrimo de Charly debido a que, lejano a la escucha, este álbum permite recordar.
La razón de incluir el recuerdo, más allá de la escucha, es bastante simple, a medida que se desenvuelve la tarea de apreciar el álbum se encuentra un sonido familiar, un sonido que permite traer a la memoria a un Charly de otro tiempo. Las canciones, su posición en el álbum, la escritura y la forma en que los instrumentos armonizan y permiten la construcción del sonido de este proyecto permite evocar, en el acto apreciativo, toda una época, una época acompañada por un artista el cual ha acompañado a tres generaciones distintas y en todas estas etapas de tiempo tuvo un recibimiento, de forma lo suficientemente afectiva, que se evidencia en la manera de remembrar, por medio del sonido, no solo a un Charly ochentero; sino, la juventud misma.
Desentrañando profundamente entre cada canción se demuestra algo más que un renacimiento, teniendo en cuenta la ausencia de trabajos de estudio por parte de Charly desde hace siete años, ya que, metafóricamente en el trayecto musical del artista este álbum representa lo que podría ser su último trabajo en vida, lo anterior, debido a una serie de complicaciones de salud presentadas en vísperas de estreno del proyecto. Desde una mirada más íntima este álbum representa para Charly una fotografía de lo que fue su mejor momento, más que volver a los orígenes de su trayecto musical, este trabajo es una carta de nostalgia para sí mismo y para sus seguidores, en especial para aquellos que lo acompañan en edad, un mensaje de juventud, un recuerdo melancólico que busca algo más que pesadez. Esta mirada de añoranza debe de entenderse de modo introspectivo, es decir, al remembrar se debe razonar consigo mismo y de ahí proceder a reflexionar sobre el paso del tiempo, atendiendo, específicamente, a que el pasado estará únicamente como lo que es un momento de la historia y lo único que queda por esperar es la mortalidad.
El álbum es en efecto un éxito, posee un contenido de calidad excepcional, cada una de sus diez canciones es en efecto una parte de esa carta de juventud. El trabajo de composición es de los mejores que ha producido el artista argentino en este siglo, la portada del álbum; es a su vez, una firma personal de parte de Charly para sí mismo y para sus seguidores, pues, es una obra de arte que recuerda al expresionismo abstracto, permitiendo contemplar la intimidad del artista con su obra; es un reflejo de ese pasado de Charly que sigue existiendo dentro de él pero que se niega a desaparecer que tras manifestarse por medio de este trabajo artístico encuentra conflicto con el consciente de Charly que está atado al presente lo cual desemboca en una disputa entre lo que fue y lo que es. Todo esto es el objetivo del álbum encarnado en esa portada: ambos, el trabajo musical y el visual, configuran un proyecto que permite, más que escuchar; interpretar.
- La máquina de ser feliz
- Ella es tan Kubrick
- Primavera
- Rivalidad
- Otro
- Lluvia
- Believe
- Amigo de Dios
- Spector
- Mundo B
Portada: Charly García. Homenaje a Gustavo Cerati en la TV Pública | Ministerio de Cultura
- García, Charly. Kill Gil. [CD] Nueva York: EMI Music, 2010.
- Random. [CD] Nueva York: Sony Music, 2017.
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1 Comentario
El viejo Charly ya no es lo que era, ya no es lo que era♪ u.u ese dinosaurio va a desaparecer, si no es que ya desapareció.